Disclaimer: Todos los derechosreservados para mi escritora británica favorita: J.K Rowling.Warner Bross & Salamandra. La historia es de mi muy triste y retorcida imaginación.

Disfruten de la lectura, como lo he hecho yo escribiendo.

"Creo que te amo, Hermione."

Capítulo I: Recuerdos

Hermione, ¿te ayudo con tu mochila? Se ve muy pesada—decía un Ron muy sonrojado, pero con voz firme.

Puedo sola, Ronald. Gracias. —respondía una Hermione muy irritada mientras cogía su mochila, se paraba de su pupitre, y salía del salón.

Harry sabía por qué Hermione trataba a Ron de esa manera. Por eso él también salió sin mirar a Ron. La clase de Transformaciones había sido dura ese día, más que la profesora McGonagall les enseñaba como transformar una casa completa en una pequeña casa de muñecas, para llevarla a todas partes. Todos estaban agotados. Ron, confundido y enojado fue detrás de sus mejores amigos después de haberse tragado el orgullo. Corrió hacia ellos, los alcanzó y tomó a Hermione por el hombro y le dijo:

¿Y ahora por qué rayos estás enojada conmigo? —le reclamó.

¡Déjame sola, Ronald! —le espetó ella soltándose de su agarre con unas lágrimas amenazando salir—No quiero hablar contigo.

¿Qué te pasa? —preguntó Ron, su tono de voz fue tan nítido que sólo Hermione lo escuchó ya que estaba a escasos centímetros del chico. — ¿Qué te hice? —volvió a decir Ron con las cejas fruncidas, abatido.

¡La besaste! ¡Sí, Ronald! ¡Lo vi! —estalló de pronto la castaña, soltando lágrimas y sollozando fuertemente. El chico palideció, ¿lo había visto? ¿Pero no vio que fue una equivocación? ¿Que esa Lavender se le aventó? Ron no le había dicho nada porque no le pareció importante… ¡que estúpido había sido!

Hermione, eso… eso es una terrible equivocación… no la besé… te… lo… juro…—trató de explicarse Ron, sollozando también.

Ron, aquí no… vendrá algún profesor y los verá y… ¡les recuerdo son prefectos! —Intervino Harry muy incómodo pero cogiendo la mochila que Hermione había dejado caer entre sus sollozos y lanzando miradas asesinas a los espectadores entrometidos—Vamos, Hermione. —la abrazó por encima del hombro y se la llevó a la Sala Común de Gryffindor.

Hermione, yo… te amo. —susurro el pelirrojo mientras veía irse al amor de su vida y a su mejor amigo. Ella lo había escuchado y sintió ganas de regresar pero cuando decidió hacerlo ya estaban demasiado lejos.

No pasa nada, Hermione. No te dejaré nunca. —le susurró Harry Potter al oído y ella se dejó guiar por él.

Hermione se secó las gruesas lágrimas que caían por su rostro. Ese recuerdo ahora ya no le dolía, porque se había descubierto que esa Lavender lo había tomado a la fuerza y lo había besado. En sí lloraba porque era lo mejor que sabía hacer últimamente. Mucho tiempo se había dedicado a ignorar todo el pasado, a encerrar todos esos recuerdos en un lugar muy profundo de su corazón… y ahora se encontraba sumida en sus pensamientos, recordando todos los años junto a Ron.

¿Por qué no me das una oportunidad? ¡Una sola! —dijo un muy sonriente Ron, mientras tomaba de la mano a Hermione y la llevaba fuera del castillo— ¡Cuantas chicas quisieran estar conmigo! ¡Y tú, cariño, me desprecias! —seguía alardeando Ron de una manera que le parecía divertida a Hermione.

¡Pues no sé por qué andas perdiendo el tiempo conmigo, Ronnie! —dijo Hermione aun sonriendo y estallando en risas cuando veía la cara que ponía Ron, por haberle dicho "Ronnie".

¡No me digas así! ¡Es odioso! —Se quejó él, pero amaba tanto ver reír a Hermione de esa manera que la dejaría llamarlo como ella quisiera—Y… bueno, tal vez, me guste perder el tiempo contigo—le guiñó el ojo y le indicó que se sentaran a la orilla del lago.

Ron…—decía mientras se sentaba en el césped frente al lago y un hermoso atardecer—Es muy hermoso aquí, a esta hora. —dijo después de unos segundos.

Mmm, he visto cosas más hermosas… como tú, Hermione. —le susurró al oído y le tomó ambas manos. —Sé mi novia, déjame entrar a tu corazón, déjame ser el dueño, déjame cuidar de él, por favor. —la miro fijamente y le sonrió.

No, Ron… lo siento—respondió la castaña, haciendo que se le rompiera el corazón a Ron.

¿Por qué no? —insistió, acercándose un poco más… tal vez, si le robaba un beso ella cedería…

¡Ronald! En verdad… yo… te quiero mucho ¡mucho! —Comenzaba a balbucear la chica—Pero no... No puedo ser tu novia, porque…

Te gusta otro—esa no fue una pregunta.

¡No! ¡Claro que no! —Se apresuró a negarlo—Es que… simplemente no puedo, perdón. —se levantó y se fue corriendo, odiándose por haberle roto el corazón así a Ron.

A la castaña ya no le importaban las lágrimas que tapaban la vista a sus ojos marrones, simplemente las dejaba caer, una costumbre que ya se le había hecho adictiva, algo que pasó a ser monótono. Estaba en su oscura recamara en el departamento que compartía con Harry, su mejor amigo. Ella miraba la lluvia o más bien creía hacerlo, miraba, sí, pero no veía nada.

Había puesto el dedo en la llaga, había abierto la puerta del dolor, una puerta que tenía cerrada, que cerró cuando acabó la relación con Ronald. Había recordado la cien mil y un veces que él le pedía una oportunidad, una sola, y ella muy orgullosa lo había rechazado esas cien mil y un veces. Recordó la primera vez que le pidió la oportunidad en el lago, luego en el gran comedor de Hogwarts, y otras 7 veces en la sala común. Y ella se sentía, tan halagada, tan querida, tan contenta, pero, ¿por qué rayos decía que no? Ella lo quería, él la respetaba…

Entonces, ¿qué es lo que querías, Hermione?

La relación entre Hermione y Ron, ya no fue amistad después de tres meses, se peleaban para ver quien quería más a quien y siempre ganaba Ron. Se tomaban de las manos entre las clases, Hermione había cedido a que Ron cargara su mochila, siempre estaban juntos, todos pensaban que eran novios, solo faltaba hacerlo oficial, pero cada vez que Ron le preguntaba, ella simple y sencillamente decía: "No, no puedo, perdona…" y se iba… Y después de aquella respuesta, la pareja dispareja, se distanciaba… no se hablaba y si no fuera por Harry que movía cielo, mar y tierra de nuevo volvían a su rara relación de amigos no novios.

También recordó cuando había visto a Ron besándose con Lavender. "No puede ser él",se dijo así misma cuando los vio, sintió una punzada de furia y dolor, ¡Ron era suyo! Se enojó con él y no le habló durante semanas pero tuvo que perdonarlo porque Harry, su amigo del alma le había dicho: "Hermione, independientemente de que Ron se haya besado con otra chica…-vaciló-a ti no tiene que molestarte,noes tu novio…"¡Oh que golpe tan bajo! Pero era verdad. Ron era libre de hacer y no hacer con su vida. Pero igualmente le dolía, la lastimaba…

Hermione se limpió los ojos por última vez, decidida a no derramar una lágrima más… no por ahora. Se dirigió a su pequeño espejo y se miró, ¡estaba un desastre! Si de por sí su cabello era una maraña… hoy era una cosa peluda insoportable. Primero se lavó la cara con el agua fría que caía del grifo contiguo, se secó con la pequeña toalla rosa que tenia colgada junto al lavamanos y a continuación se cepilló los dientes, tomó su peine y comenzó una batalla para poder "domar" aquella melena de risos. Se fijó en su ropa: aún tenía el pijama. Sin mirar atrás, se fue directo a su pequeño pero completo armario. Escogió unos Dockers cafés de vestir, unas zapatillas color negro, y una blusa de mangas largas azul, tomo en manos su chaqueta negra y deposito en el bolso escondido que traía ésta su varita mágica. No tenía ni idea si Harry estaba en casa o no… desde hace varias semanas que no se daba cuenta de las cosas, hasta esa mañana, fue como si en todo ese tiempo, hubiera estado atrapada en una pequeña burbuja, apartada de todos, en su mundo… Y ahora, ahora nada era igual, ella ya se daba cuenta de todo, ¡como si alguien le hubiera estallado su pequeña burbuja!

— ¿Harry? —preguntó la chica con voz desanimada. Mientras salía de su habitación y se dirigía a la puerta de Harry. —Harry, ¿estás en casa? —esperó unos segundos.

— ¡Hermione! —dijo sorprendido el chico que salía detrás de la puerta y la envolvía en sus fuertes brazos. — ¿Cómo estás? —le preguntó Harry, sin soltarla aun. Tenía miedo de que si la soltaba, se fuera de su mundo, y correría al oscuro y triste cuarto… otra vez. — ¿Quieres comer algo? ¿O prefieres comer afuera? ¡Sé que está lloviendo! Pero, somos magos… y la lluvia para nosotros no es un problema. —le sonrió emocionado mientras la soltaba pero la tomaba del brazo para dirigirse a la cocina.

—Harry, Harry…—lo tranquilizó Hermione, tomando su rostro en sus manos, a mitad del camino—Gracias. —la chica tenía mucho que agradecer a Harry, él había visto por ella, él velaba sus sueños, él la animaba, él trataba con todas sus fuerzas hacerla feliz. —Muchas gracias, Harry— Y sin pensarlo dos veces, la chica depositó un dulce beso en su frente—Eres el mejor, te adoro. —le sonrió nuevamente y lo abrazó con todas sus fuerzas. Harry estaba anonadado, él también la adoraba y la veía como a una pequeña damisela que siempre tiene que tener cuidados, tiene que tener a alguien que la proteja, que la ame, que la haga feliz… Harry era feliz haciendo feliz a Hermione. Se sentía débil y fuerte en sus brazos. Todo al mismo tiempo. Le devolvió el abrazo automáticamente, como si sus brazos estuvieran hechos para abrazarla y protegerla sólo a ella.

LunaHHr