Ensueños
Capítulo 1: La Gran Ciudad del Sol Poniente
Por "Saizoh" y "Ririshiyo".
Se trataba de un antiquísimo reino llamado Alhazard gobernado ahora por una reina solterona y centenaria que era además una archimaga llamada Precia Testarossa que vivía con sus dos hijas, Alicia y Fate, tan hermosas como ningunas otras se habían hallado iluminadas por los astros. Precia siempre espantaba a los muy pocos hombres y mujeres que llegaban a pretender a sus hijas (eran muy pocos porque sólo los más intrépidos aventureros llegaban al portón de la gigantesca mole que era El Jardín del Tiempo, el palacio flotante de las Testarossa, aunque hasta ahora ninguno logró atravesar sus puertas a causa de los androides guardianes que lo vigilaban).
A este reino como el onírico que era casi exclusivamente sólo se podía ingresar a él en los sueños…
Esto lo descubrió una madrugada Takamachi Nanoha cuando despertó lagrimeando por haber vislumbrando la imagen de Fate Testarossa, que le sonreía y abrazaba ampliamente en su gran habitación y que poco antes de despertar la primera recordó que le decía la segunda:
"Soñaste conmigo y yo también te buscaré pero en la vigilia".
Al principio Nanoha no entendió este anuncio aunque no tardó en comprenderlo cuando despertó abrazada por Fate en la cama de su propia habitación…
Nanoha se asustó un poco pero enseguida recordó los besos y caricias de Fate en la pieza de aquella gigantesca mole de concreto que era el hogar de su amiga íntima.
Fate no tardó en explicarle a Nanoha que a veces como los seres sintientes de los universos de la vigilia podían ingresar en los reinos oníricos los habitantes de estos últimos también podían entrar en el espectro de la vigilia. Nanoha le prestó ropa suya porque sólo el cuerpo y la mente se logran teletransportar de los sueños a la vigilia y viceversa y no los objetos tal y como le pasó a ella cuando Fate le indicó el camino hacia su propia pieza de aquel palacio flotante…
Hace un mes…
Nanoha, una chica de ya 18 años, como la gran soñadora que era, buscaba la maravillosa y eterna Alhazard, la gran ciudad del sol poniente del que contaban los mitos más antiguos en su mundo; y Fate por pura casualidad se topó con la pelirroja en su camino de vuelta al palacio desde Midchilda (otro reino onírico) donde estudiaba hechicería…
No era la primera vez que Fate se topaba con las imágenes oníricas de soñadores por aquel camino que conectaba ambas ciudades pero como ya había visto varias veces a esa misma jovencita vagando cerca de esa senda (no recordaba el poder ver a una misma soñadora tantas repetidas veces) mandó a detener el carruaje jalado por dragones y conducido por un androide y se detuvo a hablar con aquella alma cuya imagen la había dejado sin habla por unos segundos cuando la tuvo frente a sí… Fate, tras preguntarle a Nanoha quién era, de dónde venía y cuál era uno de sus sueños (le preguntó esto último con la mayor discreción posible) y viendo que esta última respondía con agrado y con sinceridad a sus preguntas decidió guiarla hasta su ciudad natal y hogar, justamente la ciudad de Alhazard.
Fate le prestó a Nanoha un conjunto extra de ropa que por fortuna llevaba en el carruaje mientras esta última admiraba el escenario de nubes anaranjadas plasmado en un cielo cobrizo y a lo lejos por otro camino logró ver las siluetas de un grupo que a ella le parecían ser unos caballeros de las antiguas cruzadas mas Fate la corrigió diciéndole que aquellos eran androides de Alhazard que viajaban hacia Michilda para servir como guardianes y sirvientes electrónicos.
Y poco después el camino daba una bajada desde los cielos hacia el centro de Alhazard y Nanoha quedó deslumbrada ante las maravillas que veía desde lo alto… Las vacías pero pulcras calles y veredas de concreto liso, las grandes casas y palacios de aquella maravillosa aunque solitaria ciudad. Y cuando estaban sobre a la inmensa catedral central vieron parte de la imponente puesta del sol, la más magnífica que hayan contemplado los ojos de Nanoha.
Tan embelezada por el espectáculo estaba la Takamachi que Fate tuvo que llamarla cuando el carruaje se detuvo frente al gran portón del Jardín del Tiempo. Sin embargo Fate la agarró de la mano y entraron por una puerta lateral.
"A mi madre no le agradan las visitas de ninguna clase…".
Alegó Fate, entraron furtivamente al palacio y allí se dirigieron directamente hacia la pieza de la rubia. Una vez allí hablaron o mejor dicho charlaron largo y tendido sobre lo que más les interesaba en aquel momento (Nanoha sobre la ciudad en sí y Fate sobre Nanoha en sí).
Ninguna de las dos expresó todo lo que pensaban pero pensaron todo lo que dijeron…
Aunque eran desconocidas ambas notaban que ya de algo se conocían… Sobre todo Fate que había aprendido sobre las vidas pasadas en sus clases de la universidad de magia de Midchilda…
Además Fate notó pese a que Nanoha ya le hablaba de forma amena que no le estaba contando lo más importante de su gran deseo de conocer su ciudad pero tampoco quiso apresurar las cosas recordando aún eran casi completas desconocidas.
Por último Fate notó algo más… Algún dejo de algo más profundo que la "unía" a aquella bella muchacha…
¿Bella muchacha?
Fate llegado un momento se sonrojó y al notarlo a Nanoha le pasó lo mismo y ambas apartaron unos segundos la mirada puesta sobre la otra…
Un rato después dieron por terminada la reunión aunque no sin antes Fate entregarle a Nanoha una esferita roja que, al mero hecho de concentrarse por un momento pensando en Alhazard, podría traspasar la barrera de lo sueños hasta su mismísima pieza. Ella poseía otro objeto que serviría para lo mismo aunque bajo la forma de un triángulo amarillo (ambos objetos eran colgantes de cuello) puesto que le explicó que eran objetos especialmente diseñados para viajar entre las distintas dimensiones de los espectros de lo onírico y de la vigilia.
"Muchas gracias, Fate, la pasé esplendorosamente y pronto quiero volver a verte".
Mencionó Nanoha.
"Yo digo lo mismo, Nanoha".
Le replicó Fate y así Nanoha tras concentrarse un momento desapareció ante la vista de la rubia pues había vuelto a su estado de vigilia.
Más tarde…
Esa noche Fate visitó a su hermana mayor Alicia que dormitaba débil en la cama de su propia habitación.
"Con permiso".
Se volvió a anunciar Fate tras tocar a la puerta.
"Hola Fate, ¿cómo estuvieron las clases de hoy…?".
Le preguntó Alicia.
"Pues como siempre… pero…".
Fate se detuvo justo a tiempo para evitar mencionar a su nueva conocida… y aunque tenía algo más que una vaga noción de que podía confiar en Nanoha por ahora calló…
"¿Pero…?".
Quiso saber Alicia.
"Ah, no era nada en especial… Sólo es que mamá sigue estudiando e investigando intensamente para encontrar una cura".
Alicia agarró con más fuerza las sábanas que la tapaban…
"Lamento tanto el ser una carga…".
Alicia entrecerró los párpados sin dejar de ver a Fate a los ojos.
"No te disculpes que lo importante es que te recuperes".
Fate le sonrió, le agarró ambas manos con las suyas y le plantó un ligero beso en el reverso de una mano a su hermana.
Continuará…
