El que quiera entender, que entienda


SINOPSIS: Para Hugo, siempre fue Nicole, o Nicky, como prefieras. Para Nicky, siempre fue Hugo. Sin adornos. Sin apellidos. Todo se ha torcido desde que descubrieron que el de él es Weasley y el de ella Nott. Ronald Weasley no lo aprueba, Percy cree que esa familia quiere robarle a la suya y Ginny disfruta demasiado metiendo las narices donde no le importa. ¿Podrá más el amor o la sangre?


Siete cartas y un beso

Give you all I can
Flower and a hand
I hope this helps you see
Signed, Sincerely me.
HelloGoodBye-Dear Jamie... Sincerely me

-¿Quieres jugar al ajedrez? Fred se ha traído a Eleonora.

-No.

-¿Y al quidditch?

-No.

-¿Y verlo? Elijah ha venido y está muy picado con mi hermano, seguro que va a ser genial…

-Lily-la interrumpe Hugo, cansado-. Lárgate.

Su prima lo mira sorprendida.

Lleva la última semana sumido en un extraño estado de apatía, sin ganas de salir, ni de jugar, ni de moverse. De hecho, sólo ha salido de su dormitorio para comer e ir al baño y, en el caso del día de hoy, para ir a la Madriguera a la comida familiar semanal. Y lo ha hecho únicamente porque su madre lo ha amenazado con atarlo a una silla y hacerle comer a la fuerza. Y, para que captara el mensaje, le insinuó que podrían enviarlo a Beauxbatons para cursar allí su sexto curso. Eso surtió efecto, ya que Hugo, pese a que quiere muchísimo a su tía Fleur, odia con todas sus fuerzas ese idioma compuesto de sonidos guturales.

Aunque, ahora que lo piensa detenidamente, quizá si se fuera a Francia las cosas serían más fáciles.

Lily no tiene la menor idea de lo que le pasa. Llegó el domingo pasado a la Madriguera para la tradicional comida familiar y, en lugar de entretenerse como el resto de sus primos, se quedó sentado en el sofá, observando el reloj de la abuela Molly, ése que en lugar de la hora indica la localización y estado de cada miembro de la familia, y que desde que nació Vic no ha dejado de añadir agujas. La joven le ha preguntado a Rose, pero ella tampoco sabe qué le ocurre a su hermano.

Tras unos segundos, Hugo observa a Lily salir del antiguo dormitorio de su padre, y luego sus ojos aterrizan en las siete cartas que tiene en las manos, las siete cartas que ha recibido de ella y que lleva con él siempre. Una por cada día. Ninguna abierta.


-Borra esa foto.

-Ni en broma. Es buenísima.

Nicky lo miró con los brazos en jarras. En ese momento, el cielo, que llevaba toda la tarde amenazando lluvia, se estremeció con un trueno que parecía salir desde lo más hondo de las nubes negras.

-Que la borres, te digo-ordenó.

-Y yo te digo que no-replicó Hugo con calma-. Además, es el trato, ¿no?

Nicky soltó un bufido y se dejó caer en el césped del parque.

-Pues ahora me enfado y no me levanto-declaró con firmeza.

Hugo se echó a reír al ver la expresión sumamente infantil que tenía, con los carrillos ligeramente inflados y algunos mechones de su pelo castaño bailando ante sus ojos.

-No seas cría.

-Tengo un año menos que tú-se defendió la joven

-Y medio-puntualizó Hugo.

-Más a mi favor. Borra la dichosa foto, Hugo.

El aludido negó con la cabeza y, Nicky se cruzó de brazos, indignada.

-Pues no me moveré de aquí-aseguró. Hugo miró al cielo encapotado.

-Va a llover-observó.

-Borra la foto-repitió Nicky por enésima vez-. O me quedaré aquí y me resfriaré, y mi padre no dejará que salga de nuevo contigo.

La primera gota de lluvia aterrizó en la punta de la nariz de Hugo. La segunda, en la mejilla de Nicky. El pelirrojo se puso en pie.

-Vamos, muévete-ordenó a la joven, mientras varias gotas más caían sobre el pequeño parque en el que se encontraba.

-No.

Hugo tomó la mano de Nicky y tiró, pero ella tenía más fuerza de la que cabría suponer en su delgado cuerpo. Tras unos minutos, Hugo se dio por vencido y dejó de intentar levantarla. No obstante, Nicky siguió tirando por inercia, lo que hizo que Hugo cayera inevitablemente sobre ella.

Sus rostros quedaron tan cerca que el aire que espiraba uno golpeaba al otro en la nariz.

-Lo siento-se disculpó Hugo, intentando levantarse. Pero Nicky rodeó su cuello con los brazos, impidiéndole alejarse de ella.

-No pasa nada-le aseguró.

Se quedaron unos minutos más así, mirándose a los ojos mientras la lluvia los empapaba más y más. Hugo no quería apartarse, por descontado, pero temía que Nicky se molestase. Sin embargo, ella no parecía sentirse incómoda en absoluto. Sonreía con un brillo en la mirada que Hugo nunca había visto en sus ojos azul marino, mientras su pelo castaño se oscurecía por la lluvia.

-Te lo estoy poniendo a huevo-dijo Nicky entonces.

-¿El qué?

La joven puso los ojos en blanco.

-Esto-respondió, levantando la cabeza del suelo.

Y lo besó.


Hugo se muerde el labio, reviviendo esa tarde, la última vez que la vio. El simple recuerdo basta para que se estremezca y desee abrir sus cartas y responderle, y verla de nuevo y besarla otra vez.

Pero no puede hacerlo. Y eso lo está matando.


Estaban empapándose cada vez más, pero no les importaba. Seguían abrazados, bebiendo de los labios del otro como dos exploradores perdidos en el desierto que encuentran un oasis.

Nicky cogió aire para seguir, pero para su sorpresa Hugo simplemente la abrazó, con los ojos cerrados y una sonrisa en el rostro. Se refugió en él, protegiéndose del viento frío que empezaba a soplar.

-Llevaba siglos esperando-murmuró.

-¿En serio?-preguntó Hugo con curiosidad. Nicky asintió-. Podrías haberlo dicho-le reprochó.

Nicky lo miró como si fuera un holotúrido.

-¡Eso se supone que debes adivinarlo!-increpó.

-Oh-Hugo frunció el ceño-. Para eso soy muy malo, Nicky. Todo el mundo dice que soy igual que mi padre.

Nicky rio.

-¿Cómo es tu padre?-preguntó con curiosidad-. Nunca hablamos de nuestras familias.

-Cierto-admitió Hugo, preguntándose por qué, en casi un año que hacía que se conocían, nunca habían sacado ese tema de conversación-. Pues… mi padre se parece mucho a mí, o eso dice mi madre. Es pelirrojo, con pecas… vamos, como casi todos los Weasley, excepto algunos de mis primos…-Hugo se interrumpió al notar cómo Nicky se ponía rígida entre sus brazos-. ¿Qué te pasa?

-¿Weasley?-inquirió ella con un hilo de voz.

-Sí. No es un apellido tan raro, somos la familia de magos más numerosa… Por cierto, ¿cuál es el tuyo? Nunca me lo has dicho.

Nicky se mordió el labio.


Nicole Melanie Nott.

Nott.

¡Nott!

Por los calzones de Merlín, ¿qué diablos ha hecho? Ah, sí, se responde con amargura. Enamorarme de ella y besarla.

A Hugo, personalmente, le importa un bledo que Nicky sea una Nott. Su ascendencia le daría lo mismo incluso aunque fuera hija del mismísimo Señor Tenebroso. Para él, Nicky es una muchacha año y medio menor que él, hermosa y simpática, que disfruta con la fotografía y que llevaba siglos esperando a que la besara. Es Nicole, o Nicky, como prefieras. Y ya está. Sin apellidos ni adornos de ningún tipo.

Pero ahora que lo sabe, está preocupado por lo que pueda pasar si siguen viéndose. Ya no es como antes, desde que Nicky lo besó bajo la lluvia han dejado de ser dos amigos con una afición común.

Demasiado bien recuerda lo mal que lo pasó Molly cuando su padre descubrió que estaba saliendo con Philip Nott (el cual, ahora que lo piensa, tiene que ser familia de Nicky). De hecho, toda la familia está de acuerdo en que, si la tía Audrey no hubiera intervenido, el tío Percy hubiera puesto a su hija mayor de patitas en la calle por salir con él. Lo último que ha sabido de ella, antes de que se largara con el joven a vivir a Irlanda, donde nadie tiene prejuicios contra ellos, es que se negó a despedirse de su padre.

Y luego está Lily, que el verano pasado tuvo terminantemente prohibido salir de casa y enviar lechuzas a Scorpius por orden de la tía Ginny, y también se inmiscuyeron el tío Percy y su propio padre para desaprobarlo. Sólo le levantaron el castigo a dos semanas del inicio del curso, gracias a la intervención de su tío Harry. Y actualmente su prima tiene prohibido divulgar públicamente su relación, porque "¿Qué pensarían si vieran a mi hija con un Malfoy?".

También está el caso de Roxanne, que lleva varios meses saliendo con Dan, pero el tío George no cuenta, ya que él es otro mundo y, mientras sus hijos sean felices, a él le da igual lo que hagan.

Hugo entierra la cara entre las manos. Quiere llorar. Quiere contárselo a alguien y que le aconsejen qué hacer, porque no quiere tener que irse lejos para que nadie lo mire mal por estar con Nicky ni tampoco quiere mantener su relación con ella en secreto como si fuera algo vergonzoso, porque la muchacha es lo más bonito que Hugo ha visto en su vida, tanto por fuera como por dentro.

Suspira, y de nuevo sus ojos van a parar a las cartas sin leer que Nicky lleva toda la semana mandándole. Diciéndose que quizá sabiendo qué opina ella consiga tomar una decisión, abre la primera.

Hugo:

Al final me resfrié. Llegué a mi casa tiritando y con fiebre, y mi madre se enfadó, y mi padre me preguntó que quién era el afortunado. No sé por qué no les dije que eras tú. Les mentí, les conté que había estado haciendo fotos bajo la lluvia porque pillé un ángulo muy bueno. Me quedé frita en cuanto toqué la cama.

Por cierto, mañana no tengo nada que hacer, ¿te viene bien quedar en la calle que hay tras la National Gallery? Si es que no, dilo, no quiero estar toda la tarde esperando para nada.

Nicky.

PD: Más te vale haber borrado la puñetera foto. Es un consejo.

Hugo se limpia la lágrima que se le ha escapado. No respondió a la carta. Nicky probablemente se pasó toda la tarde esperándolo. Tiene que estar enfadada con él, y además con razón. Abre la segunda carta con dedos temblorosos.

Hugo:

Podrías haber avisado, ¿sabes? Las lechuzas sólo tardan dos horas en llegar desde tu casa a la mía, lo tengo cronometrado. Estuve sentada en un banco hasta que oscureció, la gente me empezaba a mirar como si estuviera loca. Y me he puesto peor del resfriado. Estarás contento.

Nicky

El joven se estremece, sintiéndose cada vez peor. Nicky está enferma por su culpa. Teme abrir la siguiente carta, porque probablemente contenga la declaración de odio de la muchacha. No obstante, tras unos segundos dándole vueltas abre el sobre y desdobla el folio:

Hugo:

Por el bien de tu integridad física y de ese montón de zanahoria rallada que tienes encima de la cabeza, más te vale responder. Estar enferma me pone de muy mala leche, y que me ignoren también. Haz el favor de dejar de pasar de mí, que creo que ya hay confianza.

Nicky

Hugo:

Te juro que cada vez te entiendo menos. ¿Por qué no respondes? Se me ha ocurrido que a lo mejor también estás enfermo, pero no puede ser, porque yo tengo fiebre y sigo escribiendo. ¿Te he hecho algo? Porque si es así, dímelo.

Seguiría escribiendo, pero me duele la cabeza. Creo que estoy peor, mi madre empieza a preocuparse de verdad.

Nicky

En ese momento, la puerta del dormitorio que un día fue de su padre se abre, y por ella entra Lily. Su prima lo mira con curiosidad; Hugo no suele llorar, y menos leyendo. El joven esconde las cartas tras la espalda.

-Hugo, ¿qué te pasa?

-Nada-miente él-. ¿Qué haces aquí?

-Vamos a comer-responde Lily. Se sienta en la cama y lo mira con curiosidad-. Va, Hugo, puedes contármelo-insiste.

-Nada-repite él con firmeza-. Lily, diles a los demás que no tengo hambre, por favor-ella abre la boca para protestar-. Luego te lo cuento.

-¿Lo prometes?

Hugo asiente, y Lily, tras escudriñar durante unos segundos sus ojos, decide que su primo es sincero, de modo que sale de la habitación, dejándolo de nuevo a solas con sus remordimientos y las cartas de Nicky.

Hugo:

¿Sabes qué? He estado pensando. Y creo que ya sé lo que te pasa.

Te da miedo que a la gente no le guste. Que tus padres te miren mal por salir con una squib. O a lo mejor porque mi abuelo fue mortífago. O porque mi padre nunca quiso estar en ningún bando en concreto y mucha gente piensa que es malvado por ello.

¿Sabes otra cosa? Mi hermano empezó a salir hace unos años con una chica que se llama Molly Weasley. Supongo que será familia tuya. Y mi padre se opuso, se enfadó muchísimo. Les dijo cosas horribles, a los dos, un día que ella vino a cenar. Ella se fue llorando, y mi hermano la consoló. Varios días más tarde, mi padre se tranquilizó y lo aceptó. Se fueron a vivir a Irlanda hace poco, y por lo que cuenta en sus cartas les va muy bien.

¿Y quieres saber algo más? Otro hermano mío está saliendo con una tal Roxanne Weasley. A ella no la conozco personalmente, pero después de lo de mi hermano mayor mi padre no se opone demasiado a ello. Se da cuenta de que Dan es feliz con ella y eso les basta, a él y a mamá.

¿Por qué iba a enfadarse si tú y yo estuviéramos juntos? No hacemos daño a nadie, ¿verdad? Además, mi madre no es ni ciega ni imbécil, y ya se ha dado cuenta de que, dejando de lado mi resfriado que no se cura, estoy distinta. Lleva desde que me resfrié preguntándome si hay alguien "especial", y ni siquiera sé qué contestarle. Porque la verdad es que lo hay, pero debe de haberse quedado manco, porque no responde mis cartas.

Por favor, deja de hacer como si no existiera.

Nicky

Hugo cierra los ojos con fuerza, dejando escapar algunas lágrimas, mientras las palabras de Nicky se le clavan en el corazón, haciéndole tanto daño como si ella se las estuviera escribiéndolas sobre su piel con una daga.

Es imbécil. Ha estado toda la semana ignorándola a propósito, pese a que lo que más se muere por hacer es ir donde está ella y abrazarla y besarla. Le ha hecho daño al no hacer el menor caso a sus cartas.

Con las manos temblorosas, abre la siguiente carta. Cada vez tiene menos esperanzas de que Nicky pueda perdonarlo.

Hugo:

Me gustaría enfadarme, pero estoy demasiado cansada. Resulta que el resfriado ha ido a peor y lo que ahora tengo es bronquitis. Mi voz da risa, ni siquiera parece mía. Pero no te creas que todo es tan divertido, me duele la garganta y apenas puedo levantarme. De no ser porque mi hermana pequeña trae a Hera para que pueda atarle la carta, no estaría escribiendo.

Sé que te gusta hacerte de rogar, tardaste casi un año en darte cuenta de que tenías que besarme… pero no tardes tanto esta vez. Por favor.

Nicky

Hugo observa la última carta, que ha llegado a casa unos minutos antes de que él, sus padres y su hermana se desaparecieran hacia la Madriguera. Apenas la ve tras sus lágrimas. Se siente una persona horrible. Ha hecho enfermar a Nicky. Y le ha hecho daño con su indiferencia. Ha estado tan ocupado preocupándose por él que no se ha parado a pensar en que ella también lo pasa mal.

Pasea los dedos por los bordes del sobre, temiendo lo que pueda encontrar. No obstante, ni el sobre contiene una maldición (o al menos eso espera Hugo) ni el Sombrero Seleccionador estaba borracho cuando lo mandó a Gryffindor, así que finalmente la abre:

Hugo:

Ni siquiera sé por qué escribo esto. Probablemente lo romperás cuando lo leas, o lo echarás al fuego nada más ver que es mío. Según mi madre, tengo mucha fiebre, pero me da igual. He escrito una carta cada día y hoy no es diferente. Pero como además de ser idiota debo de estar delirando, sigo teniendo esperanzas.

Por favor, ven. Aunque sólo sea para pedirme que no vuelva a escribirte ni hablarte. Sólo necesito tener algo a lo que atenerme. Si vienes por flu, sólo tienes que decir "Casa de los Nott". En realidad no espero que lo hagas, pero al menos no será por mí.

Nicky

Hugo tiembla de arriba abajo, descifrando la información que hay tras la letra torcida y temblorosa de Nicky: está peor. Y no sabe muy bien por qué, pero Hugo está convencido de que es todo por su culpa. Se arrepiente de todo lo que ocurrió aquella tarde: la foto, la conversación, los apellidos. De todo. Excepto del beso.

Tras unos minutos, se enjuga las lágrimas con el brazo, dobla las cartas y las guarda en el bolsillo de los pantalones. Se mira en el espejo, sólo para asegurarse de que no tiene los ojos demasiado enrojecidos, y constata el parecido con su padre una vez más, y baja las escaleras con decisión.

En el salón, absolutamente toda su familia está comiendo. Excepto Molly, que debe de estar pasándoselo pipa con su novio en Irlanda. Todos lo miran con sorpresa, Lily la primera.

Hugo no les hace caso. Se acerca a la chimenea y coge un puñado de polvos flu del tarro antes de meterse donde normalmente las llamas escupen hollín.

-Hugo, ¿adónde vas?-pregunta su madre.

Hugo sonríe y piensa en las cartas de Nicky. Ya va siendo hora de que su familia conozca su existencia, piensa.

-A casa de Nicky.

-¿Quién es Nicky?-pregunta su primo James con la boca llena.

Sin embargo, Hugo no responde a su pregunta. Lanza los polvos a sus pies y grita:

-¡Casa de los Nott!

La última visión que tiene de la cocina es la de treinta y seis personas observándolo estupefactas desde la estancia ampliada mediante magia


Lo primero que ve es un amplio salón de paredes oscuras y candelabros con forma de serpiente. Tosiendo, Hugo se pone en pie y se sacude el hollín.

-¿Quién eres?

El joven se lleva la mano automáticamente al bolsillo en el que tiene guardada la varita. Pese a que sabe que está totalmente prohibido para él utilizar magia fuera de la escuela, al menos hasta que cumpla los diecisiete en octubre, el Estatuto contempla el uso de la magia en menores de edad si es para proteger su vida o la de un mago o muggle en peligro.

Sin embargo, no lo necesita. Observa al hombre que lo escudriña desde la entrada del salón, que si no se equivoca debe de ser el padre de Nicky. Alto y delgado, con la piel pálida y el pelo rubio, sus ojos verdes brillan con cautela.

Entonces Hugo recuerda que le ha preguntado algo.

-Hugo We… Wood. Hugo Wood-todavía no sabe cómo es ese hombre, así que supone que de momento lo mejor es tomar prestado el apellido del amigo de su primo, que al menos no tiene fama de traidor a la sangre.

-Theodore Nott-se presenta el hombre, confirmando a Hugo que es el padre de Nicky-. ¿A qué has venido?

-A ver a Nicky-responde el pelirrojo con decisión. Los ojos del hombre brillan de forma extraña.

-Está enferma.

-Lo sé-replica Hugo-. ¿Puedo hablar con ella?-pregunta con educación.

El hombre suspira.

-Sube las escaleras. La tercera puerta a la izquierda-indica. Hugo se acerca a la enorme escalera, pero cuando pone el primer pie en ella escucha de nuevo la voz de Theodore Nott-. No sabía que además de traidores a la sangre los Weasley erais mentirosos.

Hugo se da la vuelta.

-Yo… es que…

-No te estoy pidiendo explicaciones-replica el hombre-. Después de todo, eres el tercero. Debería estar acostumbrado.

-Eh… Gracias-dice Hugo, sin saber por qué. Supone que tiene algo que ver con el hecho de que Theodore Nott todavía no le haya echado ninguna maldición. El hombre asiente con una seca cabezada, y el joven sube las escaleras y camina hasta llegar a la tercera puerta a la izquierda.

Cuando entra descubre una habitación con las paredes tan llenas de fotografías que sólo se adivina que están pintadas de azul claro cuando uno se fija en los huecos que hay entre las imágenes. Hugo reconoce muchos paisajes que Nicky ha fotografiado estando con él. También descubre, diseminadas, esas fotos ridículas que le hacía cuando él menos se lo esperaba.

Pero lo que más capta su atención es la cama con sábanas de un suave color malva, sobre la que se encuentra Nicky, tumbada de lado, tapada hasta la nariz y aparentemente dormida. El pelirrojo se sienta en el borde de la cama y la observa sin hacer ruido.

Está más pálida que la última vez que la vio, y tiene el pelo enmarañado; se le pega a la frente por el sudor. Tiembla ligeramente, y está encogida para mantener el calor. Hugo le aparta un mechón de pelo de la cara con cuidado.

Pese a que lo ha hecho con la mayor delicadeza posible, el movimiento despierta a Nicky. La joven abre un poco los ojos y mira alrededor, moviéndose lo menos posible. Entonces se fija en Hugo, y los ojos se le abren de par en par.

-¿Has venido?-pregunta en voz baja. Hugo descubre que su carta no mentía. Tiene la voz fatal.

-Sí-responde, también en voz baja-. Oye, Nicky, lo siento…

Pero Nicky no le da tiempo para seguir. Se incorpora en la cama y lo abraza con fuerza, refugiándose en su pecho. Hugo le acaricia el pelo, confirmando que sí, tiene fiebre.

-Creía que pasabas de mí-confiesa con un hilo de voz-. Creía que habías atado cabos y te daba pena y por eso no te interesaba…

-Espera-la interrumpe Hugo, separándose de ella un poco. Nicky lo mira con ojos llorosos, confirmando el parecido de éstos con un profundo océano-. ¿Por qué iba a tenerte pena?

Nicky baja la mirada.

-Porque soy una squib.

-No-replica Hugo. No va a negar que lo dedujo el día que se conocieron, pero nunca ha pensado en eso. Bueno, quizá sí, pero él piensa en Nicky como squib igual que piensa en ella como guapa o simpática, como un rasgo más-. Lo que pasa… Soy imbécil-Nicky lo mira de nuevo-. Molly está saliendo con tu hermano, los dos están en Irlanda y en mi familia casi nadie lo ve bien… y a Lily su madre no le deja decir que está saliendo con Malfoy… y no quiero eso. No quiero distanciarme de mi familia, ni tener que esconderme como si estuviera huyendo de la justicia.

Nicky se muerde el labio y lo abraza de nuevo, temblando.

-Mis padres no se molestarán mucho-asegura en voz baja-. Pero tu familia… ¿no se supone que son… tolerantes y eso?

Hugo se echa a reír con amargura.

-Tiene gracia, ¿no? Mi familia, la mayoría de ellos héroes de guerra que defienden la igualdad entre magos y muggles y sostienen que somos lo que hacemos y no lo que nacemos, que sea precisamente la que haga que todo sea tan endiablado…

La muchacha se estremece.

-Entonces, ¿has venido a decirme que no?

-No-responde Hugo con firmeza-. No pienso irme a ningún lado como Molly ni esconderme como Lily, como tú dijiste en esa carta, no hacemos daño a nadie.

Nicky sonríe con sinceridad.

-¿Eso es que sí?

Hugo se inclina para besarla, pero, para su sorpresa, Nicky se aparta en el último segundo. El joven la mira con extrañeza hasta que la ve señalarse la garganta.

-Ah, claro-comprende-. Me lo pegarías.

Nicky se refugia de nuevo en sus brazos.

-¿Tienes que irte?

Hugo piensa en las treinta y seis personas que se han quedado con la palabra en la boca en la Madriguera. Y decide, además de que por encima de todo quiere estar con Nicky, que no estará de más dejarlos comerse el coco un rato:

-No. Me quedo contigo.


Notas de la autora: Todo lo que no sean Weasleys y Potters (y Theodore y Daphne) son míos (así como el anillo era de Gollum).

No me como a nadie por dejar un review :)