El miró de reojo los ojos rojos con tres tomoes, que estaban girando lentamente en la cara de su hermano mayor. Volvió a mirar la luna y no pudo evitar pensar como pudo llegar a acostumbrarse a estar en un mundo mágico. Supuso que fue el paso del tiempo y el inevitable apego a la única persona que parecía amarlo más que nada..
Quiso suspirar, pero no lo hizo ya que su hermano le preguntaría que pasaba. Y no tenia ganas de explicar nada, sobretodo cuando su hermano estaba más tranquilo y solemne que de costumbre.
Una sonrisa irónica se formó en su cara al escuchar la voz de su padre llamándolos, debía estar buscándolos para la cena a petición de su madre, tal vez. Él no era tan apegado a ellos porque su padre quería que fuera como su hermano, un supuesto prodigio. Y su madre en realidad.. no le hacía tanto caso, parecía más dedicada a ser una buena ama de casa.
Ese tipo de familia no le era nueva, cuando su vida anterior fue parcialmente parecida. Su padre la comparaba con su hermana mayor y no le prestaba atención hasta que hacia algo bueno según él, y su madre estaba más dedicada a su trabajo que ser ama de casa, además también la comparaba con sus hermanas, nunca estuvo mucho tiempo con sus padres así que naturalmente ella fue desconfiada y solitaria. Lo único nuevo fue el hermano amoroso. Anteriormente era una niña, pero no le prestaba demasiada atención al cambio de género. Por todo lo que sabía podría estar soñando, aprovecharía experimentar ser un niño.
"Vamos a cenar, hermanito. Madre se enojará." Dijo casualmente su hermano mayor mientras se levantaba del porche y lo esperaba.
"Claro, Itachi-nii." Dijo siguiéndolo al comedor.
