Disclaimer: Yuri on Ice! no me pertenece.
Soy nueva en este Fandom, así que lamento si algo no concuerda por ahí :)
Mientras caminaban por las tranquilas calles de Hasetsu hacia el hogar de Yuri, este no podía alejar sus abrumados pensamientos de Victor. Lo había extrañado muchísimo estando en Rusia solo, si bien no había tenido demasiado tiempo para pensar en eso, su ausencia le había pesado más de lo que creía.
Y tan solo había sido un día.
Bufó. Estaba seguro de que estaba siendo ridículo. ¿Realmente había echado de menos los constantes arrumacos que Victor le hacía? Más bien había echado de menos la sonrisa confiada que este le daba antes de salir a la pista y comenzar a patinar frente a todos. Y el abrazo después de terminar, y probablemente también el pequeño festejo que hacía en el Kiss and Cry al escuchar su puntuación.
Lo miró de reojo. Victor caminaba a paso tranquilo a su lado, tan cerca que sus brazos se rozaban suavemente al andar, tan cerca que casi podía sentir el calor de su cuerpo en el suyo. Victor no lo miraba, su vista se dirigía al bello paisaje a su derecha, una mano tomando la correa de su amada mascota, Maccachin, y otra dentro del bolcillo de su abrigo.
Su pelo plata parecía brillar bajo la luz de las farolas que iluminaban suavemente aquella noche. Incluso la luna parecía dirigirle todo su esplendor solo a él. Se veía totalmente increíble, casi irreal, como un producto de su traviesa imaginación, pero no lo era, porque él jamás podría inventar algo así.
¿Cómo podría él haber creado esa extraña y perfecta combinación de azul y verde para ponerlo en su iris? ¿Cómo podría él recrear esa mirada tan profunda que parecía desnudarle el alma cada vez que lo veía, o esa bella sonrisa que era capaz de hacerlo olvidar sus pensamientos e infundirle más confianza de la que ni él mismo sabía que tenía?
Victor era más real de que había creído, y mucho más increíble también.
Como sintiéndose llamado, el ruso volvió su mirada a él y una sonrisa se extendió por su pálido rostro. De verdad que le gustaban las sonrisas de Victor, siempre sinceras, llenas de afecto y solo para él.
Se sonrojó, pero se lo atribuyó a la fría noche que los envolvía. Esa que parecía rodearlos y ponerlos más cerca de lo que él quería. Pero de verdad lo quería.
Bajó la vista a sus pies, sintiendo una tibia sensación extendiéndose en su pecho y su corazón latiendo más rápido de lo normal.
La mano de Victor envolviendo la suya lo trajo de nuevo a la realidad. Miró sus manos, y luego a victor.
-Me alegra tanto que estemos juntos de nuevo, Yuri.
Otra mirada suave solo para él, junto con el tibio aliento de su acompañante en su mejilla. Y tuvo que sonreír.
Porque, de verdad, lo quería.
