Lamentablemente, ninguno de estos personajes me pertenece. Tan solo los uso por diversión.
Y bueno, aquí estamos. Con otro fic-arrebato. Escrito desde el punto de vista de Moriarty.
Como un dios
La gente no lo entiende. Oye la palabra "asesinato" y se horroriza. Que si eso es una monstruosidad, que si nadie tiene derecho a privar a nadie de vivir... Pfff... Gente aburrida y ordinaria. Ellos no me entienden.
Ser inteligente no es sencillo. Estás rodeado de idiotas todo el tiempo. ¿Como puede ser que no vean lo obvio? Deben estar ciegos. No se dan cuenta de las cosas, aunque las tengan delante. Mi vida siempre ha sido aburrida. Mi cerebro es rápido, está ansioso por enfrentarse a nuevos retos. Necesito pensar, hacer trabajar mi matéria gris. Divertirme. Los demás son tan... ordinarios. Su vida consiste en trabajar, ver la televisión, establecer relaciones sociales... básicamente.
Me gusta el poder. ¿A quien no? Es atractivo, te llama, lo necesitas. Te posee sin que puedas hacer nada por evitarlo. Hay gente que se hace la modesta. Hipócritas. Todo el mundo disfruta de estar al mando. Tener el control. El hecho de que tu opinión puede influir escandalosamente en los demás es muy seductor. Saber que con una sola palabra tuya alguien puede vivir o morir. La línea entre la vida y la muerte es muy fina. Sobretodo si tratas conmigo.
Dicen que no tengo corazón, que soy un ser despiadado que disfruta causando dolor. Dicen que soy un desequilibrado. Un genio que ha perdido el control. Que no soy consciente de lo que hago. Oh, cariño, no podrían estar más equivocados.
Lo divertido es decidir cómo voy a hacer sufrir a alguien. Lo divertido es ver el miedo reflejado en los ojos de la gente. Lo divertido es ver como resiguen todos tus movimientos con la mirada, temiendo que en un segundo su vida se desvanezca. Lo divertido es matar. No es exactamente que me divierta todo eso, es que me hace sentir bien. Poderoso. Y ya sabeis lo que opino del poder, ¿no? Todo el mundo lo desea pero tan solo lo alcanzan unos pocos elegidos. La gente sin escrúpulos y dispuesta a todo por tal de sentirse todopoderosos.
Soy como un dios. Yo decido si tú vives o mueres. Mi mente caprichosa escoge el momento y el modo en que tu absurda y patética vida termina. Una mirada que no me gusta, y muerto. Una palabra fuera de lugar, y muerto. Un gesto que no debería haberse hecho, y muerto. En serio, no quieres enfrentarte a alguien como yo. Alguien que con un chasquido de dedos da tu vida por terminada. Todo el mundo me quiere y obedece porque todo el mundo me teme. Nadie quiere morir. Pero si yo quiero, lo harán.
"¿Pero por qué lo haces, qué sacas de todo esto?" -me preguntan a veces absurdos intentos de heroicidad que dejan de respirar a los pocos segundos porque yo he chasqueado los dedos. Idiotas... siguen sin entenderlo. No quieren entenderlo.
No saco nada de eso. Siemplemente me siento bien. Porque dios no tiene absolutamente nada que hacer contra mí. Él da la vida, pero yo puedo hacer algo más poderoso. Quitarla.
