Título: Kyōhaku kan'nen

Disclamair: Katekyo Hitman Reborn no me pertenecen... son creación de Akira Amano. ´Sólo la historia me pertenece, la cual realice sin fines de lucro...

Rated: K por el momento

Pareja: ¿?

Advertencia: AU...

Summary: – Blanco… – farfulló, detestaba ese color, tan pulcro… tan fácil de profanar, pero no se podía quejar… pues aun cuando pidiera que cambiaran dicho color, no se libraría de tal, ya que él debía portar aquel tono. Inspiro, odiaba la indumentaria que estaba obligado a vestir. Pero no tenía opción, había aceptado ayudarle a su linda hermana, Chrome, por ello tendría que soportarlo.


つ*

Introducción

.

..

.

Sonrió altaneramente analizando lo que ahora sería su nueva oficina de trabajo; un amplio escritorio, una cómoda silla detrás de éste, y otras dos sillas frente. Un librero a un costado y dos sofás, nada mal. A comparación de todas las oficinas que había visto ésta era la mejor hasta el momento, aunque el color de la habitación ni el sillón en el cual reposaba era de su agrado.

– Blanco… – farfulló, detestaba ese color, tan pulcro… tan fácil de profanar, pero no se podía quejar… pues aun cuando pidiera que cambiaran dicho color, no se libraría de tal, ya que él debía portar aquel tono. Inspiro, odiaba la indumentaria que estaba obligado a vestir. Pero no tenía opción, había aceptado ayudarle a su linda hermana, Chrome, por ello tendría que soportarlo.

Desvió su mirada posándola en el ventanal detrás del escritorio, que compartiría con su hermana, contemplando las inmensas y tersas nubes alejarse poco a poco a causa de las ventiscas.

Enmarco una de sus cejas, percatándose del inmenso silencio, que hasta el momento no había notado, su sonrisa se ensancho, ningún sonido parecía penetrar en esa habitación. Aun cuando se encontraba relativamente cerca de los salones. Exhalo recargándose en sofá, mientras esperaba a su pequeña hermana, albergaba que la enfermería pudiera disfrutar de la misma quietud de la cual ahora gozaba…

– Mukuro-onisama – la tímida pero dulce voz tan conocida para él, lo hizo girar, mientras abría sus parpados enfocando la delicada y pequeña figura que lentamente entraba a la habitación, con un par de papeles entre sus manos.

– ¿Qué es lo que traes allí? mi linda Chrome – la menor se sobresalto, posando su vista en los documentos que traía. Temiendo responder la cuestión de su hermano, Mukuro sonrió esperando tranquilamente la respuesta a su cuestión. Chrome trago saliva con dificultad antes de contestar.

–… son…al-algunas sugerencias del director… varios expedientes y – se detuvo elevando su vista, indecisa en continuar.

Mukuro se acerco, al notar el nerviosismo de su hermana, al parecer no continuaría

– El reglamento… interesante – expreso al leer aquel folder que su hermanita quería esconder. – ¿Tan malo es? – cuestiono tomando el documento, abriéndolo, sin esperar respuesta, hojeando el contenido….

Como lo esperaba, tenía que vestir la bata y todo el tiempo tendría que pasarlo en la enfermería… suspiro

– ¿Mukuro-onisama? – la menor sabía que aquel reglamento no le agradaría en lo más mínimo a su hermano. Éste bajo su rostro, cubriendo con su flequillo sus dos peculiares orbes mientras su sonrisa se ensanchaba, y sin previo aviso rió. Podían obligarlo a usar la bata, pero no podían quitarle aquella oficina ni a su hermana. Dio media vuelta regresando al sillón, sentándose nuevamente en este, con el documento entre sus manos, lo leyó, todas las demás "sugerencias" eran irrelevantes… volvió a suspirar

– No te preocupes Chrome – expreso de forma neutra, aquello no era mas que simples consejos que podía seguir si él quería.

Chrome sonrió levemente aliviada, no esperaba que lo tomara tan tranquilo, paso detrás de él, depositando los documentos en el escritorio. Sentándose en la silla detrás de éste, para así comenzar a leer los expedientes de los niños "problema" como se había referido el director.

Mukuro, suspiro antes de retirase de la oficina, no quería interrumpir a su linda hermanita, por ello, salió en silencio, dirigiéndose a la ala donde radicaba su cubículo de "trabajo".

No estaba lejos de la oficina que compartiría con su hermana… sonrió, echando un vistazo a las aulas; pequeños niños, como se lo esperaban, responsaban en sus bancas, con la mirada fija en el pizarrón, en el cual el maestro anotaba un par de ecuaciones al parecer.

Su trabajo no sería un problema, tendría mucho tiempo el cual usaría para descansar al lado de su hermana. Su sonrisa se desvaneció al notar que un pequeño veía fijamente hacia fuera, por la ventana, sin prestar atención a lo que el maestro ahora comenzaba a explicar. Se detuvo, quedándose parado detrás de la ventana analizando al niño de cabellos plateados, "inusual" pensaba una vez que sus orbes se posaron en las de él, había notado su penetrante mirada y por el ceño fruncido y los labios torcidos no le había agradado en nada.

Mukuro sonrió complacido del semblante del menor

– ¡Gokudera Hayato! – llamo el profesor al notar al niño distraído.

El aludido ignoro el fuerte llamado del mayor, frunciendo mas el ceño al ver que aquel sujeto no dejaba de mirarlo, como si lo analizara…

–¡Gokudera! – grito ya enfurecido el mayor, acercándose a él.

Gokudera desvió por un momento su mirada de aquel sujeto, que jamás había visto, para encarar al profesor

– ¡Qué quiere! – respondió. El mayor frunció el ceño más que molesto

– Presta atención – demando casi gritando, ya no aguantaba más las insolencias de aquel niño.

Hayato giro, buscando al mayor de cabellos azulados y orbes bastantes extrañas, detrás de la ventana de la puerta, pero se había marchado. Regreso su mirada de nuevo al profesor

– Te quedaras después de clases – y sin más se marcho. Dando por concluida la clase, cinco minutos antes de que el timbre sonara, indicando el fin de ésta.

Mukuro se dirigió a la enfermaría, deteniéndose un par de ocasiones, observando a los niños. Noto que la mayoría prestaba atención, eran realmente pocos lo que se distraían. Sin previo aviso la imagen de aquel niño acudió a su mente, "Gokudera Hayato", sin duda sería uno de los niños que tendría que atender su hermana. Probablemente sería el primero en la lista, a petición de aquel maestro. Llevo una de sus manos a su frente, sacudiendo levemente su cabeza, tenía que ocuparse de su trabajo antes de comenzar a inmiscuirse en el de su hermana.

Toco dos veces la puerta. Al no escuchar sonido alguno, decidió entrar. Tomo la perilla abriendo rápidamente la puerta, notándolo la indumentaria, varias cortinas se desplegaban por las laterales, trazando un camino hasta el escritorio que se encontraba al final de éste, recorrió una de las cortinas para comprobar sus sospechas, y como lo esperaba encontró una camilla, le pareció extraño, las anteriores escuelas en las que trabajo encontró simplemente las camillas, al parecer en esta escuela daban prioridad a la privacidad de los alumnos.

Continuo caminando hasta su escritorio, se percato que a un lado de éste se encontraba un amplio estante lleno de varios frascos que dedujo se trataban de medicamentos, y vendas, luego inspeccionaría aquello. Rodeo el escritorio, otro elemento extraño, pero fascinante. Observo por la ventana antes de sentarse en la silla, que ahora le pertenecía. La vista era magnifica, podía contemplar desde el patio de salida de la institución hasta media cuadra después de ésta.

Suspiro viendo con desdén las dos carpetas etiquetadas frente a él; la izquierda como su reglamento él cual ya había leído, gracias a la copia de su hermana y la otra como inventario. Giro hacia su izquierda, encontrando dos grandes archiveros. Suponía que allí estarían los expedientes de los alumnos.

Tomo el inventario hojeándolo lentamente, al final de éste habían varias indicaciones, sobre los pasos a seguir para el solicitar algún medicamento, como debía llenar las formas después de atender a un alumno, los hospitales a donde debía llevar a los niños si la emergencia era más de lo que podía controlar, los teléfonos de las ambulancias de los presentes hospitales. "Demasiadas precauciones" pensó, dejando a un lado el documento, aun no se acostumbraba al hecho de que ahora sería el encargado de la enfermería, en sus años de psicólogo clínico, jamás imagino que terminaría en la enfermería de una escuela, en vez del lugar que ahora su hermana ocupaba, como la psicóloga de la institución.

Un largo suspiro emano de sus labios, mientras se levantaba. Dirigiéndose a la salida de la habitación, visitaría a su hermana.

Abrió la puerta, deteniéndose abruptamente, al encontrar a uno de los estudiantes frente a él. Sonrió, no esperaba ser solicitado tan pronto, viendo al joven sobresaltado, al parecer el joven esperaba encontrar la oficina vacía. Mukuro sonrió mientras el pequeño retrocedía temeroso. Mukuro suspiro, su trabajo no sería tan fácil como pensó...


つ (Tsu): uno

Primer fic de este fandom!

En un principio este fic pense en hacerlo 6918 o 1827 con algo de 69 de por medio, pero aun no decido del todo. Por ello dejo a su elección la pareja...

Sin más espero que haya sido de su agrado y gracias por leer.

¿Criticas comentarios?