MIENTRAS LA NIEVE CAIGA...
Este relato está situado mucho después de que ocurriera todo lo de Aizen-taichou. Puede contener algún spoiler para los que no hayan visto el anime o leído el manga hasta la parte en que Aizen juega a hacer pinchitos morunos con Hinamori xDDD.
NOTA: Es mi primer relato HitsuHina, así que espero que os porteís bien xDDD.. no seaís muy criticones. Llevo muchooo perteneciendo a este fandom (hasta hago cosplay de Hinamori ), pero hasta ahora no me animé a escribir algo de ellos.
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"Hay veces en la vida en que el momento que estás viviendo parece un parón en la linea del tiempo. Nada se mueve, nadie respira, el corazón se para y la paz parece absoluta. Son momentos como esos los que recordamos como el peor momento de nuestra vida, o como el más bello. Dime, si pudieras detener el tiempo, ¿Desearías hacerlo ahora?"
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El sol brillaba tenue en el cielo, dando apenas un leve respiro a los habitantes de la corte de los espíritus puros. Desde hacía días el tiempo no era un buen compañero, llovía, tronaba y el viento azotaba los árboles con fuerza. Aquello sería una molestia para todos de no ser porque el ambiente era extrañamente tranquilo. Los hollows estaban dandoles una tregua, y por muy sospechoso que fuera, nadie se quería por ello.
De todos modos, la paz no era del todo absoluta. Hitsugaya Toushiro miraba con cansancio la montaña de papeles que debía entregar al día siguiente, siempre pasaba lo mismo, le daba trabajo a Matsumoto y ella sonreía y decía "Por supuesto taichou, ahora mismo lo hago" y lo escondía en algún lugar del despacho. Pero el día antes de la entrega desaparecía misteriosamente en alguna estúpida misión y le dejaba un post-it diciendole que los informes estaban en tal sitio, que los hiciera si no quería meterse en un lio. Encima, ella se escaqueaba de sus deberes de fukutaichou y luego le hablaba a él como si fuera un niño pequeño que no había hecho sus deberes. Esa maldita Matusmoto...
Miró por la ventana y observó como la fukutaichou de la quinta división caminaba sonriente por los jardines que conducían a su oficina. Movía los labios como si estuviera hablando, pero los movimientos ritmicos de su cabeza a los lados le indicó que debía estar canturreando algo. Sin darse cuenta una sonrisa se dibujó en sus labios, era ese efecto el que provocaba esa muchacha en él. Con su carácter inocente, jovial y disarachero siempre le sacaba una sonrisa, aunque delante de ella siempre lo disimulaba. De pronto, la sonrisa se borró cuando un joven rubio se acercó corriendo a Hinamori. Kira Izuru. Ese tio no le gustaba lo más mínimo. Hinamori era la única que aún no había notado que estaba enamorado de ella. La seguía, la hacía reír, se empeñaba en estar siempre por en medio, tratando de llamar su atención. Si por él fuera desenvainaría a Hyourinmaru y le haría pequeños cachitos que lanzar al aire.
Si al menos esa idiota se diera cuenta que al ser tan amable con él le estaba dando falsas esperanzas...
- ¡¡¡¡ Hinamori !!!!! - gritó el joven capitán desde la ventana. Al segundo siguiente tanto la muchacha como Kira miraron allí. Con el brazo levantado la fukutaichou saludó energicamente.-
- Hitsugaya - sonrió más ampliamente.-
- Vete a hacer lo que tengas que hacer, no puedes estar todo el día vagueando. Lo mismo va para ti, Kira.- el tono molesto era demasiado evidente.-
- Pero Hitsugaya, no tengo nada que hacer. Ya tengo todo el trabajo hecho para la entrega de informes de mañana.-
- Es muy impresionante que aún sigas encargandote tu sola de la quinta división.- comentó Kira ganandose una mirada fulminante del peliblanco. Otra vez, ahí estaba, otro cumplido más que ella aceptaba con una sonrisa encantada.- De todos modos, yo me iré, aún me queda algún reporte que hacer. Adios Hinamori. - se volvió hacia la ventana de nuevo e hizo una leve reverencia.- Adios Hitsugaya-taichou.-
- Eso eso... adios.-
- ¿Quieres que te ayude con algo?- ella ignoró de nuevo el tono en la voz de su amigo.- Seguro que Matsumoto ha vuelto a escaparse.- de nuevo aquella preciosa sonrisa, iluminando el día aún más.-
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Nadie puede comprender del todo el corazón de los demás. Quisieramos poder mirar los ojos de la persona que amamos y leer las respuestas a las preguntas que, tal vez, nunca nos atrevamos a realizar. ¿No es eso imposible?. Nos complicamos, buscamos la salida que creemos más fácil, pero ¿no es en realidad la más díficil?.
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La noche había llegado, los informes por fin habían abandonado el montón de "pendientes" para irse al de "terminados", todo gracias a la ayuda de ella. Se giró para darle las gracias, pero la imagen que encontró le dejó totalmente paralizado. Después de tanto trabajo se había dormido sobre el último papel, con la cabeza posada sobre los brazos. Donde ella estaba siempre podía notar la paz, conseguía que cualquier estancia se convirtiera en un pequeño remanso de tranquidad. Mirandola sentía cosas que nunca había sentido, cosas que hace tiempo admitió, para si mismo, que eran amor.
Se acercó lentamente y la llamó con suavidad. "Hinamori... Hinamori, ¿estás despierta?... Hinamori..." Y el susurró se volvió una dulce suplica, un ruego para que no despertara, para que le permitieran por un poco más de tiempo ser un espectador furtivo de un bello paisaje. Se dio cuenta que estaba profundamente dormida y le dio pena tener que despertarla, por eso, o quizás por darse otro placer normalmente no permitido, se acercó aún más y pasó un brazo por debajo de sus rodillas y otro por su cuello, pudiendo así llevarla él mismo hasta su cuarto. La noche era tranquila y algo fría, se dio cuenta de ello cuando salió por la puerta, de modo que de la mejor manera que pudo sin soltarla, la tapó con la tela blanca de su traje de capitan, abrigandola contra su cuerpo. Rapidamente llegaron a la puerta de su cuarto, demasiado rápido para gusto de Hitsugaya. Le hubiera gustado poder tenerla en sus brazos un poco más de tiempo, quien sabe si podría volver a hacerlo. Con cuidado abrió la puerta y la tumbó sobre el futón.
Debía irse, lo sabía muy bien, pero aquel día estaba lleno de oportunidades para robarle minutos de cercanía al día de Hinamori. No era habitual que eso sucediera. Desde que volvió a encargarse de su puesto de fukutaichou, teniendo en cuenta que por alguna razón no habían querido elegir otro capitan, había tenido mucho trabajo. No solo por el innumerable papeleo atrasado, sino porque ahora era ella quien se encargaba, con ayuda de otros capitanes, de entrenar a los miembros de la división. Había pasado mucho tiempo desde que Aizen la atravesara con su espada, y desde que despertara de su largo "sueño" su carácter había cambiado bastante. Mucho tiempo estuvo encerrada en si misma, huyendo de las miradas de pena de la gente, entrenandose casi compulsivamente, como si tuviera miedo de que un día su capitan volviera para terminar lo que empezó. Pero un día, sin más, volvió a sonreir, hablaba con todos alegremente y la Hinamori de siempre hizo acto de presencia. Todos se extrañaron, pero también se alegraron enormemente y lo dejaron pasar.
Lo que si cambió fue su aspecto. Y lo peor es que no solo él se había fijado. Quizás no era un cambio terriblemente notable, pero si evidente. Había crecido un poco, su cuerpo se había estilizado y sus formas se habían redondeado levemente. En resumen, había madurado. Su cuerpo de niña había adquirido los rasgos notable de cualquier mujer. Por eso muchas miradas de los shinigamis masculinos habían dejado de decir "es tan mona" para decir "es una autentica belleza". Además, por fin había decidido soltar su preciosa melena azabache que ahora le llegaba por la cintura. Se había convertido ante sus ojos en una tímida belleza. No era de esas que mirabas y decías "Oh dios mio, que mujer..." pero nadie podía dejar de mirarla cuando el viento alborotaba su pelo y ella luchaba entre risas por controlarlo.
- A veces me gustaría que te dieras que no solamente te miro... te veo, te siento, te respiro.- susurró tan suave que ni siquiera aunque estuviera despierta podría haberle oído. En ese mismo instante se reprochó ser tan cursi. ¿Dónde estaba la famosa frialdad de aquel que dominaba al dragón de hielo?. Se sintió de pronto estupido. Estupido por esta allí como un acosador, mirandola en la oscuridad, pensando cosas que no debería pensar, diciendo cosas que quizás ni siquiera quería decir. Era hora de irse, volver a su habitación y tratar de dormir, pero cuando quiso hacerlo se dio cuenta que ella se había agarrado a su manga.- Genial... me lo pones muy díficil.- Se colocó lo mejor que pudo a su lado y se dispuso a dormir. Iba a ser una noche muy larga...
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Por la noche el tiempo había vuelto a empeorar, así que no hubo sol que les despertara solo el sonido del despertador y el sonido del repiqueteo de la lluvia en el tejado. Ambos abrieron los ojos pesadamente, dando tiempo a su mente para que se diera cuenta de que estaba comenzando un nuevo día. Durante unos segundos Hinamori creyó que seguía soñando. Esa era la única explicación que encontraba para haberse despertado con la cabeza en el brazo de Hitsugaya y totalmente pegada a su cuerpo. Cuando por fin su cerebro le indicó que aquello no era un sueño se incorporó bruscamente y se sonrojó.
- ¿Qué... qué haces aquí?-
- Te quedaste dormida babeando mis informes...- dijo entre dormido y avergonzado.- ...te traje aquí y cuando me quise ir te habías enganchado a mi manga. No hubo manera de soltarse.- Eso era una mentira enorme, ni siquiera lo intentó, pero no era cuestión de decirle "quería dormir contigo así que me agarré a cualquier excusa para poder hacerlo". Podía pensarlo, pero no decirlo.-
- Yo lo... siento.-
- No pasa nada, no es la primera vez que dormimos juntos. Hace años eras tú la que venía a mi cuarto lloriqueando para que te dejara dormir conmigo.-
- Yo era pequeña... -
- ¿Pequeña? Tienes mala memoria, ya eras fukutaichou y aún seguías haciendolo.-
- Te gusta avergonzarme.-
- Tú me das motivos para ello momo-mojacamas.- el capitan sonrió preso de los recuerdos de la infancia, pero la muchacha sentía algo de verguenza. No podía evitarlo, sentía como si pasara el tiempo que pasara siempre sería una niña pequeña para él. En el fondo eso le dolía. Quería que tuviera otra visión de ella, no sabía exactamente cual, pero no esa.-
- De eso hace mucho.- se levantó del futón sin percatarse de que su uniforme se había abierto ligeramente durante la noche. No es que enseñara nada, pero si insinuaba mucho. La línea de su escote era claramente visible y los ojos de Hitsugaya fueron directamente allí. El deseo se encendía en momentos como ese y el hielo de su sangre dejaba de ser tan frío. Hace tiempo se dio cuenta por primera vez que ambos habían cambiado, el sentimiento de mariposas en el estomago que las chicas describían se había transformado en un sentimiento físico que hacía que cada vello de su cuerpo se erizara. Ya no había nada de puro en lo que sentía, la seguía amando más allá de su belleza, pero tampoco podía mentir, la deseaba... hacía mucho que la deseaba.
Se levantó y se puso a la altura de ella, frente a frente, mirandola a los ojos. El silencio no era para nada tenso, muy por el contrario era agradable. Cada vez eran más comunes entre ellos, esos silencios que parecían conversaciones ocultas, guardando los segundos exactos que utilizarían en decirse tantas cosas que pensaban pero nunca veían la luz.
- Has crecido tanto...- dijo de repente ella.- Antes tenía que mirar para abajo al hablarte, ahora tengo que mirar para arriba. Es un gran cambio.- se rió.-
- No soy el único que ha crecido.-
- Eras tan pequeñajo...- seguía riendose.-
- Te la estás ganando. Te recuerdo que estás hablando con un superior.-
- ¿Vas a usar las reglas contra mi, Shiro-chan?-
- Hitsugaya-taichou... Nunca lo aprenderás.-
- Nunca podré ver como un superior al niño al que le limpiaba la boca cuando comía helado...-
- Tu misma has dicho que he crecido... es hora de empezar a llamarme Hitsugaya-taichou.- dijo posando la palma de su mano sobre la cabeza de ella haciendo que sonriera. Era agradable esa intimidad entre ellos, las charlas sin importancia. Eran cosas que solo podía disfrutar cuando estaban solos, le era imposible comportarse así cuando había más gente delante. Las apariencias, malditas apariencias, pero no podía mostrar ese lado suyo ante los demás shinigamis. Le daba demasiada vergüenza...
- Deberiamos darnos prisa...-
- Te dejaré para que te cambies, luego nos vemos.- el joven capitan se dispuso a salir de la habitación.-
- Hitsugaya...- le llamó. Él se giró para ver que quería y ella simplemente dibujó una media sonrisa algo melancolica y habló susurrrante.- Gracias...-
- ¿Por? - preguntó sorprendido.-
- No sé, por todos... simplemente quise decirtelo.- "Gracias por estar conmigo, gracias por no cambiar, gracias por haberme hecho sentir desde un principio que no necesitaba un perdón por mis actos tras lo de Aizen, gracias por haberme dado este sentimiento de amor que me permitió comenzar de nuevo". Había sentido la necesidad de expresar ese sentimiento tan simple y tan complejo a la vez, porque después de mucho tiempo esa noche pudo sentir la tibieza de un cariño desinteresado, ese que solo podía darle Hitsugaya Toushiro.
El shinigami continuó su camino dejandole solo una sonrisa como respuesta. Le había extrañado ese agradecimiento repentino, no sabía que estaba pasando por la mente de ella, pero fuera lo que fuera le gustaría averiguarlo.
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Pronuncia cada palabra, respira cada aliento... porque ¿Y si mañana no pudieras hacerlo?
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La calma en la corte de los espiritus puros era total ahora. Todas las divisiones habían entregado los informes de aquel mes, así que muchos estaban celebrandolo en el bar o descansando después de una larga semana de trabajo. Sin embargo, Hinamori Momo estaba reunida con el capitan de la primera división. Por algún motivo aquel hombre estaba empeñado en que tuvieran una pequeña reunión para hablar de algo que ella desconocía. Un par de ideas se le pasaron por la mente, pero la principal es que había hecho algo malo e iban a echarle una bronca.
- Con su permiso...-
- Pasa por favor.- dijo educadamente el capitan que presidía la gran sala desde su silla.- Tengo algo muy importante que hablar contigo.- con un gesto de la mano indicó a sus subordinados que les dejaran solos. Una vez que todos salieron de la sala hizo otro gesto a la muchacha para que se acercara a él.- Quiero que sepas que todo lo que hablemos aquí no tiene porque salir de estas paredes. Hay algo que deseo preguntarte, algo que he alargado por mucho tiempo, pero creo que fue demasiado.-
- ¿Qué es señor?-
- Después del incidente que te mantuvo en cama tanto tiempo todos pensamos que no serías capaz de volver a tu puesto. Al menos, que no podrías desempeñar tu labor como antes, pero he de decir que me siento gratamente sorprendido por comprobar que me equivocaba. Has cumplido tus deberes de fukutaichou sobradamente, es más, diría que eres una capitana sustituta muy capacitada.- Todos aquellos halagos no podían más que sorprenderla, más viniendo de aquel hombre que siempre solía ser tan serio y frío con todos los que le rodeaban.- Ahora te preguntaré algo y quiero que me respondas con sinceridad... ¿Te ves capacitada para tomar el mando de la quinta división oficialmente?.- Al oír aquella pregunta las emociones se mezclaron dentro de su corazón y su cabeza. Miedo, nerviosismo, felicidad, orgullo... pero, ¿estaba capacitada para eso?. Cierto era que ella se había heco cargo de todo en ausencia de un capitan, pero igualmente era cierto que había tenido mucha ayuda de todo el mundo. Quizás porque querían protegerla, porque la veían débil... por eso no sabía si podría con todo ella sola.-
- Señor, yo... -
- Lo entiendo, es algo díficil de contestar en tu situación. Te daré un día para pensarlo, pero quiero que sepas que no soy la única persona que piensa que debes ser tú quien ocupe ese cargo, varias han sido las personas que me han comentado la conveniencia de que te hicieramos capitana y buscaramos alguien que ocupara tu puesto actual.-
- Me halaga enormemente, de veras no me esperaba esto, por eso me gustaría aceptar su oferta con la firme certeza de que hago lo correcto. Tomaré ese día que me da para pensarlo y darle una respuesta.-
- Muy bien, que así sea.-
CONTINUARA...
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Holaaa ¿qué os ha parecido?. Aún no está muy emocionante, pero es el primer capitulo, solo la introducción a la historial. Con este capitulo mi intención era situaros más claramente en como serán las cosas. Hinamori ha crecido, Hitsugaya ha crecido, la vida siguió tras lo de Aizen y los sentimientos toman forma poco a poco.
Los textos que veis en cursiva son muy importantes, dicen mucho de lo que será la historia tenerlo en cuenta xD... son pequeños spoilers infiltrados. O algo asi nnU ... ser buenos y mandar reviews... si no gusta la dejaré, escribir para nada es tonteria xDDD.
PROXIMO CAPITULO: La nieve comienza a caer trayendo recuerdos y nuevas sensaciones. Tu piel es un fuego que me atrapa y me hace arder... deseo poder besarte. NADA ES LO QUE PARECE... YO NO SOY QUIEN TÚ CREES.
