La Noticia


Era medio día en la aldea de Konoha, y la estación de primavera se mostraba claramente en las flores que crecían fuertemente, al igual que los más jóvenes de la aldea.

Un ejemplo de aquello eran los hijos del héroe de la aldea: Bolt y Himawari, quienes, en esos momentos, corrían por el parque, mientras Hinata, su madre, los observaba contenta.

-Niños, ya hay que ir a casa- les recordó la mujer.

-¡Sí!- los pequeños dejaron de perseguirse y la abrazaron, contentos.

-Pero primero vayamos a ver a papi y a Kurama-chan- pidió contenta la pequeña.

-¡Sí, sí!- saltó entusiasmado el rubio- ¡Estaban en una misión-dattebasa!-

-Su padre me dijo que ya deberían terminarla a esta hora- recordó la mujer- ¿Qué les parece si vamos a casa? Para tenerles todo listo cuando regresen-

-¡Sí~!-sonrieron ambos pequeños.


Mientras que, a las afueras de la aldea, Naruto aterrizó con fuerza en una rama, dándose cuenta como la silueta que perseguía se alejaba a una gran velocidad.

-¡No huirás-dattebayo!- hizo una pose de manos- ¡Kage Bunshin no Jutsu!- hizo aparecer a unos cinco clones- ¡Vamos!-

-¡Sí!-

El original y los clones empezaron a correr, logrando llegar hacia el objetivo.

-¡Te tengo!- tres se le abalanzaron, pero la silueta saltó, haciendo que chocaran entre si golpeándose en la cabeza, desvaneciéndose.

-¡Espera!- el original, más los otros dos clones le cortaron el paso a la silueta.

-¡No tienes escapatoria-dattebayo!-

Pero, para sorpresa de los tres Naruto, la silueta se les abalanzó mostrando sus garras, y empezó a arañarlos con tanta fuerza, que se creó una estela de humo, y de ella salió raudamente, mientras que el verdadero Naruto, con sus clones desaparecidos, estaba tirado en el suelo, con varios rasguños en la cara.

El adulto levantó la cabeza al escuchar una risa muy conocida.

-¿Quién pensaría que te diera problemas semejante contrincante?- se preguntó cierto zorro de nueve colas.

-¡No te burles, Kurama!- miró enojado arriba, donde la figura del zorro lo miraba, sentado tranquilamente en una rama-¡Todo sería más fácil si me ayudaras-dattebayo!-

-¿Oh? ¿Quieres que te preste mi poder?- el zorro sonrió burlón- ¿Qué acaso necesitas entrar a modo Biju para capturarlo?-

-¡Deja de molestar, Kurama!- Naruto se levantó y lo señaló- ¡Estoy en esta misión contigo porque Kiba está ocupado! ¡Necesito tu nariz!-

-¿Qué acaso no puedes sentir tú mismo ese horrible olor a perfume que tiene esa cosa?-

-Tsch. Si sigues así, le diré a Himawari que ya no te dé de sus dulces- murmuró molesto el rubio.

-¡Está bien!- gruñó la figura del zorro, levantándose- ¡Pero no metas a los mocosos en esto!- y, de repente, desapareció.

Naruto sonrió, y corrió a la dirección de su objetivo. Sabía que podía hacer que Kurama le hiciera caso si mencionaba a uno de sus hijos.


La silueta que el Uzumaki intentaba capturar corría a gran velocidad por el bosque, tan distraída que no notó como las ramas encima suyo se movían bruscamente, y, desde arriba, saltó la figura de un zorro de nueve colas, listo para atraparlo.

-¡Te tengo, gato del demonio!- Kurama, quien llevaba en la frente una banda negra de Konoha, aterrizó encima del escurridizo gato de pelaje café oscuro, quien empezó a retorcerse en el agarre- ¡Quédate quieto, demonio!- gruñó, y, para su sorpresa, el felino se le escapó de las manos y empezó a arañarlo.

-¡Lo tienes, Kurama!- Naruto lo alcanzó, pero se quedó quieto al ver la bola de humo que se formó por la pelea entre el zorro y el gato- ¡Oye, Kurama! ¡¿Puedes ver si tiene un moño rojo oscuro en la oreja derecha-dattebayo?!- pregunto, intentando hacerse oír entre esos bufidos y gruñidos.

-¡Es el maldito gato que siempre se escapa!- gruñó Kurama, lanzándoselo al rubio, quien empezó a ser rasguñado en la cabeza- ¡Ten! ¡¿No lo querías?!- preguntó enojado.

-¡Pero no así-dattebayo!-gimió Naruto, invocando una jaula de gato- ¡Ayúdame a entrarlo!- suplico, ya que el gato le estaba clavando las uñas en su cara- ¡AY!-

Kurama, sin poder creer aun que estaba en este tipo de misión con su Jinchūriki, agarro al gato, y empezó a intentar sacarlo del rostro del rubio.

-¡AY! ¡AY! ¡MÁS DELICADO, KURAMA!- suplicó Naruto.

-¡Cállate! ¡Hago lo mejor que puedo!- gruñó Kurama, logrando separarlo del gato, y, sin nada de delicadeza, lanzo al felino a la jaula, la cual Naruto cerró de inmediato.

Ambos suspiraron aliviados, y se sobresaltaron cuando la jaula empezó a sacudirse por los movimientos del gato.

-Oye… ¿Y decían que yo era un demonio?- murmuró Kurama, sobándose un arañazo de la cara.

-Sí, es el mismo gato que nos pidieron encontrar- Naruto miró la jaula- Pero, siendo honesto, me da pena este minino-dattebayo-

-¡¿Cómo te va a dar pena si te ha dejado irreconocible?!- le pregunto molesto Kurama.

-Pero es que, Kurama. Desde que soy un ninja se ha escapado de su dueña. Y no puedes reclamárselo, por cómo es esa mujer-dattebayo- le recordó Naruto, tomando la jaula, y sobándose la nariz.

Ambos empezaron a caminar de regreso.

-¿Querer ser libre, aunque lo quieren de regreso?- murmuró pensativo Kurama, haciendo que el rubio lo mirara- Tsch. Algo así era yo-

-Kurama…- Naruto lo miró serio- Sabes que son dos cosas distintas-

-Sí… Pero no dejan de ser similares-

-Tú sabes, que si quieres, puedes irte cuando quieras, con tu forma original y todo-dattebayo- le recordó Naruto.

-Tsch. ¿Y dejar a los mocosos a tu cuidado? Ya suficiente trabajo tiene Hinata para que no crezcan como tú, como para que me vaya-

-¡¿Ah?!- Naruto lo miró enojado- ¡Eso fue feo-dattebayo!-

-Sí, sí…- el zorro lo ignoró.

-Aunque, Kurama. Recuerda que tú no eres una mascota ni nada por el estilo. Eres parte de la familia-dattebayo- le sonrió Naruto.

Kurama sonrió levemente.

-Sí… Tal vez en eso es diferente-


-No es diferente en nada, mocoso-murmuro Kurama, con un tic en el ojo.

Naruto sonrió incómodo.

Estaban en la sala de misiones, en la mansión del Hokage, donde acababan de entregar al gato capturado a su legítima dueña.

-¡Mi pequeña Tora! ¡No sabes cuánto te extrañe!- aseguró la dueña, abrazando de tal manera a la pobre gata, que al Jinchūriki y su Biju no les hubiera extrañado que le rompiera unos cuantos huesos con ese agarre-¡No vuelvas a escapar! ¡Pensé que moriría del susto!

-No hay diferencia… Así me tratan tus mocosos- murmuró Kurama, haciendo que el rubio volviera a sonreír incómodo.

Mientras Kakashi, sentado frente a la mesa de misiones, junto a Iruka, pensaba lo mismo que el zorro.

-Nos vamos, mi minina linda- la mujer se llevó al agonizante gato- ¡Gracias, Naruto-kun, Kurama-chan!-se despidió.

-¡No me llames con…!- Kurama se le abalanza si el rubio no lo agarra.

-No podemos hacer nada. Recuerda que es la esposa del Daimyo- le recordó Naruto, mientras la mujer se iba.

-¡Que a ustedes los humanos les importen esos títulos sociales no significa que a mí, un Biju, me interesen!-reclamo el zorro, pero la mujer ya se había ido.

-Este…- los llamo el Hokage, deteniendo la discusión.

-¡Ah! ¡Misión cumplida!- sonrió Naruto, aun sujetando a un enojado Kurama.

-Sí. Hicieron un buen trabajo- sonrió Iruka.

-¿Un buen trabajo? Para empezar, ¿por qué le asignaron al mocoso una misión nivel Gennin?- pregunto Kurama, cruzado de brazos- Es verdad que es un inútil, pero tanto así a…-

-¡Kurama!- se enojó el rubio.

-Era una misión reciente, y Naruto quería una donde consiguiera una buena cantidad de dinero- recordó Kakashi, con una gota en la cabeza- Supongo que con esto podrás comprarle una nueva puerta a Bolt-

-Sí-sonrió Naruto, y le pegó una mirada asesina al zorro responsable de ese incidente, que le devolvió la misma mirada.

-Bueno, Kurama-san, ¿cómo va la vida como parte de Konoha?- preguntó Iruka.

El zorro lo miró serio, sin dejar de sorprenderse que aquel ninja, que perdió a su familia en su ataque a Konoha, le hablara con tanto respeto, tanto así que le sonreía.

-…No ha estado mal- admitió, mirando para otro lado.

Kakashi sonrió.

Después de que Kurama decidiera quedarse un tiempo en Konoha, para estar con los hijos de Naruto, él le entregó la banda negra que llevaba en la frente, como prueba permanente de que el Kyubi era parte de la aldea.

Desde entonces, Kurama había dejado de ocultarse de los aldeanos, por lo que ya era conocido entre ellos, especialmente por los niños de la edad de Bolt y Himawari, que cuando lo veían, solo querían abrazarlo, causando los celos de los pequeños Uzumaki.

-Me alegra saberlo- sonrió el Hokage. Kurama bufó- Por cierto, Naruto, Kurama- el ninja abrió un pergamino, extrañándolos- Recibí un mensaje de la Aldea Oculta entre las Nubes, específicamente, de Bee-san-

-¿Bee-osan?- se sorprendió Naruto.

-¿Y qué quiere ese mocoso?- Kurama se cruzó de brazos.

-… Este- Kakashi se asomó- ¿Quieren que lo lea?-

-Debes leerlo- Kurama lo miró extrañado.

-¡Vamos, Kakashi-sensei!- pidió impaciente Naruto.

-… Pues…- el peliblanco se quedó mirando el papel- ¿Y si mejor se los doy…?-

-¡Léelo!- exigieron Jinchūriki y Biju.

-Está bien, cálmense- pidió Kakashi.

El peliblanco se quedó mirando el papel, suspiró, y comenzó a leer.

-"A Naruto de la Hoja, le habla Killer Bee con la boca floja como se le antoja. Aquí vengo a comunicar que mi Ocho Colas quiere clasificar una reunión para la adhesión centrándola en las olas de sus colas. Venga, que la respuesta compuesta e impuesta la espero en la acción de tu comunicación. Le mando un menudo saludo a tu familia y al zorro lanudo. Oh, Yeah~"- leyó en blanco Kakashi.

Todos los presentes se quedaron en blanco.

-¿La… Lanudo?- Kurama empezó a enojarse- Ese mocoso…-

-Por eso quería que lo leyeran ustedes- se lamentó Kakashi, avergonzado.

-Mm…- Naruto medito-… ¿Así que Gyuki también?-

-¿Pasa algo, Naruto?- le pregunto Iruka, extrañado.

-¿Ah? ¡No, nada!- sonrió el rubio, recibiendo el pergamino- Creo saber a qué se refiere Bee-osan-aseguró, guardándolo- ¡Bueno, vamos a casa, Kurama!- le sonrió al zorro, quien bufó molesto.


Ambos salieron del edificio, y empezaron a caminar por la aldea, pensando lo mismo.

-Así que ahora el Hachibi. Parece que todos sentimos lo mismo- murmuro Kurama- Naruto, ¿No me dijiste que sentiste el llamado de los otros Biju?-

-Sí… Al parecer quieren reunirse, pero no saben dónde-dattebayo- se quedó pensativo.

-Los comprendo. También tengo la sensación de que debemos conversar. No lo entiendo-

-Tal vez se extrañan mucho-

-¡Los Biju no nos extrañamos entre sí!-

-Sí, sí. Como un Biju no se baña junto a una niñita de cinco años…-

-¡Naruto!-

-¡Ya sé! ¡Voy a comunicarme con Gyuki para que se ponga de acuerdo con Bee-osan para ir a la Isla Tortuga-dattebayo!-

-¿Ah? ¿Quieres que los Biju nos reunamos en ese lugar?- Kurama lo quedó mirando-No te has olvidado de ese templo de los Jinchūriki que se encuentra ahí, ¿verdad? Sería bastante tonto pensar que ese lugar nos es agradable-

En eso, algunos aldeanos los saludaron con la mano. Naruto correspondió enérgico, mientras que Kurama solo miró para otro lado. No estaba acostumbrado a tanta hospitalidad.

-Piénsalo, Kurama- sonrió Naruto, volviendo al tema- ¡En ese lugar no tendrán problemas por su tamaño! Es un buen lugar para que puedan hablar… de lo que quieran hablar. ¿Y de que quieren hablar?-

-Solo sentimos la necesidad de comunicarnos. Al principio pensé que era idea mía, pero cuando los demás Biju se contactaron contigo mediante chakra… Y ahora el mocoso de Bee te llega a mandar un mensaje para insistirte esto- Kurama también se quedó extrañado- ¿Qué nos pasa?-

-Sigo diciendo que se extrañan mutuamente-dattebayo-

-Y dale con lo mismo-

Naruto sonrió.

Llegaron a la casa de los Uzumaki, y entraron en ella, para ser recibidos por los gritos de alegría de los niños.

-¡Papi! ¡Kurama-chan!-

Ambos levantaron la mirada, para ver a los dos pequeños Uzumaki acercárseles, mientras Hinata los miraba sonriendo.

-¡Bolt~! ¡Himawari~!- Naruto, todo chocho al ver a sus pequeños, se les acerco en cámara lenta- ¡Denle un abrazo a papi-dattebayo~!-

-¡Kurama-chan~!- los niños lo pasaron de largo y se abalanzaron al zorro, abrazándolo, y, como siempre, tirándolo al piso.

-Mocosos…- murmuró fastidiado Kurama, mientras los niños reían divertidos.

-¿Cómo te fue en la misión, Naruto-kun?- Hinata se acercó a su marido, que estaba de piedra y con cara de muerto viviente al ser ignorado por sus retoños.

-…-

Hinata sonrió algo apenada.

-¡Kurama-chan! ¿Cómo te fue en la misión de hoy con papi?- pregunto Himawari.

-¿Qué hicieron-dattebasa?- pidió saber entusiasmado Bolt.

-¿Qué hicimos? Pues descansar de ustedes- murmuró Kurama.

Los niños inflaron los cachetes, molestos.

-Himawari, parece que Kurama-chan necesita "eso" de nuevo-dattebasa- sentenció el rubio, haciendo que el zorro se espantara.

-Un minuto…- los miró asustado.

-Bien- asintió Himawari- Haremos "eso"-

-¡Esperen, mocosos…!- Kurama intento zafarse, pero los niños lo sujetaron con más fuerza.

-¡Técnica Secreta: Ataque de cosquillas!- ambos hermanos empezaron a hacerle cosquillas al zorro.

-¡NO! ¡PA-PAREN!- suplicó Kurama, sin evitar empezar a reírse, pero los niños no tenían piedad.

Hinata miró algo apenada al zorro, que se retorcía de la risa mientras sus pequeños no dejaban de atacarlo despiadadamente.

Se dio cuenta que Naruto la tomo de la mano. Se sonrojo levemente.

-¿Sabes, Hinata? Me alegra mucho verlos así. A los tres- aseguró el rubio. Hinata sonrió.

-¡P-PUES…A MI-MI NO! ¡NA-NARUTO, HAZ AL-ALGO!- suplicó el zorro, con el pelaje totalmente erizado, pero sin poder defenderse.

-¡Kurama-chan!-lo llamó Bolt- ¿Cuál es la palabra clave-dattebasa?-

-¡N-NO!-

-¿Cuál es? ¿Cuál es?- pregunto contenta Himawari, que, al igual que su hermano, no tenía piedad con el zorro.

-¡ES-ESTA BIEN! ¡Los quiero!-

-¡Clave correcta!- sonrieron ambos, dejando de torturar al pobre zorro, que se había quedado sin fuerzas.

Los mocosos, cada vez que él los hacía enojar, lo atacaban a cosquillas hasta que él les dijera "Los quiero"

-Mocosos vanidosos…- jadeo Kurama.

-¿Qué cosa dijo Kurama-chan?- preguntaron los niños, levantando sus manitas, espantando al zorro.

-¡NADA!- el zorro se fue de inmediato al patio.

-¡Espera, Kurama-chan!- los niños lo persiguieron.

El matrimonio sonrió.

-El almuerzo estará listo pronto- prometió Hinata.

-¡Bien! Tú comida es la mejor- le comento contento Naruto, sonrojándola.

Ambos se dieron cuenta que, nuevamente, las risas incontrolables del zorro de nueve colas volvieron a llenar la casa.

-Kurama-san realmente quiere a los niños- sonrió Hinata, empezando a cortar las últimas verduras.

-Sí. Solo a ellos les deja sobrepasarse de esa manera con él-dattebayo-admitió Naruto, poniendo la mesa.

-Está todo listo- sonrió su esposa, dejando el almuerzo en la mesa.

-¡Ok!- Naruto se asomó al patio, para ver a sus dos niños torturando al zorro, que estaba tirado por completo al suelo, sin ser capaz de defenderse- ¡Niños, a almorzar-dattebayo!-

-¡Sí!- sonrieron ambos, dejando al pobre zorro- ¡Comida!- los niños entraron raudamente.

-¡No olviden lavarse las manos primero!- les recordó Naruto.

El rubio se acercó a Kurama, que seguía echado en el piso.

-Oye, Kurama…- lo llamó, agachándose. El zorro no contesto- Oye~- lo pico con una rama, pero el nueve colas estaba completamente exhausto.

-… Esos mocosos…- jadeo Kurama, agotado-… Se aprovechan de su suerte-

-Sí, sí- Naruto sonrió, y se dio cuenta que el zorro seguía tirado-¿No puedes moverte?-se sorprendió. Kurama respondió con un gruñido- ¿Quieres que te cargue?- otro gruñido- Está bien- lo levantó, sujetándolo por el hombro, y lo llevó adentro, donde una extrañada Hinata miraría preocupada al zorro.


Después del almuerzo, Naruto se sentó en el sillón, al lado de Kurama, quien aún, exhausto, dormía plácidamente, mientras los niños jugaban en el patio.

-¿Pasa algo, Naruto-kun?- Hinata se le acercó. Se había dado cuenta que su marido había estado pensativo durante la comida.

-Pues…- el rubio, con cuidado, le desato la banda de Konoha a Kurama, para que pudiera dormir mejor- Lo que pasa es que los Biju siguen comunicándose conmigo-dattebayo- le explico, depositando el protector negro en la mesita de centro- Kurama dice que no sabe por qué quieren hablarse directamente entre ellos, pero aun así sabe que deben hacerlo. Estaba pensando en la Isla Tortuga como punto de encuentro-dattebayo. Es un buen lugar, lejos de la civilización. Así estarán más cómodos-

-Me parece bien- sonrió Hinata.

-Y también me gustaría que fuera la familia-dattebayo- admitió Naruto. Eso sorprendió a Hinata- Los niños dicen que quieren conocer a los hermanos de Kurama. Tal vez sea bueno para los demás Biju conocerlos-dattebayo. Hay que ver cómo han ayudado, sin darse cuenta, al viejo zorro-miró a Kurama, que roncó levemente.

Hinata meditó.

-¿No crees que a Bee-san le moleste que vayamos?-

-¡No!- se rió Naruto- Va a estar encantando-dattebayo. Adora a mis retoños- miró a su esposa- ¿No quieres ir?-

-¿Ah? No. Me gusta la idea. Pero primero debemos saber qué opina Kurama-san-

-Tienes razón- Naruto se quedó mirando al zorro- ¡OYE, KURAMA! ¡¿QUÉ TE PARECE QUE VAYAMOS TODOS A LA ISLA TORTUGA-DATTEBAYO?!- le preguntó en el odio, haciendo despertara de golpe, y, para su gran sorpresa, saltara y se clavara al techo.

-¡¿Qué demonios…?!- jadeo asustado Kurama.

-Lo siento. No pensaba que te iba a despertar de esa forma-dattebayo- se disculpó sinceramente Naruto.

-¡VOY A MATARTE!- enfurecido, el nueve colas se abalanzó a un asustado Naruto.

Hinata suspiró.


Al rato…

-¿Ir con nosotros?- se extrañó Kurama.

La mujer tuvo que explicarle la situación, después de que dejara de pegarle a su marido, que yacía en el sillón con una bolsa de hielo en la cabeza, mientras sus hijos lo miraban divertidos.

-Sí. Nos aseguraríamos que Bolt y Himawari no hicieran nada malo- le prometió Hinata.

-Mm…- el zorro medito, algo preocupado.

Los Biju no solían ser afectuosos con los humanos, pero suponía que no tendrían problemas con sus mocosos. Todos, menos Shukaku, que no le tenía mucha simpatía a los niños humanos. Eso podría poner en riesgo a los niños.

-¡Yo quiero ir a ver a los hermanos de Kurama-chan!- sonrió Himawari.

-¡Yo igual-dattebasa!-

Kurama los quedó mirando, preocupado. No podía imaginarse la forma en que el Ichibi recibiría a los niños.

-Si nos acompañan, ustedes, mocosos, tendrán que hacer todo lo que yo diga- miró serio a los dos niños- No sé cómo reaccionarían los otros Biju si ustedes se les acercan con intención de saludar o jugar. Si yo les digo "Quédense donde están" o "No me sigan" tendrán que hacerlo. ¿Escucharon?-

-Eso le quita la gracia-dattebasa- se amurró Bolt.

-Mocoso, no es que sea agradable o no- se molestó Kurama.

-Bolt, Kurama-san tiene razón. Sus hermanos solo se llevan bien con tu padre y él, así que son algo desconfiado con el resto de nosotros- le dijo seriamente su madre.

-¡Esta bien!- sonrió Himawari- ¡Bolt y yo haremos que confíen! ¿Verdad?-

-¡SÍ!- asintió decidido el rubio.

Kurama suspiró fastidiado, mientras Hinata sonrió nerviosa.

-Entonces, solo falta que los demás sepan la ubicación de la reunión-sentencio el zorro- ¡Oye, Naruto!- miró enojado al rubio.

-¿Ah…?-

-¡Despierta, mocoso!- se le acerco molesto- ¡No creo haberte golpeado tan fuerte!-

-Ya voy… dattebayo…- murmuró el rubio, haciendo una pose de manos, y cerrando los ojos.


Naruto abrió los ojos, para encontrarse en su interior, con las otras bestias con cola.

-¡Al fin!- se alegró Son Goku.

-Estábamos esperando tu respuesta- sonrió Isobu.

-Lamento la espera- sonrió Naruto.

-Espera- Kokuo miró a las ocho bestias- ¿Y Kurama?-

-Cierto, no está- se extrañó Saiken.

-¿Acaso ya se aburrió de estar en tu interior y se fue?- preguntó sin sorprenderse Chomei.

-¡No!- negó rápidamente Naruto, sobresaltando a los Biju, dándose cuenta que, por ahora, sería mejor que los demás no se enteraran que Kurama estaba fuera en forma de cachorro. El zorro lo mataría si se los dijera- No importa-dattebayo- se rió exageradamente.

-¿Estás seguro, Naruto?- Gyuki lo miró sin estar muy convencido.

-Sí. ¡Y ya pensé en un lugar donde podrían encontrarse todos-dattebayo!-

-¿Y dónde sería?- pregunto curiosa Matatabi.

-Estaba pensando en la Isla Tortuga- sonrió Naruto- Gyuki la conoce. Es el lugar perfecto para que puedan hablar sin problemas-

-¿Esa isla?- se rió burlón Shukaku- Sí, no estaría mal. El lugar perfecto para que nos atrapen a todos-

-Ichibi…- se molestó Gyuki- Esa isla, aunque pertenezca a la aldea de las Nubes, son los dominios de Bee. No tendríamos ningún problema ahí-

El mapache de arena bufó molesto.

-Si Naruto dice que no tendremos ningún problema ahí, me parece bien- aseguró Son.

-Estoy de acuerdo- apoyo Matatabi, y los demás Biju asintieron.

Shukaku miró para otro lado.

-¡Bien!- sonrió Naruto- Iré con Kurama en cuanto pueda-

-Sí. Tendré que ponerme en marcha- sentencio Kokuo, mientras cada uno desaparecía.

-Yo también- asintió Isobu.

-Hablaré con Bee para que prepare todo- comentó Gyuki.

-Si no hay de otra- bufó Shukaku.

-Entonces nos veremos pronto- se despidió Matatabi, y los Biju desaparecieron.


Naruto abrió los ojos, para encontrarse a sus dos hijos encima suyo, mirándolo curiosos.

-¿Papi esta cansado?- pregunto Himawari, inocentemente.

-Papi esta muy bien- le sonrió, acariciándole el cabello negro.

-¿Y?- Kurama lo miró.

-¡Sí!- Naruto se levantó, con sus pequeños en su regazo- ¡Familia! ¡Nos vamos de viaje!-

-¡¿De verdad?!- sonrió Bolt- ¡Sí!-

-¡Que bien!- sonrió contenta Himawari.

Hinata sonrió, pero se fijo que Kurama estaba meditativo.

El zorro aún no entendía.

¿Qué era aquello que le pedía a los Biju juntarse?


-¡Conoceremos a los hermanos de Kurama-chan!-sonrió Himawari.

-¡Deben de ser tan geniales como él-dattebasa!- aseguró Bolt.

-Mocosos, no se pongan pateros. Conmigo no les funciona eso- les comentó Kurama.

Los dos pequeños lo quedaron mirando, haciendo que el zorro sintiera un sudor frío.

-¡Técnica Secreta: Ataque de Cosquillas!-

-¡NO!- intentó huir, pero ya era tarde. Los pequeños ya se le abalanzaron, y procedieron a las cosquillas.

-Realmente, esos tres se quieren mucho- sonreí mirando la escena.

-¡CA-CÁLLATE! ¡SA-SACAMELOS DE-DE ENCIMA!-

-No~- miré al frente- ¡Espero que sigan esta nueva historia, donde ahora los otros Biju aprenderán algo gracias a los pequeños Uzumaki! ¡Gracias por leer, y no olviden comentar^^!-

-¡SACAMELOS!-