Hola amigos lectores. Disculpen la demora. Este iba a ser un One-shot pero resultó demasiado largo así que lo dividí en cuatro partes. Que lo disfruten.

Esta historia está basada en el capítulo de Los Simpson "El castigo del tiempo"


Lincoln despertó tranquilamente en su cama. Estiró los brazos para desperezarse e inspiró el fresco aroma de la mañana. Se levantó, se puso su típica remera naranja y salió al pasillo. Sonrió, y no es que estuviese pasando algo divertido es solo que ver a todas sus hermanas en el pasillo simplemente lo ponía feliz.

–Buenos días.

Todas lo saludaron, algunas aun medio dormidas.

–Niños el desayuno está listo –Los llamó la señora Loud.

Todos bajaron a desayunar.

Lincoln estaba sentado en la mesa de los niños sirviéndose su zombie brans en su tazón. En cuanto el delicioso cereal en forma de cerebro llegó a su boca lo invadió una agradable sensación de gusto y suspiró con los ojos cerrados.

–Lincoln ¿Qué ocurre? –Pregunto Lisa.

- ¿Am?

–A juzgar por tu actitud diría que te encuentras algo distraído por alguna razón.

–Bueno verás Lisa – Respondió él sin dejar de sonreír. Toma dos rebanadas de pan en la panera y se dirige hacia la mesada de la cocina. –En mi vida eh pasado por muchos infortunios, situaciones muy vergonzosas y ridículas, pero estando aquí en mi casa desayunando con mis hermanas me doy cuenta de que… –Introduce el pan en el tostador sin dejar de verla –Soy alguien afortunado.

– ¡LINCOLN METISTE TU MANO EN EL TOSTADOR! –Gritaron las gemelas al mismo tiempo.

–AHHH –Gritó Lincoln y empezó a golpear el aparato contra la pared para sacárselo.

Finalmente, en el décimo golpe, el aparato salió disparado hacia la pared rebotó y quedó en el piso.

– ¿Están todos bien? –Les llegó a todos la voz de su madre preocupada. Detrás de ella estaban el resto de sus hijas mayores junto con su esposo. Todos se habían asustado al oír gritar a Lincoln.

–Todo bien ma. –Respondió Lincoln mientras se sentaba en el suelo.

–¡LINCOLN VOLVISTE A METERLA EN EL TOSTADOR! –Gritaron las gemelas.

- ¡AHH!

Tiempo después

Lincoln estaba en el garaje intentando arreglar el tostador. Cuando por fin pudieron sacárselo, y después de verificar que no se había lastimado, la familia vio con horror el estado de su tostadora: Había quedado toda abollada y llena de marcas. A todos en la casa Loud les gusta mucho el pan tostado, por eso estaban muy molestos con Lincoln. Su padre les dijo que llamaría a alguien para que lo arreglase, pero Lincoln decidió arreglarlo él mismo para solucionar las cosas con sus hermanas.

–JA… Terminaré de arreglar esto en un santiamén, que bueno que Lisa no le pone seguro a la puerta donde guarda sus herramientas. –Colocó una mezcla violeta sobre el aparato y…

¡KaBOOM!

–Bueno al menos ya sé que no necesito esto. –Dijo Lincoln después de quitarse una llave de la boca.

Tres explosiones, cuatro accidentes con el martillo y una electrocución más tarde

–Ya terminé.

El pequeño niño de once años tenía una venda en la frente, llevaba puestos un algodón en la mejilla derecha debajo del ojo y no tenía un solo dedo sin al menos tres curitas. A pesar de su deplorable estado sonrió con suma satisfacción, revelando que le faltaba uno de sus dientes frontales.

–Es hora de probarlo –Declaró extrayendo pan de su bolsillo. –Lo reservaba para mi sándwich especial… Bueno podré comerlo tostado ahora.

Ciertamente el tostador se veía en buenas condiciones, inclusive más avanzado… excesivamente avanzado.

Lincoln utilizo todas las herramientas de Lisa pero no solo eso, también colocó una fuente de poder termo nuclear y utilizó unos viejos planos que encontró dentro de una caja que decía No abrir. Y sí, estoy hablando contigo Lincoln. Él solo se encogió en hombros y sacó unos planos muy extraños llenos de fórmulas y nombres que no entendía, estaba a punto de volverlos a poner en su sitio hasta que notó una sección con dibujos en los cuales mostraba cómo conectar el reactor nuclear.

Lleno de optimismo Lincoln cerró la tapa del tostador y colocó el pan dentro. Bajó la palanca y tan pronto como lo hizo el aparato empezó a sacudirse violentamente y fuertes rayos salieron disparados en todas las direcciones. Lincoln en un arranque de pánico sostuvo el electrodoméstico con intención de a pagarlo.

Se oyó un fuerte silbido y tanto el objeto como Lincoln desaparecieron dejando una marca de tierra quemada.

Corriente temporal

-AH.

Lincoln estaba dentro de alguna especie de vórtice lleno de colores. Seguía sosteniendo el tostador mientras era arrastrado por alguna fuerza invisible.

En eso el pequeño niño notó que a su alrededor habían cientos de relojes de todo tipo. Se agachó para esquivar uno enorme de piedra de esos que funcionaban con la luz del sol, por su costado había algunos de cuerdas y otros que parecían futuristas.

–Esto es… INCREIBLE. Debo de ser el primer niño en realizar un viaje en el tiempo.

–Ni de chiste pequeño.

Lincoln giró su cabeza y quedó atónito al ver a un perro blanco con anteojos y moño.

– ¿Tú hablas?

–Correcto.

–No es lo único que hace cierto ¿Señor Peabody? –Dijo un pelirrojo de diez años como mucho y anteojos.

Lincoln se había quedado tan sorprendido con el Pero que no notó a niño hasta ahora.

El perro, que al parecer se llamaba Peabody, miró de manera severa al niño. – ¡Silencio! –Luego de eso clavó sus ojos en Lincoln. –Ahora joven ¿Se puede saber cómo llegaste a entrar en la corriente temporal?

Un niño común ya se hubiese vuelto completamente loco después de encontrarse con un perro que habla dentro de un agujero cósmico. Pero como dijo una GRAN escritor: Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer.*

–Estaba en el garaje de mi casa intentando arreglar mi tostadora, pero por accidente creé una máquina del tiempo y la active al insertar el pan.

Una fuerte carcajada sonó a la distancia.

Los tres voltearon hacia la fuente de la risa y para su total sorpresa vieron un auto. Un DeLorean para especificar.

El vidrio delantero del conductor bajo mostrando a su conductor: Un anciano con un peinado de loco y su acompañante un adolescente que a juzgar por su cara fue él quien había reído.

– Doc. ¿Escuchó eso? –Dijo el adolescente.

–Si Marty, lo oí muy claro.

–JAJAJAJA. Y yo que creí extraño que a usted se le ocurriese como hacer un viaje después de golpearse la cabeza.

De pronto una Luz apareció en el medio y de ahí surgió… ¿Una cabina telefónica?

La puerta se abrió y surgió otro hombre elegantemente vestido. Sonrió con simpatía al verlos a todos. –Valla pero si es el señor Peabody y el buen doctor… y al parecer hay alguien nuevo.

–Que gusto es verlo doctor Who –Saludó el perro.

Un sonido extraño sonó detrás de Lincoln.

"Oh ¿ahora qué?"

Dio la vuelta y el corazón por poco y se le sale por la boca. ¡Literalmente la parte delantera de un tren estaba enfrente de él!

– ¡Eureka! Al fin eh podido entrar en la corriente del tiempo.

Una vez recuperado del shock Lincoln miro una vez más el tren. Era algo impresionante y a diferencia de los otros, esa sí tenía la apariencia de una máquina del tiempo. Pero lo que más llamo su atención fue la voz que salió de adentro: Era la de un humano sin lugar a dudas pero con cierto acento pues… robótico.

Arriba del tren se abrió una escotilla y un hombre surgió sentado en una silla de ruedas sobre una plataforma.

Lincoln sintió ganas de gritar de la emoción y… oh ¿Qué rayos? – ¡Waaaa! Señor Stephen Hawking.

Efectivamente era Stephen Hawking el hombre más inteligente del mundo. Lincoln lo conocía gracias a Lisa la cual no dejaba de hablar maravillas sobre él. Una vez se presentó en Royal Woods para una convención. Ese día Lisa se comportó como una chica de su edad: corría hacia todos lados, no dejaba de sonreír y decía que estaba en el mejor lugar del mundo. Pero cuando vio y escucho al Doctor Stephen el mundo se detuvo para ella y confeso que iba a dedicar su vida a la ciencia. A Lincoln le fascinaron las demostraciones de sus últimos inventos, además siendo él adicto a los cómics ver a un hombre hablar con voz de robot le pereció lo más genial del mundo. Luego su padre le explicó el porqué. Con eso su respeto hacia el hombre se multiplicó por mil.

– ¿Quién lo diría? No soy el primero en lograrlo, pero al parecer soy famoso inclusive aquí. ¿Cómo te llamas pequeño?

–Soy Lincoln… Lincoln Loud –Logró responder él quien aún no se podía creer estar hablando con el Doctor Hawking.

En eso el doctor miró al resto de os acompañantes y ellos lo miraron a él.

–Creo que es un buen momento para las presentaciones.

Y así Lincoln pudo enterarse de todos. El "Doc", como lo llamaba Marty, les explicó sobre el condensador de Flujos y su misión de volver a su época. Peabody confesó que estaba tratando de enseñarle historia a su "Hijo" Sherman. El Doctor Who no quiso dar detalles sobre su misión y su explicación de la Tardis confundió mucho a Lincoln. Hawking les contó sobre su último invento: Un tren capaz de llegar a una velocidad tan grande que podía abrir una brecha espacio-temporal. Finalmente llegó el turno de Lincoln. Dijo las mismas palabras que le había dicho al señor Peabody, esta vez explicándoles cómo se había roto la tostadora en primer lugar y porqué trató de arreglarla.

Lincoln obviamente no era un experto en viajes temporales y ya le había quedado más que claro que tampoco era el primero. Pero tenía la certeza de que sí era el primer viajero del tiempo en provocar un ataque de risa.

–Así que estas aquí por intentar arreglar tu tostadora. –Dijo Hawking cuando dejó de reírse… Mejor dicho dejó de oprimir el botón de risa en su máquina.

–Yep. Eso hice. Ustedes son los expertos ¿Cómo puedo hacer para volver a casa?

Pebody se adelantó a los demás.

–Descuida Lincoln. Estuve pensando en lo que dijiste cuando la armaste. Si no me equivoco tu máquina solo realiza un viaje de ida al pasado, de ahí tardará diez segundo en cargarse y luego vuelves al presente. Solo tienes que esperar.

–Es bueno saberlo –Respondió Lincoln más animado.

El "Doc" se acercó por el otro lado.

–Es mejor que destruyas la máquina cuando vuelvas a tu época. Podrías provocar desastres severos. Fue muy irresponsable por tu parte crear semejante artefacto –Eso último lo dijo con algo de ira.

Lincoln se sintió algo mal pero Hawking intervino.

–No le hagas caso Lincoln. Solo está celoso porque un niño lograse en su primer intento una máquina del tiempo y sin siquiera intentar crear una realmente.

Ahora Lincoln no sabía si sentirse alagado o insultado.

–Además –Hawkins cambió su tono (el de su máquina) a uno más severo y miró al "Doc" –Tú no tienes derecho a reprocharle después de lo que hiciste.

– ¿Qué quieres decir?

–Mi maquina me permitió ver ciertas anomalías. Las seguí y al parecer pude vincularlas con los lugares en los que has estado. Si alguien debe quedar prohibido de los viajes ese eres tú.

La tensión podía palparse en el aire.

El doctor giró el manubrio y quedó frente a Stephen. Aun dentro del DeLorean.

–No me está gustando el tono de su voz –Le advirtió con tono amenazante.

–Si estás buscando problemas –Le respondió –Los has encontrado.

– ¿Así? ¿Qué vas a hacer al respect…

Un guante de boxeo salió disparado desde la silla de Hawkins. Fue tan rápido que el "Doc" no pudo reaccionar y le dio de lleno en la cara. El golpe lo hizo girar el volante y apretar un botón que lo transportó a él y a Marty hacia otro tiempo.

El guante quedó colgando de un resorte.

–Soy un Hombre de ideas no de violencia, pero hasta yo admito que se siente bien darle una golpiza a los que se la merecen.

Ahora Hawking se ganó el título de segundo viajero en provocar un ataque de risa. Esta vez Lincoln los acompaño hasta que le dolieron las costillas.

Unos rayos empezaron a salir de la tostadora idénticos a los que aparecieron cuando Lincoln metió el pan. Los rayos rodearon al niño hasta formar una esfera.

– ¿Qué está pasando?

–Tu máquina finalmente ha encontrado un punto en el pasado para que aparezcas –Le explicó el doctor Who.

–No va a pasarme nada ¿Verdad?

Peabody se le acercó.

–No hay porque preocuparse. Aunque algo rústica, tu máquina te hará llegar en una pieza.

–Me siento mucho mejor ahora. Gracias por todo amigos. Espero volver a verlos algún día.

–Adiós Lincoln –Se despidieron todos.

En ese momento Sherman le susurró algo al señor Peabody.

– ¡OH NO! –Miró a Lincoln que estaba a punto de desaparecer –Lincoln hagas lo que hagas no…

Y Lincoln desapareció.

–Rayos. No alcancé a decirle la regla más importante de los viajes en el tiempo.

Hawking carraspeó para aclararse la garganta.

–Descuide doctor. Se nota que es un joven de buen espíritu y responsable ¿Qué daños puede causar?


* Esa frase es de Antoine de Saint-Exupéry de su obra maestra "El principito". Si son fanáticos de la lectura léanla.