Disclaimer: Soul Eater pertenece a Ohkubo Atsushi
Vivo y despierto
"Estoy en guerra con el mundo, y ellos tratan de empujarme a la oscuridad".
Su nombre, conocido como la oscuridad del mundo, condenado por causa de el a ser aquél que roba las esperanzas, ilusiones…aquél que arrebata la vida. Nunca le gustó serlo, y siempre trató de seguir su camino, el propio, el que nadie más tenía derecho a trazar por él. No había día en el que alguien no huyera de él, que no lo insultaran, que no le lanzaran cosas, no había momento en el que no lo dejaran solo, mientras intentaba aparentar que no le importaba. Ya estaba acostumbrado a oír los murmullos sobre su infame familia, el tinte de miedo en sus voces le lastimaban los tímpanos, la extrema soledad siempre se cernía implacable sobre él. Por eso quería superar a Dios, demostrar que podía cambiar su destino, que podía redimirse de las cenizas de su clan, lavar su nombre y así, poder darle una luz, aunque sea pequeña, a su existencia…a su camino.
Su dedo se alzaba por encima de todos, apuntando hacia un cielo azul con pocas nubes, y su eufórico discurso no había sido escuchado con la más mínima atención. Observó desde lo más alto cómo todos se dispersaban, riéndose y murmurando, apuntándolo, pero su dedo no cedió y siguió señalando hacia arriba. Algún día todos se darían cuenta de lo que en realidad valía y se arrepentirían de haberle humillado. "Disfrútenlo mientras puedan", pensaba como la más vil de las amenazas.
"Clap, clap, clap…" Su dedo índice se tensó un poco mientras veía a esa chica de la coleta negra aplaudirle, como si lo que había escuchado fuera lo mejor. Desde la punta más alta del Shibusen la observó: la chica sonreía de una manera dulce, no parecía en lo absoluto que le molestara su actitud tan explosiva y su ego bastante elevado, lo soportaba y eso ya era un avance monumental. Saltó y aterrizó frente a ella con una experta habilidad felina y al levantarse señaló su gafete de "técnico" y la chica, aun sonriendo, hizo lo mismo con el suyo de "arma".
"Trato de encontrar mi fe y estoy durmiendo en tus brazos".
El recuerdo se desvaneció mientras escuchaba a Tsubaki preguntarse de qué manera podía ayudarlo. Esa luz, esa fragancia, la elegancia de su ser, de su existencia, ahora iluminaban el camino que debía recorrer, el del guerrero, no el del demonio, ¿acaso no se daba cuenta de que ya lo había hecho? Claro que todavía no sabía si realmente ése era su destino, pero si luchaba por el junto a ella, cualquier cosa sería posible.
Con mucho cuidado y sin llamar la atención, lo cual era bastante inusual en él, salió de la mansión y se dirigió hacia el peñasco, donde simplemente se acostó, colocó sus brazos cruzados detrás de la nuca y contempló el cielo nocturno. Las estrellas se veían claras y hermosas, tan brillantes que hipnotizaban. Ese cielo era muy diferente al de Death City, ahí las luces eran intensas y no permitían el aprecio de los luceros. Acostado así, Black Star se sintió relajado y dejó su mente volar.
La lluvia caía, fría y aplastante, el tono grisáceo del cielo traía la tristeza impresa, miraras a donde miraras. Black esperaba a que Tsubaki le dijera su "secreto" y ella rezaba por no tener que decírselo. Él desde el principio se cuestionó la razón por la cual esa arma tan capaz había escogido, lo que le dolía reconocer, a un niño inexperto y por demás egocéntrico. A simple vista ella aparentaba estar cómoda con él, pero Black Star sabía que nadie era capaz de soportarlo, solo ella aunque a él le pareciera un disparate. Miró a Tsubaki y vio en sus ojos la pena reflejada, ¿qué era lo que la preocupaba? Sin duda tenía que ver con la misión que en ese momento estaban llevando a cabo, pero al parecer ella no tenía ganas de sacar el tema a discusión. Solo le quedaba esperar a que Tsubaki estuviera lista para confiarle su pena a él.
—"No importa lo que pase…voy a confiarte mi alma"—
Eso le había dicho cuando ella le comentó los detalles de la misión, confiaba en ella, y solo quería que Tsubaki hiciera lo mismo… ¿acaso ya no lo recordaba?, pero ese momento parecía perfecto para contarle un par de cosas. Ella, a pesar de ser su compañera, no sabía nada sobre el clan en el cual había nacido, así que decidió contarle todo sobre ese maldito tema. Detalles iban y venían, y la atención con la que ella le escuchaba le hizo sentir bien.
Al terminar su relato, miró de reojo a Tsubaki, quien a su vez también le miró, con esa pena todavía reflejada en sus orbes negros y dijo:
—Black Star…hay algo que aún no te he dicho.
El muchacho no preguntó nada, no quiso indagar más allá de esas palabras porque sabía que ella en realidad no quería hablar de eso.
—Si no quieres decirlo, no lo hagas. Sé que hay algo que está relacionado con la espada mística, así que lucharé a tu lado. Y cuando todo termine, te escucharé atentamente.
"Se está haciendo más difícil mantenerse despierto, y mi fuerza se desvanece rápidamente".
Ahí, acostado sobre el peñasco, Black Star se dio cuenta del nivel en el que confiaba en Tsubaki. Su personalidad de por sí no consistía en ser paciente, pero algo en ella le inspiraba esperar, a relajarse, a controlarse…ella era la única que le había hecho cambiar, madurar y hacerse más fuerte. Ella inyectaba algo en su alma, como si proyectara toda su paz, esencia y luz con cada resonancia, con cada vez que la tomaba entre sus manos convertida en arma y luchaba junto a ella.
De pronto el cielo se tornó mucho más claro, como si las estrellas hubieran estallado en miles de haces de luz. Por su mente pasó el recuerdo de un día muy común, demasiado monótono, en el que estaba encerrado en casa con Tsubaki en un sábado por la noche. Habían salido a beber un par de tazas de té en la terraza, recordaba perfectamente que él le había pedido que apagara todas las luces para que las estrellas se vieran. Ella obedeció y en un instante quedaron a oscuras, y la tenue luz de los astros se comenzó a vislumbrar. Estuvieron un momento observando el cielo, hasta que Black Star desvió un momento la mirada y posó sus ojos sobre Tsubaki…y las estrellas parecieron apagarse, dejando solo el brillo que de forma natural salía del alma de ella. Solo pudo pensar en dos palabras: "es hermosa". Siempre pasaba eso; cuando la observaba a oscuras, solamente la luz del alma de ella iluminaba la estancia.
¿Cómo no se había dado cuenta de eso antes? Si, ahora que lo pensaba, cada día se hacía más frecuente. Y aún no entendía la razón. Ella era su compañera, su arma y la persona en la que más confiaba, pero eso no era suficiente, ¿o sí? No. No era posible que solo por esas razones ella fuera muy importante, sabía muy en el fondo que había más que la simple amistad, había más, ahí estaba todo, en su interior, pero pareciera que él tuviera miedo de exteriorizarlo. No sabía qué pasaría si aceptaba lo que en su corazón se estaba gestando desde hacía varios años. Los mismos años desde que comenzó a notar la luz del alma de Tsubaki sin ser precisa la resonancia. Ya sabía lo que pasaba en su cabeza cada vez que la miraba…
Estaba enamorado de ella.
"Por siempre viviré para ti".
La pelea se había extendido demasiado y les estaba costando muy caro. A Black Star nunca le importó recibir golpes, pero no le agradaba en lo más mínimo que alguien se atreviera a tocarla. Ella estaba dando todo de sí misma para capturar a la espada mítica, y él aún recordaba las palabras de Tsubaki.
—Entré al Shibusen para atrapar a la espada mística. Black Star, puede que te haya estado utilizando.
El corazón se le paralizó, pero sabía que ella no quería decir eso.
—Sé muy bien que en realidad no piensas eso, pues los técnicos y armas son un dar y recibir, ¿cierto?
Y eso era exactamente lo que pasaba. Ni él la utilizaba ni ella a él. Simplemente trabajaban en equipo para cumplir los objetivos del otro. Tsubaki lo ayudaba a él a superar a Dios y Black Star, en este caso, la ayudaba a ella a saldar las cuentas pendientes que seguía sin saber que tenía con aquella espada. No habían traiciones ni engaños, simplemente dos almas trabajando juntos. Para él estaba bien que ella utilizara su talento tanto como quisiera.
Después de acorralar con el pentagrama de cadenas a la espada mítica, Black Star había conseguido hacer que soltara a su huésped golpeándolo con su longitud de onda del alma. Entonces Tsubaki pudo apoderarse de la espada. Había ayudado a que ella pudiera cumplir con sus deseos y eso le hizo sentir bien…hasta que ella se despidió de él.
—Gracias, Black Star.
Mientras él caía con el huésped en brazos, pudo ver cómo ella sonreía mientras le agradecía por eso. Se veía tan linda, con la sonrisa de siempre, esa misma sonrisa con la cuál le conoció. Y lo peor para Black Star fue observar cómo Tsubaki dejaba de sonreír para dejar que la espada mítica la poseyera, marcando su blanca piel con esas líneas, y sus ojos se tornaron completamente negros.
Mientras ella estaba en una especie de inconciencia, Black Star la observaba atentamente. No podía negar que en ese momento sentía una enorme preocupación por el bienestar de su compañera, pero él confiaba en que ella sería capaz de vencer y que nada le pasaría.
—Tsubaki…asegúrate de regresar—. Dijo, con la mirada atenta sobre ella.
Se sentó frente a ella y esperó. Después de un rato, comenzó a sentir golpes en la cabeza; los aldeanos estaban diciéndole que se marchara. Pero Black Star no se movió ni un solo centímetro. No iba a abandonar a su compañera en un lugar como ese. Aun cuando ella no le haya dicho los verdaderos motivos por los cuales luchaba contra la espada mítica, él había decidido confiar completamente en ella.
—Desde que nos conocimos has estado ahí para mí, Tsubaki. Es tiempo de que yo esté para ti hasta el final.
No, no iba a abandonarla. Tampoco iba a permitir que nadie interrumpiera la actuación de ella. Tsubaki siempre había escuchado sus discursos sin sentido de principio a fin, y ahora a él le tocaba ver cómo ella se desenvolvía, cómo ella se convertía en una hermosa camelia, porque para Black Star verla florecer era la experiencia más agradable que jamás iba a volver a experimentar. Pero todo eso se esfumó cuando la vio deshacerse y se introdujo en la espada. Pareciera que la el portador de la espada mítica había vencido, y ella podría ya estar muerta…no, eso era imposible. Tsubaki era fuerte y capaz, tenía habilidades extraordinarias, así que ella no podía haber sido vencida tan fácilmente. Ella debía regresar a su lado, ella tenía que hacerlo.
— ¿No habrás perdido, verdad? Tienes que mostrarme tu actuación, no puedes rendirte—. Decía mientras le daba pequeños golpes a la espada. —Una vez más, una vez más, una vez más, una vez más, una vez más, una vez más…— No paraba de repetirle. Ella tenía que presentarle su desempeño y él estaría en primera fila para verlo, para apoyarla, para felicitarla.
De repente la espada se evaporó y Tsubaki se materializó frente a Black Star. Ella había regresado, ella había ganado, y ella no iba a abandonarlo. Y como siempre, Tsubaki le regaló una de sus hermosas sonrisas, y Black Star solo pudo devolverle a cambio una mirada sorprendida.
—Regresé, Black Star. Fui a visitar a mi hermano.
En ese momento él entendió todo. Y le ponía más empeño a pensarlo, había resultado ser muy obvio. No pudo soportar ver el rostro afligido de su compañera, y de verdad quería demostrarle cuánto confiaba en ella y, por qué no, también cuánto la quería.
—Me alegro tanto—. Dijo esbozando una sonrisa y estirando los brazos. —Ven a darle un abrazo al gran Black Star.
"Estoy vivo y despierto. Ahora sé lo que creo en mi interior".
Sintió la presencia de Tsubaki en el peñasco y enseguida se incorporó para recibirla. Ahora que ya sabía lo que en realidad sentía por ella, estaba muriéndose de nervios. Tenerla cerca, respirar su fragancia, bañarse en la luz de su alma, resultaba tan exquisito, casi hipnotizante. ¿Por qué no se había dado cuanta antes? Si todo lo que sentía por ella había dejado de ser amistad, compañerismo, desde hacía ya bastante tiempo, para ahora ser más fuerte que eso. Junto a Tsubaki, Black Star se sentía completo, no había ya necesidad de llamar la atención de alguien más que no fuera la de ella. Ahora parecía que todo su mundo girase en torno a la existencia de ella. Ya no se trataba del poder que ella le proporcionaba, si no de la comodidad, de la tranquilidad, de la sensación de pertenecer a un lugar, de pertenecerle a ella, a su hermosa camelia.
— ¿En qué estás pensando? — Dijo ella, sacándolo de sus cavilaciones.
—En nada, simplemente estoy mirando el cielo. Las estrellas se ven incluso mejor que en Death City.
—Sí, es muy precioso…
—Oye Tsubaki…Sabes que soy el único superviviente del clan de la estrella, ¿no? Me pregunto si estoy destinado a vivir en la oscuridad.
—Entonces si tú eres el cielo nocturno—. Ella alzó la vista a las estrellas. — ¿Entonces yo que soy?
Black Star dirigió su vista hacia ella y, dejando que el sonrojo le recorriera las mejillas, con el corazón sumamente acelerado, respondió:
—Si yo soy ése cielo oscuro…entonces tú eres la estrella que brilla en él, Tsubaki.
CONTINUARÁ...
¡Hola de nuevo! Espero que la lectura haya sido de su agrado. Escribir sobre esta pareja me traumó para toda la vida, ¡no dejaba de ver BlaTsu por todos lados! Me gustó mucho escribir sobre ellos, y fue una experiencia muy grata.
Algunas aclaraciones:
Este capítulo esta inspirado en la canción "Awake and Alive" de la banda Skillet. Recuerdo que cuando comencé a conocer a esta banda encontré un AMV de Soul Eater donde los protagonistas eran Black y Tsubaki, y desde ese momento, cada vez que escucho la canción, lo primero que salta a mi mente es esta hermosísima paraja, que es una de mis favoritas y totalmente posibles en el cannon de SE.
Lo que intenté hacer con esta historia fue recapitular todos los momentos que esta pareja tuvo a lo largo del manganime, y hay que reconocerlo, la mejor fue cuando Black va a entrenar a la casa de Tsubaki. Cuando él le dijo esas bellas palabras, aunque muy simples, me erizó por completo e izo mi corazón palpitar... ¡por eso los amo! jejejeje
También quiero agradecerle a una amiga, que siempre me está apoyando a la hora de escribir. Siempre me dice "yo sé que tu puedes y que te va a salir bien", y por esas pequeñas palabras a veces uno tiende a esforzarse mucho más. Así que te agradezco muchísimo Ashanty bonita XD
Sin más que aclarar, nos leemos en el segundo capítulo... Gracias de nuevo por la lectura.
¡Ciao!
