Chapter 1.

"¡Gretel! ¿Estás bien? Dime algo hermanita." La voz de su hermano retumbaba en el interior de la joven una y otra vez. Sonaba realmente preocupada. Abrió lentamente sus ojos, como si le pesaran una tonelada cada uno. Lo primero que vió fue un techo de madera, así que supuso que estaba echada sobre una cama, aunque no recordaba como había llegado allí. Se incorporo con cierta dificultad. Su costado emitió un dolor que le hizó escapar un gemido ahogado. Levanto su camisa y pudo ver una herida en el costado, que por el su color no debería de tener mucho tiempo. Miró la habitación. Era oscura, solo había una ventana pequeña en lo alto de la habitación por la que entraba un poco de luz, y había una puerta enfrente de la cama. Gretel se levantó y se dispuso a abrirla. Estaba cerrada. Comenzó a golpearla.

-¡Hansel! -gritaba ella, esperando por qué su hermano le abriera, aunque no entendía el por qué de que la habría encerrado.

-La pequeña Gretel ha despertado. -una voz familiar y femenina le hizo darse cuenta que su hermano no la oiría.

-Muriel...-susurro ella dejando escapar un leve suspiro.

-Premio para la cazadora de brujas, aunque ahora parece más al revés. -dijo la bruja con un tono de ironía.

-Suéltame zorra. En cuanto salga de aquí, te pienso patear el culo. -amenazó la pequeña hermana de Hansel. Se notaba que tenía carácter.

-Madre mía, encima de que te dejo vivir. Deberías de ser más agradecida. -dijo la bruja al otro lado de la puerta con un tono indiferente.

-Te pienso matar y disfrutaré haciéndolo. -volvió a amenazar Gretel. Estaba llena de rabia y encima no sabía nada de su hermano.

-Hm, no creo que eso vaya a pasar. -sonrío frívolamente mientras lo decía. Gretel se subía por las paredes, y encima no estaba con su hermano, pero sabía que con esta bruja, o como ella la llamaba, zorra asquerosa, había que estar tranquilos. Respiro hondo.

-¿Dónde está Hansel? - quisó saber le pequeña hermana.

-Oh, está en un buen lugar, aunque no sé si lo volverás a ver. -una pequeña sonrisa malévola se formo en los labios de Muriel, aunque Gretel no pudo verlo.

-Como le hayas matado te juro que...-pero se vió cortada por la mujer que tenía al otro lado de la puerta.

-Me he cansado de tus amenazas, aquí te quedas, y ni sueñes que te voy a soltar, me haces mucha falta guapa. -Y se dió media vuelta dejando a medias a una furiosa Gretel, y eso no se debía de hacer. Nunca. La furiosa hermana de Hansel dió una patada a la puerta acompañada de un puñetazo. Sentía rabia e impotencia, ya que, según había entendido, su hermano estaba en peligro y ella no podía hacer nada. Hansel exactamente no es que estuviera en aquella casa, la de la bruja, pero tampoco se encontraba en una situación muy envidiable.

-¡Me cago en la puta!- espetó Hansel mientras se encontró colgado de un árbol. "¿Y ahora cómo coño bajo yo de aquí?" pensó. Pasaron segundos, minutos, horas, no sabía cuanto, pero por fin escuchó algunos pasos acercarse. No lo dudó y empezó a pedir ayuda.

¡Ayuda!-comenzó a gritar Hansel. Esperó unos instantes pero no escucho sonido alguno de que le confirmara que alguien andaba por allí.- ¡¿Hay alguien?!- no veía a nadie, y su posición no le ayudaba. Cerró los ojos por un instante y en ese momento notó como algo lo cogía con mucha fuerza, tanta que casi no podía respirar. Abrió los ojos sin saber lo que estaba pasando hasta que consiguió distinguir la figura que lo sujetaba. Edward.

-Edward, gracias a Dios. -suspiró aliviado. El gran troll sonrió muy leve, o eso le pareció a él. -¿Podrías ponerme en..- Y antes de que terminara de formular su pregunta, Edward abrió su mano dejándolo caer. La caída no fue muy fuerte, pero lo suficiente para que se hiciera daño.

-Edward.-gruñó entre dientes Hansel mientras se levantaba a duras penas del suelo. Una vez incorporado vió al joven Ben cargado con sus armas. Ben le esbozó una sonrisa de simpatía y le ofreció sus armas. No sabía por qué, pero ese chaval tenía algo que no le gustaba. Cogió sus armas con un suspiro de satisfacción.

-Mis juguetitos...-susurro levemente con una sonrisa en su cara. Una vez se colocó todas sus armas miró a sus compañeros. -Es hora de patear el culo a Muriel. -esbozó una sonrisa mientras imaginaba la satisfacción que iba a sentir en cuanto le arrancara la cabeza a aquella maldita, o la quemara, no sabía lo que le haría aún con exactitud, pero estaba seguro de que lo disfrutaría.

Mientras Hansel y los demás emprendían el camino hacia el rescate de la pequeña Gretel, ésta ya no tenía más voz para seguir pidiendo ayuda. Se echó en la pequeña cama que había en la habitación y cerró sus ojos con un suspiro. Comenzó a pensar en su hermano, en como estaría, si estaba bien, y sobre todo, si estaba vivo. La idea de que podría haber perdido a su hermano le producía una angustia horrible, tanto, que no pudo reprimir que se le escapara alguna lágrima. Su hermano es su punto débil, y las que la retenían lo sabían, y ella también. Apartó aquella idea de su mente y se convenció de que su hermano estaba bien, y que iría a por ella.

-Nuestra pequeña puta está durmiendo.-dijo Muriel a las dos brujas que la acompañaban mientras miraba por un pequeño agujero que había hecho para vigilarla.

-Hmm, esa zorra no sabe lo que le espera...-dijo una de ellas y se comenzaron a reír con mucha maldad.

-Yo opto por follárnosla, esa perra está muy buena y lleva cada traje...-dijo la otra mientras miraba a la que no era Muriel, que asentía, dándole la razón. Muriel las mandó callar y las despachó de la pequeña sala que estaba al lado de la habitación en la que se encontraba Gretel. Volvió a mirar por el pequeño agujero y su cara cambió por completo ya que lo que vió no era lo que esperaba ver.

-Pagarás por esto, te juro que lo harás.- susurro la bruja mientras se iba de allí, muy cabreada. Esto no iba a quedar así, quería venganza y la tendría, y sabía exactamente como podría hacerlo.