Disclaimer: no tengo una mente maravillosa para crear el mundo de Harry Potter, ni tampoco me llamo J. . Así que todo lo reconocible y mágico pertenece a la gran escritora británica.
Este fic participa en el minirreto de octubre para El Torneo de los Tres Magos del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black. Dicho minirreto consiste en escribir sobre los asuntos pendientes de un personaje sorteado al azar que ya está muerto.
Personaje: Gellert Grindelwald.
Hace tiempo que nadie visita su tumba. Lo nota. Han crecido varias enredaderas de malas hierbas alrededor de la piedra inferior y, la superior, sostiene un ramo de tulipanes amarillos algo marchitos.
Él flota alrededor de las piedras observando todo con sumo cuidado, cómo si con realizar algun paso a la ligera pudiera romper la tumba, de nuevo. Pero sabe que está flotando y que es imposible cometer un paso en falso. Es irónico, pero en ese preciso instante se siente más humano que nunca. Ni si quiera estando en vida ha sentido el temor que le inspira estar en la tumba de Dumbledore ahora.
Observa los tulipanes con más atención y ve que debajo hay una nota. De Harry Potter: 'Ginny y yo nos vamos de viaje de novios, profesor. ¡A Italia! Prometo visitarle y contarle todo cuando vuelva. Harry.' Grindelwald ríe. Hay que ser estúpido para hablar con una tumba, y más aún para dejarle notas. Sin embargo, algo en su traslúcido estómago se remueve. Él también está allí para hablar con una tumba.
Pero cuanto más tiempo pasa cerca del cadáver de Dumbledore, más incapaz se siente de decir alguna cosa coherente.
Grindelwald intuye que Dumbledore sabía que le pidió perdón. Que le mintió a Voldemort sobre la varita de Sáuco para salvarle. Pero nunca tuvo el valor de decírselo. Quizás fue por orgullo, o porque siguió creyendo en las Reliquias hasta su último suspiro, antes que en la única amistad que había tenido.
Pero no se arrepiente. Y lo sabe. Porque fue por el bien mayor. Pero hoy está aquí por el bien de un amigo.
Y con ese último pensamiento se acerca del todo a la tumba y, cerca de la nota de Harry, deja tres caramelos de limón.
Tres. Como las Reliquias.
Pero en este caso, esos tres caramelos, no son un camino hacia la inmortalidad.
Son una muestra de perdón hacia Albus, y un camino de vuelta hacia el mundo de los muertos.
Debo confesar que ha sido muy difícil escribir sobre Grindelwald y sus asuntos pendientes, pero he querido centrarme en su resignación. Es decir, en un principio pensé en escribir sobre su búsqueda en muerte de las reliquias, de su ejército de inferi o incluso de sus asuntos pendientes en prisión; però preferí enfocar su personalidad fantasma como una persona tan harta de luchar por el poder que se resigna a aceptar su fracaso, sin arrepentirse de ello.
¡Mucha suerte a los demás participantes!
La Pecosa
