Disclaimer: todo lo que reconozcan pertenece a Jotaká Rowling.


Tabla 30besos de la comunidad 30vicios.

#01 Mira hacia acá.

«¿Quién puede ser tan estúpido?»

—Te digo que sí, Cornamenta, que es una idea genial —insiste Sirius—. Todas mis ideas son geniales, coño —y su voz hace eco contra los muros de piedra del castillo en su camino a los terrenos.

—Sirius… —el suspiro de Remus seguro que lo oyen las sirenas en el fondo del lago—, por millonésima vez, es una idea estúpida.

—¿Qué es una idea estúpida? —pregunta un acelerado y recién llegado Peter. Sirius reprime el impulso de meterse con él, que respira pesadamente intentando recuperar el aliento y tiene rojas las mejillas del esfuerzo de correr por alcanzarles.

—Al... idiota, de James —explica Remus, sin darles tiempo a abrir la boca y ganándose un dolido hey de parte del mentado— se le ocurrió la idiota idea de que Lily quiere besarlo pero aún no lo sabe, y por eso tiene que hacerlo él para que ella se dé cuenta de lo perdida y profundamente enamorada que está.

—Pero primero tiene que idear un plan para evitar que una muy cabreada pelirroja le hechice, lo cual, si me preguntas a mí, sería cojonudo de ver —apunta Sirius, con una sonrisa traviesa derritiéndose en su boca.

—Y al otro idiota de Sirius —continúa Remus, ignorándole olímpicamente— se le ocurrió la idiota y cavernícola idea de...

—Hey —se defiende—. No es cavernícola, es un clásico, Remus, ¡un clásico!

—Es una idiotez, Sirius —y sí le dieran un chocolate por cada vez que ha dicho la palabra idiota en la última media hora sería una persona mucho más feliz de lo que es ahora—. ¿Quién puede ser tan idiota para caer en esa estupidez de "eh, mira para acá"? —pregunta, bizqueando un poco cuando salen a los terrenos y el sol los recibe guiñándoles un ojo.

James y Peter que permanecen en silencio observando con aparente diversión el intercambio entre Sirius y Remus se giran hacia el primero a escuchar su respuesta. Y Sirius abre la boca para soltar lo que probablemente será una de sus respuestas ingeniosas pero de repente se queda paralizado, causando que los otros merodeadores le imiten, y la cara se le congela en una mueca sorprendida.

—¡Joder! —exclama, señalando algún punto al azar con un dedo extendido justo delante de la nariz de Remus quién casi se deja el cuello de lo rápido que voltea.

—¿Pero quehumpffgh...? —es más o menos lo único que le da tiempo a decir cuando vuelve a girarse hacia Sirius (con el cuello doliéndole). Porque el grandísimo idiota se ha acercado a la velocidad más o menos de la luz y le ha besado, le esta besando más o menos YA y eso caliente y húmedo contra sus labios es su lengua y Remus no puede hacer nada por la sorpresa.

—Aparentemente Lunático —le dice, el cabron se atreve a susurrarle contra la boca cuando se separa sonriendo como el imbécil que es—, tú.

La carcajada de James y Peter esta vez deben haberla escuchado sin duda las sirenas de Francia.