The Legend Of Zelda y sus personajes no me pertenecen.

En la ciudad de Miami todo era normal, las mujeres hacían los deberes de la casa, compras, cuidaban a los niños, los hombres iban a trabajar y los adolescentes asistían a clases y la tarde era solo para divertirse en las cafeterías o en las pistas de baile. Bueno, lo único nuevo que estaba pasando es que los jóvenes de la marina tenía un permiso y fueron a divertirse un rato.

-Zelda te ves increíblemente hermosa.-Dijo una chica con el pelo verde mientras le hacía un peinado a una chica rubia.-El moño definitivamente te queda genial.

-¿Para qué se supone que vamos a salir? Tenemos exámenes esta semana, los finales.-Dijo la rubia con el libro de historia en la mano.

-Oh vamos.-Dijo una pelirroja.-Eso da igual, hay que divertirse un poco, a este paso acabarás siendo una rata de laboratorio y sabes que a nadie les gusta esas.-La rubia suspiró y guardó su libro.

-En tres días cumplo dieciséis, no es nada fuera de lo común, es como otro cumpleaños.-Respondió Zelda.

-Ya, solo que ahora es tu fiesta para hacerte mayor. –Respondió la pelirroja.

-Ni siquiera lo quiero celebrar.- Dijo Zelda, se terminó de peinar ella sola dejando unos mechones sueltos, un peinado no tan bien visto en las chicas, pero ella era diferente.

-Venga, vayamos al puerto.-Dijo Malon con los ojos como estrellas.-He escuchado de que los marines vienen hoy

-¿Para qué quieres ver a los marines?-Preguntó Zelda.- Están todos sudorosos.

-Al igual que tu hermano y ninguna nos quejamos.-Respondió Malon mientras le sacaba la lengua.-Además de que están muy buenos.

-Malon tiene razón Zelda, estaría increíble.-Respondió Saria con una sonrisa, Zelda asintió y buscó un vestido para ir al puerto.


Al poco tiempo de llegar al puerto Malon y Saria se quedaron afuera de las tiendas, viendo el barco de los marines llegar, a Zelda le importaba una mierda así que entró a la librería a buscar unos libros.

Los marines, que tenían entre 18 y 22 años salieron a toda ostia del barco y entre ellos se podía a ver a dos que se quedaron mirando el muelle.

-Y esto Link, es lo mejor del puerto.-Dijo uno de ellos mientras miraba a las chicas que le sonreían y le guiñaban el ojo.

-Lo único que quiero es ir a una librería.-Respondió el otro.

-Así no vas a disfrutar de nuestro tiempo libre.-Dijo Ravio con un puchero mientras seguía a Link.-Coquetea con las chicas anda.

-¿Eres acaso consciente de que la mayoría de estas chicas tienen dieciséis años, ¿no?-Link entró a la librería y su amigo siguió ligando con algunas.

Dentro de la librería era raro ver a una rubia linda buscando un libro y mucho menos de los policiacos que no es que fuesen demasiado buenos entre las de su edad.

-Disculpe.-Preguntó Zelda a un hombre en la librería con suma educación.-¿Sabe donde están los libros de Agatha Christie?

-Están al final de la estantería.- Zelda agradeció y se fue al final de la estantería, donde el tocar el libro por accidente también tocó la mano de otra persona.

-Perdón, puedes quedártelo si quieres…-Dijo la rubia viendo al chico de la marina.

-¿Agatha Christie? Ya no es tan famosa.-Dijo Link mientras cogía el libro y lo miraba.-Némesis, lo terminé de leer la semana pasada.

-¿Enserio alguien como tú lo ha leído un libro de la británica?

-"El liderazgo, además de ser una gran fuerza creativa, puede ser diabólico"-Dijo Link mirándola con una sonrisa.-¿Acaso lo dudas?

-Así que has leído Pasajero a Frankfurt…-Murmuró ella con una leve sonrisa, casi imperceptible pero que no pasó por alto delante del rubio.-¿Así que te gustan los libros de misterio?

-Para pasar un buen rato si.-Respondió Link con una sonrisa.-Soy Link, ¿y tú?

-Zelda, y si quieres pasar un buen rato deberías leer alguno de los libros de Julio Verne, son fantásticos y parece que son cosas irreales.-Dijo Zelda con los ojos como estrellas.

-Son del siglo pasado así que son un poco difíciles de encontrar.-Respondió Link mientras miraba lo hermosa que era la chica.

-Pues, esta es la mejor librería entonces porque aquí están todas sus obras.-Dijo Zelda mientras se dirigía a la sección de los libro de ciencia ficción.

-No me lo imagino aun.-Dijo el chico mientras la seguía.

-¿El qué?-Preguntó Zelda mirándole y se pasó un mechón por detrás de la oreja.

-No me imagino como una chica tan hermosa sabe de tan buenos libros.-Se acercó a ella dejando escasos centímetros de distancia mientras tomaba el mechón que ella colocó detrás de su oreja.

-¿Estas intentando ligar conmigo?-Preguntó ella con una leve sonrisa.

-Ahora mismo te estoy imaginando con el pelo suelto.-La vio con una leve sonrisa y cogió un libro de Julio Verne titulado De la Tierra a la Luna.-Gracias por recomendármelo, me lo llevaré hoy mismo.- Zelda rió un poco y cogió uno de Agatha Christie titulado El Hombre de Traje Marrón.

-De paso cogeré uno de poesía también.-Dijo Zelda dirigiéndose hacia el estante donde estaban muy pocos libros de poesía.-¿Sabes cuál es el de El Camino de los Sueños? Es bueno.-Soltó una leve risita y cogió el libro.

-Si quieres me llevo un ejemplar.-Cogió el otro libro que estaba al lado de ese y la vio a los ojos.-Se parecen a los ojos de las princesas de los libros.

-Iguales los tuyos a los héroes de los libros.-Ambos se dirigieron a la caja y pagaran los libros, salieron de la tienda a la par y se volvieron a mirar.-¿Te volveré a ver algún día por aquí mi héroe?

-Eso espero mi princesa.-Dijo él con una sonrisa.-Estaré aquí toda la semana.-La chica rió un poco y se fue con sus amigas que estaban guiñándole el ojo a un chico de la marina.

-Hey, ¿ya habéis ligado lo suficiente?-Preguntó Zelda con una pequeña sonrisa, lo cual decían que era raro para ella.

-¿Y tú qué?-Preguntó Malon mientras la veía.-Te hemos visto en la librería coqueteando con ese chico de la marina, y yo me lo iba a pedir.-Terminó de decir con un leve puchero.

-¿Al menos le has guiñado el ojo?-Preguntó Saria con un leve suspiro.

-Claro que no.-Respondió Zelda.- Estábamos hablando de libros, y luego me dijo que me debería de ver hermosa con el pelo suelto y luego me dijo que mis ojos se parecían a los de las princesas de los libros.-Terminó de decir la rubia mientras abrazaba con fuerza los libros que se había comprado, miraba al suelo y se mordía un poco el labio.

-Vaya.-Dijo Malon mirando a la rubia.-Al parecer la pequeña Zeldy ya ha encontrado a su príncipe azul.

-Lástima que sea de la marina y sea mayor que ella.-Dijo Saria poniendo carita de pena mientras se reía con Malon.

-Sois crueles.-Dijo Zelda con un puchero.-Me he enojado con vosotras, seguid ligando que yo me iré sola en tren.-Acto seguido cogió sus cosas y se fue a coger el tren.


La estación de tren estaba cerca del puerto así que la rubia no tardó mucho en llegar, pero esta estaba un poco llena por lo que tardó en comprar el billete.

-Durante la guerra de Secesión de los Estados Unidos, se estableció en Baltimore, ciudad del Estado de Maryland, una nueva sociedad de mucha influencia. Conocida es la energía con que el instinto militar se desenvolvió en aquel pueblo de armadores, mercaderes y fabricantes.-Zelda se dio la vuelta al escuchar las primeras frases del libro de la de la Tierra a la Luna y vio de nuevo al chico de la marina.

-A esto se le podría llamar perseguir a una joven chica.-Dijo Zelda con una leve risa.

-Iba hacia el centro con un amigo y no he podido evitar ver tu hermoso rostro entre toda esta gente.-El chico sonrió y se acercó a ella, sus labios estaban a punto de rozarse y aunque a la chica le gustase lo que pasaría, se alejó un poco porque él era mayor y porque se acaban de conocer hace dos horas.

-¿Eres consciente de que nos acabamos de conocer? Eso y que en dos días cumpliré apenas dieciséis.-Dijo la chica con mirándole, el rubio hizo un leve puchero y la vio.

-Ya sabía que todo era demasiado bueno.- Zelda rió un poco y él la volvió a ver.-¿Cómo es que sabes tanto de libros?

-Me gusta mucho leer, supongo que por eso me he ganado mi apodo de ratón de biblioteca.-Dijo con una leve sonrisa.

-Pues, me está gustando el libro de Julio Verne, aunque sólo lleve tres frases leídas como mucho.-Dijo con una risa y se acercó un poco a ella.-Eres realmente hermosa Zelda.

-Deja de decirme así, apenas te conozco.-Dijo Zelda con un leve puchero.

-¿Dices que apenas me conoces? Bien.-Respondió mientras seguía cerca de ella.-Me llamo Link Ávalon, tengo dieciocho años y una hermana de ocho años en Carolina del norte.- Zelda le miraba atentamente con una leve risita.-Estoy en la marina desde los catorce porque mi padre era el general, que en paz descanse y por si lo que te he contado no es suficiente, mi afición por los libros empezó cuando encontré uno en un banco y lo iba a robar, su dueño apareció y al verme leer me lo regaló.-Link le cogió de nuevo el mechón y la vio a los ojos.-Ahora ya no soy un completo extraño.

-Si ese es el caso, supongo que ahora podrás darme un corto beso.-Respondió Zelda haciéndose la desinteresada.

-¿Me permite princesa?-Preguntó Link acariciándole la mejilla a la chica, Zelda colocó una de sus pequeñas y pálidas manos en la mejilla del chico y mientras se colocaba de puntillas le besó, fue un beso corto ya que llegó al tren y ella se fue, solo despidiéndose con la mano del chico.

-¡Link!-Gritó un chico desde el otro lado de las vías.-Link corrió hacia él y caminó como si nada.-¿Quién era esa chica? Dijiste que no te ibas a ligar a ninguna de dieciséis años.

-Ravio, ¿no dijiste que tenías cosas que hacer?-Preguntó el rubio mientras miraba a su amigo y seguían caminando.


-¿Zeldy por qué has tardado?-Preguntó un chico de quince años también parecido a la chica.-¿Y por qué has vuelto sola y no con tus amigas?

-Fui a la librería del puerto a comprar unos libros de Agatha Christie y Saria y Malon se quedaron para ver a los marines.

-Deberías de dejar de leer tanto, por ser un ratón de biblioteca me da vergüenza ser tu hermano mellizo.

-Nadie te pidió ser mi hermano mellizo, Zet.

Zelda tenía un hermano mellizo llamado Zet, eran prácticamente iguales solo que él era más alto y no le gustaba leer, es más, lo detestaba. La familia de Zelda era una de las familias más importantes de Miami, eso incluía que tenían mucho dinero pero ella odiaba que en su colegio la tratasen especial por eso. Y como iba a cumplir sus dulces dieciséis con su dulce y adorable hermanito, sus padres iban a hacer una fiesta importante, parecida a una fiesta de gala con personas que Zelda no conocía de nada.


Pasaron los días y Zelda cada día de salir de clases se acercaba al puerto, pensando que probablemente vería a su marine y podría volver a rozar sus labios con los suyos, aunque fuese solo por un segundo pero no lo veía así que volvía a su casa y pensaba que nunca más volvería a verle.

Zelda no tardó de llegar ese día a su casa, se había rendido sinceramente de buscar a ese marine y pensó que él solo había jugado con ella un rato, pero sinceramente le encantó el beso.

-¡Zelda has tardado!-Dijo Saria un poco molesta.-Hoy es tu fiesta, se supone que es importante para ti, o al menos debería serlo.

-Es importante para mis padres y para mi hermano, yo no quiero nada de eso.-Respondió la chica mientras se soltaba el pelo y se quitaba su vestido.- Ayúdame a ponerme el vestido negro mejor.- Saria cogió un vestido negro y ayudó a Zelda a ponérselo.

-Zeldy, ¿qué harías sin mi? Definitivamente estarías perdida sin alguien que te peinase, te maquillase y te arreglase como yo.-Dijo Saria con un suspiro.

-Eres mi amiga porque eres mi vecina desde hace muchos años.-Respondió Zelda mientras se ponía unos tacones y se sentaba en su tocador.-¿Puedes hacerme un moño y maquillarme para que todo esto acabe por fin?-Saria suspiró y cogió el cepillo de su amiga.

-¿Y tu chico de la marine?-Preguntó Saria mientras la peinaba.-Era muy mono y lindo.

-No le he vuelto a ver desde ese día.-Respondió Zelda un poco cabizbaja.-Le he ido a buscar al puerto pero no le he vuelto a ver, aunque me da igual.

-Claro que no te da igual.-Respondió Saria mientras le terminaba de hacer el moño.-No te da igual porque te gusta.

-¡Eso es mentira!-Exclamó la rubia un poco sonrojada.-Es mayor que yo, claro que no me gusta.

-Claro que si, incluso te has sonrojado Zeldy.-Dijo su amiga con una risita a lo cual la rubia se vio al espejo y soltó un leve grito al verse.

-Bueno… Nos besamos… Bueno, técnicamente le besé yo pero…-Dijo Zelda tartamudeando un poco y jugando con sus dedos.

-¿¡Enserio?!-Preguntó su amiga emocionada a lo cual ella asintió con corte.-¡Tu primer beso Zeldy! Cuéntame todos los detalles.

-No, ya déjalo.-Suspiró Zelda y se maquilló un poco.-Es inútil, nunca le volveré a ver.

-Zeldy me decepciona verte así.-Dijo su amiga haciendo un leve puchero.-Era como tu amor de verano, aunque claro, no estamos en verano y él sólo va a estarse cuatro días más.

Pasaron las horas y Zelda se aburría en su "fiesta de cumpleaños". No conocía a nadie aparte de sus amigas que coqueteaban con algunos invitados y no podía beber porque seguía siendo menor de edad así que salió de su casa al jardín aunque hiciese un montón de viento y se quedó mirando las estrellas cuando al momento apareció una estrella fugaz y sólo pidió que su marine estuviese allí.

-¿Disfrutas de la vista?-Escuchó Zelda a unos metros, a lo que se dio la vuelta y vio a su marine poniendo su chaqueta en los hombros de la chica.-Te ves hermosa Zelda.- Zelda le miró y quería darle una bofetada y gritarle pero le pisoteó.

-¡Hey! Aunque no lo creas duele que te cagas que te pisen el pie.-Gritó un poco Link mirándola.

-Eso por no aparecer y por hacerme ir a buscarte al puerto.-Dijo ella enojada y poniéndose la chaqueta militar del chico, luego se colocó delante de él y puso su mano en su mejilla, acercándose poco a poco a sus labios para besarle, durando unos segundos más que la última vez.-Y eso por hacer que me enamorase de ti…

-Déjame decirte que este beso me ha gustado mucho más que el anterior.-Dijo con una sonrisa mientras la veía tiernamente enojada.-Perdona, tuve que ayudar a un amigo que se metió en un aprieto y no pude esperarte en el puerto aunque tenía muchas ganas.- Zelda suspiró y abrazó un poco la chaqueta del chico.

-Es muy cálida, pero apesta a sudor.-Dijo Zelda riendo un poco a lo que él hizo un leve puchero y le besó la frente.

-Feliz cumpleaños princesa.-Se vieron a los ojos y la chica sonrió un poco.

-Aunque me guste que estés aquí, me pregunto cómo es que sabes donde vivo.-Dijo ella riendo un poco nerviosa.

-Fue fácil, estaba en la biblioteca y entonces vi un libro que había escrito un hombre y en la dedicatoria mencionaba a sus futuros nietos mellizos, que iban a nacer y en la parte de atrás venía el barrio donde vivía así que pasé por aquí y fue cuando te vi fuera.

-Pues si.-Dijo Zelda riendo un poco.-Mi abuelo escribió unos cuantos libros sobre crímenes que su abuelo le contaba cuando era policía y el último que escribió fue ese, supongo que por eso me gustan los policiacos y de misterio.

-Realmente eres hermosa.-Dijo Link mientras la miraba a los ojos y le soltaba el pelo.-Y mucho más con el pelo suelto, como te imaginaba.

-Deja de decirme que soy hermosa.-Dijo Zelda un poco sonrojada a lo cual él rió.-Me hace avergonzarme.-Link rió un poco y se fijó lo que pasaba dentro de la casa.

-¿Tu fiesta de cumpleaños?-Preguntó el rubio mirando dentro.

-Más bien la de mis padres y mi hermano.-Respondió mientras soltaba un leve suspiro.-No conozco a nadie aparte de a mis dos mejores amigas que estarán ligando con alguien seguro.

-Entonces vamos a bailar.-Dijo Link con toda la confianza del mundo.

-No pienso entrar.-Dijo la chica cruzándose de brazos y mirando hacia otro lado.-Eso y que no estás bien vestido y te pueden ver raro.

-¿Y quién dice que vayamos a entrar?-Dijo Link mientras la miraba con una sonrisa.-La música se escucha perfectamente desde aquí así que no le veo problema.

-¿Sabes acaso bailar?-Preguntó Zelda con una leve risa.

-¿Si te soy sincero? No, así que espero que me enseñes un poco.-Dijo un poco avergonzado a lo que la chica le enseñó un poco y estuvieron bailando durante media noche.

Cuando los dos rubios se cansaron de bailar se tiraron en el suelo a ver las estrellas, lo cual no hacían ninguno desde hace años.

-La última vez que vi las estrellas fue una noche antes de entrar en la marina, estaba con mi hermana y nos escapamos al techo de mi casa donde se veían perfectamente.-Dijo Link mientras abrazaba con fuerza a la chica.

-La última vez que vi las estrellas fue cuando mi padre me quería castigar por leer demasiado, me escapé hacia la azotea y mientras lloraba vi las estrellas en una pequeña ventana y las estuve viendo toda la noche.-Respondió Zelda mientras estaba acostada en el pecho del chico escuchando su corazón.

-Me gustaría decirte que me gustas y que no me iré a ningún sitio.-Dijo Link viendo aun las estrellas y ella le miraba un poco confundida.-Me gustaría poder decirte que no me iré, que me quedaré aquí contigo hasta que acabes los estudios, que te pediré matrimonio y tendremos muchos hijos pero en menos de una semana tendré que irme de aquí y en unos pocos meses me tendré que ir a Vietnam y posiblemente ni siquiera vuelva.-Link sintió las heladas lágrimas de la chica así que volteo su rostro y la vio llorando, se veía tan débil y sólo se le ocurrió abrazarla.

-Pues si te vas te esperaré, me quedaré en el puerto o en la librería y te esperaré aunque tardes o nunca vuelvas te esperaré.-Dijo Zelda entre lágrimas.

-Eres testaruda y aunque sea una de las cosas que más me encanten de ti, si nunca aparezco deberás casarte con alguien más y hacer tu vida con alguien más y sabes que es así.

-En estos momentos estoy a punto de darte una bofetada.-Dijo Zelda mientras Link le secaba las lágrimas.

-Será mejor que duermas, te llevaré hasta tu habitación sin que me vea nadie y luego me iré por la ventana.-Link cargó a la chica y ella le abrazó, soltando pequeñas lágrimas mientras él se las secaba y la besaba.


A la mañana siguiente Zelda se encontraba en su cama, con su pelo suelto y con los ojos rojos y un poco hinchados, como si hubiese estado llorando toda la noche. Fue corriendo al baño a quitarse el vestido y el maquillaje. Al acabar de quitarse todo eso fue a ducharse y cuando salió se secó el pelo dejándoselo suelto, se puso unas bailarinas porque odiaba andar con tacones y se puso un vestido rosa claro que le quedaba arriba un poco de las rodillas. Ese día quería ir a ver a Link porque sabía que pronto se iría a Vietnam pero no sabía que tan pronto sería eso.

Pasados cuarenta y cinco minutos Zelda llegó al puerto y se sorprendió un poco al ver a todos los marines en el puerto como locos, algunos despidiéndose de gente, otros estaban un poco raro y otros no mostraban ninguna emoción y entre todo ese montón de gente Zelda encontró a Link y corrió hacia él abrazándole.

-¿Zelda?...-Preguntó el chico mientras también la abrazaba.

-Te olvidaste tu chaqueta apestosa a sudor en mi casa.-Dijo ella con una risita mientras le besaba y él le correspondía.-¿Qué te ocurre Link?

-Verás…-Dijo él mientras la seguía abrazando.-Al parecer la cosa en Vietnam está muy jodida y necesitan refuerzos y…

-Pero te quedan unos poco días, ¿no?-Preguntó la chica un poco nerviosa, él chico no dijo nada y le besó.

-Me voy en la madrugada…-Respondió él mientras la seguía abrazando.

-Este es uno de esos momentos en los que te quiero dar una bofetada. –Dijo Zelda a punto de derramar una lágrima.