Disclaimer: Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.
SOÑAR
Un chico de ojos azules y pelo rubio corría por entre los arboles. Había notado un chakra, SU chakra y debía llegar al dueño del mismo antes de que volviera a irse.
Habían pasado tres años desde su partida, pero reconocería todo ese poder en cualquier lugar. Era imposible de olvidar.
Mientras avanzaba rápidamente, miles de preguntas se amontonaron en su cabeza. Esas preguntas, luego, se convirtieron en reproches y, finalmente, todo eso se transformó en palabras demasiado cursis que no se correspondían con su apariencia desenfadada y revoltosa.
Quería decirle tantas cosas...
Finalmente llegó a un claro del bosque y allí estaba; con su típica pose chulesca, sus ojos negros como la noche que su mente tantas veces había evocado, y su pelo, también negro, que se moría por acariciar.
Lentamente se acercó a él. Tenía miedo de que si no controlaba sus ansias de tocarlo volvería a irse.
Cuando estuvo a unos metros se paró. Tanto darle vueltas y en el momento clave no sabía que decirle.
El otro sonrió de lado con esa prepotencia que no había perdido con los años.
- Eres un dobe. No hacía falta que corrieras, he vuelto por ti y no pienso irme.
Naruto abrió los ojos de repente y se sentó en la cama mientras miraba a su alrededor; no estaba en ningún bosque, estaba en su habitación, llena de sombras por la escasa luz proveniente de la calle. Y no, Sasuke tampoco estaba allí.
Suspiró y salió de su cama para dirigirse a la cocina a prepararse algo para comer.
Desde el día en que se marchó prácticamente cada noche el mismo sueño lo desvelaba, y siempre la misma rutina nocturna; soñar, despertar, comer, dormir. Pero ahora ya no le dolía; la tristeza había desaparecido. Estaba seguro de que Sasuke volvería a la aldea y todo sería como antes. Con un poco de suerte incluso mejor, porque pensaba decirle todo lo que sentía por él. Y con un poco más de suerte quizá Sasuke le correspondía.
Había prometido a Sakura que lo traería de vuelta y lo cumpliría, pero ahora ya no solo por ella, sino también por él mismo.
Porque soñar no costaba nada. Porque los sueños a veces se cumplían.
^C'EST FINI^
Notas finales: ¿Que tal? Cuanto más lo leo menos me convence. En fin... Nos leemos.
