Buenaaas! Bueno primero de todo, soy Keiryn y este es mi primer fanfic así que sed amables y comentad todo lo que se os ocurra :D
Pairing: LeoXPika (no tengo planeado hacer ningún KilluXGon, ya que ellos dos están en Greed Island mientras esto pasa, pero quizás más adelante salga algo, aunque aún no lo sé)
Advertencia a los aventureros/as (Feels like Jumanji :P) esto NO ES YAOI NI SHONEN-AI (por desgracia...) No tengo nada en contra de ellos, de hecho me encantan ese tipo de historias, pero ésta en concreto se basa en la idea de que Kurapika es una chica y que ha estado aparentando ser un chico (sí, qué original XD). Lo siento por las fujoshis, pero este es un romance hetero. Aún así, me gustaría que le dierais una oportunidad y que comentéis.
Y ahora, cosas que tenéis que saber antes de leer: Esta historia mezcla un poco los dos animes, tanto el de 1999 como el remake. En teoría sigue la línea del más reciente, pero tiene detalles del antiguo, como por ejemplo los ojos de Kurapika, que me encanta como le quedaban en la antigua, estaba super guapo *-* y ahora le han puesto unos ojos grises horribles ¬¬. Por supuesto, al estar ambientado en el remake no se menciona en ningún momento los capítulos de relleno de la antigua, por lo que la prueba del barco en el Examen de Cazador técnicamente no ha ocurrido (a pesar de que esta prueba me gustó muchísimo).
Importante: todos los personajes que aquí aparecen, así como HunterXHunter son propiedad de Yoshihiro Togayashi, menos uno, que es de mi propia invención (y que me guardaré hasta que llegue el momento de sacarlo :P)
Nota: cursiva para los pensamientos.
Historia de un pendiente
Capítulo 1: ReencuentroXyXSorpresa
Unos días después de que Kurapika se marchara de York Shin City, Leorio descubrió en su maletín el pendiente que el Kuruta siempre llevaba. Recordó que se le había caído mientras reposaba después de su lucha contra el Ryodan, y que lo había guardado para devolvérselo cuando despertara. Se maldijo por olvidarse de eso.
No sabía si sería un objeto importante para el chico. Quizá solo fuera un elemento decorativo sin valor, pero era poco probable porque nunca se lo quitaba. De hecho, desde que lo conocía nunca lo había visto sin él. Finalmente resolvió llamar al rubio y preguntarle él mismo.
El móvil le devolvió dos pitadas, y a mitad de la tercera, una voz suave y algo estresada contestó:
—¿Leorio?
—Hola, Kurapika. Oye, ¿el pendiente que siempre lle…?
—¿Lo tienes tú? ¡Por favor, dime que sí!
—S-sí. Se te cayó y te lo guardé, pero se me pasó devolvértelo…
—¡Menos mal! Creí que lo había perdido. Leorio… ¿dónde estás ahora?
—¿Yo? Sigo en York Shin City, pero hoy me marcho a mi pueblo para seguir estudiando. Mi intención era quedarme hasta que Gon y Killua consiguiesen el Greed Island y ayer lo hicieron así que…
—Verás… es que necesito ese pendiente. No sabes lo importante que es para mí. Es… lo único que me queda de mi familia.
—Vaya… entonces menos mal que lo encontré.
—¿Hacia dónde queda tu pueblo?
—Está en la costa noreste, cerca de la ciudad de Trenas.
—Yo tengo que ir con mi jefa a Grantis para un trueque. Leorio…
—Eso está… bastante al norte, ¿verdad? Tendría que dar un rodeo, pero tampoco tengo tanta prisa por llegar…
—Leorio… gracias. Estaba desesperado por encontrarlo. Sin él… me siento más desamparado que nunca.
—No tienes por qué darme las gracias, hombre —repuso el médico, algo azorado—. Entonces, ¿dónde dices que te alojas?
—Es en el hotel principal, el Grand Grantis. Si puedes coger un vuelo para allí hoy, nos veremos en el aeropuerto cuando llegues. Ah, y no te preocupes por el dirigible y la habitación, te los pago yo.
—Venga, Kurapika. Me puedo permitir el alojamiento y el transporte con mi Licencia de Cazador.
—Insisto. Por favor Leorio, es culpa mía que tengas que venir…
—No, en serio, es decisión mía devolvértelo, no me debes nada…
—Ya, pero tú tienes que ahorrar todo el dinero que puedas para poder curar gratis a tus pacientes.
—¡Venga ya! Unos pocos jennis no son nada…
—¡Pues da igual, te lo pago yo porque quiero!
—¡Pero es que yo no quiero que me pagues nada!
—¡Serás terco!
—¡Mira quién fue a hablar, el que lleva una espada en el corazón para demostrar su decisión suicida!
—¡Al menos yo estoy haciendo lo que quiero hacer en vez de tener que pasarme cuatro años en una Universidad para que me enseñen lo que ya sé!
—…¿En serio estamos discutiendo por esto?
—…Tienes razón. Lo siento, Leorio. Encima que me haces este favor, no se me ocurre otra cosa que gritarte…
—Bah, no te preocupes. La verdad es que ya estoy acostumbrado.
Ambos se rieron por el tono con que el doctor lo dijo.
—No se hable más. Nos vemos hoy en el aeropuerto. Y te lo pago todo.
Acto seguido, Kurapika cortó la comunicación si darle tiempo a Leorio para replicar. El muchacho suspiró.
Terco dice… que se mire al espejo…
Dos horas más tarde embarcaba en el dirigible rumbo a Grantis.
Cuando el dirigible llegó a su destino, el sol hacía rato que se había puesto en el horizonte, y el cielo estaba empezando a teñirse de azul oscuro. Leorio había llamado a Kurapika para avisarle de su llegada. Al llegar al aeropuerto había tanta gente que le costó horrores abrirse paso hacia la salida.
Se nota que es una de las mayores ciudades del continente…
—¡Leorio! —gritó una voz conocida.
El chico se giró y vio una mano alzada por encima de una cabeza de pelo dorado. De no haber sido tan alto, de seguro no lo habría visto. Se dirigió lentamente hacia Kurapika a empujones, hasta que llegó a su lado. Tuvo que pararse un momento a tomar aliento antes de saludar a su amigo.
—¡Aquí estoy! Vaya, cómo está esto… será mejor que no te lo dé por ahora, dios sabe la de chorizos que…
Alguien empujó a Kurapika por detrás y él no tuvo más remedio que apoyarse en Leorio para no caer. Pudo percibir perfectamente el aroma de la colonia de Leorio. Gon siempre decía que olía muy fuerte, pero a él le parecía agradable. Azorado, el rubio se separó de él rápidamente y miró al suelo.
—¡Eh, mira por dónde vas! —le gritó el moreno a quien quiera que lo hubiera empujado— Vámonos ya, Kurapika, a ver si podemos evitar morir de asfixia entre tanto tumulto…
—Claro. Senritsu, cógeme de la mano.
—¡Ah, estabas ahí, señorita! —exclamó Leorio, con sorpresa— perdona que no te haya visto, hay tanta gente…
—No se preocupe, Leorio-sama. Es maravilloso volver a verlo.
—Lo mismo digo —respondió él, sonriente. Luego le tendió una mano a Kurapika— cógela, así no nos perderemos.
El chico dudó un momento, pero alguien lo empujó de nuevo y decidió que lo mejor era salir de allí cuanto antes. Sin mirar a Leorio, tomó la mano que le tendía. Estaba cálida.
Al llegar al exterior, una agradable brisa los recibió a los tres, y ellos respiraron hondo con alivio.
Dentro del taxi, Kurapika le explicó a Leorio algo con que no habían contado:
—El hotel está a rebosar, hay incluso lista de espera. La persona con la que mi jefa va a realizar el trueque es un famoso cantante de ópera, y por lo visto hoy va a realizar en el salón de actos del hotel su primera representación de los últimos cinco años.
—Vaya, hombre…
—Pero no te preocupes, por ahora no hemos podido contratar a más guardaespaldas, así que yo tengo una habitación individual, pero puedo pedir a la recepción que me traigan una cama supletoria…
—En serio Kurapika, no hace falta, puedo alojarme en cualquier otro hotel…
—¡Pero Leorio…!
—Es solo por una noche. He estado en sitios peores, te lo aseguro.
—Si me permite, Leorio-sama, a Kurapika le hacía mucha ilusión pasar algo de tiempo con usted…
—¡Senritsu! —exclamó el Kuruta, ruborizándose intensamente.
—¿Eeh? ¿Es verdad eso, Kurapika? Así que tenías ganas de verme… —se burló Leorio, clavando un codo entre las costillas de su amigo.
—¡C-claro que no! ¡So-solo quería recuperar mi pendiente!
—Es mentira. Lo puedo asegurar —repuso la mujer, sonriendo gentilmente.
—Senritsu…
—Bueno, si no hay más remedio, creo que podré soportarte por una noche —concluyó Leorio, tratando de ocultar su sonrisa.
Kurapika no respondió, pero se hundió en el sillón y puso cara de enfurruñado. Aunque por dentro, no podía evitar sentirse aliviado.
Al llegar al hotel, no tuvieron que entretenerse con los botones para que les llevaran las maletas, ya que el único equipaje que llevaba Leorio era su habitual maletín de doctor. Fueron directamente a recepción y pidieron la cama supletoria y un duplicado de la tarjeta-llave. Luego subieron hasta la habitación donde se alojaba Kurapika y comprobaron que, como era de esperar, aún no había llegado la cama de Leorio.
—La representación no empezará hasta dentro de unas horas —le informó Kurapika—hasta entonces… ¿Te parece que te presente al resto? Y luego si quieres damos un paseo por el hotel y vemos las instalaciones.
Leorio estuvo conforme y se dirigieron a la suite de Neon. Allí Kurapika le presentó a su jefa, a Basho y a Linssen, los dos guardaespaldas restantes. Basho lo recibió con jovialidad, y al instante pareció que se llevarían bien. Linssen lo saludó únicamente con una inclinación. Nunca había sido un hombre de muchas palabras.
En cuanto a Neon, la chica estaba muy entusiasmada eligiendo con sus sirvientas el vestido que se pondría por la noche, así que en cuanto lo vio, lo confundió con un nuevo guardaespaldas, y le preguntó cuándo le habían contratado. Kurapika le explicó que era el amigo del que le había hablado, y ella se disculpó y le deseó una buena estancia. Acto seguido volvió a centrarse en sus vestidos.
—Vaya, Kurapika —comentó Leorio al salir de la habitación— tu jefa es muy mona, se ve que eliges bien…
El rubio lo miró con dureza.
—Que sea mona o no no tiene nada que ver. La elegí por el mero hecho de ser coleccionista de partes humanas. Y… es idiota.
—Huh, esa es una afirmación muy seria viniendo de ti…
—Es la pura verdad. No sabes lo insensible que puede ser…
Llamaron a la puerta de Senritsu, contigua a la de Kurapika, para ver si quería acompañarlos a visitar las instalaciones del hotel, y ella accedió encantada. Visitaron la sala de juegos, la piscina, que se encontraba cerrada a esas horas, el spa, el bar, el restaurante, los jardines, las tiendas y el salón de actos.
—Hey, ¿os parece si echamos unas partidas al ping-pong? —preguntó Leorio, emocionado.
—A mí me apetece mucho —repuso Senritsu con su habitual calma.
—Pues… creo que yo paso. Quiero darme una ducha y relajarme un poco antes de la representación.
—Ah… de acuerdo. Yo tengo que ir a por mi bolso para recoger algo de dinero —comentó Senritsu— subimos a por él y te acompañamos.
Arriba, Leorio y Senritsu despidieron al rubio y se marcharon a la planta baja.
En cuanto se fueron, Kurapika suspiró. Le agradaba muchísimo estar con ellos, pero había sudado mucho en el aeropuerto, debido a sus ropas y al tumulto, y no veía la hora de darse una ducha.
Entró en el cuarto de baño y se quitó la primera capa. Se pasó una mano por el cabello dorado. Le había crecido demasiado, tenía que empezar a pensar en cortárselo. Se quitó la ropa blanca de entrenamiento y los zapatos y se miró al espejo. Los músculos de su cuerpo se habían fortalecido gracias al duro entrenamiento en la finca de los Zaodelyck y a su entrenamiento con Nen. Debido a su complexión esbelta no los tenía muy pronunciados, pero podía levantar varias veces su peso con relativa facilidad.
Ahora venía la parte tediosa, cuando tenía que desenrollar las vendas de su pecho. Era una verdadera molestia tener que quitarlo y renovarlo cada vez que se bañaba, pero de lo contrario, todos los demás notarían que su pecho estaba anormalmente pronunciado para un hombre. Todo era más fácil hacía cinco años, cuando decidió que hacerse pasar por un chico era todo ventajas para hacer lo que se proponía. En esa época, su pecho aún no se había desarrollado, y su figura aún era la de una niña. Por suerte, en su Clan siempre usaban ropas holgadas, por lo que no tuvo problema para ocultar su cuerpo femenino.
No se miró al espejo cuando terminó de desenvolver las vendas. Nunca había sido coqueta, pero ahora ver lo que la naturaleza había hecho con su cuerpo la contrariaba. La última vez que había prestado atención a su anatomía lo había lamentado, porque le dolía pensar que estaba desperdiciando su juventud.
Convertirse en chico le había proporcionado muchas ventajas: podía viajar sin temor a que nadie pretendiera hacerle daño, la gente la tomaba en serio a la hora de luchar, y se evitaba que los pervertidos y los enamorados la molestasen. Sin embargo, también tenía sus inconvenientes. Aparte de que tuviera que ocultar su cuerpo detrás de unas ropas tan pesadas y calurosas, y tener que soportar un hedor asfixiante cada vez que entraba en un servicio de hombres público, había algunas cosas que nunca podría hacer si seguía haciéndose pasar por chico.
Hasta hacía pocos meses su única preocupación había sido obtener la Licencia de Cazador para poder vengar a su Clan, pero… ahora cada vez más sentía la necesidad de estar con "alguien". Al principio no se lo explicaba, llevaba la mitad de su vida sola, viviendo una vida sin depender de nadie más. Pero todo eso cambió el día que conoció a Gon. Ese chico, con su vitalidad natural y su alma noble y en ocasiones cabezota, tenía la facultad de hacerse querer por las personas a su alrededor.
De manera que, sin apenas saber cómo, había acabado acompañando al chaval. Y ahí fue cuando su vida se cruzó con otra persona que, de la misma forma que ella, se había visto atraído por la cálida personalidad del niño: Leorio. Y, aunque al principio no era más que una molestia y siempre le llevaba la contraria, se había ido convirtiendo poco a poco en alguien… muy, muy importante para ella.
Kurapika se apoyó en la repisa del lavabo. No podía entender por qué se sentía tan bien cuando estaba con él. Por qué con su mera presencia disipaba todos sus temores. Por qué todo parecía tan fácil a su lado. No entendía por qué se sentía segura junto a él si cuando estaban juntos siempre estaban peleando, no pasaban cinco minutos sin que lograran no alzar la voz. Pero, en su interior… debía admitir que le gustaba pelear con él. Porque significaba que le importaba lo que él pensara de ella. Porque no la rechazaba ni la ignoraba, sino que se ponía a su mismo nivel. Porque en el fondo ambos sabían que no lo decían en serio, sabían que su amistad era más fuerte que una simple pelea.
Alzó la cabeza lentamente y se atrevió a mirarse en el espejo. Sus senos no eran grandes, por suerte, pero tampoco muy pequeños. Le daba rabia admitirlo, pero su figura no se diferenciaba mucho a la de Neon. Una chica mona, según había dicho Leorio. Sí, ya.
Lo peor no era que sabía que estaba celosa, lo peor era que no podía hacer nada por dejar de sentir lo que sentía por él pero tampoco podía actuar en consecuencia. Porque, si le decía que sentía algo por él y le confesaba que realmente era una chica, toda su amistad se iría a la porra. Algo así no se le oculta a los amigos, ella lo sabía, y sin embargo…
Dio un gruñido de exasperación y se volvió para llenar la bañera. Llegó a la misma conclusión a la que llegaba todas las noches: no le daría más vueltas al asunto. Dejaría de buscar soluciones que jamás iba a encontrar. Se olvidaría de sus sentimientos por Leorio. Se centraría en lo que siempre había perseguido: exterminar a La Araña y reunir los ojos del Clan Kuruta. Hasta que no completara esos objetivos, todo lo demás era secundario y prorrogable.
Al meter un pie en la ducha se dio cuenta de que no se había quitado las lentillas de color y de que se había dejado la bolsa con el neceser encima de la cama. Era una tontería volver a ponerse la ropa de nuevo para salir solo dos segundos, más aún si no había nadie que pudiera verla en la habitación. Así que se envolvió el cuerpo con una toalla larga y salió.
Y, justo en ese momento, la puerta de entrada se abrió y entró Leorio. Los dos se quedaron mirándose durante aproximadamente una fracción de segundo. Luego el corazón de Kurapika dio un doble salto mortal con pirueta y pareció que se le iba a salir del pecho. La chica gritó y dio un paso atrás para cerrar la puerta del cuarto de baño, pero el pie que había metido en la bañera aún estaba mojado y se resbaló.
Sin pensarlo, concentró su Nen en su espalda y cabeza para amortiguar la caída, pero antes de sentir el impacto… sintió una mano agarrando su muñeca y tirando de ella. Su cuerpo chocó contra algo blando y cálido. Ella supo lo que era antes incluso de abrir los ojos. Se encontró con la mirada de Leorio que, desde su metro noventa, la miraba en un estado de shock absoluto.
Así que, Leorio ha descubierto el secreto mejor guardado de Kurapika! ¿Qué pasará ahora? Sí, sé que soy muy malvada por cortarlo aquí, pero hay que mantener el suspense!
Diréis que es raro que publique una historia así si de hecho me gustan los yaois. Me explico: hace muchos años que conozco la serie, vi todos los capítulos del HunterXHunter noventero, y desde el principio estaba segura de que Kurapika resultaría ser una chica a la larga. No me gustaba el doblaje castellano así que la vi en japonés, y la voz de Kurapika en cualquier caso da mucho que pensar XD No es tan extraño teniendo en cuenta que en un primer momento Kurapika estaba pensado para ser una chica. Además, no solo está la voz, sino que su comportamiento, su personalidad, hasta su aspecto hacen pensar en un primer momento que se trata de una chica. De hecho, si no lo dijeran expresamente en el anime, estoy segura de que más de uno aún pensaría que se trata de una mujer, igual que pasa muchas veces con Senritsu, a la que se la confunde a menudo con un hombre. Esto es solo una opinión, no me peguéis! XD Llevo dias buscando alguna historia de romance hetero entre estos dos, pero no he encontrado casi nada, lo que me parece rarísimo. Así que... he decidido hacer una por mi cuenta :D
Como veis he intentado apegarme todo lo posible a la historia. Una de las razones por las que he elegido este contexto es porque, a partir de aquí, les perdemos la pista totalmente a estos dos hasta después del arco de las Hormigas Quimera. Podría haberlo hecho igualmente justo después de que recogieran a Killua, pero creo que la amistad de estos dos se consolida mucho más después del Genei Ryodan. ¿Creéis que están bien caracterizados los personajes? En algunos fanfics he visto que ponen a Kurapika super histérico y a Leorio idiotizado, pero yo no los veo así.
No sé cuando subiré el siguiente capítulo, pero quiero esperar un tiempo para ver qué pensáis de la historia y para así poder cambiar cualquier error que se me haya escapado, así que posiblemente no suba el siguiente hasta que vea unos pocos comentarios.
No dudéis en decirme qué os ha parecido, preguntarme cosas y señalarme mis errores. También podéis proponerme cosas, aunque no sé si podré incluir todas vuestras propuestas ya que la historia ya la tengo casi terminada.
Sé que me enrollo como las persianas, así que os dejo hasta la próxima! :3 Que levanten la mano quienes echen de menos la caña de Gon y el monopatín de Killua! :D
