Le dolía todo el cuerpo y no podía recordar donde estaba. Abrió lentamente los ojos tratando de enfocar a su alrededor, la habitación era totalmente desconocida.¿Cómo había llegado hasta ahí, si tan solo su cabeza se despejara un poco…
Trató de levantarse pero un peso sobre su pecho se lo impidió. Bajó la vista y fue recibido por una maraña de cabello rojizo y un aroma de almendras que lo dejo sin aliento, reconocía ese olor, ¿cómo no hacerlo si había vivido los últimos 3 años anhelando su fragancia como el aire para respirar?.
Cerró los ojos nuevamente tratando de pensar, ¿qué hacia ella ahí, bastante claro le había dejado hace unos días que no le interesaba saber nada de él. Muchas veces había rogado un minuto de su tiempo, pero ella solo había sabido hacer trizas su corazón en cada uno de sus intentos.
De repente sintió como el peso que descansaba sobre su cuerpo cambiaba de posición y abrió los ojos rápidamente. A pocos centímetros de su rostro se encontraba una piel blanca como la nieve, unos cabellos rojos como fuego y unos ojos halógenos que le penetraron el alma y le cortaron la respiración.
Se incorporó suavemente, tomó sus lentes de la cómoda y se los colocó no sin antes parpadear un par de veces. Regresó su mirada hacia abajo, donde una chica con rostro de ángel lo miraba con preocupación, lo que no hizo más que intrigarlo.
Tenía tantas preguntas que hacer, tantas dudas que aclarar, pero antes de que pudiera siquiera separar sus labios quedo irremediablemente atrapado en la clara mirada de su acompañante. Verdes mares de lamentos se posaban ante sus ojos, lagrimas saladas caían sobre sus sabanas y, un segundo mas tarde, inesperada tormenta de sentimientos lo atrapó entre los brazos de la causante de cada uno de los latidos de su corazón.
-James, pensé que… no vuelvas a hacerlo nunca por favor.
Temblaba ligeramente mientras pequeños sollozos escapaban de sus labios y él solo podía intentar reconfortarla, nunca se había sentido tan inútil en toda su vida. De repente, como un balde de agua fría llego el recuerdo de la noche anterior, su conversación, el susurro, el maleficio, su promesa…
Sonrió ligeramente con el recuerdo. Si ella estaba ahí eso significaba, significaba que…
Una voz casi inaudible interrumpió sus pensamientos y él no supo hacer más que acrecentar su sonrisa
-Perdóname por favor, todo esto es mi culpa, si tan solo yo…
-Shh…
No la dejó terminar, no quería seguir perdiendo el tiempo. Con suma delicadeza tomó sus mejillas y acercó sus labios a los de el. Un beso suave, tierno, lleno de todo el amor que había guardado para ella, lleno de arrepentimiento, de deseo, de perdón y de miles de promesas de un futuro, miles de oportunidades de gozar de su fragancia, cientos de ocasiones para perderse en sus caricias, infinitos despertares juntos, tan maravillosos como este, en el que sus corazones se unieron por primera vez y para siempre…
