El fic está situado en una realidad alternativa. Voldemort ha sido derrotado por Dumbledore, y los alumnos vuelven a su séptimo curso, con total normalidad.
EL DE CUANDO UNA SERPIENTE ALBINA COMETIÓ EL ERROR DE HERIR EL ORGULLO DE HERMIONE JANE GRANGER
Aquel año, Hermione hervía en excitación por comenzar el curso en Hogwarts. Sería su último año en el colegio, y estaba segura de que aquel año, como otros tantos, estaría en el cuadro de honor del colegio. No obstante, su ambición iba más allá. Quería ser la mejor de la clase, la mejor del colegio, para poder dedicarse a ser aurora. Sabía que aquel año había mucha competencia, y maldecía su suerte por tener que compartir curso con todos aquellos alumnos, que querían hacer la misma especialidad que ella.
Bufó levemente cuando escuchó a un grupito de alumnas de un curso menos, riendo como adolescentes hormonadas mientras leían la sección de Corazón de bruja del mes "¿Es el tú brujo ideal? Descúbrelo en 20 preguntas".
¿Cómo podían perder su tiempo en nimiedades como aquellas. Endureció su gesto cuando vio a Draco Malfoy caminando por el andén de la estación. Siempre tan creído, tan orgulloso, con el pecho tan inflado que cualquiera diría que le había rellenado de helio. Guiñó un ojo al grupito de chicas que Hermione terminaba de ver, y sus risitas se incrementaron por cinco.
Resopló con desaprobación, y se dirigió a un manchurrón de color pelirrojo que le hacía señales cerca de uno de los compartimentos del tren.
-Hola Hermione,-saludó un feliz Ron cuando estuvo suficientemente cerca como para que la chica le oyera-. ¿Qué tal tu verano?
-No puedo quejarse, supongo,-dijo la chica mientras sonrió abiertamente al pequeño de los Weasley-. ¿Dónde están Harry y Ginny?
-Preferiría no saberlo,-confesó el chico mientras rodaba los ojos-. Desde que se formaron oficialmente como pareja se pasan el día juntos. Casi no tengo tiempo para hablarle a Harry de mis intimidades,-continuó en tono de queja-.
-¿Intimidades?, ¿te refieres a que has vuelto con Lavender?,-preguntó Hermione, aterrorizada por la posibilidad de aquella incómoda situación en la que su amigo se fusionaba con Lavender como si se tratasen de un solo ser unido por la lengua, volviese a repetirse en aquel curso-.
-No, no. Eso es cosa del pasado,-dijo el chico, muy serio-. Ahora estoy centrado en mi carrera profesional de Quidditch,-continuó con tono serio-.
Hermione le escrutó levemente, pensando si su amigo le hablaba en serio, o le estaba tomando el pelo de la peor de las maneras. Porque, admitámoslo, Ron era bueno en Quidditch, pero en el momento en que sentía los ojos del público sobre él, se convertía en la persona más patosa sobre la faz de la tierra. Todo se caía de sus manos, como si estuviera untado en aceite de oliva. Y un guardián, no puede permitirse tal cosa. Al menos, si quiere ser un buen guardián.
-¿Ca…carrera profesional?,-consiguió decir, a duras penas-.
-Claro que sí. ¿Has visto lo bueno que soy como guardián? Lavender siempre me lo está recordando.
-¿Y te fías de una chica que mira sus posos de té en vez de degustarlo? Por favor, Ronald. Se realista. No todo el mundo puede…
-¿Te refieres a Vicky?,-le cortó el pelirrojo, en tono ufano y de manera seca, mientras la mataba lentamente con la mirada. Puro rencor en sus ojos color marrón-.
-No le llames así,-dijo la chica, empezando a mosquearse con su amigo. ¿Por qué demonios no podía olvidarse de Viktor? Ni siquieras estaba pensando en él, pero el pelirrojo no podía evitar la ocasión para restregarle el hecho de que lo habían dejado catastróficamente, después de haberlo vuelto a intentar unos escasos meses tras la caída de Voldemort-.
-¿Por qué? Ni siquiera creo que me entienda cuando hablo con él. Así que no creo que se sienta ofendido,-resopló, cruzándose de brazos-.
-Vete al infierno, Ronald Weasley,-le contestó ella, largándose del lugar con prisas-.
Sabía que en una media hora el enfado se le pasaría. Su relación con Ron era así. Enfado tras enfado y reconciliación tras reconciliación, sin necesidad de que ninguno de los dos llegase a pedir disculpas realmente.
Cuando llegaron a Hogwarts ambos chicos había olvidado ya el enfrentamiento que habían tenido en la estación.
Harry y Ginny habían llegado poco después, acompañados de Ron, y se habían metido en el mismo compartimiento que la castaña. Después de un par de minutos de miradas asesinas, el enfado se esfumó tan pronto como había llegado.
Hermione respiró hondo al entrar en su Sala Común. Llevaban a penas una semana de clases, pero siendo aquel su último curso, necesitaba concentrarse al máximo para conseguir las mejores puntuaciones en los EXTASIS.
No obstante, sus compañeros de Casa no la ayudaban mucho. Ron, Ginny y Harry pasaban casi todo el tiempo libre que tenían intentando organizar el mejor equipo de Quidditch posible, ya que, siendo aquel su último año, Harry, como capitán, había decidido marcar "un hito en la historia de Hogwarts". Hermione se había cansado ya de escuchar aquella frase, y dudaba mucho que se les pasara la tontería en los siguientes días. Así que utilizaba la mayor parte de su tiempo en ir a la biblioteca, y organizarse las próximas semanas: horarios, plannings, esquemas y mil cosas más que se le ocurrían tan rápido que debía apuntarlas para que no se le olvidaran.
Dudó unos segundos en si debía sentarse junto a sus amigos, pero cuando escuchó las palabras "hito" y "Hogwarts" saliendo de la boca de su amigo moreno, giró sobre sus talones y se dirigió rumbo a su habitación. Tal vez podría estudiar un poco más antes de cenar. Se maldijo internamente cuando se dio cuenta de que se había dejado uno de los libros sobre la mesa de la biblioteca. Así que, prácticamente, salió corriendo en dirección al lugar, para evitar que la bibliotecaria lo recolocara en su lugar, y otro alumno se lo arrebatará.
Cuando salió corriendo por el retrato de la señora gorda, la mujer le gritó levemente, pues no entendía dónde había dejado la educación la Prefecta de Gryffindor. La castaña, se obligó a caminar a un paso más normal, y lanzó un par de insultos dirigidos a la mujer del cuadro. Por suerte, estaba demasiado lejos ya de la puerta de su Casa como para que ella los oyera.
Hermione rodó los ojos levemente mientras observó como un grupito de chicas reía nerviosamente al pasar junto a Draco Malfoy y Blaisse Zabinni, que parecían muy inmersos en una conversación.
La chica observo detenidamente a la pareja de amigos. Uno de ellos moreno, alto y fuerte, con ojos de color azul cielo, piel infinitamente pálida y sonrisa tremendamente sensual. El otro, rubio platino, ojos color gris plata, mueca de superioridad en su rostro, cosa que le afeaba levemente sus rasgos, que por lo demás eran bastante atractivos, alto, delgado pero fuerte al mismo tiempo, y con la piel a juego con la de su amigo, blanco nieve. Se sorprendió pensando que podía llegar a entender el por qué de las risitas de las chicas.
La intención de la Gryffindor no fue escuchar lo que decían, pero cuando escuchó la palabra "Granger", no puedo evitar mostrarse interesada en lo que los chicos tenían que decir sobre ella, así que se ocultó ligeramente tras una columna.
-¿Estás de coña?,-decía Draco mientras gesticulaba enormemente y torcía el gesto en desagrado-. ¿Granger? Por favor, Blaisse…,-dijo haciendo un gesto con la mano, como quitándole importancia a lo que su amigo terminaba de decir-. Es una sangresucia. Poco me importa lo guapa que sea o deje de ser.
-¿Y qué más da eso?,-continuó su amigo con tono irritado-. ¿Has visto cómo se ha puesto este último año? ¿Te imaginas lo que tiene que ser sentir su piel contra la tuya mientras te cabalga a un ritmo frenético?,-el chico dejó salir un gemido entre sus labios-. Sólo de pensarlo me pongo malo,-concluyó torpemente-.
-No me imagino esas cosas Blaisse. No se si lo comprendes, pero no está a mi nivel,-dijo el rubio encogiéndose de hombros, como si fuera lo más natural, que un sangrelimpia no pudiera prestar el mínimo interés en una sangresucia-. Es Granger, por el amor de Merlín. La insufrible sabelotodo Granger.
-No me lo recuerdes,-dijo su amigo pasándose una temblorosa mano entre su pelo negro azabache-. Aún recuerdo el sueño que tuve anoche y…, no consigo concentrarme en las clases. Es horrible. La miro y visualizo cada escena. La sangre no me llega al cerebro,-dijo con un gemido de queja-.
-Desde luego… Me das vergüenza, amigo. Menos mal que no le cuentas estas cosas a nadie más. Porque si fuera así, deberíamos dejar de vernos,-dijo el rubio riendo maliciosamente-.
-Tampoco te importó tanto cuando me tiré a esa sangresucia de Ravenclaw,-dijo el moreno comenzando a caminar en dirección a Hermione-.
La chica entró en estado de pánico y se escondió mejor tras la columna. Cuando les escuchó pasar a su lado, Malfoy continuaba riéndose, como si lo que su amigo acababa de contar fuera rematadamente chistoso.
-¿Qué se piensa esa maldita serpiente albina?,-dijo Hermione en un susurro casi inaudible-. ¿Acaso se piensa que no soy más que una… asquerosa sangresucia?,-continuó su monólogo apretando los dientes fuertemente-. ¿Una empollona? Soy algo más que una de las mejores brujas que ha pasado por Hogwarts,-se dijo la castaña entrecerrando los ojos y haciendo alarde de un enorme ego-. Haré que me desee tanto que no le importe nada más que sentir mi boca contra la suya, mis dedos jugueteando entre su lacio cabello platino y mi jadeo contra su oído mientras me enviste como si la vida le fuera en ello. Y cuando le tenga en la palma de mi mano, haciendo cada una de las cosas que yo quiera, loco de amor por mí, le pisotearé su maldito corazón tanto y tan fuerte, que deseará no haber nacido,-escupió con el odio latente en cada letra-.
Hermione podía tener muchos defectos, y muchas virtudes. Siempre sacaba las mejores notas, porque ella quería ser la mejor de la clase. Y siempre, siempre, conseguía lo que se proponía.
Draco Malfoy no sabía que terminaba de despertar a la fiera que dormitaba en el interior de Hermione Jane Granger.
O-O-O-O-O-O-O-O
Fin del chap! Dejadme un review diciéndome que os ha parecido. ¿Qué opináis de esta Hermione Granger tan lanzada? ¿Os gusta, u os digusta? Sea cuál sea la respuesta hacédmelo saber.
Un besosote.
Joke
