Un día sin que haya una pelea era extraño.

Había una. Debía haber una (por más pequeña que fuera); la voz se elevaba, algo estrellándose contra el suelo o la pared y comenzaba la confrontación.

¡Crash! ¡Pum!

Los puños cerrados, los objetos volando; cerámica, porcelana y el cristal se quiebran a cada paso. Los muebles son movidos o son tirados al suelo.

Los pasos son más fuertes como su voz.

Esta cerca.

Ray puede sentirlo, sus ojos están cerrados.

Se está acercando.

No obstante, no tiene miedo.

Ray abrió los ojos, ya no era como antes. Y los vio, su comisura de sus labios formaron una sonrisa.

Antes quería dejar de oír, odiaba esos ruidos. Se encerraba en su habitación y sus manos tapaban sus oídos ante cualquier discusión, voz elevada, gritos, ruido de cosas romperse. Esos que provenían de sus padres.

Pero estos...

Los amaba. Amaba a ellos dos. A Zack y a Angie.

Las pisadas se hacen más fuerte, Angie corría en afán de alejarse de su padre.

—¡Di papá, Angie! —exclamó.

La nena corría frenéticamente y Zack en un intento de atraparla destrozaba todo a su paso para eliminar obstáculos.

—¡Maldición! ¿Por qué no puedes decir, papá? —masculló con furia.

Ray intervino y atajó a su hija que fue directa a los brazos de su madre, ella la levanto, abrazándola contra su pecho.

—¡Zack! —llamó, él mismo que se detuvo enfrente de ella— ¿Que pasó esta vez? —Aunque tenía una leve idea lo que sucedía— Se podría haber cortado con los vidrios —advirtió.

Después de todo, Angie tenia los pies descalzos.

—¡Mierda! —refutó al percatarse— ¡Pero, esto no hubiera sucedido si ella hubiera dicho papá!

Espetó como si fuera un niño pequeño, apuntándola ¿Es que tenía cinco años?

—¡Yo sé que sabe hacerlo! —Añadió— ¡Lo hace a propósito! Di papá —volvió a intentarlo.

Angie lo observó con sus inocentes ojos azules.

—Zack —pronunció.

Él se irritó.

—Papá —volvió a tratar.

—Zack.

De nuevo, dijo.

—Papá.

—Zack.

—Di mamá.

—Mamá.

—¡Esto debe ser una jodida broma! —y cuando iba a patear algo que estaba en su camino, su hija volvió a hablar.

—Pa... —Zack pensó que lo iba a decir, sus ojos brillaron con emoción— Pa... —Zack la miraba con fascinación ¡Lo iba a decir!— Pa... ¡Payaso!

Y no lo dijo, es más se le rió en su cara. ¡Es una diablilla! Sus dientes se apretaron.

Zack quería matarla.

—Es una pequeña demonio —refunfuñó.

Ray sonrió divertida, antes decía que era un ángel. El mismo que creía que era divertido molestar su papá.