Todo le pertenece a GRRM.

Este fic pertenece al reto #32 "¡Yo los quiero!", del foro Alas Negras, Palabras Negras.


Jaime

El septo de Baelor era el más grande que Jaime había visto en su vida, más grande aun que el dorado en Lannisport. Se pregunta si Cersei se casaría allí vestida de rojo y dorado y brillando como el sol poniente. Hace años que no ve a su hermana, resguardada en la Roca por su padre desde aquella vez que el Rey Aerys la rechazó para su hijo. «No quiere que vean su fracaso».

El sol entraría por las puertas de cristal en algún momento o eso piensa Jaime, Ser Arthur Dayne lo dejó allí la noche anterior para que los septones lo ungieran con los siete aceites sagrados (ya después del cuarto Jaime deseaba que aquel montón de viejos lo dejasen en paz) para luego rezar toda la noche. Jaime no rezó. «Arthur Dayne me va a hacer caballero, no los Dioses». Ser nombrado caballero por la Espada del Amanecer no es cualquier acontecimiento y Jaime no cabe de la emoción. Arthur Dayne es el mejor caballero de Poniente, el más peligroso y habilidoso con una espada, y no cualquier espada, sino una hecha del corazón de una estrella caída. El acero valyrio no era igual que una estrella, sin embargo, deseaba poseer una espada casi tan especial como de Ser Arthur.

Jaime había hecho al maestre de los Crakehall explicarle aquello.

El sol toca cada uno de los altares cuando Jaime se da cuenta que las rodillas le sangran. La mano enguantada de Ser Arthur toca su hombro con cuidado.