Capítulo 1
El silbato del tren rompía con la tranquilidad del lugar y rebotaba entre los altos picos nevados de las imponentes montañas de aquel helado paraíso. Eran casi las 10 de la mañana y el pálido sol remontaba en lo alto de las blancas nubes, pero sus débiles rayos no lograban calentar como lo haría un maravilloso sol de verano aquellos paisajes blancos y etéreos.
Dos jóvenes caminaban entre la poca gente que se encontraba en la estación; el varón era rubio de ojos azules y parecía no verse afectado por el cruel frió que se sentía en aquel país, la chica al contrarío de su compañero tenia ojos y cabello ébano que contrastaban con el color de su piel clara adornada con tímidos lunares; en el lugar todos sus habitantes eran de apariencia nórdica, descendientes directos de verdaderos vikingos.
Por aquí - sugirió el joven cargando dos maletas, mientras la chica con mochila al hombro asentía con la cabeza y le seguía de cerca - ¿te sientes bien? lucias muy cansada en la última parada en Noruega.
Estoy bien - sonrió ella - hice 3 años que no hago un viaje tan largo y mucho menos en tren, el viaje hasta Asgard es agotador, no es como visitar el Santuario en Grecia en donde todo el viaje se puede hacer en avión. ¡Mira Hyoga la orilla del Bosque de Belur!
En ese momento una figura conocida para ambos jóvenes emergió de entre los árboles, parecía estarles esperando.
Megrez… - exclamo el rubio con evidente decepción en la voz.
…Delta Alberich - completo la chica menos molesta que su compañero.
Cisne Hyoga - sonrió el Divino con cierto aire burlón - el guía y centinela perfectos para guiarte hasta aquí Niké.
Lastima que no pueda decir lo mismo del comité de bienvenida - el Santo de Bronce devolvió el comentario sarcástico.
Que mal carácter - rió el pelirrojo - no recibes bien un pequeño comentario como saludo.
Hyoga estuvo a punto de responder pero Niké intervino - ¡Me alegra estar aquí Alberich!
Es un gran placer tenerte en Asgard - respondió el Dios Guerrero con una reverencia - yo seré quien tu escolta hasta el Palacio Valhala.
La joven sonrió pero Hyoga no parecía estar muy convencido. Alberich nunca fue de confianza a los ojos de ningún Santo, y a veces Hyoga se preguntaba como lo "soportaban" Hilda y los demás guerreros.
Estaremos bien Hyoga no te preocupes - agrego Niké adivinando la duda en el rostro del rubio.
"Si H-y-o-g-a" - siseo burlón - estaremos bien.
El Cisne del cero absoluto estuvo a punto de ceder a las siempre "bien" intencionadas provocaciones de Megrez cuando los aullidos de los lobos interrumpieron el momento.
Lo vez Cisne, si tanto te preocupa no estaremos solos.
Un grupo de 10 o 15 lobos salió corriendo de entre los árboles dirigiéndose al grupo, las feroces criaturas parecían cachorros jugueteando entre las piernas de la chica y saltando a su alrededor. Pero al sonido de un silbido los lobos se calmaron mientras un joven acompañado por el más grande de todos los canes se acercaba.
Phenril y Jinx, que gusto verlos - saludo la Diosa.
El chico de apariencia dura sonrió dulcemente - Yo y la manada nos alegramos de verlos.
Hilda te envío ¿no es cierto? - sonrió Megrez adivinando las ordenes de la Princesa.
Solo para asegurarnos, todos conocemos la manera en la que te gusta bromear con los Santos de Atena - respondió Alioth - además Hyoga debe irse cuanto antes, una tormenta amenaza con caer durante la tarde
¿Tormenta? - exclamaron Hyoga y Niké al mismo tiempo.
Quien mejor que los Asgarianos para conocer el clima de su propia Tierra, ven allí - dijo Alberich apuntando su dedo y sus ojos verdes hacia el risco de una de las altas montañas nevadas - esa niebla que se mueve a contra del viento es humedad, el roció subirá en algunas horas para volverse una feroz tormenta con ayuda de los veloces vientos de las cimas.
Si eso pasa el tren de Hyoga no podrá cruzar hasta Noruega y podría quedar atorado en alguna parte del camino - agrego Phenril.
Y seria una lastima - volvio a reir Megrez en forma burlona para si mismo.
Entonces me despido Niké - sonrió Hyoga - nos veremos pronto.
Ten un buen viaje Hyoga y envía mis saludos a los Santos cuando vuelvas.
Así lo haré - Hyoga realizo un ademán desenfadado de despedida y se encamino rumo a la estación de trenes nuevamente.
Vamos - sonrió Alberich - Hilda y los Dioses Guerreros esperan con ansias tu llegada.
·.·´¯`·.·
Ya estamos aquí - fueron las palabras de Phenril luego de una larga caminata aderezada con una amena charla y los comentarios ácidos del Divino de la Amatista - comienza la gran vereda de piedra que conduce dentro de la muralla del Castillo Valhala.
Los lobos del chico, excepto Jinx se adelantaron aullando avisando a todos de su retorno.
Después de estos 3 años volverás a ver frente a frente a los Dioses Guerreros - exclamo Alberich muy sonriente.
Un "si" no muy convincente fue lo que Niké respondió tratando de forzar una sonrisa y es que nadie a excepción de Hilda de Polaris sabían la razón de la preocupación que ahora aquejaba a la Diosa de la Victoria. Durante el viaje se había prohibido mortificarse con el momento del "reencuentro" y ahora que era inevitable e inminente ya de nada valía sentir nervios.
Por supuesto que Niké estaba muy contenta de volver a ver a los Dioses Guerreros de Asgard, ella les devolvió la vida después de todo, pero ver a uno en particular le devolvía dolorosos recuerdos.
"Te quiero" - Niké no podía evitar sonrojarse de tal manera al recordar las palabras que una noche se le escaparon de la boca frente al Guerrero Eta. Hilda y sus Divinos visitaban el Santuario preparados para hacer frente juntos al inminente regreso de Apolo, desgraciadamente la respuesta del rubio no fue exactamente lo que Niké esperaba. Mime afirmaba sentir afecto por la Diosa pero no de la manera en que ella lo sentía por el.
Niké… ¿Niké?... !NIKÉ!
¿Ah?..p-perdón Phenril… me distraje - respondió torpemente.
¿Qué te sucede? de pronto te quedaste callada - agrego Megrez.
Creo que son los nervios - sonrió ella tratando de dar una excusa tonta.
No digas esas cosas, sino es la primera vez que los vez… ah miren ya vienen a tu encuentro, parece que no pudieron esperar a que te lleváramos dentro.
Hila acompañada por su hermana menor Fler y los 6 Divinos restantes se acercaban bajando las escaleras de piedra fría y cubierta por hielo que subían directamente a la entrada del Castillo, también venían acompañados por 3 jovenes a las que Niké jamás había visto.
¡Niké! ¡Niké! - corrió la pequeña rubia saltando en un efusivo abrazo hacia la joven - ¡Que gusto verte completamente recuperada!
Gracias Fler, me da gusto verte a ti tan alegre como siempre - sonrió Niké ante el dulce gesto de la princesa Asgardiana.
Niké, bienvenida seas a Asgard, es la primera vez que visitas nuestro hermoso país y esperamos que tu estancia sea de los mas confortable, que la armonía y paz de este lugar te hagan mucho bien - agrego Hilda de Polaris con una pequeña reverencia.
Gracias - respondió Niké con una reverencia similar, al levantar la vista dirigió una mirada fugaz a los Dioses Guerreros tratando de evitar los ojos rubíes de Mime pero sabiendo que el contacto seria inevitable suspiro pesadamente comenzando a saludar a los divinos.
Mime… - la voz casi se le quiebra al pronunciar el nombre del último soldado de Odin.
Es bueno verte tan bien - dijo mirándola a los ojos tan naturalmente, al menos el no se veía afectado y fue entonces cuando Niké noto a la joven rubia que se encontraba junto al Guerrero Eta portando una Armadura muy similar en color y forma a la del Guerrero, salvo por la ausencia del zafiro de Odin.
Niké queremos presentarte a las Valkirias de Asgard - dijo Hilda mientras una de ellas se acercaba.
La joven parecía ser la más fuerte y de mayor edad; su cabello era rubio y rizado hasta la cintura, era bella y su piel era mucho muy pálida incluso más que la de la propia Fler y sus ojos eran azul celeste y aunque Niké era una chica alta, la guerrera parecía llevarle centímetros de mas y la armadura que portaba llevaba colores similares a la de Hagen.
Es un placer Niké, bienvenida, hemos oído muchas cosas sobre ti – sonrío la pálida rubia - yo soy Gunnhild de la estrella Yildun Beta de la Osa Menor.
Gunnhild fue la primera valkiria en Asgard - informo Hilda - y la segunda al mando en la orden de las valkirias.
Además es la mejor jinete en todo Asgard, deberías verla montar a caballo - interrumpió Hagen ante la mirada infantil y celosa de Fler.
Gracias Hagen - respondió la joven - Ahora Niké permíteme presentarte a mis dos compañeras.
La segunda joven era una hermosa pelirroja de cabello lacio, sus mejillas se veían coloreadas por un rubor natural y simpáticas pecas, sus ojos eran de un tono miel y su armadura era muy similar a la de Syd de Mizar.
Soy Astryr de la estrella Umi Zeta de la Osa Menor - dijo la hermosa joven, pero a Niké le pareció que la chica más que estarla mirando a ella parecía estar mas atenta de las reacciones de Mizar.
Niké miro sonriente a la valquiria restante y observo como Mime tenía su mano puesta dulcemente sobre la espalda de la joven y entonces comprendió todo.
Soy Musa de la estrella Farkadain Eta de la Osa Menor - dijo la joven en un tímido tono de voz, aunque ciertamente hermoso; sus ojos eran de un verde brillante y su cabello rubio cenizo caía lacio hasta sus hombros.
La voz de Musa es la mas hermosa del mundo - sonrió Gunnhild mientras la tímida valquiria bajaba la cabeza.
Y acompañada por el arpa de Mime realmente parece algo salido de los más bellos cuentos de hadas en Asgard - agrego Siegfried.
Debe ser tan hermoso que costaría trabajo creerlo - comentó Niké sin saber si lo decía de corazón, aunque ahora sabia la razón por la cual Mime había tenido que rechazar su cariño; y es que ella no podría competir nunca con esa hermosa valquiria y aunque trataba de aparentar naturalidad un tejo de tristeza se dibujaba en su sonrisa, afortunadamente nadie lo noto…o eso creyó.
Continuará…
*Notas:
En esta historia Niké participa en la Batalla contra Apolo.
Los Dioses Guerreros no mueren en la batalla contra los Santos de Bronce.
Niké libera a los Santos Dorados de la prisión de Apolo y los resucita.
Niké es más una amazona, siente que deber es proteger a los Santos del mundo
y por eso ella no despertó a sus Santos guardianes para que pudieran vivir una vida normal y pacifica. Sus Santos son llamados Titanes y son:
Titán Kratos de Fuerza
Titán Bia de Poder
Titán Zelus de Fervor
Titánide Helena de Laurel
