Hace mucho tiempo una unicornio que vivía en las afueras de Baltimore dio luz a una unicornio azul de crin blanca, igual a su madre, quien decidió que debería llamarse Trixie, igual que ella.

El padre de la pequeña potrilla la había abandonado, su madre no disponía de mucho dinero y vivían en una pequeña casa de madera en el campo, donde se dedicaba al cultivo de vegetales, sin embargo, en su tiempo libre hacia presentaciones de magia, aunque sin mucho éxito, la pequeña Trixie observaba a su madre y deseaba poder hacer magia tan hermosa como ella algún día.

Su madre siempre tuvo el sueño frustrado de ser conocida en toda Equestria con sus habilidades mágicas, razón por la cual transmitió ese sueño a su hija, le decía que iba a estar destinada para cosas grandes, que todo el mundo conocería a "La gran y poderosa Trixie", la pequeña potrilla empezó a estudiar magia en sus tiempos libres para mejorar sus habilidades, pronto empezó a hacer presentaciones en la escuela, y cuando era adolescente las hacía en su ciudad, todos le aplaudían y adoraban su show, sin embargo, eso era poco comparado con la satisfacción de ver feliz a su madre.

Un día su madre enfermo y Trixie, a su corta edad pasó a ser quien sostenía económicamente su hogar, tuvo que abandonar sus presentaciones y dedicar su tiempo a cuidarla y a trabajar en la huerta para poder pagar su alimentación y sus medicamentos.

Pasó un largo tiempo y su madre cada vez estaba peor, hasta que una fría mañana de invierno todo cambio.

- Eres tan buena conmigo, me da tristeza ser una carga para ti.

- No digas eso, tú me has criado todos estos años y jamás podría abandonarte.

- Creo que preferirías viajar por toda Equestria mostrando tus habilidades que cuidar a una vieja yegua que no hace más que quejarse de sus dolores.

- Mamá…

- Naciste para cosas más grandes hija, eres grande y poderosa, siempre estaré orgullosa de ti, ahora y por toda la eternidad.

- No hables como si te fueras a ir ya, por favor – Trixie noto como las lágrimas empezaron a bajar por su rostro.

- Seamos realistas, con mi condición no creo que dure mucho.

- Si sigo trabajando para pagar tus medicamentos vas a durar mucho tiempo, te lo aseguro – Su madre la miro fijamente con una sonrisa.

- ¿Vivir con mis fuertes dolores físicos?, ¿Vivir siendo una carga para la unicornio más talentosa y genial que he conocido?, a todo el mundo le llega su hora hija, es hora de que vivas tu vida, así como yo ya viví la mía…

- ¡Basta!, ¡Para ya por favor!, no quiero que te vayas – Las lágrimas seguían inundándola.

- Pero no me habré ido, estaré contigo siempre, aunque no me veas físicamente, te quiero mucho Trixie… pero estoy cansada y es hora de dormir, esta tarde – Cerro los ojos, Trixie se quedó a dormir con ella, tratando de evitar la realidad, pero cuando despertó se dio cuenta de que tenía que aceptarlo, su madre estaba muerta.

Los días siguientes estuvo recostada en la cama, esperando que todo fuese una mala pesadilla, hasta que una mañana la despertó el canto de los pájaros, la primavera había llegado. Miro una foto de su madre y recordó sus últimas palabras. Sonrió, sabía lo que tenía que hacer.

Construyo una carreta, se puso una vieja túnica de su madre y salió de la casa. "Soy la gran y poderosa Trixie, la más genial y magnifica unicornio de Equestria, ¡Hora de salir y enorgullecer a mi madre!". Salió de Baltimare y empezó a viajar sin rumbo fijo, preguntándose qué la esperaba en su camino a la gloria.