Disclaimer: El Potterverso no me pertenece.

Este fic participa en el reto temático de septiembre "Cartas de Hogwarts" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

La última carta

Sabes que en cualquier momento tu carta va a llegar. Ya se acerca tu cumpleaños y las cartas de tus hermanos llegaron más o menos en esta época.

La tuya no se debe tardar.

Por supuesto, siendo la menor de siete hermanos mágicos, esto de la carta es básicamente una rutina. Tú no recuerdas la carta de Bill, ni la de Charlie, pero sí las de los gemelos y la de Percy. Y la de Ron, claro.

Mamá siempre les hace su torta especial de chocolate, y se queja de lo caros que están los útiles escolares. Seguramente a ti, igual que a todos tus hermanos, te tocará comprar en las tiendas de segunda mano.

A otras chicas les importaría, lo sabes.

Pero a ti te da igual.

Lo que tú quieres es un cambio de aire, de escenario. Sabes que en Hogwarts encontrarás tu lugar, porque así ha sido para todos tus hermanos. Ron siempre estuvo muy ansioso porque según él, los mayores lo han hecho todo, ¿qué queda para ellos?

Tú sabes que siempre quedan cosas nuevas que hacer.

Te alejas de la casa, caminando por el campo. Aunque extrañabas a tus hermanos, a veces durante el verano echas de menos el silencio. Tu lugar favorito es bajo el manzano al límite de la propiedad de tus padres. Nadie nunca va ahí, porque supuestamente está lleno de nidos de gnomos. Tú nunca has visto uno en esa parte del terreno, pero no lo vas a decir.

Es tu secreto, después de todo.

El lugar donde puedes descansar, tirada en el pasto y pensando en nada.

En eso estás cuando algo te golpea la cara. Un sobre de papel grueso y con tu nombre escrito en tinta verde. Ni siquiera tienes que abrirlo para saber lo que contiene. Has leído tantas veces las cartas de tus hermanos, que podrías recitar el texto formal de memoria.

Pero esa es distinta.

Porque es tuya.

Quizás deberías ir corriendo donde mamá para decirle que la carta ha llegado. Así empezará a preparar su estupenda torta de chocolate doble. Todos te dirán que están orgullosos y que esperan que le hagas honor a la familia en el colegio.

Por un momento, serás el centro de atención. Se olvidarán pronto, claro está. No es como si no hubieran pasado por todo esto seis veces antes.

Tal vez por eso decides quedarte ahí un rato más, apretando el sobre contra tu pecho. Disfrutando de ese momento de felicidad.

Sabes que tu vida está a punto de cambiar, aunque no sabes cómo ni cuánto.

Siempre has querido aventuras, misterios, emociones. Y la primera de todas está ahí, contenida en el sobre, esperando por ser descubierta.

Te tomas tu tiempo para abrirlo —en parte, porque no quieres romperlo—, disfrutando cada segundo de ello. Sacas la carta y la lees, pasando tus ojos varias veces por cada una de las palabras.

Es tu carta. TU carta.

De nadie más. Única, especial.

Al menos, por unos instantes más.

FIN


Ginny no es un personaje que me encante, pero he decidido tomar la oportunidad para escribir de ella. Me he quedado a gusto, así que todo bien.

¡Hasta la próxima historia!
Muselina