¡Hola, gente! :DD
Aquí Mitsui Neko reportándose con un nuevo fanfic, esta vez de la OT3 HaruTakaShin!
Este es un fic cualquiera, pues tendrá una actividad especial ¿De que se trata? Lo verán al final de este capitulo el cual espero les guste nwn)/
"Friendship"
Kagerou Project fanfic by Mitsui Neko
Summary: ¿Cuánto puede durar una amistad? Takane, Haruka y Shintaro creyeron que la suya duraría para siempre, sin embargo, al surgimiento de un nuevo sentimiento, se verán separados.
Disclaimer: Kagerou Project/Mekakucity Actors no me pertenece. Todos los derechos de autor van para su creador Jin (Shizen no Teki-P)
Cuando Shintaro Kisaragi, Takane Enomoto y Haruka Kokonose hicieron la promesa de ser amigos toda la vida, creyeron que sería algo fácil y así fue, al principio, cuando solamente eran unos niños y la vida era más sencilla e inocente.
— ¡Te encontré! —Exclamó Haruka una vez había hallado a su amigo Shintaro escondido entre unos arbustos.
—Jum... No es justo. Haruka, siempre me encuentras.
—Es que soy bastante bueno en este juego.
—Ajá, como digas, pero seguro no encontraras a Takane como siempre.
Al oír eso, el niño del lunar hizo un mohín. Resultaba que la amiga de ambos pequeños era una experta a la hora de esconderse.
Entre los dos empezaron a buscar en todo el parque, pero les fue imposible encontrar a la niña de coletas.
— ¿Dónde estará, Takane-chan? —Haruka se notaba nervioso al decir esas palabras.
—No lo sé, pero si no la encontramos posiblemente nuestros padres se molesten con nosotros.
—Olvídate de eso ¿Y si le pasó algo malo?
Ahora Shintaro también estaba preocupado por su amiga.
Siguieron buscando, pero esta vez exclamando el nombre de la niña con la esperanza de que ésta les respondiera, pero no hubo resultados.
Estaban tan cansados de buscar que se sentaron en los columpios a descansar.
—Takane-chan... ¿Dónde estás? —preguntó Haruka con las primeras lágrimas escapando de sus ojos.
—N-no, no llores, Haruka. Seguro está bien.
— ¡Boo! —alguien exclamó detrás de ellos, asustándolos y haciendo que ambos se cayeran de los columpios.
Tirados en la arena del parque, los dos niños giraron su vista y vieron a la niña de coletas que buscaban parada detrás de ellos con las manos en la cintura y una sonrisa burlona dibujada en sus labios.
— ¡Jajaja! ¡Hubieron visto sus caras cuando les asuste! —decía la niña entre carcajadas.
Los dos varones se miraron mutuamente, frunciendo el ceño para luego levantarse de la arena y ver a su amiga con cierta molestia.
—A-ah... perdonen si les he preocupado, les aseguro que eso no era parte de la broma. —hablaba una Takane nerviosa.
Repentinamente, el abrazo de ambos pequeños calló sus disculpas.
—No vuelvas a hacer eso, Takane-chan. —dijo Haruka con los ojos llorosos.
—Creímos que algo malo te había pasado. —comentó Shintaro, el cual se aguantaba las lágrimas a diferencia de su amigo.
—Lo siento mucho, Haru... Shin... —contestó Takane, arrepentida de su mala broma y correspondiendo el abrazo de sus amigos.
Así de unidos eran ellos, no había amigos más fieles que la traviesa y algo gruñona Takane, el sensible y talentoso Haruka y el inteligente, pero algo tímido de Shintaro. Tan diferentes, pero queriéndose los unos a los otros.
La pregunta era... ¿Cuánto duraría aquella amistad? Pero sobre todo ¿Podrían contra los obstáculos que su nueva vida les tenía preparado?
Capítulo 1 - "Novios"
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Takane caminaba por los pasillos vacíos de su colegio en dirección a la salida. Estuvo a punto de salir del edificio, cuando recibió un mensaje por celular.
La chica de cabellos negros, amarrado en un par de coletas, sacó su móvil de su bolsa y leyó el mensaje que acababa de llegar.
Mensaje de: Haruka (^u^)
"Takane-chan ¿Podemos vernos en la azotea del colegio ahora? Por favor. Hay algo importante que tengo que decirte."
La pelinegra soltó un largo suspiro, pero al final respondió el mensaje.
"De acuerdo. Voy en seguida."
Takane dio media vuelta en dirección a las escaleras. De ahí subió hasta llegar a una puerta que decía 'Acceso a la Azotea' y la abrió.
Lo primero que vio al momento de salir, fue a su amigo de la infancia y compañero de clases, Haruka, parado, dándole la espalda mientras observaba el atardecer.
Antes de hablarle, Takane observó detenidamente al chico. Había cambiado tanto desde niños. Ahora era alto -bastante-, de hombros anchos y cabello algo largo, solo un poco por delante.
—Haruka...
El mencionado se giró. Al ver a su amiga, una sonrisa sincera se dibujó en sus labios.
—Takane-chan... Me alegra que hayas venido. —se acercó a ella.
El chico intentó posar una mano en la mejilla de su compañera, pero esta movió su cabeza, impidiéndole aquella acción.
— ¿Qué es aquello importante que tienes que decirme? —Le interrogó.
—Oh, sí... —Un leve rubor pintó las mejillas del joven— Bueno... ya sabes que tú y yo hemos sido amigos durante mucho tiempo.
—Desde que puedo recordar.
—Sí, pues, he disfrutado mucho de tu compañía, Takane-chan, pero me he dado cuenta, con el paso del tiempo, de que tu amistad no me basta...
Los ojos de Takane se abrieron como platos al momento de comprender las palabras de su amigo.
—Haruka... ¿D-de que estás hablando?
—Me gustas, Takane... mucho.
Un sonrojo incontrolable invadió el rostro de la chica de coletas. Rápidamente desvío la mirada de los ojos negros de su acompañante, pero éste la tomó de su mentón, obligándole a mirarle.
—Y yo sé... que yo te gusto a ti ¿Verdad?
— ¿Q-Qué? —El sonrojo en su rostro se intensificó.
—Quiero que lo digas... —Acortó la distancia entre su rostro y el de su enamorada—Quiero escuchar que lo digas, Takane... —dijo Haruka, sonriendo con ternura y confianza.
Takane estaba estática. Haruka era un chico dulce e inocente, así lo fue por mucho tiempo, pero ahora, a los 20 años de edad, lograba sorprenderla mucho y ese día no era una excepción. No solo se le había declarado, sino que aparte le había leído la mente, había descubierto sus verdaderos sentimientos hacia él.
—S-Sí... me gustas, Haruka. —Confesó la chica al fin.
En seguida los labios de Haruka besaron los suyos. Fue un beso tierno y suave al principio, que lentamente se iba intensificando. La verdad es que aquel beso no era el primero que ellos se daban. Ya en ocasiones anteriores lo habían hecho, por curiosidad, por experimentar... Aquella era la primera vez que lo hacían porque se querían, porque se deseaban el uno al otro, porque estaban enamorados.
Algo que empezó como una inocente amistad, ahora se había convertido en algo más fuerte, en amor.
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Ese día, Shintaro se encontraba molesto ¿Y cómo no? Había tenido una fea discusión con su novia, Ayano Tateyama; en realidad, su relación con dicha chica no iba muy bien. Ahora más que nunca, el chico de cabellos azabaches se preguntaba ¿Por qué se había enamorado de ella?
Todo comenzó para el tiempo en que Shintaro se había separado de sus mejores amigos, Haruka y Takane, para empezar a estudiar en un colegio lejos de casa. En dicho lugar, conoció a Ayano, quien era su compañera de clases, además de sentarse a su lado.
A diferencia del resto, Ayano tenía cierta dificultad para atender en clases, por lo que se decidió en asignarle un tutor. Siendo Shintaro el más inteligente de la clase, fue obvio que lo escogieran a él como el tutor de la chica.
El hijo mayor de los Kisaragi no era precisamente la persona más social, solía ser serio y reservado, por lo que no hizo ningún amigo, a excepción de Ayano, pues estaba obligado a convivir con la chica de prendedores y bufanda roja.
Ayano era distinta a él, todo lo contrario al chico. Ella era alegre, amable, social y amistosa. La pelicastaña veía a todos como posibles amistades. Con Shintaro fue más insistente que con alguna otra persona, debido a la personalidad del moreno.
El estar lejos de casa, el extrañar a sus amigos, la melancolía y la nostalgia, llevó a Shintaro a dejar sus sentimientos expuestos, de los cuales solía escapar constantemente y en un momento de debilidad, terminó cediendo a Ayano, hasta "enamorarse" de ella.
La relación al principio, como cualquier noviazgo, fue maravillosa, pero con el paso del tiempo, Shintaro comprendió que Ayano no era la mujer indicada para él. En primer lugar, él era un idiota, insensible y un cretino, mientras que su novia era dulce, tierna y considerada. La diferencia de opiniones y personalidades provocó que ambos jóvenes tuvieran constantes peleas. No importaba el motivo o quien empezara, al final, por ser como era, Shintaro siempre era el malo.
El chico estaba harto de todo eso. A mitad de su relación, pensó en varias ocasiones terminar con Ayano, pero en aquel entonces su profesor era nada menos que Kenjirou Tateyama, padre de su novia, por lo que, temiendo que los rencores pusieran al maestro en su contra, Shintaro decidió seguir siendo el novio de Ayano por un tiempo más.
Todo parecía estar bien otra vez y Shintaro pudo seguir así por unos meses, justo cuando el ciclo escolar había terminado y volvía a casa. Ahí fue cuando el chico descubrió que Ayano vivía en la misma ciudad que él y no muy lejos de su vecindario. Vería a la pelicastaña más seguido y fue entonces que comprendió que no podría más con aquella farsa.
Estaba cansado de ser el villano de la historia. Que cada vez que había una pelea, todos se fueran en su contra, incluso su misma familia -específicamente su hermana- mientras que Ayano era vista como la víctima. En realidad, desde cierto punto, lo era. Era una víctima al ser novia de él. Merecía algo mejor.
Después de mucho pensarlo, Shintaro terminó tomando una difícil decisión, pero tal vez la mejor para Ayano como para él.
Mandó un mensaje a su novia para que ambos se vieran en un lugar específico y salió.
— ¿Y bien? ¿De que querías hablar? —Preguntó la pelicastaña frente a él. Su sonrisa era tan amplia y sincera, que inevitablemente se sintió mal de lo que estaba a punto de hacer.
—Ayano, yo… —Shintaro intentaba mantener su vista fija en la joven de bufanda— He estado pensando mucho sobre cómo esta nuestra situación y no parece que fuera a mejorar…
—Sobre eso… —Interrumpió su pareja, notándose un tanto triste— Me disculpo por mi familia. Ellos tienen una mala impresión de ti, pero no te conocen tan bien como yo te…
—Ayano. —Esta vez fue él quien la interrumpió, mirándole fijamente a los ojos. Fue entonces, al hacer esa última acción, que lo notó. Ella sabía, sabía lo que iba hacer y solo estaba atrasando lo inevitable. Sonrió por lo bajo con pena, pero continuó— Ellos siempre han creído que podrías tener algo mejor y estoy de acuerdo con ellos…
— ¡No es verdad, Shintaro! Yo quiero estar contigo.
—Pero yo no. —Dijo cortante, callando a la de bufanda que le miró sorprendida y dolida— Lo siento, Ayano, pero debemos terminar.
—Pero…
—No hagas esto más difícil. —Pidió casi suplicante.
La Tateyama no dijo más, bajó su mirada, apretando el borde de su falda negra.
—S-sí… entiendo. —Forzó una sonrisa mientras de sus ojos escapan unas cuantas lagrimas que hicieron sentir a Shintaro más basura de lo que ya se sentía— Espero que aunque sea podamos seguir siendo amigos.
—Por supuesto. —El Kisaragi se acercó a ella, pasando su pulgar por sus suaves mejillas para secar sus lágrimas— Ya verás cómo te olvidaras de mí.
Ayano sonrió, pero era más bien una sonrisa irónica. Shintaro siempre se había menospreciado, ahora no era la excepción. Él decía que le sería fácil olvidarse de él, pero si supiera cuanto le amaba, tal vez no diría eso. Posiblemente le había dicho eso, porque él ya le había olvidado, desde hace tiempo.
Todos sus pensamientos se callaron al sentir un gentil beso en su frente.
—Cuídate mucho. —Le dijo a su ahora exnovia con un rastro de ternura, difícil de ubicar, pero ahí estaba.
—También tú. —Contestó ella dándole un fugaz beso en su mejilla para luego irse lo más rápido que sus pies le dejaban.
Con un mal sabor de boca, el muchacho pelinegro le observó irse. No fue por ella y eso era prueba de que su decisión había sido la correcta, porque así era él, podía llegar a querer, a amar, pero nunca peleaba por la persona, nunca iba tras nadie y por eso era mejor estar solo, antes de lastimar a alguien más, como lo había hecho ahora.
A pesar de tan amarga tarde, el joven Kisaragi no perdía los ánimos, al contrario, estaba bastante emocionado con la idea de volver a salir con sus viejos amigos, con los cuales se había puesto de acuerdo, luego de tanto tiempo de no saber nada de ellos, más allá de los estados y fotos que veía en las distintas redes sociales donde los tenía agregados.
Takane y Haruka ya debían estar más grandes al igual que él, aunque no esperaba mucho de la primera. A los dieciséis años que fue la última vez que habló frente a estos, la chica pelinegra pasó de ser la más alta de los tres a la más baja, incluso siendo la mayor. Haruka por su parte, él era el que más había crecido y sin embargo aún conservaba ciertas actitudes infantiles que a un chico de su edad se vería mal, pero al Kokonose no. Todo lo contrario, le daba una imagen tierna que logró la atracción de varias chicas y explotó los celos de la Enomoto.
Habían pasado ya cuatro años y sólo hace unos días había hablado con Haruka en video llamada para ponerse de acuerdo con la salida actual.
"Será como en los viejos tiempos." pensó el de cabellos azabaches a sólo una cuadra para llegar su destino. Una vez llegando al punto de reunión, Shintaro empezó a buscar a sus amigos entre tanta gente que había en ese lugar, hasta que finalmente les encontró.
Desde lo lejos pudo ver a sus dos amigos, al parecer discutiendo, aunque eso era más bien por parte de Takane, la cual le gritaba al inocente Haruka, el cual hacía varias reverencias ¿Qué pudo haber hecho para que la Enomoto se molestara con él? Pues estaba a punto de averiguarlo, sin embargo, estando a solo unos pasos de reunirse con sus compañeros, Shintaro vio algo que le dejo completamente tieso.
De pronto, de manera muy repentina, Haruka había tomado a Takane de su cintura, acercándola a él lo más que podía para así robarle un beso. Como esa escena en si no fuera lo suficientemente impactante, Takane en vez de golpear a Haruka como hubiese esperado, le terminó correspondiendo ese beso, aunque al separarse se notaba lo avergonzada que estaba.
Una vez rotó ese beso, fue precisamente la chica de coletas que notó la presencia de Shintaro a solo unos tres metros de ellos.
— ¿Shin…? —Preguntó ella no del todo segura, pues no veía al chico desde hace tiempo y éste había cambiado bastante.
— ¡Shintaro, cuanto tiempo! —Exclamó alegremente Haruka justo antes de abrazarle, sacándole de su transe.
— ¡A-ah! ¡Haruka, si, cuanto tiempo! —Correspondió el abrazo dándole unas cuantas palmadas a la espalda del pelicastaño oscuro, pero su mirada se centró en la chica que veía toda la escena.
Takane insistía en usar su cabello peinado en coletas, aunque ahora lo llevaba más largo. Debía admitir que se le veía bien, incluso compensaba el hecho de que la chica estaba ojerosa, algo que tenían en común. Además de eso, pese a ser más baja que ellos, la Enomoto tenía unas piernas largas y muy bonitas que captaron su atención, teniendo un fetiche con dichas partes del cuerpo.
—Hey, idiota ¿Qué pasa? ¿Acaso no me reconoces?
Shintaro reaccionó y plantó su vista en la filosa mirada de la pelinegra.
—Claro que no. —Colocó su mano encima de la cabeza de la más baja y la palmeó— Solo mírate, no has crecido nada, sigues igual como cuando de niños ¿Cómo no reconocerte?
Takane simplemente apretó sus pequeños puños y apartó la mano del chico azabache de su cabeza.
—Oh vamos, Takane tiene una estatura normal, somos nosotros quienes hemos crecido mucho. —Comentó Haruka intentando poner la calma como siempre.
—Supongo, pero es curioso cómo pasó de ser la más alta a ser la más enana.
— ¡¿Enana?! —La chica alzó un puño en contra de su amigo, pero su pareja actuó a tiempo y la tomó por detrás evitando la violencia— ¡H-Hey, Haruka!
— ¿Qué? Solo estoy impidiendo que esto termine en una pelea. —El chico castaño sonrió tiernamente y aprovechando el cómo tenía agarrada a su novia, la abrazó cariñosamente ante los ojos sorpresivos de su compañero.
—Entonces lo que vi hace un rato no fue mi imaginación. —Sus dos amigos le miraron— Son novios ahora ¿Verdad?
— ¿Lo que viste hace un rato…? —La de coletas tardó en comprender las palabras de Shintaro, pero una vez lo hizo, quedó completamente roja, liberándose del abrazo de su novio— ¡No puedo creer que nos hayas visto!
—Es su culpa por andar besuqueándose en público.
Dicho ese comentario, hasta Haruka se avergonzó, ruborizándose notablemente al igual que su novia.
— ¡Te dije que alguien nos vería!
—Hehehe… por favor, Shintaro-kun… Lo menos que quiero ahora es que Takane vuelva a molestarse conmigo. —Decía nervioso el del lunar y ambos jóvenes se giraron a ver a la única chica del grupo, la cual parecía estar reprimiendo sus ganas de matarlos a golpes. Los dos tragaron duro.
—De acuerdo, de acuerdo… Solo guárdense esas cosas para cuando estén solos y cuando digo eso me refiero a ti, Haruka. —Señaló al más alto y este volvió a reír.
—Hahaha claro, intentare contenerme. —Contestó al momento en que se rascaba la nuca— En fin, olvidando ese tema ¿Adónde les gustaría ir?
—Mmmm… pues había estado pensando en ir al parque donde jugábamos cuando niños. —Sugirió Takane ya estando más tranquila.
—Oh, me parece una buena idea ¿Qué te parece a ti, Shintaro?
—Por mi está bien. —Dijo encogiéndose de hombros.
— ¡Bien! ¡Vamos en marcha! —Canturreó animosamente Haruka al momento que tomaba la mano de su novia y empezar a caminar.
Antes de dar el primer paso, la mano libre de Takane tomó repentinamente la de Shintaro. Eso último tomó de sorpresa al joven azabache, pero se dejó hacer sin quejas.
Así como iban tomados de las manos los tres, era como salían a pasear cuando pequeños. Las madres de ellos siempre les habían dicho que fueran de las manos para que así ninguno se perdiera y se había hecho una costumbre. Volver a hacerlo luego de tanto tiempo era extraño, pero no por ello malo.
Algunas personas les miraban extrañados, sin embargo los jóvenes parecían estar más emocionados en llegar a su destino que prestarle atención a como el resto les miraba. Después de todo era algo que tenían en común los tres, la opinión de los demás no tenía importancia. La que se tenían uno del otro y de sí mismos era la única opinión que valía.
— ¡Y llegamos! —Anunció el Kokonose una vez se había detenido.
Takane y Shintaro se asomaron por detrás de su espalda y observaron con sorpresa. El parque donde solían ira había cambiado bastante, desde juegos nuevos, repintado, más árboles de los que había en su tiempo y alrededor habían pequeños negocios como salas de videojuegos, dulcerías, heladerías, todas colocadas conscientes de que era un sintió donde los niños iban constantemente.
— ¡Woow! ¿En serio este es el mismo parque casi abandonado al que veníamos? —Preguntó el Kisaragi viendo a su alrededor asombrado.
—Está mucho mejor de cuando solíamos venir. —Takane se cruzó de brazos— ¿Por qué siempre ponen lo mejor cuando ya no somos niños?
—Uhm, cierto. Hace poco me enteré que el antiguo colegio al que iba cuando tenía doce, le construyeron una cancha nueva para beisbol. —Haruka hizo un mohín— Con lo feliz que hubiese sido jugando en esa cancha.
—Así es la vida. —El de rojo palmeo la espalda de su amigo— ¿Qué tal si comemos un helado? ¿Eso te animaría?
— ¡Sí! —El más alto del grupo corrió animado hacia la heladería que había cerca.
Por su lado, Takane y Shintaro solamente le miraron ciertamente conmovidos. Haruka parecía ser el mismo niño de siempre.
—Nunca cambia ¿Eh? —Comentó el Kisaragi con una leve sonrisa.
—En realidad si ha cambiado un poco, pero sigue comportándose como un tonto a veces. —Rió la Enomoto por lo bajo.
— ¿Quién diría que al final se harían novios? —Preguntó mientras miraba la nada.
—N-no lo digas de esa manera, e-es vergonzoso…. —La chica de coletas jugaba tímidamente con sus dedos al decir dichas palabras. Shintaro arqueó una ceja extrañado, era la primera vez que le veía así— La verdad siempre creí que era obvio…
—De tú parte sí. Siempre se notaba lo tontamente enamorada que estabas de Haruka. —Takane estuvo a punto de quejarse, pero el de rojo siguió hablando— Por otro lado Haruka… siempre noté lo mucho que se preocupaba por ti, cuanto te quería, pero realmente nunca me imaginé que estuviera enamorado de ti
—Yo tampoco lo imaginé… —Susurró la pelinegra por lo bajo. Nuevamente la mirada del Kisaragi estaba sobre ella— ¿Y qué hay de ti?
— ¿Eh? ¿Qué hay de mí qué?
—Ya sabes ¿Hay alguien que…?
— ¡Traje el helado! —Apareció Haruka de la nada, haciendo que los otros dos adolescentes saltaran del susto— Este es para ti, Takane-chan. —Le ofreció un helado con dos bolas de chocolate.
—Ah, muchas gracias. —Sonrió apenada recibiendo el helado que se le había entregado.
—Este es para ti, Shintaro-kun. —Le dio al chico un helado de fresa. El azabache miró el helado extrañado, pero lo tomó.
—Gracias.
— ¡No es nada! Y bueno… ¡Este es para mí! —De la nada, el chico del lunar sacó un helado de con un total de diez bolas de distintos colores y sabores. Los otros dos se quedaron mirándole atónitos.
— ¿De dónde carajos ha sacado eso que no lo notamos? —Cuestionó Shintaro sin quitar su mirada de la torre de helado.
—Yo más bien me pregunto dónde carajos se va todo eso luego de que se lo come… —Un poco de sudor descendió por el rostro de Takane al ver como su novio se relamía sus labios maravillado por su helado comprado, aunque estando acostumbrada, al final rió— En fin, provecho, chicos.
— ¡Si, provecho! —Volvió a exclamar el pelicastaño para empezar a comer de su postre, al igual que sus dos acompañantes.
Luego de comer sus helados, los tres jóvenes prosiguieron con su paseo por el parque, explorando los puestos nuevos en dicho lugar y viendo lo mucho que este había cambiado. Se tomaron más tiempo de lo que hubieron imaginado, pues de la nada ya había oscurecido y aunque ninguno tenía clases al día siguiente por estar de vacaciones de verano, decidieron dejar la salida hasta ahí y cada uno regresar a su casa.
—Takane-chan, te acompañare a tu casa. —Se ofreció amablemente Haruka al momento que tomaba la mano de su novia.
—Oh, no te preocupes. Yo sé cuidarme sola. —Contestó muy segura la de coletas.
—Pero… Si tu abuela ve que llegas sola, seguro pensara que soy un mal novio y no quiero que tenga una mala impresión de mí. —Dijo con mortificación el chico mientras hacia un mohín.
—Dudo que eso pase, a mi abuela le agradas mucho. —Decía confiada, cuando notó la mirada suplicante de su pareja— E-está bien… puedes acompañarme.
El Kokonose alzó sus brazos victorioso y abrazó con fuerza a su sonrojada novia.
— ¿También quieres que te acompañemos a tu casa, Shintaro-kun?
—No, yo estaré bien. Cuídense ambos.
— ¡Ok! También cuídate. —Se despidió Haruka.
—Hasta luego. —Igualmente se despidió Takane, dejándose llevar por el alto del grupo.
Shintaro se despedía de la mano de sus amigos y estuvo así por un buen rato hasta que les perdió de vista. Ya estando solo soltó un pesado suspiro y metió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta roja para disponerse a caminar.
De camino a su casa, el Kisaragi pensaba en lo ocurrido de hoy. Ciertamente estaba contento de ver a sus amigos luego de tanto tiempo, sin embargo igual se sentía mortificado; tal vez era porque había tenido la inteligente idea de cortar con su novia el mismo día, pero mientras más pensaba en ellos, más se daba cuenta que realmente no era el detalle con Ayano lo que le estaba haciendo sentir tan mal, tan confundido…
¿Entonces que era?
Antes que nada agradezco por leerse mi fic y ahora les explicare de que va esta actividad :3
Para este fanfic escribí cuatro finales (así como leen), uno bueno, uno malo, uno triste y otro normal. Como no supe por cual decidirme para publicar, pensé que mejor fuera decisión de ustedes los lectores :DD
¿Y como se decidirá eso? Pues al final de cada capitulo Shintaro tendrá que tomar alguna decisión que podría afectar la historia, ustedes a partir de reviews votaran por lo que Shin debera hacer y dependiendo de las elecciones se sacara alguno de los finales uwu Obviamente pienso publicar todos, pero lo divertido será saber cual sacaremos primero owo
Espero que esta actividad se les haga interesante y que dejen un review para saber su opinión nwn
En fin, es todo por hoy ¡Nos leemos para la próxima actualizaciones! ¡Cuídense!~
Atte: Mitsui Neko
