Dos veloces vehículos se encontraban en una estruendosa persecución por las calles de Zootopia. En uno de los vehículos estaban dos leones, uno conducía y el otro usaba una pistola para atacar a una patrulla de policía que poco a poco acortaba la distancia. Las balas propinadas por el león impactaban en la patrulla incrustándose en ella, pero no evitaban que se detuviera. Conforme seguía la persecución otras dos patrullas aparecieron para apoyar a la primera, entre las tres lograron alcanzar a los leones y forzosamente intentaron detener su vehículo chocándose levemente con ellos. Sin embargo, el león que conducía maniobró y consiguió escapar de la cercanía con las patrullas logrando que una de estas chocara contra un poste y que otra perdiera el control y se obligara a frenar, nuevamente quedaba solo la patrulla que inició la persecución.
-Has algo para perder a esa patrulla. – Dijo el león que anteriormente disparaba, pero al quedarse sin munición guardó su arma y se quedó completamente dentro del vehículo sin asomar alguna extremidad.
El león que conducía entró en contravía y esquivó todos los automóviles que transitaban y que por poco chocaban con él. Con esto esperaron perder a su perseguidor, pero se asombraron al ver que la patrulla logró esquivar todos los obstáculos consiguiendo acercarse bastante a ellos.
Cuando llegaron a una carretera despejada la patrulla aumentó su velocidad y se ubicó a uno de los costados del vehículo de los leones, luego la ventanilla del copiloto bajó y un vulpino se asomó y apuntó con una pistola al león que iba conduciendo y disparó, el proyectil atravesó la ventana y se incrustó en uno de los hombros del conductor quien después de unos segundos perdió el conocimiento a causa de que el proyectil se trataba de un dardo tranquilizante.
Inmediatamente el vehículo fue perdiendo velocidad y maniobrabilidad hasta que se detuvo bruscamente en mitad de la carretera. El león que conducía se encontraba dormido y el otro se apresuró en salir del vehículo con dos bolsas cafés de tela, corrió fuera de la autopista e intentó huir por un laberinto de callejones que formaban las paredes de varios edificios. La patrulla frenó bruscamente y el vulpino salió en búsqueda del león fugitivo siguiendo el mismo camino de callejones.
El león, al ver que el vulpino lo perseguía, tiró todo lo que se le cruzaba en frente para frenar al policía, cajas, escaleras y contenedores de basura fueron algunas de las cosas que uso para bloquear el paso, aun así, el vulpino pudo esquivar todo sin ningún problema. Ambos dejaron de correr cuando llegaron a un callejón sin salida.
-Ya no tienes a donde huir. – Dijo el policía apuntándole con la pistola de dardos tranquilizantes. – Ríndete. –
El león le lanzó con gran fuerza una de las bolsas al policía, luego de eso corrió lo más rápido que pudo hacia él y lo atacó con la otra bolsa que aún sostenía. El vulpino esquivó la primera bolsa y luego detuvo los demás ataques del león. Sin darle tiempo a reaccionar, el vulpino golpeó el estómago del león el cual cayó de rodillas y se cubrió el estómago mientras recuperaba el aliento. Para detenerlo le disparó un dardo tranquilizante en el hombro, esto fue suficiente para que el león callera adormecido, aprovechó esa oportunidad para esposarlo, confiscarle las bolsas cafés, ambas estaban repletas de joyas, inspeccionó su ropa en busca de armas, con esto consiguió quitarle una pistola sin balas.
El policía volvió a la carretera en donde estaba la patrulla, arrastraba al león que hace poco acababa de arrestar y lo metió adentro de la patrulla en las sillas traseras, en esa parte ya se encontraba el león que conducía y que también estaba dormido por el tranquilizante.
-Te demoraste. – Dijo una voz femenina la que resultaba ser una coneja. – Pensé que habías fallado en atraparlo. –
- ¿Cuándo me has visto fallar, pelusa? – Respondió el vulpino burlonamente. – Antes me sorprende que una coneja tan pequeña como tu haya podido meter a este enorme león dentro de la patrulla. –
-Estoy llena de sorpresas Nick. – La coneja subió a la patrulla y la encendió. –
El zorro subió al asiento del copiloto, ajustó su cinturón de seguridad y cerró la puerta. - ¿Los oficiales de las patrullas que nos estaban ayudando se encuentran bien? – Preguntó.
-Unas ambulancias fueron a ayudarlos, al parecer no sufrieron muchos daños, y en un rato llegara una grúa para llevarse el vehículo de los leones. Nosotros tenemos como prioridad llevar a los leones a la zpd. – La coneja empezó a conducir y se dirigió al edificio de la zpd. Al llegar unos oficiales los esperaban, ellos se encargaron de llevar a los lobos a una celda mientras se les programaba un juicio y posteriormente una sentencia. Ahora ambos debían dirigirse a la oficina de su superior, el jefe Bogo.
-Wilde, Hopps, buen trabajo. – Dijo el jefe Bogo en al instante en el que entraron a su oficina. – Esos leones llevaban varios días cometiendo robos, que bueno que los hayan atrapado, ahora responderán ante la ley. –
-Logramos recuperar los objetos robados y también confiscamos un arma. – Habló Judy mientras que Nick colocaba las bolsas y la pistola en el escritorio de Bogo. –
-Últimamente han ocurrido bastantes robos y en la mayoría de ellos hay armas de fuego involucradas, tenemos la sospecha de que todos estos robos, incluyendo al de los leones, están conectados con una banda criminal. – Bogo sacó una carpeta de uno de los cajones de su escritorio y se la dio a Judy. – Los robos se están presentando en todos los distritos de Zootopia, pero hay dos distritos en los que los robos no son tan frecuentes, la Sabana Central y Tundratown. Necesito que investiguen acerca de esta banda criminal y también la forma en la que consiguen las armas. –
-Sí. – Respondieron Judy y Nick, luego salieron de la oficina.
-Nick, ¿conoces a alguien que nos pueda dar alguna información acerca de la banda criminal que mencionó el jefe Bogo? –
-Claro, sabes bien que conozco a muchos, pero tendremos que esperar hasta mañana para poder hablar con él. –
- ¿Mañana?, vamos a perder mucho tiempo. –
-Tranquilízate zanahorias, no lograremos nada alterándonos ¿Qué te parece si matamos el tiempo que nos queda y vamos por unos helados? –
-Supongo que lo mejor será esperar a mañana, bien, acepto tu invitación, pero tú pagas los helados. – Judy soltó una leve carcajada. -
-Lo que digas coneja. – Nick respondió con alegría y tranquilidad. –
Tundratown – 11 pm.
-Entraremos a mi señal. – Dijo un animal completamente uniformado con una armadura militar blindada de color girs junto a otros que vestían igual a él, todos llevaban subfusiles. Se encontraban enfrente de la puerta de un enorme almacén aislado de las zonas residenciales del distrito. El uniformado abrió lentamente la puerta y entró dándole una señal con la mano a los demás para que lo siguieran. Poco a poco se adentraron en el oscuro interior del lugar, todos encendieron las linternas a un costado de sus cascos para iluminar el lugar.
De repente un grupo de animales que usaban mascaras negras y ropas del mismo color comenzaron a dispararles a los uniformados quienes se cubrieron detrás de cualquier objeto en el lugar para resguardarse de las balas, una vez estuvieron posicionados dispararon a los enmascarados. Era difícil que pudieran atinarles ya que el sitió era muy oscuro y las linternas en sus cascos no tenían el suficiente alcance para iluminar grandes distancias.
Los enmascarados se apresuraron y subieron varias enormes cajas de madera a unas camionetas. El uniformado que lideraba se dio cuenta de eso y disparo a los vehículos logrando dañar las llantas de una. Sin embargo, las demás camionetas fueron encendidas y salieron bruscamente del lugar por una puerta metálica que se acababa de abrir y que iluminó una parte del almacén con la brillante luz de la luna, los enmascarados evitaron seguir luchando y escaparon.
- ¡Reagrúpense! – Gritó el uniformado líder haciendo que todos se juntaran y lo siguieran. Caminaron hacia la camioneta inhabilitada y revisaron el contenido de las cajas en su interior. – Armas. – Dijo el uniformado líder. – Saquémoslas de aquí. –
Mientras los uniformados subían las pocas cajas que quedaron en la camioneta, el líder estaba recostado contra una pared admirando el cielo nocturno. Se quitó el casco revelando su raza, era un tigre siberiano. Otro uniformado se le acercó este también se quitó su casco mostrando que era una canina de raza collie de pelo largo. Su altura no era muy diferente a la del tigre, unos cuantos centímetros los diferenciaban.
- ¿Qué ocurre Amy? – Preguntó el tigre siberiano. –
-Te notó pensativo Ryan, dime ¿Qué sucede? –
-Es frustrante que después de tantas semanas de investigación y la localización de uno de sus escondites solo hayamos podido conseguir unas cajas con armas, volvimos a quedarnos sin pistas o algo que nos ayude a atraparlos. – Dijo Ryan molesto.
-Calma, ya tendremos otras oportunidades, aparte de eso no pensabas que aquí encontraríamos a su líder. ¿o sí? – Dijo Amy.
-Por lo menos esperaba conseguir una pista de su ubicación. Como sea, volvamos a la central. – El tigre estiró sus brazos y se dirigió caminando a un automóvil estacionado junto a algunas furgonetas negras con las iniciales C.S pintadas de color blanco en sus costados.
-Podríamos considerar que la zpd nos ayude en la investigación. – Amy caminó junto a Ryan mientras le hablaba. –
-Hablaremos de esa posibilidad con el jefe, pero por ahora este es un caso para la central de seguridad. – Dijo Ryan subiéndose al automóvil junto con Amy.
Este es el comienzo de un nuevo Fic que he estado planeando desde hace tiempo, no duden en dejar sus comentarios, ideas u opiniones si tienen alguna de estas. Espero que este fic sea de su agrado y gracias por leer.
