—No soy gay.

—Sabemos que no lo eres, tío ¿Pero y si fuera verdad?

—Pero no lo soy.

Joey movía la cabeza —Tío no sé cómo puedes ser así.

—¿Así cómo? —preguntaba Chandler.

—Tan irrespetuoso… tan homófono.

Chandler parecía sorprendido —¿Cómo sabes esas palabras? ¿Te las ha enseñado Ross? ¿O Mónica tal vez?

—Chandler no me cambies de tema. No hay nada de malo en serlo. Piénsalo, a lo mejor tus fracasos con las mujeres significan una sola cosa. Que eres gay.

Chandler parecía alucinado —Eso no tiene nada que ver, Joey.

—Oye mira, si tengo que hacer esto para que lo aceptes, lo haré.

—¿A qué te refieres?

Y antes de que pudiese decir nada más, Joey le plantó un beso en los morros. Chandler estaba asustado, pero más aún cuando Mónica entró por la puerta.

—Perdón, no he visto nada.

Y acto seguido se fue.

—Bueno qué, ¿listo para ser gay?