Capítulo 1- Meteorito

El sol resplandeciente entraba por la pequeña ventana de la habitación perteneciente a Sakuno Ryuzaki, una chica de dieciséis años de segundo grado de enseñanza media superior. Ella dormía profundamente con su largo cabello castaño bajo las sabanas de su cama, soñando con cierto chico de ojos ámbar que tanto amaba. Pero entonces, su sueño fue interrumpido por el sonido inquietante de la alarma. Extendió su mano hacia ella para que se apagara. Apartó las sabanas de su cuerpo, para levantarse sigilosamente. Un leve suspiro de decepción escapó de sus labios, deseando que algún día sus sueños dejaran de ser una mentira y se volvieran realidad. Pero era imposible.

Tras lucir su uniforme, tomó desayuno en silencio, mientras contemplaba las noticias que transmitía la tv. Para finalmente, prepararse para salir al exterior. Se despidió de dos fotografías (pertenecientes a sus padres que habían fallecido en un accidente) que estaban sobre una mesita de su pequeño comedor para salir rumbo a la Preparatoria Seishun.

La dueña de ojos carmesí vivía sola en una pequeña casa en Japón, ya que su abuela Sumire Ryuzaki se dedicaba a entrenar grandes equipos de tenis, por ello solían solicitarla en el extranjero. De modo que la castaña pasaba la mayor parte del tiempo sola. Sin embargo, según las cartas que le había enviado recientemente, ella estaría de vuelta este año, precisamente en unos días.

Su nieta, no era muy buena para jugar tenis como ella, no obstante no se rendía fácilmente y asistía a un club de tenis femenino, donde entrenaba cada día para ser como cierta persona.

Sakuno estaba enamorada del chico más popular de toda la Preparatoria, el mismo que había amado en el Instituto años antes. No sólo por ser el más guapo, sino también porque se desempeñaba en distintas áreas, como tener las mejores calificaciones en todo, principalmente en inglés y matemáticas. Además era bueno en las clases de gimnasia, desarrollándose mejor en deportes como el tenis, donde era el titular más joven de Seigaku, ya que los otros que participaban allí eran ex jugadores que ahora iban a la universidad, pero disfrutaban seguir perteneciendo al mismo equipo. Era reconocido por dominarlo todo y por poder derribar todos los obstáculos que se le presentaran en la vida.

Por esto y muchas cosas más, Ryoma Echizen era el más amado entre las mujeres, sea donde fuera. No obstante él no las tomaba en cuenta, ya que solía ser frío y engreído, por lo cual despreciaba a cualquiera que lo molestara. Muchas mujeres se le declaraban por supuesto, pero ninguna era correspondida, y aun así lo seguían amando.

Ella era todo lo contrario a él, era por eso que siempre lo admiraba, pero ella no era como las demás chicas, ya que en esos tres años nunca había hablado con él, solo hubo un par de ocasiones donde tuvieron que intercambiar palabras por trabajos o en otras situaciones, pero jamás una conversación seria. La castaña era tan insegura y tímida que no era capaz de dirigirle ni una sola la palabra, aún considerando la oportunidad que habría tenido en el Instituto. Todo porque temía que él la ignorara, como actuaba con las demás. Siempre lo admiraba y observaba en silencio, pensando que él no sabía sus sentimientos, pero estaba equivocada porque sus actos eran tan notorios que Ryoma ya se había percatado hace años de ello. Por lo mismo, cuando lo miraba, siempre volteaba para intimidarla, creyendo que de ese modo se olvidaría de él.

Él no era el único que estaba enterado de esto, también el resto de sus compañeros, incluso en ocasiones la molestaban, pero ella no los tomaba en cuenta.

Incluso su hermana menor, Sakura Echizen, estaba enterada de todo. Sakura llevaba el cabello castaño similar al suyo atado a dos coletas, solía esperar al ambarino a la salida, por lo que todos sabían de quien se trataba. Al principio no comprendía el motivo de sus apariencias, ya que imaginaba que su hermana menos llevaría el mismo cabello negro, pero tiempo después lo descubrió. Precisamente en la graduación del Instituto, donde conoció a su madre a la distancia, entonces se percató que ella poseía el cabello castaño largo que Sakura, era por ello que su hermana menor lo llevaba así. Pero no conoció a su padre, porque según rumores se encontraba fuera del país por otros asuntos.

Su hermana parecía ser cinco años menor, poseía la misma inteligencia que él. Hace tiempo que no la veía, porque como ahora estaban en preparatoria, era difícil. Pero las pocas veces que la había observado, parecía que ella la odiara, porque la miraba desafiante, como adivinando los sentimientos que tenía por su hermano.

Al llegar al establecimiento, la castaña caminó hacía los baños como siempre para beber agua, para luego ingresar al salón. Entró de manera tan distraída, como siempre, que no notó que alguien la observaba a su lado. Tomoka Osakada, su mejor amiga, quien cepillaba su cabello corto frente al espejo.

—Has llegado finalmente—Sonrió —¿Cómo estás?

—Bien ¿Y tú?—Susurro, mientras se inclinaba sobre la llave para beber un poco de agua

— Como siempre, cansada de cuidar a mis hermanas. Son tan desordenadas. —Suspiró—Eres tan afortunada de ser hija única.

— Muchos me dicen eso, pero siento que de igual manera me hubiese gustado no serlo.

— Lo sé, pero si quieres puedo darte una. Por mí, no hay problema.

—Qué mala eres, Tomo-Chan—Rió nerviosa.

— No estoy bromeando, hablo en serio...lo sabes ¿no?—Sonrió maliciosamente pensando en librarse seriamente de ellas. —Pero como soy una buena amiga, no lo haré, porque no desearia que lidearas con ellas...son unas monstruos.

— Como digas ¿Estas lista? Ya creo que es hora de entrar

— Sí, lo estoy—Esbozó una amplia sonrisa.

Juntas salieron del baño para caminar por los corredores, Tomoka le seguía hablando de lo malas que eran sus hermanas y ella la escuchaba, pero al mismo tiempo pensaba en el sueño que había tenido con él, "Eso nunca pasará" Pensó triste.

Al llegar al salón, Tomoka entró corriendo a ver algo, mientras Sakuno se quedaba mirando en la ventana del pasillo, ya que aún no llegaba el profesor. Estaba ahí pensando en lo que había soñado, donde al fin se atrevía a hablarle...cuando de repente sintió unos pasos cerca de ella, all voltear se percató que era precisamente el dueño de sus pensamientos, quizás era una oportunidad para hablarle. Sus miradas se encontraron con miseros segundos, pero cuando se atrevió a formular algo, él pasó alado de ella sin decir nada.

En clases de matemáticas, Sakuno intentaba resolver un ejercicio, cuando el sensei llamó a la pizarra a Ryoma para que lo hiciera, todos lo miraban asombrados al ver como realizaba todo perfectamente, no fue necesario esperar la aprobación del maestro para saber que estaba correcto.

"Ryoma-Kun como siempre, tan brillante" Pensó la castaña sonriendo, mientras a su lado se encontraba Kintaro Toyama, un chico de cabello rojo que observaba al ambarino con odio. Dado que, estaba enamorado de la castaña alrededor de dos años, no obstante ella siempre lo veía como un simple amigo, ya que estaba realmente interesada en el señor perfecto. Aun así, Kintaro no se rendía tan fácilmente, siendo capaz de dar la vida por ella, todo lo que fuera por poder conquistar a Sakuno Ryuzaki.

El día se pasó raudamente, lo que fue un verdadero alivio para todos, menos para ella, ya que un día más que pasaba...era un día más en el que se sentía cobarde por no hablarle. Quería hacerlo, incluso Momo y Eiji (Los amigos de Ryoma y titulares de Seigaku) junto con Tomoka la impulsaban a hacerlo, pero no podía...porque lo más seguro es que él la ignoraría, como esa misma mañana. Sabía que diciéndole lo que sentía por él no conseguiría nada, no obstante quería decírselo, quería decirlo por sí misma, porque, al menos así moriría en paz en algún momento, que tener que lidiar con dichos pensamientos.

De camino a casa, Tomoka le iba hablando de las posibles cosas que podría hacer para que él se fijara en ella, sin embargo Sakuno se rendía fácilmente, ya que veía imposible que él se fijara en alguien como ella, además que no era capaz de decirle ni sola una palabra sin ruborizarse.

—Es complejo.

—Lo sé...

—Al menos que...—El rostro de Tomoka se iluminó

—¿Q-Que cosa?

— Qué le escribieras una carta-

— ¡¿Eh?! ¿Yo? ¿Una carta?— Exclamó colorada

— Así es, una carta en donde le confieses todos tus sentimientos. Así no tendrás que hacerlo frente a frente.

—P-Pero...hay un problema. Si le escribo ¿Quién se la entregaría?

— Yo puedo ir en tu lugar.

—¿Lo harías...?

— Sí, no hay problema. Por cierto... ¿Piensas sólo confesarte o firmaras con tu nombre?-

— Pensaba sólo decírselo...aunque no se enterará que es mía-

— Sí es así como prefieres, está bien—Esbozó una sonrisa—Tienes mi apoyo, le diré que alguien se la envía, para que no piense que es de mi parte.

—P-Pero... ¿Y si lo descubre? Él sabe que siempre estamos juntas y

—No creo que le interese saberlo...ya sabes cómo es Ryoma-Sama, pero si se entera...debes ver tú que haces.

— S-Sí

— Entonces ¿Estas dispuesta?—Sonrió

—Sí...creo que lo haré.

—¡Bien! Así se habla

Tomoka era su mejor amiga desde varios años, aunque ella al igual que todas encontraba guapo a Ryoma, no estaba entre sus planes estar con él ni mucho menos alucinar con que el ambarino se fijaría en ella. Además había notado que el amor que muchas sentían por él, no se comparaba con la admiración que sentía su mejor amiga, la forma en como intentaba ocultar sus sentimientos era pura, no como el resto de las chicas que se fijaban más en lo exterior.

Cuando ambas se despidieron, Sakuno entró a su casa para prepararse comida, estaba cansada de un día tan agotado y al mismo tiempo estaba nerviosa por escribir esa carta...no sabía ni como comenzar.

Luego de haber terminado de comer, lavó la loza y subió a darse una ducha, cuando estaba un poco más calmada se cambió de ropa y se sentó sobre su escritorio a escribirla. "Ryoma-Kun...yo...estoy...tú" Comenzó a escribirla, pero esa mínima frase terminó en un cesto de basura a su lado, luego sacó otra hoja para hacerla de nuevo"Ryoma Echizen, yo te...no está mal" Pensó sonrojada. Escribió miles de cartas, pero ninguna era la adecuada, hasta que finalmente descubrió que le quedaba poco papel y era demasiado tarde, debía escribir ahora o nunca.

A la mañana siguiente, la alarma sonó a la hora indicada y se encontró durmiendo aun en el escritorio, se levantó raudamente y tomó la carta para guardarla con cuidado en su bolso, para luego correr a prepararse.

Cuando finalmente llegó, caminó por los pasillos en silencio sintiendo tan solo su corazón latir desesperadamente, no podía creer lo que estaba a punto de hacer, aunque no había firmado esa carta, aun así se sentía nerviosa... ¿Qué tal sí descubría su letra? Bueno de todas formas podría descubrir que se trataba de ella, porque era tan inteligente. No obstante, él no haría nada, ya que después de todo rechazaba a todas por igual, esa carta podría ser una más del montón.

Se encontró con su mejor amiga en el pasillo y se la entregó en silencio, ella la tomó sonriendo para luego esconderla en su bolso. Juntas caminaron hacia la sala, hablando de otras cosas, como sobre programas de tv y Sakuno le informó que su abuela regresaría pronto, lo cual sorprendió a Osakada, ya que hace mucho tiempo que no veía a Sumire.

Habían decidido que esa noche se juntarían a hacer una pijamada, para conversar, ver películas y divertirse un rato, ya que Sakuno estaba siempre sola y quería acompañarla aunque fuera una noche. Para Osakada y Ryuzaki iba a hacer una noche libre de hermanas.

En clases de gimnasia, estaban realizando exámenes de salto caballete, todas las chicas habían terminado y Sakuno había logrado hacerlo, pero con mucha dificultad. Luego fue el turno de los chicos, cuando Ryoma Echizen lo hizo todos lo observaron emocionadas, dado que no tardó mucho en lanzarse y hacerlo nuevamente. El profesor lo felicitó, mientras él actuaba indiferente y caminaba a sentarse en silencio.

Por falta de agua, se habían suspendido las clases y todos habían salido temprano, lo cual volvía más nerviosa a la castaña, ya que significaba que Tomoka muy pronto debía entregarle esa carta por ella. Cuando comenzaron a salir, su mejor amiga se despidió de ella y corrió a alcanzarlo para dársela. Mientras Sakuno observaba la escena a escondidas.

Osakada corría hacía él gritando "Ryoma-Sama, espera", el ambarino se detuvo extrañado, ya que sabía perfectamente que ella era la única de todas las chicas que no estaba interesado en él, por ello no sabía que deseaba.

—¿Qué sucede? Osakada

— Al fin te detienes—Suspiro agotada y le entregó la nota—Me pidieron que te entregara esto.

— ¿Eh? ¿Una carta?

— Antes que pienses devolvérmela, mejor léela y no pienses en botarla, puedes hacer lo que quieras después con ella, pero primero ve su contenido—Sonrió—Nos vemos mañana-

La castaña de dos coletas caminó en sentido contrario pensando "Misión cumplida", dejando al ambarino extrañado, quién siguió caminando y abrió la carta confundido, nunca se tomaba el tiempo de leerlas, porque para él no eran importantes, pero esta vez tenía cierta curiosidad.

"Querido Ryoma

Antes que quieras tirar esta carta lejos como haces con las demás, te quiero pedir que la leas. Te prometo que esta es la primera y última carta que recibirás de mí.

Esperaba hablar contigo frente a frente, pero he visto cómo rechazas a las otras chicas cuando lo hacen, por ello no me he atrevido a hacerlo. No obstante, no pienses que soy como las demás que esperaré obtener una respuesta de ti, al contrario se lo que dirás, así que no hace falta que lo digas.

He estado observándote por muchos años, pero nunca he tenido el valor para hablarte, hasta ahora...creo que tú no me conoces, pero yo te conozco muy bien. Desde la primera vez que te vi en la ceremonia de apertura de secundaria, no podía dejar de mirarte y escucharte, cuando te hicieron dar el discurso por ser el chico genio del Instituto y ganador mundial de tenis. Aunque no dijiste mucho, como que esas pocas palabras lograron resumir toda tú forma de ser.

Lo siento por ser tan directa y decirte todo esto, pero siento que si no te digo ahora todo lo que he guardado dentro de mí, creo que no va a haber otra oportunidad para hacerlo. Dejé pasar varias oportunidades, debido a mi timidez, por ello este si es el momento.

He estado enamorada de ti cerca de cuatro años...antes pensaba reprimir lo que sentía y seguir adelante, pero por una extraña razón no puedo y no deseo hacerlo.

Gracias por tomarte la molestia de leer esta carta. Creo que me he pasado, si tuviera que decirte todo lo que pienso de ti en estos momentos, sería más larga y te aburriría.

Sayonara

Sakuno observaba como el ambarino iba leyendo la carta mientras caminaba, estaba tan nerviosa, quizás que estaría pensando él en esos momentos. Lo siguió por todo el camino, hasta desviarse por un pasaje y su silueta se perdió entre la gente.

Al llegar la noche, con su mejor amiga comieron y vieron películas románticas, además después hablaron de todo lo que había pasado en el día. Sakuno le contó que el ambarino había leído la carta, pero estaba nerviosa aun por lo que pudiera suceder.

— Tranquila Sakuno-Chan. No creo que vaya a suceder nada malo, así que no te preocupes

— Eso espero, Tomo-Chan

De pronto sin verlo venir, alguien tocó la puerta, la castaña extrañada se dirigió hacia ahí con una bata envolviéndola,"¿Quién es?" gritó, pero nadie respondió. Nerviosa, giró la manilla y se sorprendió al ver quien estaba frente a ella.

— ¡Abuela! Has regresado—Gritó, aferrándose a sus brazos

— Sí, te he extrañado tanto Sakuno. Pero ya estoy en casa.

— ¿Por qué no me avisaste que regresarías hoy? Podría haberte ido a buscar al aeropuerto y haber comprado algunas cosas.

— Porque quería darte la sorpresa.

— Pasa, Tomo-Chan está conmigo.

Sumire entró con varias maletas y saludó a la mejor amiga de su nieta, había traído una torta para celebrar su reencuentro sin saber que ella también se encontraba allí. Comieron un poco y luego conversaron sobre su viaje. La entrenadora les contó sobre todos los equipos que había formado, y sobre sus recorridos por América. Era todo hermoso, deseaba llevar algún día a la castaña a que conociera todo.

Cuando eran las dos de la mañana, las tres decidieron irse a dormir, no obstante la castaña de largos cabellos no podía dormir, ya que seguía pensando en Ryoma... ¿Qué pensaría de ella si se enteraba? Cerró los ojos e intentó conciliar el sueño un momento. Pasaron alrededor de diez minutos y no podía dormir, por ello decidió salir unos minutos al jardín a tomar aire. Las estrellas eran tan distantes unas de otras, se sentía como una de ellas intentando acercarse a la luna, pero jamás logrando que la perfecta esfera resplandeciente lograra tomarla en cuenta...

De súbito, notó algo extraño en el cielo, era muy similar a una estrella fugaz, pero no lo parecía, ya que este objeto extraño parecía ir descendiendo más y más. ¿Qué era? No podía identificarlo, lo único que sabía es que venía a toda velocidad hacía ella. Asustada, corrió hacia la casa a despertar a su abuela que dormía en el sofá y a Tomoka que dormía en un saco de dormir en la sala.

— ¿Qué sucede?—Preguntaron ambos extrañadas

— Algo muy extraño se dirige hacía aquí, debemos salir cuanto antes.

— ¿Eh? ¿De dónde?—Preguntó su abuela confusa.

— Del cielo... ¡No hay tiempo para explicarlo! salgamos pronto—Exclamó la castaña aterrada.

Ambas la miraron confundidas ante la repentina reacción de la chica de ojos carmesí y la siguieron en silencio para ver que de que hablaba. Cuando fueron al jardín, notaron que el extraño objeto que descendía a gran velocidad era más grande de lo que Sakuno pensaba y efectivamente parecía estar a punto de estrellarse contra ellas. Sumire tomó todas las precauciones necesarias, alertándolas de que por nada se acercaran a la casa, ella era un poco paranoica, por lo cual hace algunos años había construido un fuerte subterráneo en caso de que se acercara el fin del mundo. Corrieron a dirigirse a él y no alcanzaron ni a tomar los víveres necesarios, ya que por ahora lo único fundamental para ellas era su seguridad. No sabían si este objeto extraño mataría a más personas o sólo a ellas, pero debían esconderse lo más pronto posible. Sakuno estaba preocupada por Ryoma como siempre, y Tomoka por su familia.

Se quedaron esperando que lo malo pasara, intentando acabar con sus miedos, charlando sobre algunas cosas. Cuando Tomoka iba a anunciar que no había sucedido nada, se sintió una fuerte explosión estrellarse sobre ellas, por lo cual infirieron que podía haber pasado lo peor...

Esperaron cerca de 1 hora en silencio, asustadas por lo que pudiera estar sucediendo en la superficie, cuando Sumire decidió que iría a ver qué pasaba, subió las escaleras con cuidado y salió hacía el exterior.

— Esto...ha sido...no puedo creerlo—Susurro

— ¿Qué ves? Abuela—Gritaba la castaña preocupada

— Ya no hay peligro, pueden subir.—Anunció.

— Está bien-Susurraron ambas

Al salir, notaron que la pequeña casa estaba completamente destruida y calcinada. Según Sumire, lo que había acabado con su hogar, se trataba de un pequeño meteorito que había caído a la velocidad de la luz desde el cielo. Hechos así podían suceder en cualquier momento, sea en qué país se encontrarán, pero era la primera vez que veía algo parecido.

— Abuela...la casa...está—Susurró buscando las palabras correctas para decirlo.

—Destruida—Concluyó Tomoka.

— ¿Cómo es posible...que cayera un meteorito justo en nuestra casa?

— No lo sé, Sakuno. Son cosas extrañas que suceden sin razón alguna, de la misma forma como puede haberse tratado de un terremoto u otro evento de la naturaleza.

— Aun así... ¿Por qué a nosotras?—Comenzó a llorar, sintiendo como su mejor amiga la abrazaba.

— Tranquila, Sakuno. Debemos estar agradecidas que te diste cuenta a tiempo y logramos sobrevivir a eso—Le acariciaba el cabello Tomoka

—Tomoka tiene razón, Sakuno si no nos hubieras alertado en ese preciso momento, estaríamos muertas.

— Lo sé, pero no puedo ser optimista...sabiendo que nos hemos quedado sin hogar.

—No te preocupes por esto, pronto encontraremos un nuevo hogar—Tomó su teléfono— Deja ver si me han facturado el dinero que gané en el extranjero, quizás eso puede salvarnos.

— Llamaré a papá para que nos ayude—Anunció Tomoka que sacó un celular de su bolsillo—Hola ¿Papá? Gracias a Kami-sama que contestaste, pensé que se habían cortado las líneas...no te imaginas lo que ha ocurrido aquí.

A las pocas horas, todos los vecinos fueron a ver que sucedía, ya que extrañamente el meteorito solo las había afectado a ellas, dado que los demás sólo habían sentido la explosión, pero no sabían de qué se trataba. La prensa se enteró raudamente de las noticias y fueron a entrevistar a las afectadas, Sakuno buscaba entre los escombros las fotos de sus padres para tenerlas junto a ella, mientras Sumire recogía su equipaje que estaba todo quemado, parecía que ya no quedaba casi nada de sus pertenencias, entre ellas el uniforme de Sakuno. Como Tomoka tenía dos le había ofrecido prestarle uno, ya que no podía faltar ni por una tragedia así.

Debido a las noticias, al regresar a la Preparatoria en compañía de Tomoka, por una vez en su vida era el centro de atención, por el solo hecho de ser víctima del accidente de la madrugada. Todas aquellas chicas que siempre hablaban mal de ella, de repente eran amigables y se acercaban a preguntarle cómo estaba, lo cual molestaba a su mejor amiga, eran tan hipócritas.

Kintaro que se había enterado por las noticias como todos, estaba dispuesto a ofrecerle toda su ayuda e incluso le había mencionado que podía quedarse en su casa, no obstante ella rechazó su oferta diciendo que no se preocupara, ya que debía quedarse apoyando a su abuela y no podía abandonarla en un momento así. Aun así, el pelirrojo quería ayudarla a toda costa, por ello comenzó a pedir dinero a todos en cooperación por su vivienda destruida. Todos ayudaban, menos cierto ambarino que caminaba cerca de ellos, pero los ignoraba como siempre. Kintaro al ver dicho acto, corrió hacía él y le ordenó que cooperará, pero él como siempre sólo miró dirigió una mirada fría hacia la la castaña.

— No es mi culpa que cayera justo un meteorito en su casa.

— Lo sé, pero es nuestra compañera. Deberías ayudarla, Koshimae.

— ¿Piensas que haciendo esto podrás resolver las cosas? —Por primera vez se estaba dirigiendo a ella, le estaba hablando y cosas que no toleraba escuchar. —Pero si quieres dinero, está bien...

—No es necesario que lo hagas—Gruñó Sakuno apareciendo frente a él—No es como tú piensas, no me importa el dinero. Y tienes razón nadie tiene la culpa que un meteorito cayera precisamente en mi casa, así que no sientas lastima por mí y no te sientas obligado a hacer esto.

— Pero Sakuno-Chan—Susurro Kintaro

— Déjalo, Kintaro-Kun. No quiero recibir nada de gente como él.

"Como quieras" susurro el ambarino, guardó su dinero y siguió caminando en dirección contraria. Sakuno de pronto comenzaba a odiarle, era tan engreído, todo porque tenía dinero, creía que con eso podría recuperar toda su casa. No había visto ese lado del ambarino, tan despreciable...sabía que era frío, pero claro por culpa de sus sentimientos por él, no se daba cuenta de sus defectos. Sólo lo miraba como un ser completamente perfecto, pero no era así.

Al llegar la tarde, se encontró con su abuela empacando algunas cosas de las que se habían salvado y las subía a un taxi, extrañada le preguntó a donde se dirigirían, pero ella sólo respondió "A la casa de un amigo". Con el poco dinero que le quedaba había pedido un taxi y se dirigirían a su nuevo hogar.

Dejaron atrás su vieja casa, ahora destruida. Y se dirigieron a una villa desconocido, donde había tan sólo condominios privados, se preguntaba a donde se dirigían. No sabía de qué amigo hablaba su abuela, nunca le había hablado de alguien...había uno, que antes había sido su estudiante, ya que lo había entrenado en tenis y lo había ayudado a llegar muy lejos. Pero nunca le había dicho su nombre, ni mucho menos su apellido... ¿Podría tratarse de la misma persona?

El taxi se detuvo frente a un portón negro de gran magnitud, parecía una mansión en lugar de una vivienda normal donde viviera gente similar a su abuela. Bajó sus maletas, mientras Sumire le daba el dinero al taxista. Una vez que se marchó, se acercó al timbre y lo presionó.

A los pocos minutos salió un hombre con una Yukata negra y pies descalzos, la forma en cómo se vestía era tan relajada, que por un momento dudó que viviera en dicha mansión tan elegante. Le sonrió a la pequeña castaña y las hizo pasar, como llevaban poco equipaje porque no se había salvado todo, sólo bastó llamar a una persona más para que las ayudara con las maletas. Sakuno estaba tan concentrar en sus pensamientos que sólo escuchaba como su abuela hablaba con el hijo de su amigo.

— Oh que alto te has vuelto, muchacho. La última vez que te vi tenías cinco años, ahora eres un chico apuesto—Sonrió admirada—¿Qué edad tienes?

— 16 años.

— Qué coincidencia, tienes la misma edad que mi nieta. —Sonrió, viendo como la castaña miraba todo a su alrededor sin percatarse de lo demás. —He escuchado que asisten a la misma escuela, ¿Se han visto?

— Sí, de hecho Ryuzaki asiste a la misma clase que yo.

— ¿De verdad? Eso es bueno, así podrán tener más de que hablar y poder llevarse bien—Miró a su nieta que no se acercaba a saludar. Seguía mirando la hermosa casa, mientras el chico la observaba de reojos —Es un poco distraída.

— Debe haberse maravillado por esta enorme casa—Sonrió Nanjiro—Debe tomarse su tiempo para acostumbrarse—Hijo, le enseñaré la casa a Sumire. Ayuda a Sakuno con sus maletas.

— Está bien.

Se acercó sigilosamente, sonriendo maliciosamente, ella seguía mirando las hermosas flores que habían alrededor, mientras pensaba quién podría vivir en aquella casa tan lujosa. Sintió que alguien estaba cerca de ella, "¿Te gusta el jardín?" preguntó una voz muy familiar para ella, su corazón comenzó a latir frenéticamente al reconocer dicha voz, al voltear sus ojos se encontraron con los suyos, consiguiendo que su rostro se volviera completamente rojo.

—Ryoma-Kun...—Susurro—¿Qué haces...aquí?

— Es mi casa.

— ¿Eh? Eso quiere decir que tú eres...el hijo de

— Nanjiro, sí.

— N-No puede ser—Dejó escapar esas palabras inconscientemente

— Sí, lo soy lamentablemente—Suspiro y tomó una de sus maletas—Debemos entrar.

— Espera, yo puedo llevarla.

— Lo dudo, no luces cómoda llevando ambas.

— Pero

— Pero nada, me pidieron que te ayudara. No creas que hago esto porque siento algún interés por ti, porque estarías muy equivocada—Musitó.

"No había dicho nada" Pensó enfadada, ¿Por qué ella creería eso? Arrastró los pies hacia la casa, ya que no deseaba entrar. En el interior se encontró con una mujer de cabello castaño que lo tenía sujeto en una larga trenza, ella sonreía diciendo que le alegraba verla, porque por supuesto que la conocía, la había visto en la graduación del instituto, y es más sabía sus sentimientos por su hijo. La condujo hacía la mesa y le enseñó un queque que había horneado, preguntándole si deseaba, pero Sakuno era tan tímida cuando no conocía a alguien que aunque tenía hambre, no sabía si decirlo o no.

— Ten, Sakuno—Sonrió la mujer y le entregó un pedazo, como si hubiera leído sus pensamientos.

— Gracias...

— Quizás no te acuerdes de mí, pero te he visto en muchas ocasiones en el Instituto—Le dedicó una sonrisa—Mi nombre es Rinko Takeuchi, esposa de Nanjiro y madre de Ryoma. Me han hablado mucho de ti, quien imaginaría que eras la nieta de Sumire.

— Mucho gusto, soy Sakuno Ryuzaki. Para mi también ha sido una sorpresa, no imaginaba que él amigo de mi abuela sería...—Iba a formular "El padre de Ryoma", pero omitió aquel pensamiento. —Precisamente él.

—Sí, ha sido una sorpresa. Pero me alegro que estés aquí, cualquier cosa que necesites me avisas. Puedes decirme "Tía, si lo deseas.

— Esta bien...tía—Susurró con inseguridad.

"Ven, te enseñaré tu habitación" Sonrió Rinko conduciéndola por una escalera, Sakuno no se dejaba de maravillar por la magnitud de la casa, era realmente grande, parecía una mansión. Cuando subieron por la escalera caminaron por un pasillo donde habían varias habitaciones, primero había una que decía "Ryoga", no entendía de quién se trataba ¿Acaso era el hermano de Ryoma?, alado de de ella, había otra que decía "Nanako" ¿Podría ser el nombre de su hermana?, entonces se percató que junto a esa había otra que decía "Sakura" ¿Cuántos hermanos tenía Ryoma?, en la tercera puerta decía "Ryoma", su corazón comenzó a latir al leer ese nombre. A unos cuatro pasos de él, había una puerta rosa, se sorprendió al notar que entrarían a ella, no podía creer que fuera la suya.

Al entrar, sus ojos resplandecieron, la habitación parecía mágica, era de color marfil con diversos peluches decorada además tenía un escritorio con lápices y otras herramientas, una hermosa ventana flanqueada por dos cortinas de un color rosa pálido. Además había una cómoda situada a un lado de la ventana, para guardar su ropa. Con una cama...demasiado grande grande, parecía de dos plazas, que infirió que sería para ella y su abuela.

— Esta será tu habitación, Sakuno—Le sonrió, señalando el armario que tenía. —La de Sumire, estará un poco más allá, cerca de la de nosotros que está terminando el pasillo.

— Pensaba que la compartiríamos.

— No, tenemos varias habitaciones.

— Ya veo —Sonrió—¿Puedo preguntarle algo?

— Sí, dime.

— ¿Quienes son los de las otras puertas?

— Ryoga es el hermano mayor de Ryoma, quién ahora no se encuentra en Japón, ya que es un tenista profesional y está jugando en el extranjero. Tiene diecinueve años.

— Oh ya veo—Eso quería decir que Ryoga y Ryoma compartían el mismo amor por el tenis.

— Sí, mientras que Nanako es la prima de Ryoma, tiene veinte. Ella viene a veces a Japón, ya sea por venir a visitarnos o por sus estudios. Pero actualmente vive en América. Por ello, le hemos reservado una habitación para cuando regrese.

— Pensé que era su hija.

— No, la quiero como si lo fuera. Mi hija es Sakura-Chan, quien se encuentra durmiendo ahora. Mañana la conocerás, tiene cinco años menos que Ryoma. Creo que la debes haber visto antes, ella había mencionado que te había visto.

— Sí, la he visto, pero no estaba segura si se llamaba Sakura.

— Ah, ahora lo sabes. Esta habitación la hice por si venía al mundo otra niña, me encantan. Pero tuve dos varones en un comienzo, por suerte llego Saku-Chan, aunque a ella no le gusta mucho esta habitación, dice que está grande para esto.

— Ahora entiendo el significado de esta habitación. Es realmente muy hermosa.

— ¿Te parece? A mí me encanta, aquí vengo a soñar a veces con que viene otra niña.

— Tal vez algún día llegue.

— No lo creo, ya no tendré más hijos. Pero tengo la esperanza de que mis hijos me den nietas—Sonrió maliciosamente.

Entonces comenzó a pensar cómo serían los hijos del ambarino, ¿Serían igual de inteligentes que él y guapos? Y se preguntaba quizás quién sería la madre de ellos, tal vez una mujer hermosa con un gran coeficiente intelectual.

Rinko la dejó para que pudiera descansar, deseándole buenas noches y diciéndole que se verían a la mañana siguiente. Sakuno se sentía cómoda con la madre de Ryoma, era tan dulce y amable, además se veía tan joven, era difícil creer que fuera la madre de tres hijos.

Se puso su pijama, para luego ir al baño a lavarse los dientes e ir a dormir. Se acostó sobre la cama y comenzó a pensar en lo que había vivido los últimos días, primero se había atrevido a enviarle una carta a Ryoma, segundo había ocurrido el accidente del meteorito, tercero se había atrevido a hablarle o más bien gritarle al ambarino. Y lo cuarto no podía creerlo, se encontraba viviendo bajo el mismo techo que Ryoma Echizen, el chico más popular de la Preparatoria, además a quién amaba en silencio y siempre observaba.

Continuara...

Konichiwa!

¿Cómo están? Espero que bien, este es el nuevo fic que público este año sobre Ryosaku. Siempre había deseado escribir una historia así, pero no podía.El segundo lo subo quizás el fin de semana

No sé si se han dado cuenta que esta historia es similar a Comenzó con un beso el anime y dorama taiwanés ISWAK, de ahí viene el título "Say You love me" del opening de este último.

Al principio deseaba hacer un fic basado en esa historia, pero hubo una autora que me ganó y escribió sobre ellos, exactamente igual.

Por ello, yo lo haré distinto. No será la misma historia, ya que la mezclaré un poco con una realidad que viví hace un tiempo, similar a estos típicos amores no correspondidos.

Así que no será de la misma forma. Por esto, no puede ser considerado plagio.

Ya es segunda vez que escribo basado en un dorama, el anterior "Matrimonio Concertado" (Que estoy escribiendo el final *-*), fue basado en "Palacio Imperial" (Goong) que era coreana. Al final me inspiré en algunas cosas, pero si lo leen, la historia es totalmente distinta. Hice la trama similar, pero todo lo demás salió de mí.

Otras aclaraciones sé que Ryoga no es el hermano de Ryoma en la película, y me basé en la educación japonesa por como es.

Los personajes no me pertenecen son de Takeshi Konomi (Creador de Prince of tennis *-*)

Cuídense! Nos vemos en el siguiente capitulo