Todavía no
Clarke bajaba corriendo por las escaleras de su edificio, mas bien saltaba los peldaños de dos en dos, de tres en tres, ella era una chica súper puntual pero la noche anterior sus compañeras de piso la habían convencido para salir de fiesta y ahora temía llegar tarde a una entrevista de trabajo.
Subió al coche su cara se descompuso y sintió una arcada.
-¡Joder Raven! - recordó que de vuelta a casa Raven se había mareado y vomito por la ventana, o al menos ella pensaba que lo había hecho pero sin duda había sido en la parte trasera del coche.
Bajo todas las ventanillas y arranco, ahora no podía entretenerse o llegaría tarde realmente.
Entro en un parcking y sus ojos brillaron al ver un lavadero de vehículos, metió su coche dentro y se bajo en busca de alguien que la atendiera, miro el reloj dorado de su muñeca, había sido un regalo de su padre cuando termino la carrera, tenia aun media hora.
Sintió un gran rugido acercándose, le temblaban hasta las piernas y de repente lo vio un Porsche 911 turbo negro delante de ella haciéndole las luces, se quedo paralizada, aquella preciosidad rugió de nuevo pero Clarke seguía inmóvil, ella había llegado antes y no se iba a ir.
-Rubia tenia que ser. - murmuro la conductora abriendo la puerta.
Clarke observo como salia aquella mujer del coche, la miro de abajo arriba, tenia una pierna totalmente tatuada, unos piratas negros con muchos bolsillos, una camiseta negra también, el brazo derecho tontamente tatuado, y un tímido infinito con una C cruzada en su muñeca izquierda, un precioso y largo cuello, unos labios preciosos y... Un ceño fruncido sobre unos ojos verdes preciosos que la miraban molestos.
-Te repito, ¿puedo ayudarte en algo?
-¿Qué? - Entonces Clarke vio el logotipo del lavadero bordado en la camiseta sobre su pecho. - Mi amiga anoche vomito en el coche y... - Se quedo sin palabras cuando avanzo hacia ella solo pudo señalarle la puerta, aquella mujer abrió el coche y echo una ojeada sin inmutarse. - ¿Lo vas a limpiar tu? - pregunto incrédula.
Tras dirigirle una mirada fulminante respondió enfatizando el sarcasmo. -No que va, tengo unos duendecillos escondidos que lo harán.
Clarke sonrío tensamente, la chica empezó a explicarle las tarifas y se le desencajo la mandíbula, no iba a pagar tanto por algo que podía hacer ella, le dijo que se lo pensaría tras debatir el precio, se subió en su coche y aparco en una plaza libre que había enfrente, mientras se bajaba y cerraba el coche observo a la morena que se subía en el Porsche y como salida de Fast & Furious aparco en coche en el lavadero.
Negó con la cabeza y volvió a mirar su reloj mientras avanzaba, quince minutos.
La entrevista le había salido genial, ahora solo tenia que estar toda la semana pendiente del móvil, subió a su coche, de nuevo aquel olor, iba a obligar a Raven a limpiarlo y luego la mataría.
No pudo evitar dirigir una mirada al lavadero, aquella mujer tenia algo, no sabia si era su mal carácter, era muy antipática para vender lo que fuera, si vendiera pasteles seguro que serian amargos, pero era tan guapa, pese a su pelo recogido y aquel uniforme que le sentaría mal a cualquiera excepto a ella. Y como se movía, parecía que estaba bailando, definitivamente era un baile entre ella, el coche y la maquila que sostenía, apoyando su peso en el pie izquierdo y luego en el derecho y así sucesivamente, mientras sus caderas se movían desplazando la maquina de un lado a otro.
Disipo aquella imagen y se fue de allí rumbo a su casa.
Convenció a Raven para limpiar el coche, Octavia se apunto pero solo porque quería reírse un rato, la estaban esperando y se quedaron boquiabiertas al ver el modelito que llevaba Octavia, unos shorts vaqueros demasiado cortos para dejar volar la imaginación, una camiseta de tirantes blanca que dejaba ver perfectamente la parte de arriba del bikini tan colorido que tenia.
- ¿Manos a la obra? - Dijo entusiasmada.
- Bueno si vas a restregar las tetas sobre el coche de Clarke no sera un castigo tan malo. - Comento Raven entre risas.
Ya en la gasolinera Raven y Clarke acaban de terminar el trabajo y Octavia las miro con una diabólica sonrisa mientras sostenía la manguera a presión e introducía una moneda para ponerlo en marcha a lo que Clarke respondo cerrando de golpe la puerta del coche mientras gritaba.
-¡Te Mataré!
