Comentario: ¿No que muy ocupada y por eso no avanzo los fics? ¡Lo estoy, lo juro! Solo que decidí tomar un descanso y actualizar esta mini historia que escribí hace un tiempo. Espero que les guste. :p
Inspiración: Un post en Tumblr. (Si se los paso, los spoileo, así que es mejor esperar un poco \•u•\
DISCLAIMER: Estos personajes son propiedad de Hiro Mashima. *troll*
Summary:
Lucy se cambió de casa. Lucy tiene un nuevo, sexy, y extraño vecino pelirosa. ¡Lucy perdió a su perro, Plue!
"¡Me he perdido!
— Estoy buscando a mi perro, PLUE.
Habrá recompensa para quien lo encuentre.
¡Por favor, ayúdame a recuperarlo! "
Título:Los perros necesitan correr y caminar largas distancias para descargar su energía.
— ¿Plue?— Lucy pegó su mejilla contra el frío y reluciente suelo para poder ver debajo de su adornada y cara cama.
Su perro había desaparecido en un flash. En un segundo lo vio caminar meneando su corta cola blanca por el pasillo y al siguiente, ya no estaba.
— ¿Qué pasa, amor? — Lucy miró a su madre entrando a su habitación y depositando una caja con sus cosas empacadas en una mesa sin arreglar—. Uff, Lucy.
— ¿Mamá, has visto a Plue? — Layla frunció el ceño mientras miraba con escrutinio todos los lápices, libretas y cosas de Lucy.
— Arregla este cuarto, ¿quieres?
— No has contestado a mi pregunta.— se defendió Lucy intentando cambiar el tema, con suerte y su madre olvidaría el tema...por ahora.
— No, debe estar por ahí acostado en algún lugar.— dijo ella recorriendo la vista a la nueva habitación de su hija—. Ya aparecerá, ahora necesito que me ayudes con todos los libros que trajiste.
Lucy rodó los ojos y chasqueó la lengua, ¿Donde demonios se había metido su perro?
Layla desapareció por la puerta y Lucy miró por la ventana analizando su nuevo vecindario. Todo era tranquilo, la calle principal estaba desierta, había solo unos cuantos autos estacionados a lo largo de la calle, y cada casa estaba separada a la misma distancia, todas eran grandes y se veían de lo más cálidas.
Examinó su patio de nuevo y no hallo señales de su perro.
Gruñó cuando su madre gritó en la cocina y se vio obligada a bajar lo más rápido posible.
— ¿Qué pasa? — Layla estaba trepada sobre una silla temblando como un cachorrito, su dedo índice apunto a una esquina de la cocina y Lucy frunció los labios.
Entonces la vio.
Esa cosa se encontraba trepando en la pared, movía sus patas rápidamente y su cuerpo ovalado se desplazaba de la forma más asquerosa posible. Lucy quedó en shock.
Y entonces gritó y trepó a la silla con su madre.
— ¡ma-ma-mátala! — dijo Layla mirando a Lucy como si fuera su única salida.
— ¿Yo? ¡No! ¡No pienso acercarme a eso! — gritó desesperada mientras veía como la cucaracha desplegaba las alas.
Layla y Lucy miraron horrorizadas como el animal se dirigía a ellas.
— ¡NOOOOOOOOOOO! —Lucy brincó como si su vida dependiese de ello, bueno, en realidad, prácticamente lo hacía. Su madre brincó hacia otro lado y la cucaracha se paró en el alféizar de la ventana.
Madre e hija comenzaron a correr en la cocina despavoridas, Layla le tendió el insecticida a Lucy mientras tomaba la escoba en un intento de mostrarse valiente.
— ¿Qué hago? — preguntó Lucy sin perder de vista el animal, que ahora movía las antenas y comenzaba a avanzar con sus feas y plegadas patas.
— ¡Mátalo con eso! — Lucy se armó de valor y avanzó a pasitos pequeños y seguros, si la cosa salía volando, estaba preparada para huir y quemar la casa antes de desaparecer y no volver a Magnolia en muuuchos años.
El perro apareció ladrando en la cocina.
Lucy lo fulminó con la mirada. 'Ahí estás perro del demonio.'
— ¡Cuidado! — Lucy se agachó justo al mismo tiempo que la cucaracha pasaba volando sobre su cabeza y se dirigía hacia la puerta abierta de la casa.
— ¡Eso sí que no! — y aventó el frasco de insecticida, el cuál golpeó a la cucaracha voladora y terminó en la frente de su padre, Jude.
Todo en la cabeza de Jude se volvió blanco y Lucy dio un grito de horror cuando caía y al mismo tiempo veía como la cucaracha se reponía del pequeño golpe.
La cucaracha estaba a un paso de él.
Salió caminando rápidamente por la entrada y Layla corrió al socorro de su esposo extendido en el tapete que decía 'bienvenidos'.
— ¡Lucy! ¡Llama a una ambulancia o algo! — una sorprendida Lucy corrió hasta el teléfono sobre una pequeña mesa y levantó la bocina.
No se escuchaba nada mientras presionaba los primeros números que se le venían a la mente.
— ¡Mamá! ¡El teléfono no sirve! —se escucharon gruñidos furiosos provenientes de su madre.
— ¡Lucy Heartfilia! ¡Acabamos de mudarnos ayer! ¡Por supuesto que no sirve la línea! — y la chica rubia se sintió estúpida mientras subía las escaleras a toda velocidad para buscar su móvil.
Bajó corriendo cuando vio por la ventana que su madre abría la puerta trasera del auto y arrastraba a su padre adentro.
— ¿Qué pasa? — Layla tomó las llaves del auto y su abrigo.
— Iré al hospital, cuida de la casa mientras no estamos.
— ¿Y si otra cucaracha-
— Suerte.— su madre salió corriendo de la casa y se montó en el auto en un dos por tres. Lucy quedo boquiabierta al ver desaparecer el auto por la solitaria calle. Así nada más.
Entró a la casa asustada y llena de adrenalina por su feroz batalla con la cucaracha; al inicio se quedó en medio de la sala observando los muebles blancos cubiertos con bolsas para el traslado.
Dios, ¿que pensarían los vecinos de tan tremendo escándalo?
Todavía ni siquiera los conocía. Decidió ocuparse de sus vecinos después y comenzó a subir las cajas pesadas y llenas de sus libros, ¿quién la mandaba a que le gustara tanto leer?
Con cuidado y con el bote de insecticida cerca, comenzó a ordenar los libros en la estantería, no sin distraerse, por supuesto, mientras lo hacía. Plue estaba a su lado moviendo la cola insistentemente, de vez en cuanto ella lo miraba y el terminaba con esa mirada de perrito lindo. 'Anda, llévame a dar un paseo.'
Lucy lo sentía por Plue, pero ni siquiera conocía el vecindario y esta segura que terminaría perdida en Narnia si intentaba salir.
Permaneció ahí por mucho tiempo hasta que escuchó el sonido de su celular a lo lejos, Plue ladró y corrió siguiendo el sonido.
— ¿Hola? — contestó dubitativa, ¿y si algo malo estaba pasando? ¿Y si su padre tenía una severa contusión por el tremendo golpe? ¿Y si habían cancelado su programa favorito? O peor, ¿y si habían dejado de producir chocolate en el mundo?
El corazón de Lucy latió frenéticamente al pensar en eso. El chocolate no podía dejar de existir.
— ¿Lucy? Agh, parece que solo ha sido el golpe y tu padre ya está bien. — la chica asintió del otro lado de la línea y al segundo de hacerlo se sintió muy tonta, su madre no podía verla.
— Oh, ya estaba asustada por eso.— agregó y entonces escuchó una risita linda proveniente de su madre.
— No hay de que preocuparse, pero los doctores quieren hacer un examen para cerciorarse de que todo está bien. Cuando regresemos mañana-
— Espera, ¿mañana?
— Sí, hoy me quedaré a cuidarlo y eso. — a Lucy la invadió un estado de culpa y depresión.
— Creí que estaba bien...
— Y lo está, no te preocupes por nosotros, por favor cierra todas las puertas con seguro y-
— Las ventanas. Lo tengo cubierto.— Layla sonrió orgullosa de su hija.
— Gracias Lucy. — lo dijo en un tono que provocó que el corazón de Lucy se deshiciera de felicidad—. Pero escúchame; tienes que comer, y vi una tienda de conveniencia a unos cuantos metros de la casa.
— Espera, espera, ¿te das cuenta de lo que me estás pidiendo? — la chica sabía que era un asco con las indicaciones, era un asco incluso caminando en línea recta, por Dios—. Voy a perderme.
— Nunca sabrás si no lo intentas, lleva a Plue contigo.— hubo una pausa por el teléfono—. Tengo que irme, los doctores están aquí.
— ¿Mamá?
— ¿Sí?
— Dile a papá que lo quiero y que lo siento.— una pequeña risita se escuchó y entonces se cortó la llamada. Lucy suspiró y miró de soslayo a su blanco, pequeño y extraño perro; busco su correa entre todas las cajas y cuando por fin la encontró, dio un pequeño grito de felicidad y el perro corrió como loco por toda la estancia—. Ven aquí.
.
Ahí estaba, Lucy lo sabía, sabía que se iba a perder de alguna forma.
Miró en todas direcciones mientras Plue levantaba la pata frente a una barda, la tienda de conveniencia debería estar cerca, muy cerca, llevaba caminando como diez minutos y se supone que estaba a unos cuantos metros.
Una chica pelirroja pasó caminando por ahí tomada de la mano de un tipo de cabello azul. Lucy dudó en interrumpir, pero tenía que encontrar el camino, ¿o no?
Carraspeó y la pareja le sonrió amablemente.
— Hola.— saludó primero la chica. Su cabello rojo escarlata bañaba sus hombros delicados y macizos, sus orbes chocolate se posaron en los de Lucy del mismo color.
— Hey, hola.— regresó el saludo nerviosa. Y titubeo mientras daba un paso hacia ellos—. Disculpen, es que estoy perdida y necesito llegar a la tienda de conveniencia.— Lucy intentó sonreír.
— Estás en el camino equivocado.— Por fin habló el chico de cabello azul y lindos ojos verdes. Señaló en dirección contraria—. Es hacia allá, casi llegando al fondo de la calle.
Asintió.
— Gracias.— la chica pelirroja examinó a Lucy y dio un paso más hacia ella, la cual, solo pestañeó y volteó a ver a su perro nerviosa.
— ¿Cual es tu nombre? No te había visto por aquí.— El chico tocó su hombro.
— Erza.— su tono tenía advertencia y su mirada se volvió inestable, como esperando que Erza se volteara y siguiera su camino.
— Soy Lucy, soy nueva aquí.— contestó con una sonrisa, ¡dios, estaba tan malditamente nerviosa! Miró a su perro de nuevo—. Este es Plue. Es mi perro.
¡Bien Lucy, ellos querían conocer a tu perro, por supuesto!
Erza rió por lo bajo y dejó una mano en el hombro de Lucy.
— Bienvenida, yo vivo por aquí.— señaló una calle sin especificar—. Soy Erza y él es Jellal.
Después de una larga plática, Erza por fin dejó a Lucy caminar hacia la tienda de conveniencia, su estómago rugía peor que un dragón. Plue seguía caminando agitando el rabo y era el más feliz de los dos.
— Buenas.— saludó una chica pequeña con cabello azul en la tienda, estaba sentada en una de las mesas con un libro, que se veía pesado, en las manos. Tan rápido como Lucy entró, ella se levantó y se colocó detrás del mostrador con una sonrisa.
Lucy había dejado atado afuera a su perro. Plue olfateaba el aire cuando Lucy le dedicó una pequeña mirada y fue lo más rápido posible a la caja.
— Hola.—dejó el montón de comida chatarra.
— Hey.— contestó la pequeña mirando hacia el reloj en la entrada—. Llegaste justo a tiempo, estaba a punto de cerrar. Soy Levy, por cierto.
— S-Soy Lucy.— ella estaba impactada, ¡ya conocía a más de una persona en su segundo día viviendo ahí! Eso era un nuevo récord—. Así que Levy-san-
— ¡Enana! — Lucy se dio por muerta. Un chico enormemente alto, con cabello largo, acababa de entrar a la tienda, sus piercings le daban un aspecto totalmente salvaje y ¿por que no? Sexy.
Pero eso no importaba, por que el chico sexy estaba enojado, muy enojado; se dirigía al mostrador a una velocidad elevada gracias a sus enormes piernas y pasos. Levy dejó caer una bolsa de papas al suelo y se escuchó el leve crunch de cuando las papas se quebraban.
Lucy chilló al escuchar los gritos de los soldados caídos (las papas).
— ¡Gajeel! ¿Qué estás haciendo aquí? — Levy se retiró del mostrador incrédula y sorprendida. Gajeel estaba a un lado de Lucy, la cual, dio un paso a un lado para dejar que el chico llegara al mostrador estampando sus palmas en el.
— ¡¿Así que te atreves a dejarme tirado?! — por el semblante de Levy, Lucy podía intuir que la pequeña no tenía ninguna idea de qué estaba hablando—. ¡No me mires así! ¡Demonios!
— Pe-pero Gajeel...— él levantó una ceja y dio media vuelta para salir azotando la puerta.
— Olvídalo, no se ni por que mierda vine.— Lucy examinó como subía a una motocicleta y salía disparado de la tienda, no notó en qué momento Levy corría a través de la puerta.
— ¡Gajeeeeeeeel! — pero para entonces el ya se había perdido de vista. Levy miró a todos lados y luego respiró profundamente. Debía regresar a la tienda y terminar su trabajo, ella podría lidiar con su novio temperamental después.— disculpa, ¿Lucy? ¿Verdad?
Lucy asintió.
— Disculpa eso, es que él es...muy impaciente.— terminó de empacar los dulces de Lucy con unas pequeñas gotas que se comenzaban a formar en sus ojos, Gajeel era un idiota.
Por su lado, Lucy frunció los labios y miró a Levy nerviosa, ¿que se supone que se hace en esos casos?
La rubia tomó sus cosas del mostrador y espero a que Levy terminara de apagar las máquinas. La pequeña tenía su nariz color roja y sus mejillas completamente adorables, ¡Dios, ese tipo era un tonto por hacerla llorar!
— ¿Se te ofrece algo más?— preguntó Levy cuando se dio cuenta de que Lucy seguía frente a ella sin moverse y analizando la situación.
— No te preocupes Levy.— y sin pensárselo dos veces, le dio un fuerte abrazo y palmeó su espalda, Levy pestañeó incrédula, de nuevo, y cuando se separaron, le dedicó a Lucy una enorme sonrisa.
— Gracias, Lu-chan.— Lucy no pudo evitar sonrojarse—. ¿Esta bien que te llame así?
Ella asintió al mismo tiempo que la puerta se abría.
— Lo siento, ya cerra-
— ¡Estúpido minion! — era Gajeel de nuevo. Miró furioso en dirección a Levy y ella solo frunció el ceño.
— ¿Minion? — La mirada de Lucy viajo entre la pareja una y otra vez, y entonces tomó una sabia decisión. Tenía que irse.
— Nos vemos después, Levy-chan.— y corrió hacia la puerta en busca de Plue.
.
Encontró a su perro mordiendo y siguiendo su cola.
— tranquilo Plue, regresemos a casa-
Y levantó la vista para encontrarse con lo que definitivamente no planeaba ver ese día.
Un maldito gato. Color azul.
El gato lamió el pelaje de su pata con toda la tranquilidad del mundo que le ofrecía la barda sobre la que estaba montado. Plue se volvió loco en cuanto lo vio. Ladridos y más ladridos hicieron que Lucy se llevara el dedo índice a sus labios haciendo un gesto al perro.
— ¡vámonos, Plue! — y avanzó un paso obligando que Plue la siguiera, el perro peleaba pero Lucy no cedía. Por fin alcanzó a ver su casa a lo lejos. ¡No estaba perdida!
Y llegó con una sonrisa en los labios.
De repente, sintió como algo peludo pasaba entre sus piernas, un escalofrío recorrió toda su espina dorsal mientras notaba al gato azul corriendo delante de ella...y delante de Plue. Oh, maldita sea.
El perro se abalanzó hacia el frente llevándose a Lucy detrás prácticamente arrastrada. El pequeño gato brincó una barda y aterrizó del otro lado, Lucy resopló, el perro siguió corriendo, tanto, que la cadena reventó y Lucy maldijo en voz alta y a los cuatro vientos.
Se arrepintió en el momento en que cruzó la barda por un lado y encontró a un chico.
El tipo tenía una mata de cabello de un muy extraño color, rosa, o bueno, un tipo de rojizo prácticamente rosa; él estaba de lo más concentrado plantando una pequeña plantita de hojas redondas. Sus guantes cafés estaban llenos de tierra, y su gesto era de completa concentración. Lucy no pudo evitarlo, y miró su muy bien formado cuerpo que incluso debajo de aquella camisa sin mangas se podía apreciar muy bien.
¡No!
Lucy vio como el gato azul corría hacia el y brincaba sobre su hombro, como si fuera la cosa mas normal del mundo. Plue le gruñó desde su lugar.
El chico lo miró ceñudo al inicio preguntándose que carajo era ese animal. Luego sus ojos verdes se encontraron con un par de piernas torneadas con un perfecto color mate y fue subiendo por su escultural cuerpo hasta su cara.
El entreabrió la boca para decir algo cuando por fin pudo hablar de nuevo. Pero el perro brincó y la chica rubia, de ojos impresionantemente grandes y brillantes, brincó hacia él, y lo que supo después, es que todo era negro.
.
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Comentario: Lo de la cucaracha esta basado en hechos reales. Teman por su vida.
Y síiiii, agregare las parejitas de Fairy Tail, una que otra cosita /•0•/
Pd. Si te gusto date una vuelta por mi perfil ;). Tal vez encuentres algo que te gusteee.(Me patrocino solita, pobrecita)
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