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El paisaje de la bella Jump City está, como decirlo, distinto. Sobre todo si se tiene en cuenta que quien lo está mirando esta de cara a la pared. Con las muñecas colgando de la escalera de incendios de un edificio.
_Mira, uno cayó- dijo una voz infantil, femenina, desde la oscuridad, que dio la vuelta el cuerpo inerte del hombre, que desde hacía muchas horas que ya se había vencido. La chica era negra, de unos doce años, y lo miraba de manera crítica de arriba a abajo. El hombre no perdió el tiempo, y, como acto de valentía o estupidez, le escupió. Ella lo esquivó fácilmente.- o, y parece que tiene voluntad. Qué pena.- Se acercó.- Sabes, donde yo vivía, solía entregar a tipos como tú al GCPD. Hasta que…- la niña susurró- Uno como tú mató a mi papá…
-Ya déjalo.- dijo una voz masculina con un acento muy extraño, y la chica obedeció esta orden, mirándolo críticamente.
-Tim, Steph, revisen sus cosas.- dijo la misma voz. Dos manos le quitaron la mochila de su espalda, cortando las amarras. Oyó cómo la abrían y revisaban sus cosas.- y tú, bueno…- parecía estar riéndose… como si fuera una broma.- vas a dormir un ratito.- Se acercó, y le apretó algo, en algún punto entre el hombro y el cuello. Su cabeza colgó inerte.
-Sólo hay basura, tarjetas, lector y hierva. Mucha hierva- dijo Tim.
-Espera, creo que tengo algo… - dijo Steph. Metió su mano en uno de los bolsillos, y la sacó con un grito triunfante.- Bingo!- sujetaba una bolsita plástica con billetes dentro.
-A ver, presta.- Dijo Tim, y tomó la bolsita. Sacó los billetes y los contó al ojo.- al menos 400 pavos.
-Somos 5. Eso es…- la niña negra contó con los dedos enguantados.- 80 para cada uno.
- Genial- dijo la quinta voz, esta femenina, y de las sombras surgió la imponente figura de una chica asiática.- ¿Y ahora?
- Simple.- respondió el líder.-Tim, Stephy Lassy, quemen todo lo ilegal. Osea, todo.
-Dale.- asintió lassy. Los tres fueron a buscar un barril de estos de bencina vacío que algún amante del medio ambiente amablemente abandonó en el callejón. Tiraron, sin miramientos, la mochila y la chaqueta con toda la hierva y tarjetas dentro.
Mientras tanto, el mayor escribía con parsimonia una nota, a todas luces tratando de fingir la letra. Ponía:
"Tenía montones de hierba, tarjetas clonadas y cosas que no nos dimos la molestia de comprobar. Sus restos yacen en las cenizas del barril. Seguimos haciendo su trabajo mejor que ustedes, policías."
-No entiendo porqué sigues dejando esas notas.- Dijo la asiática a la ligera. El chico sonrió a medias.
-La presentación, Cass, siempre es importante.
La chica sonrió con cariño.
-Ay, Dick, nunca cambiarás.
-No, y estoy orgulloso de ello.
