¡Buenas noches! gente hermosa! este es el segundo fic que publico de free! y es Makoharu! yay!
no tengo mucho que decir sobre esto XDDD sólo espero que les guste el primer capitulo. lamento si los personajes no actúan acorde a sus personalidades y perdonen las horribles faltas de ortografía.
eso es todo!
Disfruten de su lectura.
Era una linda mañana en Iwatobi, el sol estaba radiante, el mar se encontraba sereno y cristalino, siendo el reflejo perfecto de la pureza del cielo pero, lo más hermoso de Iwatobi era, el chico que se encontraba caminando a la casa de su mejor amigo. Tachibana Makoto era la perfección en persona, alto, un bronceado suave, ojos esmeralda con una mirada dulce, personalidad encantadora, sonrisa que igualaba a la de los ángeles y qué hablar de su magnífico cuerpo; en pocas palabras era un dios. Eso pensaba Nanase Haruka, mejor amigo de la infancia del muchacho, por supuesto que estos pensamientos jamás lo diría en voz alta, prefería quedarse sin agua el resto de su vida antes de admitir que siente cierta atracción hacia el adolescente de pelo oliva. El problema era que no sabía, cuanto más podría lograr controlar este tipo de sentimiento.
Makoto entró a la casa de Haruka, ahora tenía copia de las llaves así que ya no tenía que ir por la puerta de atrás como lo haría un ladrón. Su relación había avanzado bastante y ahora tenían mucha más confianza que antes; esto alegraba mucho al chico orca, le gustaba estar cerca de Haruka pero, hace un tiempo que estar cerca del pelinegro no le bastaba; quería abrazarlo, tomarlo de la mano, acariciar sus cabellos sedosos, simplemente tener algún tipo de contacto físico con él.
-¿Haru estás en el baño?- Preguntaba el adolescente de ojos esmeralda mientras abría la puerta para encontrarse con la sorpresa de que la bañera estaba vacía -¿Haru?- Makoto se dirigió a la cocina para comprobar si el chico estaba haciendo el desayuno pero tampoco estaba- ¿Haru dónde estás?- Tachibana estaba empezando a entrar en pánico. Sólo le quedaba una parte por buscar, la habitación de Haruka. Abrió la puerta lentamente, era muy raro que Haruka estuviera en cama a esa hora, tal vez estaba enfermo, ese pensamiento preocupó al menor; miró al interior y efectivamente se encontró con su amigo durmiendo plácidamente.
-Haru despierta- Lo movió suavemente pero lo único que consiguió por parte del pelinegro, fue un gruñido -Vamos Haru, llegaremos tarde- Insistió.
-Eres molesto- Contestó el pelinegro ocultando su rostro en la almohada.
-Me iré sin ti- Advirtió el más alto pero ni eso logró sacar al nadador de la cama -¡Haru ya levántate!
-¡Deja de ser tan ruidoso!- Se sentó de un golpe, cuando a Haruka lo despertaban siempre se levantaba de mal humor -No me importa llegar tarde.
-¡Haru te ves horrible!- Y lo que decía Makoto era cierto, Haruka tenía unas marcadas ojeras, su sedoso cabello era un desastre y el cansancio se le notaba por todo su rostro, lo que no sabía el chico de pelo oliva era que este aspecto tan lamentable que tenía su amigo, era por su culpa ¿Estás enfermo? ¿Te sientes mal?- Mamá Makoto preguntaba con preocupación tocando la frente de su amigo.
-Makoto estoy bien- Apartó la mano de su frente-Sólo no dormí.
-¿No dormiste? ¿Por qué?- Lo miró confundido el chico de ojos esmeralda.
-Sólo no tenía sueño- Desvió la mirada con un leve sonrojo -Iré a bañarme- Se levantó de la cama y se dirigió al baño, no podía decirle a su mejor amigo que había tenido sueños algo indecorosos con él.
Makoto se acostó de espaldas en la cama de Haruka, tomó una de sus almohadas y ocultó su rostro con ella, inhalando el olor de su amigo recordó el momento en que ganaron las regionales, aunque tal vez no le podía decir ganar ya que fueron descalificados, todos estaban felices, incluso el chico de ojos oceánicos aunque no lo demostrara tanto. Lo bueno de todo esto era que volvieron a ser amigos con Rin pero, también le preocupaba que, volviendo el depredador a la vida del delfín, este podía dejarlo de lado. Makoto suspiró ante este pensamiento, no quería ser el segundo lugar de Haruka, quería ser el primer lugar.
-Makoto- Haruka estaba encima de él, le quitó la almohada para encontrarse con los orbes esmeraldas de su amigo. El chico de cabello oliva miró el hermoso rostro de su amigo, le encantaba perderse entre los mares profundos del nadador.
-Tienes el cabello mojado- Acarició las sedosas hebras -Deberías secártelo- Sonrió.
-Estoy bien así- Se quitó de encima del adolescente y empezó a ponerse su uniforme, el menor observaba a su amigo detenidamente, realmente deseaba recorrer con sus propias manos el cuerpo que se mostraba ante él, amaba a su mejor amigo y lo hacía con locura; algún día tendría el valor para confesarse al delfín, lo único que esperaba era, que no lo rechazara y odiara -Vamos antes de que te dé un ataque de histeria por llegar tarde- Dijo el pelinegro saliendo de la habitación, si estaba un minuto más ahí con Makoto, no dudaría en hacer realidad sus sueños sucios.
-Espera ¿No vas a desayunar?- El adolescente se levantó de la cama y siguió a su amigo.
-No tengo hambre- Sentenció sin ninguna emoción, el muchacho que sufre de hidrofilia.
-Como quieras- Y los dos nadadores salieron de la casa.
Caminaban hacia la escuela como todos los días, esta era su rutina de la que nunca se cansarían pero, esta misma rutina se estaba volviendo incómoda por la creciente tensión sexual que hace cierto tiempo había invadido sus vidas. Haruka y Makoto tenían conocimiento sobre esto pero lo hacían de forma independiente; el pelinegro ignoraba los sentimientos de su amigo como el chico de cabello oliva ignoraba los del más bajo. Al llegar a la escuela, entraron a la sala de clases y se sentaron en sus respectivos puestos, este era un día normal en sus vidas o eso creían.
Las clases comenzaron cuando la profesora Amakata entró en el salón acompañada por otros profesores que cargaban unas cuantas cajas, esto llamó la atención de todos los presentes excepto la de Haruka, lo único que le podía llamar la atención a ese hombre era, el agua o Makoto cuando estaba mojado y sexy; lo demás restaba de importancia. Los profesores abandonaron el lugar dejando a la mujer sola que les mostraba una hermosa sonrisa a sus alumnos.
-Todos por favor, presten atención- Alzó la voz para que todos los estudiantes la escucharan -Sé que están curiosos por lo que hay dentro de las cajas y sé que se llevarán una gran sorpresa- Rio por lo bajo -Esto se trata de una clase social especial- Al decir esto, llamó más la atención de los jóvenes -Es un proyecto que creó el directorio en conjunto con los profesores y es para concientizar a los adolescentes sobre la responsabilidad de ser padres.
-Profesora, no lo entiendo- Preguntó una chica de cabello rubio.
-En pocas palabras- Sacó de una de las cajas a un bebé de mentira -Tendrán que ser padres por dos semanas y cuidar de uno de estos bebés como si fueran sus propios hijos- Dijo con una radiante sonrisa.
-¡¿Qué?!- Gritó al unísono la mayoría del salón.
-Y para que la clase sea más unida al finalizar el proyecto, las parejas serán elegidas al azar- Las palabras de la profesora nuevamente provocaron un grito interrogatorio- No se alteren por esto, será beneficioso para ustedes, como dijo el gran fabulista griego Esopo, "La unión hace la fuerza"
-¿Qué pasará si me niego?- Decía un alumno de lentes.
-Si se niegan a hacerlo o el bebé llega en mal estado al final de las dos semanas- Y esto lo dijo con una de sus sonrisas más brillantes -Reprobarán y tendrán que repetir las clases en las vacaciones- Después de haber dicho esto, una avalancha de quejas se escucharon por toda la sala de clases -¡Bien, ahora vamos a definir las parejas!
El momento en que Miho Amakata estuvo designando las parejas, fue de máxima tensión, mientras que unos sonreían de felicidad y le daban gracias a la vida por haber nacido, otros lloraban a mares pensando en que Dios los había abandonado; por último se encontraban Makoto y Haruka, quienes por las grandes fuerzas del destino, golpes millonarios de suerte y poderes intergalácticos de seres superiores, les había tocado cuidar del bebé, juntos. Que absurda e irónica podía ser la vida de estos dos jóvenes nadadores que además, tenían una gran y espectacular tensión sexual entre ellos.
-Ahora que las parejas están formadas y todos tienen a sus bebés, les explicaré un poco- La maestra se divertía mucho viendo las reacciones de sus estudiantes -Estos muñecos son bebés robotizados, eso quiere decir que están programados para actuar como un bebé real, así que tendrán cuidarlo como uno- Cuando Amakata dejó de hablar, una mano levantada llamó la atención de todos los presentes que miraban más que sorprendidos a la persona que la levantó -¿Si, Nanase-kun?- Este era un momento épico para todos los que estaban ahí, un momento que quedaría marcado en sus vidas para siempre, porque Nanase Haruka, jamás de los jamases, había preguntado algo al maestro, en voz alta y frente a todos, en toda su vida escolar.
-Profesora- Dijo el chico delfín con su voz monótona mientras que los demás lo miraban expectante por las palabras que iba a decir -¿El bebé se puede sumergir en el agua?- La mujer soltó una pequeña risa mientras que el resto suspiraba aburrido y Makoto se cubría el rostro con la palma de la mano.
-Sí se puede pero, no es lo ideal- Contestó con amabilidad pensando que esas clases de preguntas eran típicas de él.
Las clases avanzaron rápidamente con las preguntas de los estudiantes sobre los cuidados del bebé, había llegado la hora del receso, Haruka y Makoto se encontraban en su salón, el más alto miraba con atención al bebé que tenía sobre la mesa mientras que el pelinegro adicto al agua tenía su mirada puesta en la ventana.
-¿No es emocionante Haru? Es como si fuéramos padres por primera vez- Decía alegre el más joven.
-Me da igual- Dijo aburrido el delfín.
-Me pregunto si es niño o niña- La verdad es que Makoto estaba bastante emocionado con esto.
-¿Eso que importa?- Haruka frunció el ceño, no le gustaba la idea de estar cuidando a un bebé.
-¡Haru! Este va a ser nuestro hijo por dos semanas, al menos pon algo de interés en él… o ella- Lo regañó el chico orca.
-Ni si quiera es de verdad Makoto y no me gustan los bebés, son molestos- El adolescente de ojos oceánicos se cruzó de brazos enfadado.
-No lo escuches bebé, sólo está hablando cosas sin sentido- Makoto tapaba los oídos de su hijo mientras que Haruka sólo rodaba los ojos.
Ya era la hora de almuerzo y los cuatro nadadores se encontraban en la azotea comiendo de sus deliciosos almuerzos, el más exquisito y novedoso era el de Haruka, el espectacular sabor de la caballa era algo de lo que no se podía disfrutar todos los días.
-Debería comer otras cosas aparte de la caballa, Haruka-senpai- Decía Rei mirando el almuerzo no tan hermoso de su superior.
-¿Entonces serán padres por dos semanas?- Preguntaba Nagisa con brillo en sus hermosos ojos de color rosa.
-Así es- Contestó Makoto con una hermosa sonrisa -Será divertido.
-No, no lo será- Sentenció el pelinegro.
-Haru, quieras o no, tendrás que cuidar del bebé igual- El adolescente de ojos esmeralda por un segundo se puso serio.
-Cierto, Haru-chan, tienes que hacerte cargo de tu hijo- El rubio dirigió la mirada al mayor -Debiste haberlo pensado antes de haber dejado embarazado a Mako-chan- Las palabras de Nagisa hicieron que el delfín se sonrojara levemente y que la orca se atragantara con su jugo.
-Nagisa…- El más alto iba a regañar la imprudencia de su amigo cuando el sonido de un llanto llamó su atención- ¿Por qué está llorando?- Se preguntaba mientras que tomaba al bebé que estaba entre sus piernas y envuelto en su chaqueta.
-Tal vez siente el rechazo de su padre- El pingüino se acercó a Makoto para ver bien al bebé.
-Puede que tenga sueño, por qué no lo mece, Makoto-senpai- Sugirió el adolescente de lentes.
-No funciona- El chico de cabello oliva mecía entre sus brazos a su hijo pero este no paraba de llorar -Creo que tiene hambre.
-Entonces dale algo para que deje de llorar, está siendo ruidoso- Haruka estaba perdiendo la paciencia.
-El biberón se me quedó en la sala de clases, toma iré a buscarlo- Le pasó el bebé al pelinegro y salió del lugar. Haruka lo miraba con recelo, no le gustaba para nada y no creía que le iba a gustar, esas dos semanas que tenía que afrontar con esa criatura entre sus brazos iban a ser insoportables y esto, estaba recién empezando.
¿que les pareció? tenía esta idea dando vueltas en mi cabeza hace tiempo así que me decidí a escribirla.
espero les haya gustado!
sólo actualizo los fin de semana! (es el mismo sistema que mi otro fic XDD)
Hasta entonces, se despide su servidora.
Airi.
¡Muchos kissus llenos de amor virtual!
