Disclaimer: El universo de Harry Potter pertenece a J. K. Rowiling y a la Warner (Bros). La trama es mía, pórtate y no me la robes. No escribo con ánimo de lucro.

ILUSIÓN

La primera vez que la ve se le cae el mundo encima.

Los futuros aurores (cachorros acabados de destetar con la leche materna aún en los labios) son cada vez peores; impuntuales, desaliñados y con la varita en el bolsillo trasero del pantalón, la flor y nata de un Mundo Mágico poco preparado para una Guerra (sí, con mayúsculas).

Y esperad, que aún no habéis oído lo mejor: la del pelo rosa chillón y mirada despistada que nada más llegar se ha llevado por delante un paragüero... parece que va a ser su pupila. Estupendo. ¿No le han dicho nunca, a esa niña, que cualquier prenda de ropa que esté medio rota tiene más probabilidades de ayudarte a perder unos segundos preciosos enganchándose a cualquier cosa? Lo primero que hará cuando empiecen esa convivencia que durará cinco largos años, será recordarle que está prohibido rasgar el uniforme. Sólo por si acaso, nunca se sabe.

o0o

-Nymphadora Tonks -la chica frunce la nariz. ¿Quién frunce la nariz en el juramento?-, a partir de ahora y durante los próximos cinco años estarás a las órdenes del auror Alastor Moody, quién será tu mentor en todos los aspectos que se consideren necesarios. ¿Juras obedecer, dar todo lo que hay en tí y evitar el poner en peligro la vida de tus compañeros?

-Lo juro -sonríe, los ojos chispeantes, la voz le tiembla.

-Bien pues, que pase el siguiente. Icarus Haywood, a partir de ahora y durante los próximos cinco años...

Los aurores son gente sencilla, directa. El juramento no se alarga durante horas ni tampoco se hace ningún acto en especial para celebrarlo, así que en cuanto la chica acaba y baja del estrado Alastor le indica que le siga con un movimiento de cabeza para empezar a andar sin girar el ojo mágico ni siquiera una sola vez para comprobar que le sigue.

Llegan a su despacho (abre la puerta, la deja pasar primero recuperando unos trazos perdidos de educación, cierra la puerta detrás suyo) y la hace sentarse en la única silla que hay allí, la suya, para empezar a pasearse por la habitación mientras la mira.

-Bien -la pierna de madera hace ese ruído suyo característico y él rescata su nombre de las profundidades de su memoria-, Nymphadora, estás...

-Tonks, llámame Tonks -cuando le sonríe alargando la mano le brillan los ojos-. No sé en que debía pensar mi madre cuando me puso ese nombre.

Y es justo en ese momento, cuando estrecha esa mano fina y delicada entre las suyas (ásperas, con callos y cicatrices) con algo de asombro es cuando se da cuenta: esta chica, esta chica es la mejor pupila que nunca ha tenido nunca, pues la ilusión en los ojos es sincera y el apretón, firme.

Nymphadora Tonks puede ser despistada, algo ruidosa, demasiado joven según los parámetros de Alastor... pero tiene madera, y eso es algo que él nunca deja escapar.