La pequeña Ciudad Racoon
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Eran las 10:22 de la noche y yo me encontraba tumbado sobre mi antigua y dura cama, mirando el techo blanco sin ninguna razón aparente. Se trataba de una de esas ocasiones en las que no se tiene nada que hacer y se descartan una idea tras otra por flojera, finalmente decidí encender el televisor, tal vez estaría ese buen programa de un doctor sarcástico que tanto me hacía reír cuando no tenía nada mejor que hacer. Pero esta vez no.
En su lugar había un noticiero, el cual anunciaba el misterioso y a la vez extraño hallazgo de un cadáver en la proximidad de unas montañas muy cercanas aquí, las montañas Arkley. La víctima había desaparecido tres días atrás cuando iba rumbo a su casa a las afueras de la ciudad. Trabajaba en la construcción de una presa cercana, pero no más, ahora se encontraba tendida sobre el frío césped con unas extrañas mordidas en el pecho y en la cara. El reporte oficial decía que la joven trabajadora (de apenas unos 25 años) había sido atacado por un animal, probablemente un oso.
Pero… ¿un oso sería capaz de desfigurarle el rostro de esa manera?
Decidí que eso era demasiado complejo y si pensaba en ello no podría dormir después, así que cambié de canal a un programa que siempre me daba mucha risa, sobre un paranoico sujeto que decía que los extraterrestres estaban entre nosotros. En esta ocasión presentaba como prueba unas fotografías las cuales se notaban alteradas acerca de una figura humanoide de 3 cabezas que se escondía en un basurero.
Las del episodio pasado estaban mejor editadas, en estas se nota un cambio de fondo entre la segunda cabeza y la bolsa negra de basura detrás de esta.
En el episodio anterior habían dado un reportaje sobre unas extrañas criaturas parecidas a perros que rondaban las afueras de la ciudad Racoon, en la cual irónicamente me encuentro en este momento. He vivido aquí desde que nací, hace 15 años, y muchas veces he ido a las afueras, si hubiera algo extraño ya lo habría notado.
Pero eso no significa que no pueda usar esa historia para asustar a Karina y Vanessa…
Si yo era una persona de 15 años, tenía lógicamente una importante vida social, Vanessa y Karina eran hermanas y mis vecinas desde hacía un año; Mina, mi mejor amiga, vivía a algunas calles; Arturo, Karen y Lujo vivían un poco más lejos, pero siempre hacíamos lo posible por vernos cada viernes. Y eso ocurriría pasado mañana.
Ya no aguanto, pasado mañana finalmente estaré con Vanessa, vaya, esa niña me trae loco, si tan solo fuera yo menos tímido...
-¡Julio! ¡A cenar!
Cuando bajé las escaleras alfombradas hacia la donde se encontraba el comedor, encontré a mi hermana ya sentada y pidiendo un poco de cereal mientras acababa con un helado de mango, mientras, mi madre discutía con ella sobre las consecuencias de poner helado de mango en el cereal. Mi padre estaba también sentado a la mesa, haciendo cuentas sobre los gastos de la semana.
-Llamó Lujo, dice que no podrá venir el viernes, al parecer hay algunos problemas en su casa, fue hallada otra persona muerta como la joven de ayer, pero esta vez cerca de su casa, los STARS están comenzando a averiguar la situación.
Los STARS eran como la élite de la policía, tenían bastante dinero porque eran financiados por la Corporación Umbrella, que era la mayor compañía en cuanto a farmacéuticos se refería, incluso había comprado un laboratorio para que los STARS hicieran investigaciones, teníamos servicios públicos al nivel de los de la ciudad de Exéter para un pueblo pequeño con tan sólo 4500 habitantes aproximadamente, que irónicamente se hacía llamar "Ciudad Racoon".
Umbrella era la que mantenía vivo a este pueblo, sin ella, seríamos el típico pueblo polvoriento y bicicletero de Pensilvania, de hecho, todos trabajaban para Umbrella directa o indirectamente, dando servicios a los trabajadores.
Pero en fin, eso no importaba mucho en ese momento, lo importante era que esto de la gente muerta a mordidas no era muy agradable, y el hecho de que aparecieran junto al patio de mi amigo lo era aún menos, así que decidí tomar el teléfono y hacer una pequeña llamada.
- ¿Si bueno?
- Hola Lujo, habla Julio.
- Ah, Julio, hola ¿recibiste mi recado?
- Si, de hecho por eso te marcaba, se me estaba ocurriendo, ¿por qué no te quedas unos días en mi casa mientras pasa todo este asunto de los mordidos?
- Hmmm…. no lo sé.
- A ver, pregunta a tus padres.
- Bueno, espérame.
Lujo tardó como siempre cuando pide un permiso, tanto, que me desesperé y le di una gran mordida al pan que estaba a mi lado, de hecho me lo acabé y ni siquiera ese tiempo fue suficiente para que Lujo regresara al teléfono. Cuando comencé a tomar mi café alcancé a escuchar su voz al otro lado del auricular.
- Está bien, ¿cuándo me voy para allá?
- Ehh… que te parece mañana mismo, así el viernes podrías acompañarme a casa de Vanessa como estaba planeado.
- Jajaja, ¿Vanessa?, ¿cuándo se lo vas a decir finalmente? Si no te apresuras te la va a ganar ese bastardo de Miguel.
Efectivamente, Lujo tiene razón, debo decírselo, ese sujeto también quiere con ella, pero es un tarado, no puedo permitirlo. Pero simplemente no puedo decirle, se me borran las palabras cuando estoy con ella, como dice Karen "no carburo".
- ¡Julio te estoy hablando!
- No lo sé.
- Eres un tarado, bueno, ¿a qué hora nos vemos?
- ¿Qué te parece a las 4:00?
- Vale, a las 4, pues entonces nos vemos mañana.
- Bien, hasta luego.
Así que volví a mi cama, prendí la lámpara que estaba a mi costado y comencé a leer el libro de George Orwell que me habían encomendado en la escuela, hasta que finalmente me quedé dormido.
