Hola a todos :D

Bueno...este es el primer capitulo de mi PRIMER fanfic que escribo, por fin me decidí a crear una historia.

Disclaimer: Esta historia esta basada en los personajes de Xena y Gabrielle, y son propiedad de Universal Studios y Renaissance Pictures, absolutamente nada es mío, que te quede bien claro. Y pues no pretendo infringir los derechos de autor ni nada de eso. Solo estoy tratando de etretener a uno que otro fanatico de la serie.

Criticas constructivas son bien recibidas, hasta les pondre un tapetito de bienvenida :D


CAPITULO I

Mientras se encaminaban a la siguiente villa, la bardo iba sumergida en sus pensamientos…

-"Mi guerrera ya no puedo más con este sentimiento, este amor que siento por ti me va poco a poco carcomiendo el alma, pero lo que más me duele es estar cerca de ti y no podértelo decir porque me da miedo no ser correspondida, que no quieras estar más conmigo y que termines odiándome, y eso definitivamente es lo último que quisiera, porque si no estuvieras conmigo me consumiría una tristeza infinita que sería incapaz de soportar. Pero si sigo ocultándotelo voy a terminar con los labios destrozados de tanto mordérmelos intentando de reprimir mi deseo de saltar hacia a ti y besarte con toda ésta pasión que cada día se acumula más en mi interior con el solo ver ese azul de tu preciosa mirada en la que me pierdo cada vez que volteas a verme y con esas hermosas sonrisas que diario me dedicas. Sin embargo veo prácticamente imposible que alguien como tú se pudiera enamorar de una pequeña rubia que cuenta historias…Pero no más lamentaciones- sacudió la cabeza- voy a conquistarte mi hermosa princesa guerrera, voy a hacer que me ames…"

-Xena ¿Que hay de especial en esa villa?

- Pues, en realidad no mucho. Solo pensé que tal vez te gustaría descansar unos días, alejarnos de los problemas y las peleas por un tiempo.

-Gracias, de hecho sí han sido algo agotadores estos últimos días. ¿Cuánto falta para llegar?

-Azalia no está aún muy cerca de aquí. Ven, sube. Así llegaremos poco antes de que se oculte el sol- dijo deteniendo a Argo. La rubia no perdería la oportunidad de estar cerca de la guerrera para poder abrazar la cintura de su amada y de poder recostarse en esa fuerte espalda. Así que sin pensarlo tomó la mano de la morena para ayudarse a subir y acomodarse detrás de ella.

Después de cabalgar varias marcas de vela, en efecto, llegaron a las puertas de la ciudad antes de que se oscureciera. La mujer más alta le indico a la rubia que la esperara en la taberna mientras ella iba a dejar a su caballo.

Pasó media marca de vela y aún no tenía señales de su amiga. La bardo angustiada por la tardanza salió de la taberna con la esperanza de encontrarla aún en el establo, tal vez cepillando a Argo o dándole algo de comer, pero para su sorpresa el caballo se encontraba solo. Siguió buscando por los alrededores, preguntando a quien se le cruzara si la había visto, pero no tuvo éxito. Así que decidió salir de la villa para tratar de encontrarla. Ya se había alejado bastante y la ansiedad de la rubia crecía cada vez más al seguir buscándola y no encontrar a su princesa. Y entonces a lo lejos vislumbro un pequeño cuerpo a la orilla de lago. Se aproximo lentamente asegurándose primero si era la persona que buscaba, y cuando estaba a escasos metros sus ojos se le iluminaron cuando pudo ver que era Xena. Se encontraba sobre el pasto con las piernas estiradas, apoyándose sobre sus brazos, estaba muy calmada, mirando
inocentemente la silueta de la luna dibujada sobre la superficie del agua. La bardo se le acercó por detrás rodeándole el cuello con los brazos.

- ¿Estas bien? Me tenías asustada, pensé que te había sucedido algo malo ¿Por que estas tan sola? Creí que después de dejar a Argo me alcanzarías en la taberna.

-Sí, lo siento, es solo que…quería estar un momento a solas y pensar…

-Ya veo, entonces… ¿Quieres que me quede o te espero en…?- no pudo terminar su frase ya que Xena la interrumpió

- No…no te vayas. Quédate conmigo, por favor.

La bardo en señal de afirmación le esbozo una cálida sonrisa y se sentó a su lado. Deshaciéndose totalmente de su preocupación anterior por completo, se dio cuenta de que todo a su alrededor era apacible y hermoso; la inmóvil agua cristalina se encontraba abrazada por unas pequeñas, pero hermosas florecillas malvas que armonizaban junto con una línea de carrizo de la pampa, al fondo se encontraba un majestuoso bosque de pinos y cedros de espesas hojas, tapizado de follaje joven, no parecía de noche debido al soberbio brillo que esa noche emitía la luna- "la luz blanca junto con el paisaje transmiten una tranquilidad enfermante"-pensaba Gabrielle. No era como la luz del sol, era diferente…era especial. El único sonido era el de sus respiraciones acompasadas. Después de unos minutos de silencio –no uno incomodo, más bien uno cálido y tranquilizador- de sentir el casi imperceptible pasar del viento, la pequeña rubia rompió el mutismo.

- Pareciera que la puedes tener…pareciera que la puedes sentir…está tan cerca, y al mismo tiempo te das cuenta de que es prácticamente imposible alcanzarla…

- Tan cerca…y a la vez tan lejos. A tan solo unos centímetros de aquí, y si te dejas llevar, al final, te dejará un sabor amargo, al saber que solo es una ilusión- dijeron sin despegar la mirada del agua. En sus palabras tal vez se dirigían a la luna, pero en sus pensamientos, esas frases se dirigían a la persona que tenían al lado, a la mujer que les quitaba el sueño…

Había pasado ya bastante tiempo desde que habían dicho esas pequeñas frases. Ya estaba muy entrada la noche así que Xena se volvió a mirar a su bardo.

- Gab, ya es bastante tarde, será mejor que vayamos a la posada a descansar.

- ¿Por qué no nos quedamos aquí?

- ¿Aquí?- dijo algo extrañada la guerrera- Pero está haciendo algo de frío, no me gustaría que te enfermaras.

- Tienes razón, pero ¿Sabes?, me encantaría quedarme a dormir aquí…contigo-cayendo en cuenta de lo que había dicho agachó la cabeza sonrojándose. Xena enseguida lo notó y con un dedo en la barbilla le alzó la cara obligando a mirarla.

-Lo que quiera mi poetiza- le dijo con una de esas sonrisas que tanto le encantaban a Gabrielle, quien al escucharla se sonrojó aún más y le regresó una tímida sonrisa- Ven- dijo extendiéndole el brazo para que se acercara a ella. Sin dudarlo, la rubia se aproximó recostándose junto a la guerrera abrazándola por la cintura. Xena por su parte pasó su brazo por debajo del cuello de su amiga para así poder acariciar su cabello, mientras que con su otra mano abrazaba más a Gaby de lo que ya estaba.

-"¿Mi poetiza? ¿Suya de ella? ¡Dioses! Que hermoso se escucha eso, y más aún saliendo de los preciosos labios de mi princesa- Se mordió el labio inferior tratando de refrenar el deseo incontenible por los labios de la morena- Pero… ¿De verdad habrá querido decir eso? Eso espero. ¡Si, mi guerrera! Soy toda tuya y de nadie más"- pensaba Gabrielle emocionada con una sonrisa. Mientras tanto Xena seguía lidiando su batalla interna de hace rato que había sido agradablemente interrumpida por la bardo.

- "¿Qué se supone que tengo que hacer? ¿Dejarme llevar por mi sentimiento… o tratar de descubrir algún modo de que mis ojos la vuelvan a ver de nuevo como mi amiga? La amo tanto…daría lo que fuera por ella, nada me haría más feliz que el que me amara de la misma forma en la que yo. Pero… ¿Qué podría ver alguien tan hermosa en alguien tan…tan como yo?"- La guerrera lejos de conciliar el sueño empezó a rememorar como conoció a su preciosa bardo. Recordaba que en aquel entonces era tan solo una chiquilla, la primera vez que la vio tuvo que admitir que era muy hermosa, aunque no se imaginaba que esa pequeña le robaría el corazón, y que terminaría perdidamente enamorada de esa niña rubia…

A pocas horas de que el amanecer hiciera su entrada, la guerrera al fin se dejo vencer por el sueño.

Durmieron tan plácidamente que Gabrielle abrió los ojos hasta cercano el medio día y sonrió al darse cuenta de que su princesa aún dormía y estaba tal y como la había dejado anoche antes de caer en brazos de Morfeo. Con la única diferencia de que la guerrera no estaba viendo hacia arriba, mas bien estaba girada hacia ella dejando muy cerca ambos rostros. La bardo no pudo resistir teniendo esos labios que tanto la tentaban, así que delicadamente pasó un dedo sobre ellos trazando su contorno, y en seguida se abrazó más a ella, quería sentir el contacto y la seguridad que esos brazos le regalaban. Un cuarto de vela más tarde la morena abrió los ojos, y lo primero que vio fue a Gabrielle que se encontraba mirándola fijamente, contemplándola.

- Buenos días- dijo la guerrera desperezándose un poco.

- Buen día, dormilona. Nunca te había visto despertar tan tarde- dijo la bardo con una enorme sonrisa al mismo tiempo que se acerco a depositarle un beso en la comisura de los labios, cosa que extrañó y al mismo tiempo encantó a Xena, pero no dejando que su emoción se hiciera notoria continuó con la conversación.

- Por la sonrisa que tienes, veo que dormiste bien- dijo esbozando esa media sonrisa típica de ella.

- No sabes cuanto- dijo sonriendo aún más e incorporándose- ¿Qué te parece si nadamos un poco?- dijo la rubia guiñándole pícaramente al mismo tiempo que le extendía sus manos a Xena para ayudar a levantarse.

- De acuerdo, aparte ayudará a despertarnos por completo.

En seguida la rubia comenzó a despojarse de sus ropas para terminar zambulléndose en la transparente agua, logrando salpicar varias gotas sobre la cara de Xena.

-Ups, lo siento- dijo fingiendo Gabrielle después de reírse.

-Con que tenemos a una bardo traviesa, ya verás- dijo Xena terminando de despojarse de los brazaletes de los brazos. Y de un segundo a otro ya se encontraba dentro del lago salpicándole agua a la rubia iniciando una guerra de agua. Entre juegos y risas perdieron total conciencia de que se habían quedado en el agua más de lo planeado y no se percataron sino hasta que el cielo comenzó a tornarse naranja avisando que la noche no estaba lejana de hacer su entrada.

La primera en emerger del agua fue la guerrera avanzando hasta llegar donde hallaba su traje, dándole la espalda a Gabrielle, quien la seguía caminando detrás de ella igual en busca de sus ropas, absolutamente hipnotizada, deseando ser alguna de esas gotas que resbalaban por toda la suave piel del cuerpo desnudo de su amiga, desde su cabello, pasando por esos hombros y esa espalda que tanto enloquecían a la bardo.

- ¡Cielos Gab! Se nos ha ido el tiempo volando. ¿No te gustaría ir a la posada a comer algo?

-"Cómeme a mí, princesa"– Claro, me encantaría, muero de hambre- dijo sonriéndole a Xena, tocándose el estómago.

Durante su camino hacia la villa, Gabrielle tenía rodeada la cintura de Xena con una mano, y la guerrera el cuello de ésta. Al llegar, se percataron de que se encontraban colgando incontables lámparas hechas de papel que albergaban luciérnagas iluminando la plaza junto con todo el espectáculo; los habitantes de la villa se hallaban bailando sin detenerse alrededor de toda la plaza principal al compás de la música que varios otros se encargaban de tocar. La gente se encontraba sonriendo disfrutando de los bailes bien coordinados, algunos más riendo a carcajadas entre sus familiares y amigos, había niños corriendo y jugando por todos lados. Era toda una gran celebración digna de admirar.

Al llegar al lugar en donde se hospedarían, lo primero que hicieron fue preguntar al posadero el por qué de tanto festejo.

- Veo que no son de por aquí. Hoy es el día de la fiesta de la cosecha, cada año el pueblo organiza una celebración, donde se da gracias a los dioses por los alimentos recibidos.

- ¿Dura todo el día?- preguntó con bastante interés la bardo inclinándose en la barra, ya que nunca había escuchado de esa festividad, pensando en que tal vez podría sacar una historia de esto.

- En efecto señorita, la celebración inicia con cantos por mañana, seguido de algunos versos, poesías e historias que entonan los bardos, quien en su mayoría son forasteros-Xena le dió un ligero codazo a Gabrielle, quien se limita a voltearla a ver y sonreírle- después por la tarde se inician los bailes que ustedes vieron y al último la gente comienza a comer y brindar por el éxito de la fiesta.

- Gab, iré a ver a Argo, desde anoche que no la veo- dijo la ojiazul, librándose de la conversación que al parecer no era de su mayor interés.

- Claro, pero no tardes mucho

- Ni siquiera lo notaras- dijo alejándose pero aún viendo a Gabrielle.

-"Eso sería imposible, mi hermosa guerrera"

La rubia siguió charlando un poco más con el posadero y al final consiguió una habitación a muy buen precio gracias, una vez más, a su extraordinario poder de regateo junto con algo de comida que sería llevada un poco más tarde.

Por otro lado Xena, estaba teniendo un poco de dificultades para llegar al establo, ya que aparte de que se encontraba hasta el otro lado de la villa, tenía que pasar entre todo el tumulto de gente.

Al llegar, notó que una persona acariciaba a su caballo, pero no alcanzaba a distinguir de quién se trataba debido a la escasa luz que había en ese lugar. Pero si de algo estaba segura, era de que definitivamente no era el sujeto al que había encargado a Argo porque él era más bajo y robusto. Así que sin hacer el menor ruido sacó su espada acercándose lentamente. Sin darse cuenta, la morena alcanzó a patear una herradura, haciendo que el extraño saltara del susto y diera unos pasos hacia atrás tropezándose con un fardo de paja, haciendo que quedara en el piso. Sin perder oportunidad la guerrera puso su espada muy cerca de la garganta del sujeto. Gracias a que trozo de madera del techo se encontraba roto, el brillo de la luna alcanzó a iluminar el rostro del desconocido haciendo posible que Xena se diera cuenta de que se trataba de una joven muy hermosa, delgada, de cabello castaño que le llegaba a media espalda y ojos grises. Al ver la cara de miedo que tenía, instantáneamente retiró su espada.

- ¿Qué haces aquí?– dijo la guerrera al mismo tiempo que la ayudaba a incorporarse.

- Nada, solo les hacía un poco de compañía- dijo la joven tímidamente señalando a los demás caballos que se encontraban ahí.

- ¿No se supone que deberías estar afuera celebrando?

- ¿Para darle gracias a los dioses? claro, como si se preocuparan por los mortales- dijo encogiéndose de hombros.

- Yo pienso igual- dijo esbozándole una amigable sonrisa- Por cierto me llamo Xena.

- Yo soy Neera- dijo con algo de nervios- ¿Sabes? nunca te había visto aquí en la villa.

- Solo vine de paso, estaré aquí algunos días- dijo la guerrera acercándose a su yegua.

- ¿Es tuya?- preguntó la chica con curiosidad.

- Sí, su nombre es Argo- respondió acariciando a su caballo.

- Me encantó, desde que la vi- dijo con mucha emoción- de hecho cuando me encontraste estaba cepillándola un poco, espero que no te moleste.

- En absoluto, de hecho debería agradecerte.

- No es nada, lo que pasa es que mi padre es el dueño de este lugar.

- De igual forma no te hubieras molestado. Ahora me doy cuenta de que no podría estar en mejores manos- al decir esto Neera se sonrojo y desvió la mirada incapaz de mantener la mirada de hielo de la morena- Bueno creo que lo mejor sería irme, y disculpa por el susto de hace un rato.

- No te preocupes, me dio gusto conocerte- la ojiazul solo se limitó a regalarle una sonrisa para proseguir a retirarse del lugar.

-"¡Dioses! Que hermosa es…y que cuerpo…la tengo que volver a ver,"- pensaba la castaña sentándose en el fardo con el que se había tropezado anteriormente viendo como se alejaba la guerrera.

CONTINUARA...


Y así termina el primer capitulo...

Dejen sus reviews para que me cuenten que tal les pareció esta primera parte, y no sé...tal vez algun consejito :D