¡Hola!(~°w°~)

Solo quiero aclarar que esta es una adaptación del anime "Ano Hana". Para quien vio el anime, me entenderá el porque quiero compartir esta hermosa historia con aquellos que no gustan de ver este tipo de series. Aun así es la historia que más me ah conmovido, y espero que la lea :3

Los personajes son de J.K Rowling, la historia es de en creador de el anime de Ano Hana, y yo solo eh tomado la motivación de hacer esto. Espero y les guste.

Verdadera descripción (Con cambió de nombres):

Un grupo de amigos de la infancia se separa a causa de la muerte de una amiga, ahora Harry, un chico, (parte de grupo de amigos) sufre de estrés a causa del fantasma de Luna, que sigue queriendo que este cumpla un deseo que ella le contó antes de su muerte, pero para eso Harry deberá reunir a sus antiguos amigos de la infancia, el problema es que ellos han cambiado mucho.


Todavía no conocemos el nombre de la flor que vimos ese día.

Capitulo primero.

Los super protectores de la paz.

Entre paginas y paginas de palabras, hacemos aun lado nuestras emociones; pero ahora que eh caído en un bloque mental, no se como terminar esta pagina.

Poniendo una marca en mi diario, tú y yo iremos a pasear en la bicicleta que encontramos en el basurero.

Vamos a nuestro lugar secreto donde apilamos montones de recuerdos. Subiremos la colina, donde veremos el horizonte y veremos el cielo tan profundamente azul, donde en una mano tendré un refresco y la otra buscará por ti.

Antes los tenia siempre a mi lado... entonces, ¿Por qué hoy ruego por estar con ustedes otra vez?

Seguro debe haber algo mal conmigo.

Era un día soleado y caluroso de verano; perfecto para hacer un día de campo bajo la sombra de los árboles o alguna parrillada en convivencia de la familia. Los niños jugaban en las calles y las niñas sentadas bajo un árbol comparando los accesorios de su muñecas hacian un día alegre y lleno de risas agradables. Era alegre, sí... pero no para todos.

Estudiantes de preparatoria salían del colegio y otros se dirigían a el. Los amores juveniles regresaban a sus casa tomados de las manos, tal vez planeando que hacer en ese día tan magnifico.

Por otro lado, un joven de alborotado cabello azabache y con unos tristes y cansados ojos verdes, parecía no prestarle importancia al hecho de poder disfrutar ese día al aire libre porque, solo tal vez, jugar en el nintendo era más emocionante y provechoso.

Estaba muy concentrado en este juego, que cuando respondía a todo tan mecánicamente, parecía como si sí estuviera escuchando o le importara, si quiera.

— ¡Muere, muere, muere!— repetía mientras, en la pantalla del televisor, disparaba a el jefe con flechas bomba y la vida de este disminuía conforme los ataques lo impactavan. Pareciera ir todo bien al estar la barra de corazones con solo tres vacías.

—¿Eh? ¿Ese es Building Builder?—pregunto una niña mientras se acercaba más a la pantalla como si estuviera analizando las cosas muy seriamente.

— ¡Claro que no! Las mujeres son muy descerebradas.— Bufó el joven que no podía tener más de dieciocho años.

— ¿Estas seguro?—Se acercó al de cabello negro y se recargó con los brazos en las piernas cruzadas de él solo para verlo mejor a la cara y asegurarse de que no mentía.—Es que se parece mucho a él.—Ahora en su cara había un pequeño puchero y su frente tenia un fruncimiento muy tierno.—Mira sus labios; ¿te fijas como son de esponjosos?

Él parecía muy enojado, porque cerró los ojos y su rostro solo reflejaba exasperación.

—Si esa es en el único criterio en el que te basas, hasta el viejo de Abacus Tutor se vería como Building Build...— Pareciera como si de repente se diera cuenta de que había alguien en su habitación, pues su expresión era casi tan merecedora de ver si lo que querías era reír. Solo con ver a la pequeña niña de no más de 7 años su expresión cambió drásticamente.

— Cierto, pero, Harry,él es...— Pero se detuvo al ver el rostro del mayor.

¿Esto de verdad es normal? No. El estaba viendo a una niña pequeña que no debería de estar allí.

Miró el rostro ajeno y se dio cuenta de lo pálida que era; su cabello era largo y de un color que al principio pensó que era plateado, pero era un rubio tan claro, que su equivocación era unos grandes y saltónes ojos azules como zafiros y él quedo hipnotizado.

La bestia del verano era de verdad feroz... o eso pensó él.

— ¿Harry...?

Se levanto del suelo, causando que la niña, que estaba poniendo la mayor parte de peso que tenia sobre la pierna de él, cayera ruidosamente al suelo de madera. Ella se paró y siguió el camino recorrido por el otro para llegar hasta la cocía, donde él estaba preparando fideos instantáneos. Todo lo lo hacia tan mecánico que ahora ella estaba preocupada... hasta que se dio cuenta que tenia hambre.

—¡Yo igual quiero!—Gritó alegremente al momento de saltar sobre de la espalda de Harry mientras sonreía.

Él se tambaleó, pero como si ella no estuviera ahí, siguió con su labor. Tal vez su mente le estaba haciendo una mala jugada.

Tomó el huevo mientras ella le sacudía constantemente la espalda.

—Ah, un huevo—dijo ella muy risueñamente.—¡Luna quier sopa de huevo, Luna quiero sopa de huevo!—canturreaba mientas seguía brincando, sin idea de que Harry estaba muy enojado por sus acciones. Pero, ¿como podía ella saber eso, si solo era una niña que estaba feliz de poder estar con él?

¿Como podía él lidiar con esta persona si solo estaba estorbando? Solo dejo la clara del huevo dentro de la olla con los fideos y se quedo quieto. Sencillamente, esto no podía estar sucediendo.

Cerró los ojos con fuerza y trató de concentrarse en el dolor de cabeza que ahora estaba naciendo, pero simplemente no pudo.

—Oye, Harry... el huevo se esta poniendo grumoso...—dijo, recibiendo a cambio solo el silencio de él. ¿No se han sorprendido alguna vez de las maneras que tienes los niños para obtener lo que quieren?; Luna infló sus mejillas al ver que él muchacho solo la ignoraba, y de la nada empezó a golpearlo en la espalda, haciendo que el gimiera y sacudiera de dolor con los repetidos golpes infantiles mientras le gritaba:—¡Revuelve el huevo, revuelve, revuelve, revuelve!

Era tanto el ajetreo que no escucharon que el la entrada, alguien anunciaba su llegada y luego se asomaba para ver el movimiento.

—¡Oh! ¿Eso es ramen?—pregunto un hombre que no superaba los cuarenta años de edad.-Has un poco para mi, ¿Quieres, Harry?

—¡Wooooo!, Es el papá de Harry; ¡Bienvenido a casa, papá de Harry!—Aunque recibió una mirada enojada por parte del joven, ella solo sonrió mientras James Potter iba a sentarse en el comedor sin quitarle la mirada y sonrisa de su hijo.

—¿Harry?—canturreó el hombre.

—De acuerdo.—Musitó él, ganando alegres "Que lindo eres." y "Sorprendente, que lindo eres." de ambos acompañantes.

—¿Cuál es el objetivo de llamarle a todo lindo?—bufó cuando su padre ya estaba alejándose y Luna seguía hablando sin cesar.

—¿Qué? Pero si "lindo" es una linda palabra, Harry. Se puede usar en cualquier situación.— Dijo con uno sonrisa.

—Excepto que no la usas habitualmente.—Esto lo susurró, por lo que su padre no lo escuchó o solo no quiso responder.-¿Quieres que le ponga huevo?—dijo algo alto, pues Luna seguía hablando como si platicara un suceso muy fenomenal cuando solo hablaba de como deberían de ir los huevos en la sopa.

—Ponle dos, pero no los rompas aparte.

—Vale.-Avisó mientras Luna hacia una dramática exageración de "¡Hasta tu papá me apoya en esto, Harry!"

Sacó otro plato de la alacena y comenzó a trabajar en la comida.

Luna seguía golpeando su espalda.

Su padre prendió el televisor mientras usaba la palabra "lindo" al ver un programa de animales salvaje en África.

Así es como estaba todo.

Su padre actuaba completamente norma, lo que significaba...

—¡Oye, Harry!—Gritó Luna. A los niños no les gusta ser ignorados.

En el verano de aquel entonces... lo era todo más fácil.

Entonces no tenia de que preocuparse, más que de divertirse, claro.

Junto con su amigos todo era tan sencillo.

Trepando árboles para alcanzar a los escarabajos que llegaban en esa estación del año, solo para adular al que cogiera el de mayor tamaño. Escuchando su voz... diciendo que tuviera cuidado, él se sentía invencible cuando hacia cosas que otros no.

Eso era él en aquel entonces.

Recordó uno de los días donde hablo con ella, y le dijo...

Oye, Harry.—Llamó ella con un rostro que reflejaba seriedad (que no era muy normal en niños de la edad de ella.)

¿Que pasa, Luna?— contestó un Harry de ocho años.

Ella lo miró, pero luego se sonrojó y bajo la mirada. Eso era común en ella, pero que tuviera la cara de determinación, no se veía todos los días. Empezó a juguetear con el listón azul sujeto del cuello de su vestido blanco de una pieza, y dijo:

Ahora mismo... yo tengo un deseo.

~Todavía no conocemos el nombre de la flor que vimos ese día~

Tal vez solo se encontraba algo enfermo por el estrés.

Si, por todo el estrés y trauma que había acumulado hasta ese entonces lo había enfermado y ahora se presentaba físicamente por el calor del verano.

Se movió causando que la persona encima de él despertara.

—Buenos días, Haaarry—saludo con una sonrisa soñadora y cansada.

—Vamos a hacer algo con esto.—comentó él, más tranquilo que hace un rato antes de desmayarse al no superar que Luna realmente estaba ahí.

—¿Ah?—Solo había curiosidad en ella, como cualquier otro niño.

—Digamos que estas aquí como una imagen de mi estrés.—Entonces se cubrió los ojos con su brazo izquierdo para no ver más a la niña.—Pero... ¿Por qué apareciste ahora?—Ella seguía con su rostro plasmado en duda.— Y es más... ¿Por qué ahora me siento como un pedofilo?

—Ehh... Ahora que lo dices...—Se llevó un dedo a la boca, indicando le estaba pensando. Se levanto un poco, de manera que ahora estaba sentada sobre el joven acostado.—¡No tengo idea!—Gritó alegre, como si esa fuera la mejor respuesta y se sintiera orgullosa de que fuera de ella el gran descubrimiento.

—No puedo creerte—Dijo Harry, con obvia sorpresa en sus facciones.

—Aunque...,—prosiguió mientras dirigía su mirada al techo buscando palabra correctas para terminar.—Creo que solo quiero que el deseo de Luna se cumpla, ¡Eso es todo!—dijo con una tierna sonrisa mientras regresaba su rostro hacia su acompañante.

—¿Tu deseo?, ¿De qué hablas?

—Yo... ¡No tengo idea!—exclamó con el mismo entusiasmo de hace unos segundos, como si fuera una gran victoria.

Ahora estaba realmente enojado.

—¿¡Cómo puedes decir que quieres cumplir un deseo cuando no tienes idea de qué es!?-gritó.

—Pero, Harry, realmente siento que esa es la razón.—Dijo, pero en realidad parecía dudosa.—...¿Cuál podría ser?

—¿¡Cómo voy a saberlo!?

—¡Iaaaaaaaaag! Me escupiste en la cara!—Lloriqueó mientas trataba de limpiar su rostro con mucha ímpetu.—¡Barrera, barrera! ¡Ahora no podrás acercarte!—Ahora, infantilmente, puso una barrera protectora con sus manos.

Ahora él realmente estaba estupefacto.

Si eso era realmente la bestia del verano, era demasiado real.

Ella era su estrés, trauma y quizá... Solo quizá, él estuviera feliz de que ella este aquí.

—Por ahora solo trata de averiguar cual es ese deseo.

—¡Oh, pero solo es un deseo que solo puede hacerse realidad si todos están juntos.—Ahora sonreía.

—¿Qué? Te re-efieres a t-todos?

En eso sonó en timbre haciendo que ambos voltearan hacia el origen de este. Luna se paró y abrió los brazos imitando a un avión mientras hacia sonidos de un supuesto motor.

—¡Ya voooooooy!—avisó mientras volaba hacia la entrada.

Ahora esta preocupado. Este pequeño estrés, o lo que sea, estaba causando que el joven pelinegro sufriera cambios repentinos de emoción.

—¡No! ¡E- espera! Quédate quieta.—Trató de alcanzarla, pero sus piernas se enredaron y calló. Se levantó, pero la menor ya llevaba ventaja de distancia.—¡Detente!—susurró, por fin alcanzándola justo antes de que ella abriera la puerta.

—Pero, Harry, hay alguien en la puerta.

—¡Solo imagina que pasaría si abres la puerta!,— Seguía diciéndole, pero ella solo forcejeaba en su agarre,—¡solo quédate quieta y espera!—pero de nada sirvió, porque quien quiera que llamara a la puerta, era algo impaciente y abrió por cuenta propia. Tal vez solo era impresión de ver a ambos de esa manera, pero su expresión solo denotaba exasperación.

—¿Qué estas haciendo?—Dijo, como no queriendo la cosa. Era una chica de la misma altura que Harry, y aparentaba tener la misma edad que él. Su cabello era rojo como la sangre, y su vestimentas eran algo... ¿Cascos ligeros? No, solo era que el día era caluroso y... bueno, ustedes entenderán.

Pero eso no pareció importarle a Luna, porque sin previó aviso, se aventó hacia ella enrollando su brazos en el cuello de la chica pelirroja.

—¡Ginny! ¡Wow, es ella!—gritó con entusiasmo la niña. Se le veía realmente feliz.

—Oye, cálmate.—le advirtió Harry.

—... ¿Qué?, No me pasa nada.—Dijo la otra, sobándose el hombro izquierdo.

Luna detuvo su emoción y su sonrisa se volvió una mueca de tristeza. Harry solo la miró y sintió pena por ella. Eso era realmente... penoso.

—Claro, si...—Observo como la niña se congelaba en el abrazo que le daba a la otra chica mientras esta hablaba.

—¿Por qué me duele el cuello?—Dijo mientras seguía con su tarea de masajéo, agregándole constantes movimientos de cabeza, como si tratara de acomodar algún hueso desencajado. Luna se separo de ella con claras ganas de llorar.

—Ginny, ¿No puedes ver a Luna?—Pero nadie contesto.

—¿Qué es lo que pasa?—Siguió Harry, tratando de desconcentrar a Luna de lo ocurrido.

Ella se detuvo y le mostró un sobre con hojas dentro. Aparentaban ser más de quinientas.

—Toma. Me pidieron que te los trajera estas vacaciones; es tarea.

—¿Hasta ahora?, solo quedan dos días de vacaciones.—Ella le pego el sobre en el pecho sin mucha delicadeza.

—A diferencia de ti, yo tengo muchas cosas que hacer.

—Entonces debiste tirar esto por allí,—Comentó viendo las hojas con perspicacia.—porque, simplemente, no tengo ganas de volver a esa asquerosa escuela de retrasados.

—A mi no me interesa si regresas o no, pero ¡Deberías de estar avergonzado!

Ambos chicos parecían muy enojados, por lo que ahora Luna estaba mirándolos sin saber que hacer, ya que ella no podía verla.

—Adiós.—Cerró la puerta, dejando a Harry todavía más enojado.

No sabia si sentir enojo hacia esa chica, Ginebra, o sentir lastima por Luna que seguía con cara de angustia.

Ella siempre había sido así: le afectaba todo lo que escuchara; él, por más que lo negara antes, siempre se preocupaba cuando ella lo estaba. Era algo inevitable.

Miró a Luna unos segundos y ella frunció el ceño.

Caminó hasta la sala y prendió el televisor; unos segundos después, Luna ya estaba a lado de él, mirándolo con cara de enojo (Que solo provocaba risa), y con las mejillas infladas.

No sabia como, pero sabia lo que venia.

—¡Harry tonto! ¿Por qué no le preguntaste?—exclamó ella, pero mientras lo hacia, daba patadas al aire y agitaba los brazos queriendo llamar la atención de un joven que ni siquiera la miraba.—Solo debiste decir: "¡Cumplamos su deseo juntos, Ginny~!"

—Primero que nada, no la llames Ginny.—dijo él, por fin dignándose a verla.—Dile Wasley, o Ginebra; no lo sé.

—¿Por qué lo haría? Ginny es Ginny. Ella es buena con todos, y le encanta hacer favores a los demás.—Dijo, demostrando lo orgullosa que estaba de ella.

—Comprende esto: Ella ya no es la misma de antes.—ladró.—Esa maldita perra no ayudaría a nadie aunque se lo pidieran de la mejor manera.

—¿Por qué la llamas perra?

—Por que lo es. Ella ya no es mi amiga.—dijo mientras miraba fijamente a Luna. Parecía como si estuviera a punto de llorar.

—¡Odio eso, Harry!—Se le quebró la voz. Era verdad, odiaba que insultaran a su amiga.—No es justo que digas cosas malas de Ginny. Lo odio.

—Luna...—Recordaba lo sentimental que siempre era, pero no recordaba que él siempre era afectado por esto. Ahora se sentía culpable.

—Anda, vamos a hablar con ella de nuevo, Harry!—Lloró. Ahora el corazón de Harry sintió remordimiento y encogimiento. Esto, para él, no era nada bonito. De hecho, lo odiaba tanto como Luna odiaba que insultaran a Ginebra Weasley.

No podía contra ella, sin embargo. El solo recuerdo de ese día... se lo impedía.

La miró, y supo que ella realmente no podía estar enojada con él.

—De acuerdo... Ahora que has visto a Weasley, deberás entender cual es tu deseo. No solo ella ah cambiado, Luna. Todo ah cambiando desde entonces.—en el rostro de Luna se había formado una sonrisa luminosa, pero se apagó cuando él continuó hablando.

~Todavía no conocemos el nombre de la flor que vimos ese día~

Salir de casa significaba ver gente, pero ya había hecho un compromiso con Luna.

¿Cómo era que había accedido a eso?

No era justo que, aun que no lo hiciera intencionalmente, ella tuviera esa habilidad de hacer cosas de las que luego se arrepentiría. Sabia que no era sano verse afectado así por el estrés, pero su consciencia pudo más que el sentido común.

Salir de casa significaba ver gente, pero ya había hecho un compromiso con Luna.

¿Cómo era que había accedido a eso?

No era justo que, aun que no lo hiciera intencionalmente, ella tuviera esa habilidad de hacer cosas de las que luego se arrepentiría. Sabia que no era sano verse afectado así por el estrés, pero su consciencia pudo más que el sentido común.

—Harry, ¿Ya estas listo?

Ese estrés. Quería golpearlo.

Se miró al espejo y se puso sus gafas correctamente. Se puso un gorro, con el objetivo de pasar desapercibido; bajo las escaleras sin ni siquiera voltear a ver a la niña que esperaba emocionada al pie de estas.

—Ehh~¿Por qué usas ese gorro tan feo?

—Cállate. Vamos, salgamos ahora... No te preocupes por eso.—agregó cuando ella lo miro dudosa.

—Si.—Dijo mientras caminaba y lo alcanzaba antes de abrir la puerta.

Había alguien a fuera, y Harry realmente estaba nervioso.

—¿Harry?

—Ya lo sé. Ya voy.— Abrió la puerta, y un par se señoras lo miraron como si fuera peligroso. Su nerviosismo aumentó y el sudor comenzó a atacarlo. Era cómico, pero Luna no pareció captarlo y salió mientras tarareaba una melodía.

—¿Qué pasa?—preguntó cuando vio que él no avanzaba.

—Buenas tardes.—Dijo él, ignorando a la niña. Ambas mujeres asintieron.

—Pero que expresión tan graciosa, Harry. ¡Oh, tienes un pedazo de cebolla atorado entre los dientes!

—¡Cállate!... demonios.—Las mujeres quitaron la vista de él y se asustaron un poco, pero él ya había avanzado por la calle.

Nuevamente, Harry estaba enojado.

Caminaron un poco más hasta llegar a dar vueltas por las calles, hasta que Luna decidió intervenir.

—Pero, Harry, este no es el camino a la casa de Ginny...

—Tomaremos un paseo ya que estamos fuera.

De inmediato, Luna dio un grito de impresión y corrió una calle por delante. Parecía estar realmente emocionada.

—¡Genial! Aquí solía haber un Bomu-Bomu, pero ahora es un McDonal's. ¡Asombroso, pero yo prefería comer nachos!

Unos muchachos caminaban por la calle, pero Harry logró pasar desapercibido. Socializar no era lo suyo, aunque esos tipos iban en la misma clase en la que el había ido alguna vez.

¿Y si Weasley tenia razón y era un perdedor que solo tenia derecho a sentir vergüenza? Ella no era nadie para decirle las cosas a alguien, pero ¿Y si de verdad tenia razón?, ¿podía hacer algo para contradecir eso?

No.

En primera, no tenia nada que demostrarle nada a ella, y en segunda... no había forma de hacerlo ya que, por más que buscara, sabia que nunca la encontraría.

—¿Son tus amigos?—Harry la vio agachada, tratando de ver su rostro. Ella tenia una sonrisa melancólica, y ahora el enojo se había ido.

—No... Lo siento, esas viejas realmente me molestaron... pero nadie pone atención dos veces. Hasta Ginny lo dijo, ¿no?

Luna sonrió y luego se enderezó. Tal parece que ahora se sentía feliz con Harry.

Corrió hasta la cerca, y tomo florecillas silvestres que nacían enredadas a la base de la valla.

—Son impresionantes, ¿no, Harry? Huelen como a verano.

—No has cambiado.—dijo, pero por el volumen que uso, se puede deducir que pensaba en voz alta.

—¿Eh?—y Luna lo miró, curiosa.

—No importa.

Realmente no le impresionaba, por que ella solo era una alucinación, después de todo.

"Por favor, concede mi deseo" había pedido ella. Eso era, sin dudas, por su relación con esa niña.

Miró la flores que ella le dio, y la olió. De verdad olían a verano.

"Quiza esta es una oportunidad para hacerlo"", pensó.

—¡Harry!— él la miró.—¡Mira, mira!

—¿Que estas haciendo?—Ella estaba sobre la valla, haciendo malabares para no caer al suelo.— Eso es peligroso. La regañó, pero ella no parecía escucharlo.

Luego, ella... resbaló.

Él estaba triste, sentado en el suelo de la habitación de su padre cuando él entro llamándolo.

Harry...—el niño desvió la mirada de su videojuego, solo para ver que la cara de su papá estaba colorada y plasmada de lastima.—Cachorro, tienes que escucharme.—Dijo mientras se sentaba a su lado en el suelo.

¿Que pasa, papá?

Harry... Luna esta..-—

Lo siguiente que ocurrió, fue él corriendo hacia el lugar en donde Luna estaba cayendo; estaba tan desesperado que sentía como si todo estuviera puesto en cámara lenta.

Cayó.

Todas la flores que Luna tenia, cayeron sobre él.

—Harry...—le llamó Luna, realmente impresionada.—¿Te encuentras bien?

—Si. Estoy bien.—Trató de levantarse, pero el brazo le dolió, e hizo una mueca de dolor.—Auch.

—¿Potter?—Harry volteó y se encontró con el dueño del llamado. Era un joven alto, de cabello castaño oscuro y ojos azul marino. Su aspecto era dominante, y su expresión demostraba prepotencia. A su lado, se encontraba una chica de cabello oscuro, castaño como la caoba; tenia la mirada casi tan dominante como la de su acompañante.—¿Que estas haciendo?

Luna soltó un grito de felicidad.

—Toma.—dijo la chica, mientras le daba sus lentes. Se habían caído con el gran golpe que había recibido al caer.

—Vamos de camino a casa de las clases de verano. ¿Si te enteraste de las clases, ¿no?... ¿Potter?, ¿estas bien?

—Si... entonces, no vemos.—pero al dar la vuelta para irse, se encontró con el rostro de Luna, que parecia no caber en si misma de la felicidad al ver al otro par.

—¿Eh?, oye-.

—¡Son Theo y Hermione!

—¡Vayámonos!—Gritó a Luna, pero pronto se dio cuenta de su error.—A-ah... quiero decir, Luna está... Eso no es—Miró a la niña.—, quiero decir...

—¿Qué pasa con Luna?—dijo, y su mirada se oscureció, pero la de Luna se iluminó.—¿Aun hablas de eso?... Escuché algo sobre ti—Luna dejo de sonreír, y Harry ahora estaba atento. Hermione, la chica que lo acompañaba, lo miró como advirtiéndole que se controlara.—Aparentemente no vas a la escuela. Fallaste en el examen de admisión y ahora vas a una escuela de bajo nivel. No haces el intento de ir a la escuela y manchas el nombre de Luna Lovegood... ¿Hay algo mal en tu cabeza? Deberias de sentirte avergonzado.

Harry no aguantó y corrió lejos de ese chico. Tal vez todos tenían razón.

—¡Theodore, eres un idiota!—le gritó Luna llorando, pero el otro ni se inmutó.

—¿Por que te emocionas tanto?—se burló Hermione.—Incluso tu cambias cuando hablas de Luna Lovegood... ¿No es verdad, Theo?

—Cómo sea.—bufó, mientras se alejaba del lugar.

—Que patético. Pero tienes tu apariencia a favor, ¿no?

—También tengo mi cerebro.

—Seguro que sí.

~Todavía no conocemos el nombre de la flor que vimos ese día~

El cielo empezaba a oscurecer. Las lamparas de las calles comenzaban a encenderse.

Harry corría sin rumbo, y Luna iba de tras de el. Él sabia que Nott tenia razón, y Luna pensaba que era insensible de parte de él decirle todas esas cosas a su amigo.

—¡Harry!—gritó ella, pero él la ignoró.—¡Espera, por favor!

Entonces, él se detuvo luego de treinta metros.

—¿Lo entiendes ahora? ¡Todos han cambiado! Eso no es todo—dijo, sin verla todavía.—... el que más ah cambiado, soy yo.

—Oye, Harry...

—Solo dame un respiro, estrés. Cuando estoy contigo, recuerdo... cosas que me duele recordar.—dijo, por fin volteándola a ver. —Y eso me molesta.

—Harry...

Caminó lejos de ella, sin sentir que lo siguiera. Tal vez de verdad funcionó decirle que le diera espacio, pero ahora se sentía como una basura y no sabia la razón.

Si ella solo era producto del estrés acumulado por años, ¿por qué se sentía culpable por hablarle de malos modos?, no había razón. Si ella solo era una alucinación, entonces no podría tener sentimientos propios; esa era la razón por la que ella seguía igual de animada y cabezota que antes: porque era como la recordaba. Así de alegre, de melancólica, una persona que detestaba las peleas y siempre defendía lo que le importaba.

Llegó a su casa, y como todas las luces estaban apagadas, supuso que su padre seguiría trabajando.

Se recargó contra el refrigerador de la cocina, y se tiró al suelo; tomo su cabeza con ambas manos y oculto esta entre sus piernas, como una manera de ocultar su desesperación.

Y recordó...

En ese entonces... en ese verano no era como ahora.

Se dirigió a la base secreta. Corrió, pues sabia que sus amigos lo esperaban allí, dentro de el pequeño fuerte construido en la cima de una colina de la ciudad.

¡Ya lo tengo!—gritó incluso antes de estar a un par de metros de la entrada de la base.

¿Qué cosa?—preguntó una niña de cabellos rojos. Otros cuatro niños lo miraron con la misma interrogativa en la cara.

Seremos: ¡Los super protectores de la paz!

¡Wow~! ¡Genial!—exclamó un de ellos. Tenia ojos grandes y regordetes cachetes.

¿Qué es "protectores"?—preguntó uno de ojos azul marino.

Es un grupo de gente mega fuerte. ¡Nosotros protegeremos la paz!

¡Geniaaaal~!—volvió a gritar el niño regordete de cabello naranja.

¿Que paz protegeremos, Harry?—pregunto una niña con esponjoso cabello castaño.

¡La paz de aquí, allá y donde sea!—contestó él.

¡Wow!—exclamó una de las niñas, de cabello rubio y ojos azules y saltones.—, entonces Harry será nuestro líder, ¿Verdad?

¡Si!

Todos lo seguían por ser el líder... así como ese día.

Todos estaban en la base secreta, reunidos como si estuvieran en una importante junta.

Oye, Harry...—llamó la niña de cabello color sangre.

¿Uh?

¿Te gusta Luna, verdad?—tiró, causando que el aludido apartara la mirada de su juego de vídeo y la mirara sorprendido.

Luna hizo un sonido como si estuviera realmente apenada. Después de todo, la mayoría no rebasaba los ocho años de edad.

¿¡Pero de qué estas hablando!?

Se honesto—lo molestó el de ojos azules y cabello oscuro.—, los súper protectores de la paz no tenemos secretos.

¡Oye, Theo!

¡Dilo, dilo, dilo!—lo alentó el de cabello naranja y ojos grandes.

Ya dejen eso, por favor.—susurró otra de las niñas.

Todos observaron como Harry agacho la cabeza. Tal vez se preparaba para decir alguna respuesta.

¿C-cómo-... ¿¡A quien le gustaría alguien ta fea como-...—pero luego se quedó callado.

Algunos dicen que los niños son los peores jueces, y cualquiera pensaria que una niña a la que le dijeran fea, se pondría a llorar (y más hablando de ella porque, era muy sentimental)... pero ella solo sonrió... y eso fue lo que lo hizo sentir como un cerdo.

Salió corriendo sin pensarlo dos veces, escuchando como Luna gritaba que regresara, pero no tenia el valor de verle a la cara.

Llegando a casa, su padre salia recien por la puerta.

Oh, hola, cachorro. ¿Ya volviste tan pronto? Iré a ver a tu mamá.—comento, señalando una bolsa con comida.—Puedes calentar la comida en el microondas, pero ten mucho cuidado.

Él entró, y después de eso, su papá se fue...

En ese entonces, solo pensó en la sonrisa que rompió su corazón.

Solo pensó en las manera en la que se disculparía al día siguiente, pero... ese día, nunca llegó.

~Todavía no conocemos el nombre de la flor que vimos ese día~


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