Los personajes pertenecen a J .K. Rowling y esta historia no esta hecha con fines de lucro solo por diversión y entretenimiento. Espero que os guste.
"La felicidad se puede hallar hasta en los más oscuros momentos, si somos capaces de usar bien la luz."Aun recordaba las malditas palabras que había pronunciado el viejo director hacia 6 años. Cuan equivocado estaba. Él había estado en la oscuridad desde que tenia uso de razón, y nunca había tenido momentos felices durante toda su vida. Algunos asta pensaban que era la oscuridad, la pura maldad reencarnada. Que era cruel por puro placer, que no tenia motivos para hacer lo que hacía, para ser lo que era. Pero se equivocaban, por muy bastardo que pareciera él no era así, él en realidad tenía sentimientos y tenía una buena razón para ser como era.Sabía que ya le quedaba poco, no podía dejar que esos tres continuasen allí, por lo tanto, fingió que moría dejando de respirar unos instantes. Potter tenía que mirar sus recuerdos, tenía que saber su siguiente paso, la verdad de todo y él tenía que hacer que Potter cumpliese su deber. Así se lo había prometido a Albus, solo en el ultimo momento el chico debía descubrir la verdad. Ahora estaba solo en la Casa de los Gritos esperando tranquilamente su muerte, no tenía nada más por lo que luchar, absolutamente nada. La gente lo despreciaba y todos los seres queridos que alguna vez tuvo estaban muertos y todos por su culpa. Si pudiera volver atrás lo cambiaría todo, hubiera evitado convertirse en mortífago, así todas las muertes siguientes no hubieran sucedido. Pero ahora todo estaba hecho, y no había vuelta atrás por mucho que se arrepintiese. Ya no sentía casi su cuerpo, tenía la boca seca y no podía ver nítidamente; solo podía escuchar gritos de la batalla que se estaba librando fuera. De repente apareció una luz cegadora de su varita, en la cual se podía distinguir un cierva, su patronus. "Genial ya empezaban los desvaríos del veneno" pensó. Pero igualmente hizo algo que hacía mucho tiempo que no hacía: sonreír. Empezó a oír una voz, la voz de Lily. Su Lily. Cuanto había añorado esa dulce voz.
-Aguanta Severus, aguanta.- Estaba seguro de que lo estaba imaginando, era imposible que le dijera eso cuando lo que más quería era estar ya en paz a su lado.
-No te rindas, lucha.
-Lily, porque me pides eso?- balbucee como pude.
-Te lo mereces, mereces ser feliz. Te lo debemos todos.
- Lily pero yo no quiero. No me queda nada...
- Espera, ya veras como las cosas cambiaran. Y gracias por ayudar a Harry, por todo. Adiós Severus.
- No, no te vayas. No- Dijo antes de caer inconsciente.
0o0o0o0o00oo0o0o0o0o0o000oo0o0o0o0o00o0o0o0o0
Volvíamos los tres de la batalla, habíamos ganado, pero no sin perdidas muy dolorosas para nosotros: Fred, Tonks, Lupin, miembros del ED... Todos habían muerto luchando para acabar con ese mundo de destrucción, miedo y esclavitud.
Estábamos exhaustos, llevábamos dos días sin dormir bien, y a eso súmenle los esfuerzos y desgastes de energía física y mágica durante la batalla. Fuimos al Gran Comedor, bueno lo que quedaba de él. La mitad del castillo estaba en ruinas por culpa de los gigantes y de los hechizos de los mortífagos. También había un lugar en el Comedor donde estaban los cuerpos de los caídos,y una extensión de la enfermería donde trabajaban algunos voluntarios cuidando heridos. La enfermería estaba derruida, y pocas pociones y ungüentos se habían logrado rescatar en buen estado. Nos recibieron con aplausos y ovaciones. Nosotros fuimos con la familia Weasley para darles el pésame por Fred y Ron para estar un rato con su familia. Después Harry, Ron y yo no alejamos a una aula vacía donde pudimos hablar con tranquilidad sin preocuparnos por ser interrumpidos. Harry nos explico con todo lujo de detalles los recuerdos que le entrego Snape, lo que hizo tras marchar al bosque, y el reencuentro con su madre y los merodeadores.
- ¿Que haremos con las reliquias?- pregunté.
- Ya ha muerto demasiada gente por esta varita, no voy a provocar más- contestó Harry rompiendo el Bastón de la Muerte.- la piedra permanecerá enterrada en el bosque, pero me gustaría quedarme con la capa.
- Bien hecho compañero- le dijo Ron mientras me cogía de la cintura. Yo me aparté un poco incomoda, aunque el no se dio cuenta.
Después del baso en la Cámara de los Secretos eramos,"en teoría", algo así como novios, aunque aun no habíamos hablado al respecto.
-¿Que haremos con Snape?- Pregunté. Resulta que estaba en lo cierto al desconfiar de las apariencias, y pensar que habría algo más. Que si Albus Dumbledore confiaba en Severus Snape, no teníamos porque creer lo contrario, por lo tanto podíamos confiar en el maestro pocionista.
-¿Por el murciélago?- Preguntó el pelirrojo.
-Ron nos ha salvado la vida muchas veces, no se merece que lo tratemos así.- le reprendió Harry- A demás, tenemos que limpiar su nombre es lo mínimo que podemos hacer.
-Prometamos algo-propuse- prometamos hacer todo lo posible por él. Limpiaremos su nombre y lo enterraremos como se lo merece, digan lo que digan los demás. ¿Prometido?
- Prometido- dijeron los chicos al unisono.
Dicho eso nos dirigimos a los terrenos del castillo. Era un espectáculo un poco escalofriante: había sangre y ruinas por todos lados. Miré al horizonte, el Sol estaba saliendo por detrás de las montañas escocesas. Un nuevo amanecer resplandecía en el cielo. Un nuevo día aparecía después de la tempestad, se alzaba con nuestras esperanzas y una promesa de un tiempo distinto, un tiempo de paz y alegría después de todo el dolor sufrido. Caminando por los jardines de nuestra memoria llegamos en silencio al Sauce Boxeador y recorrimos el túnel hacia el interior de la Casa de los Gritos. Una vez dentro subimos a la habitación donde se encontraba el cadáver del profesor.
Harry, al verlo cubierto de sangre tendido en el suelo, tragó duro. Yo, no pude evitar que las lágrimas resbalasen por mi rostro al recordar las clases que no impartió, a pesar de que no fueran muy agradables, su porte elegante, su voz potente, fría y grave; su eterna capa negra, persiguiéndolo siempre como si de su sombra se tratase, ahora llena de sangre.
Me arrodille a su lado para poder limpiarle toda esa sangre cunado, de repente, noté una pequeña corriente de aire en la palma de mi mano. Me paré de golpe y lo observé sobresaltada. Había un ligero movimiento en su pecho, casi imperceptible. Estaba respirando, con dificultad, sí, pero al menos respiraba.
- ¡No puede ser!
- ¿ Que pasa Hermi?- me preguntó Harry.
- Es imposible, no puede ser- repetí sorprendida.
- ¿ Vas a decirnos que es imposible Mione?- me dijo Ron.
- Snape...
- ¿Si?- me animó a continuar Harry impaciente.
- Está vivo.
