Hola otra veeeez.
Esto no es la continuación de Don't stop me now. Sólo es, no sé, algo que pasa un tiempo después de la primera parte.
Cuando pueda colgaré otro Axel/Roxas que es verdaderamente Axel/Roxas, con sus nombres y sus peleas y sus carácteres canons, aunque si es AU (porque fuera de Fanfiction no tengo ni idea de la historia de Kingdom Hearts).
Pues eso, gracias a los que lo habéis leído. Guapos todos.
Somebody to love
Hal lo intentaba, pero se le estaban cerrando los ojos. A su izquierda, Luna ya roncaba.
Sólo era el primer día de las vacaciones de verano y ya se estaban aburriendo. Nova había insistido en ver una de sus películas históricas favoritas y, gracias a la habilidad de Nova en ignorar las quejas de los demás y que no tenían nada mejor que hacer por el sofocante calor de la calle, ahí estaban, tumbados en el sofá de Boro medio dormidos.
-¿Cuánto falta?- le preguntó Boro lo suficientemente bajo para que Nova no le oyera (aunque estaba tan embobado con la pantalla que no parecía ni darse cuenta de que no estaba solo).
-No lo sé, pero ya llevamos dos horas.- bostezó y se frotó los ojos.
-Pregúntaselo.- señaló a Nova.
-Y una mierda. ¿Quieres que me deje a pan y agua? Le encanta la puta película.
-No se cabreará contigo. Venga.- le dio un codazo, pidiéndoselo por favor con los ojos.
-Nova.- Hal puso la voz más dulce y tímida que pudo encontrar.- ¿Queda mucho?
No respondió, como Hal creyó que haría, y se encogió de hombros.
-Ya estoy harto.- balbució Luna poniéndose de pie medio dormido.- Me voy a do…
-Shhhht.- siseó Buba.- Hostia, que la matan.-se tapó la boca con la mano.- ¡La va a matar él asfixiándola para que sus socios no la lapiden! Hostia puta, eso es amor.
-Si tío, amor del bueno.- ironizó Boro.- Eh, eh, que ya se acaba.
Nova se dio la vuelta y miró a sus amigos, todos bostezando. El brillo emocionado de sus ojos desapareció cuando parpadeó.
-Si tanto os aburre ¿para que os quedáis?
-Para no cabrearte.- Boro tan directo como siempre. Hal temía que Nova se levantara y se fuera para no hablarles el resto del día, pero bajó la mirada al suelo tan lentamente que Hal pudo ver la decepción en sus ojos. Y eso fue mucho, mucho peor que que les retirara la palabra. Pero tampoco podía mentirle diciendo algo como que le había gustado la película cuando había estado a punto de dormirse.
-¡A mi me ha parecido súper interesante!- Nova miró a Buba esbozando una pequeña sonrisa, y Hal se alegró de que Buba tuviera unos gustos tan raros como los de su novio.- Un final muy raro, eso sí.
-Tanto escuchar hablar de Dios, ciencias y filosofía me han dado ganas de hacer algo humano como, qué sé yo, follar.- soltó Luna. Los otros cuatro le miraron, incrédulos.- No me miréis así que yo no soy julandrón como vosotros. Me refiero a con una tía, hombre.
-Eh, a mi no me metas en este enorme armario multicolor, que yo tampoco soy marica.- bufó Buba.
Hal se levantó de un salto cuando recordó algo.
-Yo me voy a casa; la puta de mi gata ha tenido bebés otra vez y quiero mimarlos.
Antes de que saliera por la puerta alcanzó a oír la voz angustiada de Luna.
-¿Se lo ha creído? ¡Era una broma! Nova, yo…
-Tranquilo, no está acostumbrado a nuestro humor cínico.- le tranquilizó Boro.
Hal volvió a entrar a toda prisa para aclarar las cosas.
-No estoy ofendido ni nada, sólo quiero ver a mis cinco bebés.- sonrió y salió corriendo, impaciente por verlos. Hacía por lo menos cuatro horas que no acariciaba a Super, Cali, Fragi, Listicospi y Alidoso. Su gata, Banana, era la penúltima de un largo árbol genealógico gatuno que había comenzado con Mica, gatita que se habían encontrado en la calle y que todavía pasaba algunas noches en casa. Banana debía de ser algo así como la guarra del barrio, sino no entendía como había parido casi diez veces. Teniendo entre cuatro y cinco mininos en cada camada, que se le morían entre la primera semana y la segunda. Te todas esas docenas de bebés de gatito sólo tres habían salido vivos. Hal se los había regalado a un amigo de confianza que le comunicó a los dos meses que dos habían sido atropellados y el otro había desaparecido.
Hal estaba desesperado. Les cogía cariño y luego morían.
Y eso sólo pasaba con Banana, porque Mica y Albericoque (la madre de Banana e hija de Mica) habían sabido cuidar de todos sus bebés. No iba a dejar que les pasase nada a Super, Cali, Fragi, Listicospi y Alidoso. Sobretodo a Cali y Alidoso, que eran unas ricuras.
Cuando entró en casa, Álex salió corriendo al jardín gritando "¡ha llegado!". Hal frunció en ceño y salió detrás de él. Marta estaba agachada frente la caseta de perro en la que Banana había tenido los bebés.
-¿Qué tal están mis niñitos?
Hal les vio muy quietecitos. Listicospi y Super buscaban a su madre. Observó horrorizado que tenían los ojitos cerrados por las legañas y se levantó a toda prisa.
-Hay que prepararles esa cosa que hace papá con hierbas y aceite.
Todos los gatitos que habían muerto tenían eso en los ojos. Hal no quería ver morir a más criaturas inocentes más pequeñas que su palma. Marta cogió a Cali y se la pasó a Hal. Primero pensó que estaba dormida pero se habría despertado por el movimiento. No se quejó; su cuerpecito estaba flácido, como inconsciente o… muerta. Pero respiraba. Pesadamente, pero lo hacía. Y sus ojitos. Oh, Dios. A Hal se le formó un nudo gigante en la garganta.
-El otro está igual.- Marta le enseñó a Fragi.- Y falta uno. Ya no estaba cuando llegamos.
-Alidoso.- gimió.- Otra vez no.
Marta le dejó a Fragi en la otra mano y volvió a casa después de revolverle el pelo como hacía cuando eran pequeños. Hal se dejó caer en el suelo.
Parecían tan débiles. Y estaban sufriendo. Y a Hal no se le ocurría que hacer para ayudarles. La medicina humana no les ayudaría, ¿o si? Además Cali parecía tener infectada la pequeña herida del cordón umbilical. ¿El Betadine serviría para eso? Estaban tan flacos. Banana no les daba de comer a los enfermos. Y por esa regla de tres tampoco les daría de comer a Listicospi y Super en poco tiempo. Pero podía alimentarlos él. Ya lo había hecho antes con gatitos de la calle. Con jeringuillas y leche tibia. Podía hacerlo.
El nudo de la garganta era cada vez más pesado y Hal dejó de luchar para retener las lágrimas, que se derramaron pos sus mejillas. Hal podía ver morir a un hombre y no inmutarse pero los animales eran su debilidad. De pequeño podía pasar noches sin dormir porque había visto en un documental a un elefante ponerse enfermo o a una ballena quedarse atrapada en la playa.
Si bien no podía hacer nada para salvar a Cali y Fragi, estaría con ellos hasta que dejaran de respirar. Recostó la espalda en la pared y dejó a los dos gatitos en su estómago. Les acariciaba con un solo dedo las patitas y la barriga, intentando no pasarse de fuerza.
Alguien bajó las escaleras de metal y Hal sorbió por la nariz, sin moverse de debajo de ellas.
Nova asomó la cabeza.
-El loco ese me…- se calló y arrugó la frente. Hal volvió a sorber los mocos.
-Hola.
Nova bajó la mirada hacia los gatitos moribundos y comprendió.
No esperaba palabras de apoyo ni que se pusiera a llorar con él pero Nova se sentó a su lado y cogió a Cali con tanta delicadez como si fuera de cristal. Hal cerró los ojos y respiró hondo, como si el solo hecho de que el hombro de Nova tocara el suyo le transmitiera fuerza.
Pasó el dedo por el estómago de Fragi y ahogó un sollozo. Ya no respiraba.
Dos horas más tarde, estaba tumbado bocabajo en su cama cuando le sonó el teléfono. Nova, sentado en el suelo a la otra punta de la habitación, lo cogió.
-Hola.- silencio.- Está tumbado en la cama.- silencio.- Hacer no hace nada.- Nova soltó un ronquido de risa.- Oh, sí, buena idea, Boro, y luego le presentamos a tu padre, a ver qué tal va la cosa.- después de otro silencio, Nova sonrió de forma burlona. Hal volvió a hundir la cara en el cojín. Definitivamente no era su día.
Se puso a tararear Gunslinger para no oír a Nova coquetear de forma imperceptible con su mejor amigo. De repente sintió mucho peso sobre su espalda y gruñó un par de insultos.
-DéjamenpazNovaaaa.- vociferó con la voz ahogada. Se arrodilló sobre su espalda y comenzó a saltar para fastidiarlo. Hal se dio la vuelta tan bruscamente que Nova cayó hacia un lado y se golpeó contra la pared. Se quedó incrédulo. Hal sabía que lo tenía malcriado, como que nunca le había rechazado, y menos tan brutalmente. Se dio la vuelta hacia Nova y le señaló la puerta.- Ve con tus amigos que yo… yo voy a enterrar a mis bebés.
-Te ayudo.- Nova bajó de la cama de un salto.
-¡No!- casi chilló. Respiró hondo para tranquilizarse. Nova parecía cada vez más inquieto.
-¿Estás b…?
Hal salió de la habitación al ver que Nova no tenía intención de hacerlo. Volvió ya de noche después de pasar la tarde con Hugo, el camarero del Pepín, que no hablaba mucho pero decía más verdades en una sola frase que el reto del mundo dos horas parloteando.
¿Para qué quererle tanto si después se irá?
Tanto tiempo a su lado y sigue estando lejos.
La casa estaba vacía. Creía recordar que Marta y Álex habían invitado a sus padres y a los suegros a ver un musical en el centro.
Abrió todas las luces del piso de abajo y encendió el reproductor de música.
No me des esperanzas.
Sé que todo son mentiras.
Sacos llenos de agujeros para guardar la alegría.
Verdades como puños que lo estaban hundiendo en la miseria. Cambió el disco.
Every kiss I can't forget
This aching heart ain't broken yet
Oh God I wish I could make you see
Cuz I know this flame isn't dying
So nothing can stop me from trying.
Baby you know that
Maybe it's time for miracles
Cuz I ain't giving up on love
You know that
Maybe it's time for miracles
Cuz I ain't giving up on love
No I ain't giving up on us.
De repente escuchó un gran estruendo y se levantó del sofá de un salto. Como fuera un ladrón se iba a enterar. Su humor no podía empeorarse más.
Nova apareció bajando las escaleras de cinco en cinco y terminó rodando hasta el suelo.
-Ay, joder.- se levantó del suelo torpemente y se tambaleó hasta el sofá.- Te estaba esperando en tu cuarto pero me he quedado dormido.- le miró fijamente esperando una respuesta pero Hal no cambió ni de expresión.- Bien. Vale. Cojonudo.
Nova arrugó las cejas y arrastró a Hal hasta el sofá.
-No quieres hablar del tema.- sentenció Nova buscando el mando de la televisión.- Pues veremos una película.
Otra peli de las de Nova NO.
Le quitó el mando a Nova y puso un canal en el que hacían una serie de policías y asesinatos.
-Qué aburrimiento.- Nova se hundió en los cojines a su lado, bufando como si fuera un crío. Hal se descubrió sonriendo abiertamente, y le extrañó porque no podía estar peor humor.
Le estaba gustando ese capítulo; el detective estaba vacilándose al acusado y sus ánimos subían a la velocidad de la luz. Hal se creía más simple que el mecanismo de un chupete, para que todos sus problemas se olvidaran con las bromas de un personaje de televisión. La mano de Nova serpenteó por tu pierna de forma distraída. Su novio lo hacía mucho, eso de tocarle el pelo o cualquier parte de Hal que tuviera a mano sin darse cuenta, a pesar de que a Nova no era un entusiasta que tocaba a todo el mundo como Buba. Se giró hacia él y vio que no estaba para nada distraído, sino que Nova no le quitaba la vista de encima. Cuando vio que le miraba, Nova sonrió de una forma muy dulce y transparente, no libidinosa y pícara como habría hecho él. Nova le puso la otra mano en la nuca y le acarició suavemente allí donde comenzaba su cabello, sin dejar de sonreír.
-¿Ya no estás triste?
Hal intentó disimular su sorpresa. Nova no acostumbraba a saber etiquetar los sentimientos de nadie; era demasiado despistado para eso. Hal no pudo responder porque al ver que no decía nada, Nova se acercó y le besó mucho más lentamente y lleno de sentimiento que de costumbre. Nunca le había besado de esa manera, tan apasionada y tierna a partes iguales. Hal le aferró la camiseta y tiró de él hasta que sus cuerpos chocaron y Nova quedó casi tumbado encima suyo. Ambos explorando la boca del otro, exigiendo y entregando frenéticamente. Hal tiró la cabeza hacia atrás para coger aire y Nova sonrió de oreja a oreja, pegando la frente a la suya.
Hal suspiró, mordiéndose el labio inferior.
-Quiero amarte para siempre.- balbució sin poder contenerse. Metió las manos bajo la camiseta de Nova y le acarició la espalda.
-Así me gusta.- susurró Nova, desabrochándole los pantalones.- Tú quiéreme si te hace feliz porque yo ya no soy feliz si tú no estás feliz.
Hal quiso cantar.
No puedo creer que es verdad,
que tanta felicidad,
haya llegado hasta mi,
y simplemente aprendí,
que cielo siento alcanzar,
pensando que voy a amar
por eso no puedo así,
quitar mis ojos de ti.
"Yo ya no soy feliz si tú no eres feliz".
"Amar es que tu felicidad dependa de la felicidad de otra persona" le había dicho Hugo.
Maybe it's time for miracles.
