Prólogo

Loki lo sabía bien; el Ragnarok comenzaría si su corazón lo deseaba. La ira corría por sus venas ardiendo, como una punzada de serpiente. Sentado en su escritorio, observaba a los demás con cara de preocupación; las miradas entre ellos mismos demostraban el temor que habitaba en sus ojos. Su destino estaba apunto de empezar, no como personas corrientes, si no como Dioses. Sabían que tendrían que pelear entre ellos, como parte del destino y aunque lo deseasen en lo más profundo de su corazón no hacerlo, la sangre correría por los riachuelos de la vida.

–Loki-sama- murmuró la norm del pasado. –No podemos esperar mas, tiene que iniciar el Ragnarok. Si no… la joven…-

-¡Ya lo se! ¡No es necesario que tengas que restregármelo!- gritó con un ataque de desesperación -¡Yo se que tengo que empezar el Ragnarok!, ¡Pero me niego a hacerlo!- su respiración se hizo mas agitada, en sus ojos mostraba la desesperación misma y sus manos, el poder desear detener todo. Paso su mano por sus cabellos castaños y tomo asiento; volvió nuevamente a ver a los involucrados, Thor, Hel, Yamino, Fenrir, Frey, Freya, Heimdall, Las norms... Pero sabía que aun faltaban más, más inocentes.

–Loki…- se acercó Heimdall

–El cuerno de Gjallarhorn… a aparecido…- le extendió un cuerno dorado, con gravados de varias runas y joyas incrustadas. –Has lo que quieras con, no pienso hacerlo sonar- sonrió levemente y volvió al lado de Frey.

–Lo siento, Heimdall… Pero ya no hay nada que pueda hacer…- murmuró. Los ojos del guardián se abrieron inmensamente, cerró con fuerza sus manos, se dirigió al lado del Dios del fuego y lo tomó el saco.

–Escucha bien… Usare mis últimas palabras contigo… ya que pronto dejare de hablar…- murmuro con fuerza pero con dificultad. -¡No es tiempo… para que estés como un imbécil…! Odín lo único que quiere es el Ragnarok… para que tu… ya no… puedas existir…- el Dios empezó a jadear y soltó saco. -¡Heimdall…!- levantó su rostro para ver lo a sus ojos. –Escucha… tienes ya tu forma original… Se que puedes patearles el trasero a esos… cerdos…; creo en ti… Loki…Ve por ella; confío en ti…- al terminar de decir eso, el Dios cayó al piso jadeante y con su rostro totalmente empapado de sudor.

Frey se acerco corriendo al lado de esté, se quitó la capa y seco sus frente –Heimdall, perdió su habla… ahora es como el Dios que debe de ser; todos volveremos a nuestra naturaleza tal y como él lo hizo…- levantó el pequeño cuerpo y lo deposito con delicadeza en el sofá. Volteó a ver al Dios del fuego quien se encontraba con la mirada baja, esté se acerco a la puerta de la habitación y murmuró fríamente –Loki, si no pretendes hacer nada, yo el poderoso Frey iré a detener a Odín y salvar a Yamato Nadeshiko si no te importa…- giro la perilla y abrió la puerta esperando a que este contestara –Tenía razón Mayura, tu no realmente no sabes hacer nada cuando se trata de enfrentar la realidad- Un silencio rodeo la habitación, los presentes sabían que mencionar a Mayura era un acto de vida o muerte mas y cuando estaba Loki, esperando su reacción voltearon a verlo. Tenía su mirada perdida en la ventana y su mano recargada en el asiento.

–Lo sabía…- sonrió – No harás nada como siempre - salió de la habitación Frey.

-¡Espera!- gritó Loki –Que idioteces dices, como siempre querer llamar la atención…- dio media vuelta y se mostró en su rostro una especie de alegría y distorsión.

-Iré contigo, no creas que huiré de la realidad, no puedo dejar que Odín se salga con la suya y mucho menos dejar a Mayura con ese bastardo…- entonces bajo su mirada al piso y sonrió.

-Y más cuando lleva algo valioso mío dentro de su ser…-