Holi!

Avisos varios:

-no he corregido faltas. tengo prisa. acabo de terminarlo y quería subirlo ya.

-Es bastante subidito. Puedo hacerlo más subidito xD pero no quiero herir la sensiblidad de nadie xD. Si quereis algo más hardcore... review.

-Si quereis continuación... review. Es decir, no lo sé...no tengo nada en mente pero tal vez si me viene la inspiración y veo que interesa... lo seguiré de ahí que no ponga "complete".

-Y... ya está... Review!


Salió del ascensor que daba al pasillo de su loft sorprendido. Una oscuridad inusual envolvió el ambiente. Era extraño. Normalmente siempre estaba bien alumbrado, pero no esa noche. Esa noche, fría como la que más, le acompañaba la oscuridad. Las luces estaban fundidas, no había ni un solo punto del pasillo que alumbrara alguna pared o alguna puerta. A tientas, palpó las paredes y llegó hasta la puerta de madera y metal que daba a su casa.

Tiritó levemente, apenas arropado por su chaqueta de piel. Frunció el ceño y escuchó cómo música electrónica y a un volumen inapropiado para esa hora provenía del interior de su hogar.

En ocasiones como esa hubiera deseado tener un arma como Beckett. Si Alexis estaba en la universidad, su madre fuera de la ciudad… ¿Quién demonios había ahí dentro?

Sacó su iPhone mientras Skrillex no paraba de sonar adentro. Era desquiciante. Esa música casi le hacía perder el sentido del momento y no saber que estaba haciendo. Su iPhone apagado, sin batería. Sacó las llaves de casa y abrió lentamente.

Cómo en el pasillo, todo estaba a oscuras. Sus pupilas se habían adaptado a la oscuridad y conocía ese pasillo de memoria, no obstante, alargó la mano para apretar el interruptor. Nada. Todo fundido.

Cerró la puerta. Su primer objetivo: buscar una linterna que tenía en el primer cajón de la cocina. Segundo objetivo: apagar esa música que le estaba dejando sordo y hacia que perdiera fiabilidad de los otros sentidos.

Estaba ciego y sordo, el que había entrado a su casa sabía lo que se hacía, para desarmarlo, y tenía una idea perfecta de quien se trataba. Sonrió en la oscuridad.

-Becks-dijo alto, no lo suficiente para que se escuchara por encima de la canción que se repetía una y otra vez.

Ciego, sordo y casi mudo, le tenía a su merced.

Entre sombras pudo observar y sentir como la sutil figura de Beckett, casi como la de un felino se movía ante él.

Dio un paso al frente… y las luces se encendieron tenuemente bien graduadas para que sus pupilas no sufriesen un cambio brusco, al mismo tiempo que el sonido de la música descendió hasta parecer un leve murmullo.

Sin esperarlo sintió un duro golpe en el pecho, haciendo que chocara contra la puerta a su espalda.

Un medio giro, pierna alzada, patada ladeada en el pecho, golpe seco contra la pared.

Castle jadeó llevándose una mano al pecho, pero bastó dos segundos más para que ella le hiciera otra de sus llaves para quedar inmovilizado.

Miró al suelo y vio su chaqueta de piel ahí tirada. ¿En que momento se la había quitado sin que él mismo se diera cuenta?

Beckett sonrió casi cínicamente, sintiéndose poderosa.

-Buenas noches señor Castle-dijo en un tono sensual, casi único.

El escritor tenía la garganta seca. Apenas pudo sonreír levemente sin apartar la mirada de la detective, enfundada en un traje negro al más estilo cat woman, al parecer de un tejido parecido al cuero, o tal vez al nylon, a la lycra o incluso al látex, sólo sabía que se ceñía a la perfección a sus curvas.

Llevaba el pelo Liso, con el flequillo recogido hacía atrás, apenas una sombra oscura en los ojos y un suave brillo en los labios. Movió su cuello crujiéndoselo levemente, y Castle se mordió el labio, pasando sus ojos por la piel que palpitaba suavemente bajo su mentón. Bajó su mirada en dirección al sur, disfrutando del pronunciado escote que su musa le regalaba bajándose inocentemente la cremallera del traje.

Llegó a sus pies y lo que vio le volvió loco. Iba calzada con unas botas altas, esta vez de tacón de aguja. Tragó saliva para humedecerse la garganta y trató de moverse. Imposible. A pesar de ganarle en corpulencia, Beckett era fuerte y le impedía todo tipo de movimiento.

Alargó su mano, agarrando sus esposas de su cadera, y en un rápido movimiento le esposo como si se tratara de un sospechoso más.

Tiró de las esposas y se colocó a su lado, empujándole suavemente de su espalda, dirigiéndolo al centro de la sala, clavándole algo duro y frío contra sus riñones.

Por un momento dudo si el poder se le subiría a la cabeza… y eso "duro y frío" se trataba de su arma. No, no podía ser. Beckett no era una insensata. Controlaba la situación.

-¿Qué me vas a hacer, detective?

-Tienes totalmente prohibido dirigirte a mi, a no ser que te de permiso-musitó sentándolo en la silla, sin ningún tipo de cuidado.

Castle disfrutando del jueguecito no se opuso y se quedó sentado en la silla, con las piernas abiertas, sintiendo una leve presión bajo sus pantalones en su zona más erógena.

La miró de arriba abajo y se fijo en su mano. Frío y duro. Su consolador de color metálico. Un simple dildo con forma de falo.

Beckett pensaba jugar fuerte. Su rostro se quedó de piedra al ver como la mano de Beckett con el juguetito se dirigía a su escote, y lo colocaba entre sus senos, soltando un leve jadeo al sentir el frío entre sus pechos.

El escritor no pudo evitar abrir la boca y expulsar todo el aire que contenía sus pulmones. Por dios que la temperatura de esa habitación estaba subiendo a un ritmo descontrolado.

Beckett se giró y Richard no pudo evitar torcer el cuello para observar detenidamente el trasero de Kate. Redondo, firme, enmarcado por unas piernas estilizadas que le volvían loco.

-No tienes permitido mirarme así… -dijo de espaldas, sintiendo la mirada penetrante en su culo-.

Rodeó la isla de la cocina, y de detrás de ella, subió al mostrador una bolsa, pesada pues al dejarla caer se pudo escuchar un fuerte y seco ruido.

Beckett abrió la cremallera de la bolsa negra de naylon bien lento y sacó una rollo de cinta adhesiva plateada y se acercó lentamente a Castle.

El ruido de los tacones le hacía perder el sentido. Cuando Beckett llegó a él, se sentó sobre su regazo, moviéndose circularmente sobre incipiente erección, jugando con él. Pasó sus brazos por su cuello y tiró de su cabello hacia atrás con una sola mano.

Acercó sus labios a su cuello y succionó sintiendo el latido del corazón de él a toda velocidad sobre sus labios.

Castle movía sus hombros con fuerza intentando liberar sus muñecas.

-Eso dejará una marca…-dijo Beckett sonriendo con suficiencia.

Castle negó. Beckett antes de soltarlo lo amordazó con la cinta adhesiva y pellizcó su pezón para comprobar que a pesar de soltar un grito gutural, apenas se le escuchaba bajo la cinta.

-Bien…-Kate rodeó la silla gracilmente y se situó detrás de él. Le tiró del cabello hacia atrás y besó su cuello.

Se entretuvo un buen rato ahí y luego volvió a situarse frente a él, entre sus piernas.

Se arrodilló, sus manos se situaron peligrosamente cerca de su entrepierna, acariciando sus muslos y posteriormente el bulto que se formaba bajo su gran erección.

Le sonrió desde esa postura mientras sus manos arañaron su abdomen. Castle pensó que podría llegar a correrse sólo de verla así, de rodillas, acariciándole suavemente y arañando su abdomen y su pecho.

Cerró los ojos tratando de controlarse y sintió como Beckett hizo presión en su miembro para llamar su atención.

-Mírame.

Castle abrió los ojos y la miró intensamente. Su mirada era de un azul más oscuro que nunca, cegado por la pasión. Deseándola con la mirada.

Beckett tragó saliva con fuerza y llevó su mano a los botones del pantalón de él. Lo desabrochó lentamente, disfrutando de los nervios de él. Kate se levantó una vez terminada la tarea y le hizo a él levantarse para poder deslizar sus vaqueros hasta sus tobillos.

Con fuerza lo volvió a sentar, empujándolo del pecho.

Su miembro erecto se marcaba en sus boxers negros. Beckett deslizó su dedo índice por lo largo de su erección mientras el escritor soltaba gemidos sin controlarse.

La detective volvió a arrodillarse y con la cinta adhesiva ancló cada pierna a su respectiva pata de la silla. Impidiéndole moverse bajo ningún concepto. Quedando completamente expuesto a ella. Con las piernas abiertas igual que su camisa, la única prenda aparte de sus boxers que le cubría.

Kate acarició desde sus rodillas hasta sus caderas con sus dedos, con suavidad, martirizándole. Se inclinó contra su pene y succionó por sobre la tela, sintiendo como estaba algo húmedo. La misma sensación que ella sentía bajo el traje que llevaba. Sentía su sexo hervir. Estaba a mil sólo de llevar el control y tenerle como ella quería. Atado.

Sonrió más cínicamente que nunca, y con la punta de su bota comenzó a masajear su pene. Castle no paraba quieto, quería soltarse, quería arrancar sus agarres y arrancarle ese traje, subirla a la encimera y hacérselo salvajemente. No obstante, también estaba disfrutando como nunca de esa experiencia de sumisión.

Beckett con la punta de la bota hizo presión en la punta de su pene, disfrutando de la cara de entre dolor y placer del escritor.

Bajó su cremallera hasta su bajo vientre y comenzó como pudo a deslizar su traje para quedar completamente desnuda frente a él, tan sólo con las botas.

Castle no apartaba la mirada de ella ni un solo momento. Beckett se acercó y se sentó sobre él a horcajadas. Una pierna a cada lado, dejando su sexo sobre su erección, frotándose.

La detective echó su cuello hacia atrás, gimiendo mientras apoyaba sus manos en el pecho de él, moviéndose rítmicamente, sintiendo como mojaba su boxer. Castle gruñía. Sus ojos se empañaban de lágrimas. Balbuceaba palabras bajo la mordaza.

Beckett buscó su boca y le besó por sobre la cinta adhesiva, provocándole, luego besó su frente, sus ojos, todo su rostro, jugando con él. Pegó su pecho al de él.

Castle pudo comprobar cuan duros estaban los pezones de la detective y sintió como esta metía la mano entre sus cuerpos. Bajó su mirada como pudo y comprobó como se daba placer a si misma, masturbándose, frotando sus dedos con rapidez contra su clítoris.

El escritor se revolvió, movió sus hombros con fuerza. Necesitaba tocarla él mismo. Era no tortura.

-Apples-masculló.

-No te entiendo, Rick.-sonrió Beckett, quien en ese momento bajó apenas el borde del boxer de su pareja, liberando su erección.

Agarró con facilidad su miembro y dio un par de sacudidas. Castle abrió los ojos como platos, apunto de terminar en la mano de ella pero logró contenerse al tiempo que ella relajaba su mano alrededor de su miembro.

Volvió a agarrarla.

-Te prohíbo terminar, aún.-dijo mientras movía su mano bien lento arriba y abajo, desde la base hasta casi la cabeza. Se echó hacia delante, colocándola contra su clítoris como pudo y se movió frotándose así. Delirando de placer.

Beckett elevó sus caderas levemente y se dejó caer sobre su erección, penetrándose ella misma. Se sintió plena. Castle estaba delirando de placer. Kate arrancó la cinta adhesiva de su boca y le besó desesperada. Ambos gemían en la boca del otro. Beckett lo agarró de la nuca, sin separar sus labios de los de él, pasando sus brazos por su cuello mientras se movía de forma circular.

-No…puedo…más…-gimió Castle.

Beckett mordió su labio con fuerza y comenzó a moverse arriba y abajo casi salvajemente. Separó apenas su rostro del de él, pegando su frente a la de él. Ambos no podían contener los gritos y gemidos de placer, casi más alto que el murmullo de la música que seguía sonando.

Beckett había traído más juguetitos en la bolsa y sin embargo los había dejado ahí. Había perdido completamente la cabeza y el control y ahora se desfogaba cabalgando sobre las caderas de su escritor favorito.

Castle buscaba su boca desesperado, besándola, sintiendo como el sexo de ella se contraía alrededor de su pene haciendo que terminara a borbotones en su interior acelerando el orgasmo de ella.

Beckett se dejó caer contra el pecho de él, acariciándole y besándola, respirando agitada mientras el pecho de él subía y bajaba con rapidez.

Unos minutos después, Beckett se removió haciendo que Castle saliera de ella y se quedara ahí sentado, atado mirándola, mientras Beckett sentía como sus piernas temblaban. Se sentó en el regazo de él, ambos sudados y sintiendo sus intimidades aún húmedas, empapadas de sus propios flujos.

Beckett se dejó caer hasta el suelo, quedando sentada entre las piernas de Castle. Poco a poco le quitó los amarres de los tobillos. Se arrodilló mirándole y le dio un lametazo primero a su muslo y luego a su miembro, divertida, como si nada.

-No…empieces…no puedo…más.

Beckett se rió y se levantó. Desnuda se dirigió a la mesa del salón a buscar la llave de las esposas.

Regresó y se le liberó.

Castle movió sus hombros y sus brazos entumecidos. Miró sus muñecas con una fea marca roja rodeándolas, de tanto friccionar al intentar liberarse.

Beckett las agarró y las besó suavemente.

-De nada sirvió "Apples"…-musitó sonriendo.

Beckett abrazó a Castle, besando su pecho. Se separaron para ir a la ducha, Castle se giró delante de ella, casi tropezando con los vaqueros aun bajados, y terminó de quitárselos, quedando desnudo como ella.

-Tal vez la próxima vez…-Beckett pellizcó el culo del escritor y salió corriendo para la ducha.


Gracias por leer ;)