Hola de nuevo! Sé que tardé bastante en volverme a pasar por aquí pero tenía una historia en mente que tuve que dejar anclada por falta de ideas .
Así que borrón y cuenta nueva xD
Aquí dejo el principio de otra historia, es solo el prólogo por lo que me salió bastante corto.
15 años.
Bill sale de esa horrenda prisión llamada instituto. Hoy es veinte de junio, por lo tanto, ¡el último día de clases! Al menos ese año… no deseaba pensar que en un par de meses tendría que volver a ese sitio. Pero se alegraba, tenía dos meses por delante, dos meses en los que estaría totalmente libre.
Se paró en el pasillo justo delante de la puerta de al lado, la clase de su hermano, desde que el director decidiese separarlos por el bien de todo el instituto, estúpido profesor, pensaba Bill.
Sus pensamientos se difuminaron cuando vio la puerta abrirse y a un chico de rastas salir de ella, que sonrió cuando salió.
- ¡Por fin! – Dijo Tom estirando los brazos en el aire. – Salgamos de este maldito lugar.
Bill solo lo seguía mientras sonreía.
Salieron del recinto y siguieron su recorrido hacia casa. En el cruce Tom se paró esperando a que su hermano lo alcanzara, ya que este iba más despacio.
- ¿Quieres que vayamos al centro comercial?- Le preguntó Tom.
- ¿Más gorras? – Preguntó el pelinegro con cara de desesperación, Tom rió por el acto.
- No, podemos comer un helado, o dar una vuelta por allí…
- Dar una vuelta, ¿significa gorras? – Preguntó mirando mal a su hermano.
Ahora fue el turno del mayor para mira mal a el otro, - Te he dicho que no, ¿vamos o no? – Dijo cruzándose de brazos.
Bill tardó unos segundos en responder, - Vayamos.
Durante el camino solo conversaron sobre sus profesores y el instituto.
Entraron dentro y se quedaron parados.
- ¿Y bien? – Pregunta el pelinegro.
- ¿Quieres un helado? Te invito. – Agregó el mayor. Bill le miró extraño un momento.
- Estas tú muy generoso hoy… - Decía mientras empezaban a caminar hacia la heladería, se sabían el camino de memoria, ya que solían ir a pasar el rato los fin de semanas.
- ¿De que lo quieres? – Preguntó sonriente. – ¿Vainilla?- Dijo antes de que su hermano pudiera siquiera abrir la boca.
Bill sonrió, a ratos le gustaba eso de que se pudieran leer la mente.
- Un helado de vainilla y una Coca-Cola. – Pidió Tom en el mostrador.
- ¿No quieres helado?
- No, vamos a sentarnos. – Bill obedeció y buscaron una mesa libre. Hacía mucho calor en aquel lugar.
- ¿Como es que no quieres helado? ¿Y como es que me has invitado? – Preguntaba curioso.
- Bueno, no sé. Un detalle. – Dijo sin más.
Estuvieron un rato sin hablar, sumisos en sus pensamientos hasta que Bill hizo otra pregunta.
- ¿Que vamos a hacer este verano?
- Creo que ya te lo dijo mamá… Iremos a Italia con papá dos semanas.
- Pero solo dos semanas. ¿Que más podemos hacer?
- ¡Ay Bill! No lo sé… quedaremos con los demás para ensayar, iremos a casa de Andreas… ¿Qué más quieres?- Preguntó algo nervioso.
- Quiero quedarme en casa, los dos solos, durmiendo las veinticuatro horas del día, comiendo solo tu pasta, viendo películas que no deberíamos ver, y sin ninguna madre que nos regañe. – Sentenció Bill.
- Pides poco, eh.- Dijo Tom bromeando. – Algún día iremos a algún sitio los dos solos, cuando tengamos edad suficiente.
- ¿Me lo prometes? – Preguntó el pelinegro con entusiasma.
- Sí. – Dijo mientras sonreía y se atragantaba con su refresco. A veces Bill podía ser tan infantil… Eso le gustaba, siempre estaría cantando por ahí para animarle. Pero en ese momento ni siquiera él podía animarle porqué se estaba comiendo la cabeza por dentro con sus pensamientos.
''Me gustas Bill, me gustas mucho'' ¿Porqué no podía decirle simplemente eso? Quizá su hermano se lo tomaría mal.
Y no solo él, ¿que pensaría su madre, y sus amigos? Mejor era dejar las cosas como estaban por ahora.
Bien, final del prólogo. Me voy a escribir la continuación n.n
Alguna cosa, REVIEW.
