¡HOLAAAAAAAAAAAA! ¡AAA TOOOODOOOOS! Bueno... se que tengo un fanfic el cual debo terminar, pero mi adorada compu borro lo que tenia y la inspiracion no viene ami UnU asi que, encontre este libro y ¡me encanto! Decidí hacerlo Nalu, ¡Espero que les guste!
Declaimer: Los personajes no me pertenecen, les pertence a Hiro Mashima Troll xD y el libro es de Amanda Quick
¡Enjoy!
Prólogo
-Su última amante es toda una sensación en Londres, querido Masters. Todos la encuentran terriblemente atractiva –comentó Gajeel Redfox, que sentado frente al hogar, bebió un sorbo de coñac y miró a su anfitrión con expresión socarrona-. Ya que, por alguna extraña razón, a usted le ha dado por encerrarse como un ermitaño aquí en el campo, justo en plena temporada social, creí que le gustaría saber lo que está sucediendo en la ciudad.
-Es muy considerado por su parte hacer este viaje sólo para informarme de los últimos acontecimientos sociales.
-No es para menos, teniendo en cuenta que su nombre está en boca de todos. Sé cuánto le molesta eso. - Gajeel, hombre ya aburrido y disoluto a pesar de sus treinta años, hizo una pausa dejando traslucir un atisbo de emoción.
-Se equivoca, Redfox. Me importa un rábano lo que esa gente hable a la hora del té-. Redfox se sintió molesto, pero siguió su plan de provocación.
-Debo admitir que, como todo el mundo, siento curiosidad por saber la razón por la cual usted deja a su amante comportarse de una manera tan osada. Todo el mundo sabe que usted siempre insiste en que sus amantes mantengan una gran discreción respecto a sus relaciones. Creí que ese requisito era una de sus famosas reglas.
Natsu Dragneel, conde de Masters, hizo girar lentamente la copa de coñac entre sus grandes y curtidas manos. Estudió pensativo el brillo de las llamas cuyo reflejo quedaba encerrado en el cristal de la copa profusamente tallada.
Hacía varios meses que estaba interesado en las curiosas propiedades de la luz y el cristal, lo que le había llevado a realizar innumerables experimentos con prismas y espejos, y en consecuencia había nacido su presente pasión por los telescopios. La astronomía le resultaba tan fascinante que decidió abandonar Londres en plena temporada social a fin de proseguir con sus experimentos en una de las remotas propiedades que poseía en el campo. Los cielos nocturnos de Yorkshire eran puros y cristalinos, a diferencia del aire enrarecido de la ciudad que le impedía ver a través de su nuevo telescopio.
Ya desde niño, a la par que crecía en las fincas de su familia en Yorkshire, se había sentido infinitamente atraído por temas de naturaleza mecánica, técnica o científica.
Desde los muelles de un carruaje hasta los relojes, desde las cajas de música hasta las estrellas, sentía pasión por todos los descubrimientos e inventos, además de una necesidad de comprender las reglas y leyes que dictaminan la forma en que funcionan las cosas.
A Natsu le gustaban las reglas, en especial las suyas propias. Tenía un conjunto personal de preceptos que él había formulado hacía varios años y de los cuales jamás se desviaba. Éstos eran simples y directos:
Jamás volver a casarse.
Jamás hablar del pasado.
Jamás dar explicaciones de sus actos a los demás.
Jamás dejar de lado un objetivo o alterar una decisión.
Jamás involucrarse con solteras vírgenes o con mujeres casadas.
Natsu levantó la mirada de la copa de coñac. Nunca le había prestado atención ninguna a Redfox. Era un ejemplo más de tantos hombres autocomplacientes y libertinos, cuyas reglas personales les permitían atacar a aquellos que eran inocentes o cuya escala social estaba por debajo de la suya.
-Cuénteme qué ha estado haciendo esa dama para provocar tales comentarios -dijo Natsu con un tono deliberadamente desinteresado.
La mirada de Redfox se iluminó llena de malicia.
-Los rumores dicen que ella lo ha rechazado y que ahora anda en busca de otro amante. Todo Londres se siente lleno de curiosidad.
-No me diga.
-La señora Heartfilia hizo su aparición en sociedad hace quince días y la ha asaltado como un vendaval. Nadie puede creer que de verdad usted haya permitido que su amante le abandone. Desde luego, es bastante extraordinario, dada su, digamos, notoria reputación...
Natsu sonrió levemente, pero no dijo nada. Insatisfecho con esa reacción, Redfox intentó otra estrategia.
-Usted sabe muy bien que está considerado como uno de los hombres más misteriosos y tal vez más peligrosos de todo Londres.
-Tal como ocurre con la belleza, Redfox, el misterio y el peligro están en los ojos de quien los mira.
-Los rumores que corren sobre su pasado hacen de usted una leyenda, Masters. Es evidente que cualquier mujer que tenga la osadía de rechazarlo está destinada a provocar comentarios y especulaciones.
-Naturalmente.
Redfox entrecerró los ojos.
-Debo admitir que la dama es algo excepcional, incluso para un hombre como usted, señor. ¿Dónde, si puede saberse, ha descubierto a una viuda tan encantadora?
-¿La ha visto usted?
-Por supuesto que la he visto -dijo Redfox haciendo una mueca-. A la señora Heartfilia se la ve en todas partes. No hay baile ni fiesta que sea un éxito sin su presencia. Su querida es sin ninguna duda la criatura más fascinante que haya visto la sociedad en años.
-¿Cree usted que es fascinante, Redfox?
-Desde luego. Tanto es así que la llaman lady Estelar.
-Oh, ¿sí?
Redfox mostró indiferencia.
-No es que sea una gran belleza, usted lo sabría mejor que nadie. Sin embargo, hay algo en ella que atrae todas las miradas, ¿no le parece? Supongo que el apodo proviene de su forma de vestir.
-Ah, sí, claro, sus vestidos.
Redfox sonrió lleno de malicia.
-Imagínese, la actual amante del caballero más notorio entre la clase alta aparece ataviada con el más puro de los blancos, como si se tratara de una virgen. Una total osadía.
Natsu dejó de hacer girar el coñac en su copa y miró a Redfox.
-¿Aún sigue vistiendo de blanco?
-Jamás usa otro color -le aseguró Redfox -. Verdaderamente original. Por cierto, ese ridículo carruaje blanco y dorado que tiene es la envidia de todas las mujeres de la ciudad. Apuesto a que le costó una fortuna. ¿Le importa si le pregunto cuánto?
-No lo recuerdo en este momento -Masters miró el fuego.
-Creo que usted le ha comprado tantas chucherías y caprichos que el carruaje blanco y los excelentes caballos que tiran de él deben de ser una minucia, ¿no cree?
-No presto mucha atención a esas cuestiones.
Redfox profirió un gemido.
-Debe de ser placentero ser un hombre rico. Bueno, sin ánimo de ofenderle, señor, pero es obvio que ella clavó profundamente en usted sus pequeñas garras antes de decidirse a buscar otro amante.
-Las viudas a menudo heredan enormes sumas de sus maridos.
-Se corre la voz de que el finado señor Heartfilia era bastante mayor que ella y llevaba una vida muy recluida en algún lugar de Devon. - Redfox miró a Natsu con ojos mezquinos-. Es posible que heredara algo de dinero, pero todo el mundo sospecha que ha sacado bastante buen provecho de usted, Masters.
-Usted sabe cómo son estas cosas, un hombre debe pagar por los placeres que recibe.
Redfox sonrió levemente, y después con coraje atacó con toda la artillería.
-¿Cómo se siente uno al haber sido seducido por una amante especuladora que ahora está decidida a encontrar a otro hombre para reemplazarle a usted en su cama?
-La sensación que experimento en este momento es difícil de describir, Redfox.
-Apuesto a que casi no existe hombre que no diera una fortuna por sustituirle a usted en su salón privado.
-Desde luego que sí.
-Ciertamente a todos sus conocidos, en especial aquellos que juegan de vez en cuando con usted a las cartas, se los ve rondándola casi todas las noches -continuó Redfox , Strauus, Fernandez y Fullbuster suelen agruparse a su alrededor. Y hay varios mequetrefes y caballeretes, tales como Ishida, que se dedican a divertirla, para poder ser vistos en su compañía.
-Algunos hombres harían cualquier cosa para estar a la moda.
-Hablando de moda -agregó Redfox -, el conocimiento que posee esa mujer de antigüedades clásicas ha atraído a una cantidad de señoras a su círculo de admiradores. Usted sabe que en estos días todas las mujeres de la sociedad están ansiosas por redecorar sus casas al estilo clásico. Cada una de ellas desea que su decoración sea más auténtica que la de su vecina.
-Antigüedades -repitió suavemente Natsu.
-Sí, ahora están en auge y su señora Heartfilia parece saber mucho sobre el tema. Aparentemente pasó un año buscando antigüedades en Italia. -Redfox meneó la cabeza-. Debo admitir que yo no me siento atraído por las mujeres que están dotadas de esa naturaleza intelectual.
-Es comprensible, dada su propia naturaleza.
Redfox no se dio cuenta de la insinuación.
-¿Significa algo para usted esta osada conducta?
-La encuentro... -Natsu se detuvo, buscando la palabra justa-, interesante.
-Interesante. ¿Es eso todo lo que se le ocurre? En este preciso instante en que su ex amante lo está sometiendo a una humillación en algunos de los mejores salones de Londres.
-Es posible que no sea todo lo que pueda decir, pero, desde luego, es todo lo que tengo intenciones de decir. ¿Ha terminado con sus noticias, Redfox?
Redfox miró ceñudo.
-Sí. Creo que esto ha sido suficiente.
-Lo es. Sin duda, usted desearía estar ya de regreso. -Natsu miró la puerta-. Pronto se hará de noche y la posada más cercana queda a cierta distancia de aquí.
La boca de Redfox se tensó. Si había abrigado la esperanza de obtener una invitación para pasar la noche en Cloud Hall, ahora era el momento de sentirse profundamente decepcionado.
Se levantó.
-Buenas noches, Masters. Creo que tendrá en qué pensar esta noche. Me siento complacido de no estar ahora en su lugar. Es terriblemente comprometedor que la amante de uno vaya por ahí haciéndole quedar como un tonto.
Redfox se dio media vuelta y, a grandes pasos, salió de la biblioteca.
Natsu esperó a que la puerta se cerrase tras su visitante. Luego, se levantó y cruzó la habitación para ir a apoyarse junto a la ventana.
El cielo estaba claro y sin nubes, brillante de naranja y oro, las tonalidades pálidas propias de un día de primavera. Sería una buena noche para observar las estrellas con su telescopio.
Tenía la intención de pasar el resto del mes en Yorkshire. Pero ahora debería hacer algunos arreglos para regresar a Londres más temprano de lo que había creído.
Su curiosidad, fuerza que en él era tan poderosa como su deseo sexual, se vio profundamente excitada.
En realidad, a pesar de lo que los chismosos de Londres creían, él actualmente no tenía ninguna amante.
No se había comprometido con ninguna mujer desde hacía casi cuatro meses. Él y su última amante, una hermosa viuda de casi treinta años, hacía tiempo ya que se habían separado. La ruptura se produjo después de que la dama finalmente aceptara el hecho de que Natsu no tenía intenciones de violar sus reglas y volver a contraer matrimonio. La adorable viuda decidió jugar otras cartas.
Natsu no pudo evitar preguntarse quién era la misteriosa señora Inoue. Sin embargo, lo que más lo intrigaba aún era la osadía de esa mujer.
Cualquier mujer que poseyera el sobrecogedor coraje de hacerse pasar por su amante en los niveles más altos de la sociedad prometía ser, desde luego, interesante. Casi tan interesante como las estrellas.
¿Les gusto? ¡Espero que si! ¡Subire cada 3 dias un capitulo! Si son tan amables, dejen su Review con nutella!
¡Hasta luegooo!
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FairyGirlTail
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