De pequeño, siempre se había sentido solo y desprotegido. Sus padres habían muerto tan temprano que ni siquiera tenían una foto juntos.

Lo habían dejado para conseguir un mundo mejor. Y estaba orgulloso, pues lo consiguieron. Pero se sentía vacío y perdido. Jamás conoció el amor de sus padres.

Por eso, cuando su padrino, quién conocían tan bien como él ese sentimiento de soledad, le recordó que se llamaba como su padre, y que era metamorfomago como su madre, notó un extraño sentimiento cálido.

Y sus cabellos se volvieron turquesas, como en la foto que llevaba su padre al morir.