Kou

Cantaré con todas mis fuerzas

pero solamente para ti.

Quiero que seas...

...la única que sienta el amor en mis melodías.

(4:50 am)

Entró a la mansión, quitándose la chaqueta de cuero ecológico y tirándola hacia el sofá más cercano. Pasándose una mano los los cabellos, retiró la goma del pelo y algunos clips que le daban figura a sus mechones rubios. Los fue dejando uno a uno en el piso, como si inconscientemente quisiera dejar un rastro. Quitándose las pulseras y muñequeras de sus brazos también las tiró, quedándose libre de todo accesorio salvo aquellos aretes. Miró entre la oscuridad, ni siquiera se había molestado en encender las luces. Ya todos estaban durmiendo y era hora de dormir también, aunque por alguna razón dormir en su cama no le apetecía.

Maldito día.

La verdad, es que hoy a Kou nada le apetecía. Maldecía todas las cosas que había hecho en el día: Sesión fotográfica con gente inútil; filas y filas de adolescentes chillonas queriendo que le autografíen el nuevo álbum que había sacado a la venta; un drama, que su representante insistiendo e insistiendo solamente tuvo que decirles que si a los productores; y luego... luego la escuela, donde se había encontrado solamente con sus hermanos. Sin rastro de la sangre cantarina.

M-neko-chan no estaba por ningún sitio en la escuela, se había quedado aquí, en la mansión. ¿Donde andaría? ¿Por donde deambularía? Tal vez en este momento estaría durmiendo también, como hacían todos sus hermanos. Ruki dijo que no se sentía bien, y por eso la había dejado en la casa. La muy torpe sabía que si sacaba un pie de la mansión ya estaba muerta, ojala que...

... no se haya alejado.

¿Qué era lo que acababa de pensar? Agh, malditas emociones humanas que no tenían ningún sentido. Todavía las conservaba, y eso era lo peor de todo. ¿Por qué ahora? No necesitaba a nadie, ahora todo estaba bien y solamente necesitaba estar en paz. Mucha paz para su mente y su cuerpo, por un momento relajación. Tal vez si hoy tenía una buena noche dejarían de atormentarlo esos pensamientos de adolescente.

Tal vez si, de alguna forma tomaba de aquella sangre caliente.

Subió las escaleras con lentitud, demorándose en el recuerdo de la joven de ojos rosados que ahora vivía con ellos. ¿Que pensará ella? se preguntó mentalmente al recordar como se habían conocido, debido al secuestro. Bueno... la verdad que no era un recuerdo muy grato para ella, pero sabía que de alguna manera había tenido algo de confianza en ellos. Confiando ciegamente en sus vampiros Sakamaki, aceptó venir a quedarse un tiempo. "Si tratan de hacerte algo... llámame." ¿Quien fue el que había dicho eso? Podría jurar que era un joven de cabello blanco, pero no estuvo seguro.

¿Qué más daba? Lo importante era que ya habían ganado, y nada harían para que volviera a esa mansión. Pensó con malicia desganada mientras abría la puerta blanca que daba a la habitación de su M-neko-chan. No, no habían ganado todavía. ¿Quién será Adán? ¿Quién será el elegido de Eva? Muchas preguntas, muchas opciones, y un solo ganador.

Todavía a oscuras, mirando con su vista aguda no la encontró dormida en la cama. ¿Donde estaba? Podía sentirla allí, de seguro estaba. ¿Estaría despierta? No, no lo estaba. Su corazón estaba muy suave y lento. Caminó unos pasos hasta llegar a su cama, y la encontró dormida sentada en una de las sillas junto a la ventana. Sostenía algo entre sus manos que descansaban sobre sus muslos, todavía con su camisón puesto y sus cabellos cayendo sobre sus hombros. Avanzó, quedando frente de ese cuerpo dormido para verla con detenimiento.

Parecía agotada.

Su piel estaba muy pálida y sus ojos parecían irritados, rojos y húmedos. ¿Estaba llorando? ¿Por qué? Se arrodilló frente a ella, inclinándose y acariciando las pestañas que descansaban en las mejillas de la joven. Si, aquella humedad delataba lo mucho que había llorado. Llorado hasta dormirse, él nunca la había visto verla llorar hasta dormirse. Tal vez... una sola que otra lagrima de dolor al beber de su deliciosa sangre... pero no, no la había visto llorar de esa manera.

Y le producía algo desconocido en su pecho, que hizo que dejara de tocar las pestañas de la chica y se llevase una mano a su pecho. Lo apretó, fuerte y sin comprender.

¿Qué era aquella sensación?

Se escuchó un sonido, como el de un papel arrugarse, y sus ojos giraron hacia las manos de Yui. Tenía un pedazo de papel rectangular en las manos, tomándolas con delicadeza. Sus ojos se centraron en la imagen particular en aquel papel, ojeando la silueta de una persona. ¿Una fotografía? Se inclinó para verla mejor, para ver a ese muchacho rubio y ojos azules sonriente.

¿Él?

La chica que sostenía la foto comenzaba a despertar.


Yui

Las voces me llaman,

gritan tu nombre

¿Debería yo, gritar también?

Contemplando la fotografía del idol se había quedado dormida, apreciando la sonrisa radiante y feliz que sostenía dentro. Ella sonreía también, viendo aquel rastro de hermosura que a ella le gustaba ver: la interna. Kou feliz, sin aquel egocentrismo en sus sonrisas, sonriendo de verdad.

Parecía una persona distinta a la que ella había conocido, y era definitivamente la persona que quería conocer.

Soñaba sueños extraños y la vez maravillosos, recuerdos de su infancia y a los hermanos Sakamaki. Las lagrimas caían en sus sueños por verlos marcharse, por ver marcharse a todos y no volver nunca. También había llorado antes de caer dormida, pesando en todo lo que había ocurrido hasta ahora... se sentía mucho más débil, y sola. Los extrañaba, de vez en cuando. Se había acostumbrado tanto a vivir junto a ellos, que transportarse a otra mansión con cuatro vampiros desconocidos era... algo distinto. Pero debía acostumbrarse por un tiempo, con la esperanza de que algún día pueda volver a la mansión.

Pero... ¿De verdad quería volver?

Sus ojos se abrieron cuando la imagen de los cuatro Mukami voló en sus sueños como un gorrión enjaulado, envuelto en sangre.

Pestañeó un poco, acostumbrándose a la oscuridad. ¿Se había quedado en aquella silla dormida? Su cuerpo parecía entumecido y le dolería después, pero eso no era ya problema. Ese dolor era todo un placer comparándose con las mordidas de... se sonrojó, con sus ojos cerrados esta vez. Al abrirlos una sorpresa se llevó, siendo observada por un azul intenso.

- Kou-kun... - susurró, sorprendida.

La personalidad de su fotografía estaba allí, realmente pintado frente suyo.

Como siempre, era hermoso. Bajo la luz de la luna su cabello rubio relucía casi platinado, y aquel ojo azul era más claro que cualquiera que haya visto. Su ojo rojo estaba oculto entre su flequillo rubio, pero podía ver un brillo peculiar que lo distinguía. Sus labios parecían humedecidos y suaves, que se había preguntado si eran tan difícil de besar... y luego desalojar esa idea en segundos, sonrojada por sus propios pensamientos.

Kou-kun era demasiado atractivo.

Sus manos cada vez querían tocar su rostro, pasar sus brazos por aquellos hombros y rodear su cuello suavemente.

Pero Kou-kun no quería que le toquen.

¿Por qué?

No comenzó, sino hace unas semanas, cuando le había prohibido que ella lo toque a él. Incluso al tomarla rechazaba sus manos que antes siempre ponía en el pecho del vampiro, rendida ante sus colmillos. Ahora ni siquiera dejaba que le tocase, y podría jurar que en sus ojos había cierto temor al sentir que sería tocado por alguien. Temor, miedo... desesperación.

¿Por qué?

Ahora los ojos de Kou no parecían miedosos o temerosos, sino diferentes. Tenían una tristeza en ellos que era difícil de olvidar. Se miraban mutuamente, delatándose con la mirada. Aquella mirada no era la que esperaba, no de él...

...era diferente.

Se miraron, y en un abrir y cerrar de ojos el estaba tocando su mejilla. La acariciaba, pasando su dedo pulgar por su pómulo y luego trazando un camino hacia su oreja. Sus dedos tocaron la herida de colmillos que habían detrás de esta.

- Desearía que no sufrieras por esto... - susurró, mirándola con esos ojos llenos de tristeza.


Kou

No toques este corazón que quiere desaparecer...

Sus labios involuntariamente soltaron aquella oración, que dentro de su mente no tenía sentido. Era... realmente obvio que esté llena de cicatrices, seis vampiros bebían de ella y ahora eran cuatro que hacían el trabajo. Diez vampiros, diferentes colmillos, y su piel estaba terriblemente marcada con ellos. Era... algo inevitable.

Sin embargo, cuando sus ojos se fijaron en aquellas marcas, y como sus dedos acariciaban esos orificios hechos, sabía que algo andaba mal. Su corazón se oprimía al tocarla, y no dudaría un segundo en apartarla si ella le tocaba. Las pequeñas marcas de la conversión que tenía ya habían sanado, y esas eran las únicas que había poseído.

Pero las marcas en su piel, las cicatrices que aquellos humanos le habían hecho de niño, todavía le quemaban en su piel. Quemaban en todo su cuerpo, en sus recuerdos, en su corazón y alma...

Flashback

- ¡Deténganse! - gritó aquel hermoso niño, asustado mientras trataba de escapar.

Era inútil, dos hombres mayores lo sostenían de brazos y piernas. Hombres de rostros horribles, perversos y indecentes, mirándolo con depravación en sus ojos. Aunque forcejeaba con todas sus fuerza, las manos de esas bestias no le permitían escapar. Rasgaron su ropa, hasta sacársela a tirones.

Escuchaba las risas perversas de los hombres, acercándose demasiado a él. Gritó, lloró, suplicó que se detenga. Sin embargo era inútil, ya no podría escapar. Uno de los hombres tomó del mentón de Kou, a la fuerza y rudamente, sonriendole con malicia.

- Levanta la cabeza, niño, quiero verte el rostro mientras tanto.

Se relamió los labios con perversidad.

- ¡No… por favor…! ¡POR FAVOR, PAREN!

Kou gritó, sintiendo el dolor.

Fin flashback

- ¡Kou-kun! – exclamó ella, parecía preocupada, y lo sacó de su trance.

Antes de que se diera cuenta, ella también estaba arrodillada en el suelo junto a él. La miró, curioso y a la vez ido, observando sus movimientos. Sintió sus mejillas húmedas, mojadas. Estaba llorando. Sus manos estaban delante y comenzaba a acercarse, acercarse demasiado…

Sus manos, quería tocarlo…

…quería hacerle daño.

- ¡NO! – gritó, saltando hacia atrás de un susto.

No… no podía tocarlo… Se arrinconó en la pared, mirándola asustado.

- ¿Kou-kun…? – preguntó ella, con su mirada sorprendida.

Todas las pesadillas que tuvo que vivir, volvieron a su mente con una imagen nueva. Allí, él, volviendo a las alcantarillas. Allí, Kou, volviendo a ser el juguete de aquellos hombres. Las heridas en su cuerpo de pronto parecieron arder, sangrar, volverse fuego para su dolor. Las lagrimas salieron como cataratas de sus ojos, y murmuró palabras sin pensar. Palabras que le harían volverse loco si no fuera por el presente.

- No… no me toques…

Aquella voz que salía de sus labios, temblaba por el miedo y el dolor.


Yui

Si de rodillas estás,

Yo también lo estaré.

Arrodillados, cada uno con su locura,

Como iguales…

- No… no me toquen…

La voz de Kou-kun estaba llena de dolor.

¿Qué… que había hecho? ¿Por qué se había puesto así? Lo miraba, encogido en el rincón de la habitación, con la vista perdida y las lagrimas esparciéndose en su bello rostro. Ahora no parecía él, nada estaba como debía estar. Indefenso, débil, como un niño…

Su corazón fue destrozado con aquella imagen, y entonces recordó todo.

Flashback

- Nee Koneko-chan~, te contaré una historia~ - había comentado muy alegremente, después de una pregunta por las cicatrices de su espalda.

Yui solo pudo mirarlo, curiosa. Asintió mientras le daba su completa atención…

cuando le contó su historia, no pudo evitar llorar.

Aquel vampiro, que era un idol y una persona realmente sádica, tenía un pasado terrible. Comenzando en las alcantarillas, sin madre y padre que pudiese amarlo, salió al exterior solo para sufrir mucho más. Lo llevaron a un orfanato, donde creía que las cosas mejoraría, y solamente lo trataban con decencia para venderlo. Lo prostituyeron, dejándolo en manos de aquellos hombres y mujeres de mente enferma. Le quedaron severas cicatrices, hasta que por fin pudo ser libre de todo aquello. Todo… gracias al señor de los demonios.

- Si~ ese niño era yo ~ - le había dicho al concluir la historia, con una sonrisa de oreja a oreja.

Y ella se arrojó a sus brazos, abrazándolo con fuerza y llorando sin parar.

Era lo único que podía hacer, por eso es que no lo había comprendido…

- L-lo siento… Kou-kun… - tartamudeó, llorando.

También la había arropado con sus brazos, acunando su cabeza en el pecho del vampiro.

Fin flashback

No quieren que le toquen…

Sus ojos se abrieron aún más, llevándose una mano a su boca y así ahogar el jadeo de sorpresa. No quería que lo toquen, estaba de esa manera por su culpa. No… no podía verlo así.

¡No quería verlo así!

Erguido, con una sonrisa burlona en su rostro, sus ojos reluciendo y jugándole bromas. ¡Ella así lo necesitaba! Alegre, no triste. Fuerte, no débil. Valiente, no asustado. Bebiendo de su sangre, no evitándola…

Las lágrimas cayeron de su rostro, sin siquiera pestañear. Allí, con sus piernas en cuclillas, perdió el equilibrio y tuvo que arrodillarse para no caer. Las rodillas le ardieron al rasparse, pero ese dolor no era nada comparado con el de su corazón. No podía apartar la mirada de él, de Kou, de su vampiro. ¿Por qué era tan difícil? ¿Por qué no podía simplemente dejarlo? El viento que corría por las ventanas hizo su piel de gallina, allí en el suelo donde las lagrimas caían sin compasión. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo lograría quitar ese dolor?

Solo se le ocurrió una manera, y no sabría el resultado hasta que la probase.

- Kou-kun… lo siento…. – murmuró, y su voz se quebró al terminar.

Volvió a llorar, acercándose a Kou a gatas. Así, arrodillados, como iguales, era la única manera de superar todo esto. Dolor, sumisión, terror, debía superarlo. Debían superarlo.

Lo superarían juntos.


Kou

No más mascaras,

No más mentiras.

Su cuerpo temblaba, y sentía frío. Ahora sus ojos estaban cubiertos por su cabello rubio, mientras se tapaba el rostro con las rodillas y manos. Hecho una bola, sintiéndose atacado por donde quiera que mire. Se odió a si mismo, por no poder ser más fuerte. ¿Por qué… por qué no podía ser más fuerte? Dicen que lo que no te mata, te hace más fuerte.

¿Por qué simplemente no podía sonreír?

Porque aquellas sonrisas, eran solo una mascara.

"Estoy bien, la verdad es que estoy orgulloso de mi pasado." Terribles mentiras a su alrededor, mientras en su interior se deshacía a pedazos. "No me duele, lo prometo." Blasfemias, puras blasfemias soltadas frente a Yui. No se sentía bien, ya no se sentía bien. Estaba harto de usar esas mascaras todo el tiempo. En la escuela, en la calle, en el escenario, en su hogar… ¡Realmente estaba harto! Ya no podía siquiera… sostenerse la mascara en sus ojos…

- Kou-kun… lo siento… - lloró Yui.

Levantó su rostro, abriendo sus ojos de par en par cuando vio como lloraba. Esos ojos rosados parecían cataratas de lagrimas. Sus mejillas rojas por el sollozo y respirando agitada mente. Arrodillada, con sus manos apretando el suelo. Sus cabellos rubios caían en mechones por sus pequeños hombros, y parecía más frágil que antes. Nunca la había visto así, jamás la había visto en ese estado tan deplorable. Las sonrisas… el cuerpo erguido… sus ojos secos…

Ella también estaba llevando una mascara, como él.

Dejó de respirar.

A pesar de que creía que él estaba llevando todo por sus hombros, no se había dado cuenta de lo más importante. Ella, Yui, su chica, estaba sufriendo desde hace tiempo y no se había dado cuenta. Cuando la miraba a los ojos, no pudo notar el brillo triste que se reflejaban. Cuando ella sonreía, no podía darse cuenta de cuanto dolor y llanto estaba guardando en su interior. Ella también llevaba una mascara, y también se había derrumbado.

A pesar de que no latía desde hace tiempo, su corazón de rompió en mil pedazos al verla así y comprender, que detrás de esa hermosa sonrisa, se escondía un profundo mar de lagrimas. Con lentitud se quedó de rodillas también, poniendo sus manos en los muslos. Poco a poco se fue acercando a ella, quedando a centímetros.

No podía verla así.

- Oye… - dijó, y notó su voz rasposa.

Ella levantó la vista, parecía sorprendida con sus ojos llorosos e irritados. Su corazón sufrió mil punzadas de dolor al verla así, y tomó sus manos con las suyas, apretándolas. Recompuso aquella mascara, unió todas sus partes y volvió a ponerla en su rostro. Sonriendole, volviendo a sonreír falsamente para que ella también sonría.

- Estoy bien, mira… - intentó decir tranquilo, más no pudo.

Ella lo había abrazado con fuerza, rodeando su cuello. Ahora podía sentir como su cuerpo temblaba y se estremecía con cada sollozo, con su llanto incontrolable. Su aliento cálido soltarse demasiado cerca de él, y lagrimas ajenas mojando la tela de su espalda. Yui lo estaba abrazando a él, y le dolía demasiado.

- N-no estás bien… ¡No estás bien! – lloró con más fuerza… - Por que… no me lo has dicho… ¡Kou-kun! Todo… Todo es mi culpa… ¡No debí querer tocarte…! Kou-kun…

Su voz se quebró al decir su nombre, y nuevamente volvió a llorar.

Kou frunció el ceño, apretando los colmillos.

- ¡NO! – gritó él, tomándola de los hombros y separarla para mirarla a los ojos. - ¡Esto no es tu culpa! – le gritó.

Ella se quedó de piedra, y por fin pararon las lagrimas.

- ¡Yo tengo la culpa de que estés así! ¡Tú ni siquiera me has hecho daño, solo querías ayudarme! – le dijo Kou a los gritos, y las lagrimas salpicaron de sus ojos claros. - ¡Por eso no debes llorar! Tú no… debes llorar…

Su voz también se quebró, y mientras la miraba a los ojos también comenzó a llorar.

¿Cómo recompones una mascara cuando ya se ha roto una vez? ¿Cómo reparar un corazón, cuando este no hace más que romperse una y otra vez? Aquellas lagrimas que comenzaban a salir, ese sollozo que nacía en lo profundo de su pecho, esa sensación de desaparecer… No encontraba la manera de calmarlas. Apoyó sus manos en el suelo, sosteniendo su cuerpo y su alma en el único lugar donde merecía estar. Ya no podía seguir, el dolor era demasiado y no sabía como contenerlo. Años de conservarlo en su pecho, sin siquiera salir, habían hecho que estalle en el peor de los momentos. Frente a ella, frente a Yui, frente a su humana. La humana que era especial…

- ¡Lo lamento! – escuchó decir a ella.

La sintió estrellarse a su cuerpo, con sus brazos femeninos abrazándolo con fuerza.


Yui

Voy a tocar tu corazón…

con una suave caricia…

Lo había abrazado con tal fuerza, que a ella le faltó el aire en sus pulmones. Ya nada había importado, verlo así la había destrozado. Esa postura dócil, ese temblor abominable, esas lagrimas de dolor.. ¡No! Ella no… quería verlo así. A él, a Kou, a su vampiro… No podía siquiera mirarlo, por que ella también comenzaba a llorar.

Pero, si lloraba, él lloraría también.

Por eso que lo estaba abrazando, para acabar con aquellas lagrimas y ese dolor irremediable. ¿O no tan irremediable? Ella tenía la esperanza, la fe de que lo curaría. Haría que abra sus ojos otra vez, y que vea el cielo azul. El… el hermoso cielo azul.

Lo verían juntos, como siempre debió ser.

- Por favor… ya no llores… - le suplicó, al oído, frotándole la espalda. – Todo va a estar bien.. ¡Lo prometo!

Parecía que Kou sonreía y reía con sarcasmo está vez, aun llorando.

- ¿Cómo… va a estar bien? – dijo con voz rasposa. – Mira como estamos… ya nada puede ser peor.

¿Qué? Ella podría hacerlo, ella lo lograría. Lo abrazó con más fuerza, hundiendo el rostro en su hombro.

- Encontraremos una manera… ¡Siempre hay una manera! – repuso, negando así con su cabeza. ¿y si no había una manera? Su mente bajaba su autoestima una y otra vez. – y si… no hay una manera…

Se separó de él, ella esta vez. Aun con las manos en sus hombros, acariciándolos, miró a Kou a la cara. A pesar de que sus ojos no dejaban de salir lagrimas, lo miró con fijeza.

- Si no hay una manera, yo me mantendré a tu lado, hasta el final. – dijo, y sonrió.

Una sonrisa rota, pero sincera.

Observó cada mirada y expresión del rubio, viendo como sus ojos se abrían completos con asombro en ellos. Su boca se abría en forma de "o" por la sorpresa, y ella también se habría puesto así si los papeles estuvieran invertidos. Ahora ya no había más que ella y él, que él y ella, que Kou y Yui.

Ella lo quería así, estar para siempre con él… solo con él.

Solo con Kou.

- Yui… - murmuró él, sin poderse creer aquello.

¿Esa era la verdadera felicidad? La caricia de la afirmación entibió su corazón, y en sus venas la sangre volvió a ser caliente. Sonrió, le sonrió, con alegría.

Ella juró esa noche, mientras se volvían a abrazar con fuerza, que lo amaría hasta que su corazón dejase de latir.

- Te quiero… Kou… - murmuró, con lagrimas en sus ojos mientras era acunada por los brazos del vampiro.


Kou

Huyamos.

Antes de que el sol del amanecer nos encuentre.

Abrió sus ojos con lentitud, algo mareado. ¿Estaba dormido? Su cabeza daba vueltas y sus ojos ardían de una manera peculiar, como si hubiera llorado toda la noche. En sus brazos estaba Yui, que dormía también recostada en su pecho. Kou estaba apoyado en la pared, sentado y con ella durmiendo entre sus piernas y siendo abrazada gentilmente por él.

Cuando recordó, una sonrisa apareció en su rostro. Sus ojos relucieron.

- Yui… - la despertó, moviendola con suavidad. Acariciaba su cabellos para despertarla.

Yui abrió sus ojos, adormilada también. Pasaron unos segundos y ella levanto su vista rosada hacia él, sonriendole.

- Buenos días.. – bostezó, acomodándose en el pecho de Kou.

El vampiro sintió su rostro calentarse por el sonrojo. Era tan… adorable. Sin embargo, no podría estar demasiado allí. Debía hacer algo pronto.

- Oye… - llamó su atención, y de inmediato tuvo esos ojos rosados observándole.

La tomó de las manos, entrelazando sus dedos. El calor de aquella piel le daba cierta confianza y alivio. Algo… agradable.

- ¿Estarás siempre conmigo? – preguntó sin mas, mirándola a los ojos demasiado cerca.

Ella sonrió, entornando sus ojos rosados que reflejaban ternura.

- Si, siempre. – respondió Yui, y cuando lo vio a los ojos se fijo en que su ojo rojo brillaba - Kou-kun... tu ojo está...

- Eso demuestra que yo también estaré contigo, por siempre. - respondió.

Kou también sonrió, ahora se sentía más confiado que antes. Podía escuchar el corazón humano latir con fuerza, y eso le hizo estremecer. ¿Qué eran aquellas sensaciones que lo abrumaban en un momento como ese? Estaba dando un paso… importante.

- Entonces…

Antes de que ella dijera algo, o que él terminara la oración, tomó los labios de Yui en un beso cálido. Gentil, suave, movió sus labios con los de ella, besándose sin prisa. Era justo como lo imaginó, aquellos labios tenían un sabor exquisito que todos quisieran probar. Era delicioso, magnifico, era ella…

…que también le respondió, moviendo sus labios en son de una respuesta certera y llena de amor. Se estrecharon mutuamente entre sus brazos, mientras se besaban con ardiente cariño. Aquel dolor que antes sintieron, que tantos problemas les habían causado, ya no estaba en su corazón. Cuando se separaron, Kou estaba con su mirada fija en ella.

- En ese caso… voy a proponerte algo, que lo haré por que también te amo. – le murmuró, volviendo a abrazarla con fuerza.

Allí, con su mentón apoyado en su hombro femenino, esperó un momento. Quería sentirla, sentirla completa por si otra cosa ocurría. Quería confirmar mil y una veces que esto no era un sueño, que era la más hermosa de las realidades. Ella y él, él y ella, abrazados y prometiéndose todo de aquel amor… algo que nunca pensó, pero que era fabuloso. Aquel era el momento, y era ahora o nunca.

Por que… la amaba, y no querría que se sienta atada por nada o nadie. Solo él, solo debía estar con él. Para que pudiera protegerla, amarla y darle todo lo que se merecía. No era Eva, no era el sacrificio y ni el experimento… ¡Ya no más! Ella era, sin duda, la excepción.

- Escapa conmigo, Yui. - murmuró con decisión.


Miraba hacia abajo, donde se extendía el jardín de rosas de la mansión Mukami. Su abrigo rosa la abrigaba del viento fresco de la madrugada, y el sol estaba por salir de las montañas. Sus manos temblaban mientras se apoyaba en el barandal, observando el próximo amanecer. El viento hizo volar sus cabellos y el vestido azul marino que llevaba ahora. Revoloteando, sintiéndose una flor más del jardín a la que zarandeaban fuertemente. Miró hacia abajo otra vez.

Sonrió, por que allí estaba él.

Su cabello rubio despeinado, su camisa blanca desabotonada y unos vaqueros azules. Llevaba su chaqueta roja colgando en sus hombros, y le hizo recordar a alguien amable. Le sonreía con ternura, y podía ver ese brillo adorado en sus ojos celestes. Le abrió los brazos, como si la recibiera desde el cielo.

Ella también sonrió, y sin dudarlo, saltó del balcón.

Porque sabía que aquellos brazos que se abrieron para ella, ahora la tomarían antes de caerse al suelo.

Y fue así, con cuidado la tomó en sus brazos antes de estrellarse. Abrazándola y riendo cual adolescentes enamorados. Se abrazaron unos momentos, apagando esa risa llena de felicidad, de amor. Cuando se separaron, Yui estaba llorando con una gran sonrisa en el rostro. Lagrimas de felicidad, y él también parecía llorar. Con ternura le enjugó las lagrimas, tomándola de la mano.

- Oye, Kou-kun.. – le habló ella, sonriente y algo curiosa mientras seguía al vampiro, aferrada de su mano. - ¿Dónde iremos?

Su pregunta estaba llena de entusiasmo, y él sonrió. Se dio la vuelta para mirarla, con una reluciente sonrisa y en su ojo derecho el brillo rojo que simbolizaba el amor.

- Vamos… a perseguir el amanecer juntos.

Y ella ya no quería saber más, porque eso era todo lo que necesitaba.

Si Kou estaba con ella… incluso en los confines del infierno…

…Sería feliz.

Fin.


Buenaaaaaas :D :D :D Lo sé, me aman por subirlo ahora no? *pos que así sea*

Kou: ¡Deja de hacerme un llorón, yo no soy así! *se cruza de brazos con los cachetes inflados*

OHh Kou-kun, TAN ADORABLE! :3 :3 :3 *lo abraza*

¿Ahora quieren el segundo capitulo? PUES ESPERAN, POR QUE MIENTRAS HACIA ESTO NO PUDE DEJAR A LA MITAD EL DE RUKI 7o7

Pero tranquilas, pronto chicas, pronto.

y si quieren estar al tanto de las historias, por que probablemente conteste a todas sus preguntas ahí, tengo una pagina de facebook :D

Link: SCpaginaOriginal

Nombre por si no sale el link: Shelikernr, la autora loca

Unanse! en serio no se arrepentirán :D Tenemos contenido diario :3

Dejen un Review :3 en serio tuve muchos problemas con este capitulo, no me decidía T-T gomen gomen, pero ya esta aquí no?

Denle like ala pagina, por favor :'D me harían un gran favor.

Vale, nos vemos en el proximo episodio! :D

Bye bye ~ :3