WARning: Este relato puede causar tumores cerebrales.
Cualquier tipo de secuelas psicologícas que provoque leer esto, me interesan un reverendo pimentón.
En caso de suicidio (Hombres) provocado por la distorcion de este relato, enviar el cuerpo a la dirección que aparece más abajo para ser utilizado en la experimentacion necesaria sine qua non, historias como estas jamás podrían ser realizadas de manera tan retorcida. ¿necrofilia? yo le digo sentido común.
Capitulo I
"A pesar de que huyo..."
Capricornio caminó durante largas horas, inmerso en ese bosque espeso. El atardecer caía sin gracia sobre la superficie, el frío no le permitía caminar con soltura, pero resoluto, continuó a paso vivo por entre los altos robles que mostraban en sus amplias copas, sendos tintes gélida brisa atravesaba sin piedad cada poro de su rostro, congelando esa expresión de dolor en su cara de manera grotesca.
A medida que el paisaje se iba sucediendo, los árboles se iban apretando más y más, la espesura en devenir se volvía cada vez más oscura y el aire más escaso.
Estaba encerrado en esa bóveda impenetrable, destinado a seguir un camino construido por el capricho de los árboles y la hierba áspera que arañaba sus piernas sin misericordia.
Capricornio se detuvo. Ya no podía avanzar más, el camino estaba desapareciendo progresivamente a medida que la arboleda se apretaba impenetrable a su alrededor. Estaba reticente a descansar, sabia perfectamente que sin un camino difícil en que distraerse, su mente y más particularmente su memoria, comenzaría a atormentarlo. No quería revivir esos episodios trágicos de su vida, la muerte de su padre al caer en una maquina para fabricar cecinas, el suicidio de su madre a quien había encontrado con la cabeza en el horno de leña aferrando aun firmemente una longaniza, y su perro, ah su perro, que espectáculo más grotesco había presenciado al ver a su fiel can ser despojado de su ultimo respiro por un leñador solitario, fogoso y excitado.
Resignado se descolgó su morral viejo y desteñido, lo posó en el suelo cubierto de hojas y se sentó trabajosamente sobre él. Era hora de recordar, el lo sabia, conocía perfectamente como funcionaba su apolillada mente, tenia conocimiento absoluto que los recuerdos comenzarían a lacerar su frágil animo.
El salón de su pequeña cabaña se iba haciendo más nítido a medida que se acomodaba en el frío suelo cubierto de hojas amarillentas y húmedas.
Tomó asiento en el sillón que antaño usara su padre para leer libros sobre la estructura elemental de los órganos reproductores de los caracoles y ahí despojado de todo lo que una vez había amado, comenzó a llorar.
La sirvienta le había dejado una taza de té en la mesita cerca de la chimenea que él no había querido tocar. Su padre, la única persona a quien él había admirado yacía frió y sin vida, atrapado por los fuertes brazos de Hel y convertido a medias en una cecina de puerco con condimentos. Su madre no había querido retirar el cuerpo pero él con resolución y arrojo trajo, aferrándose al pecho, un envase tubular que en la etiqueta rezaba "Turín 100% cerdo" y que días después, como una forma de honrar a su difunto marido, la viuda había escrito con amorosa caligrafía debajo del 100% cerdo las palabras "y 70% Frank, amado esposo y padre".
Capricornio había llorado amargamente después de posicionar el cadáver triturado de su padre en una especie de alta.
Ahí se encontraba, en el sillón de su amado progenitor, reticente aun a creer que él se había ido para siempre cuando de pronto una voz aguda habló con un acento extraño y dijo:
-Unnskyld meg? er det noen der ute?!
Capricornio miró a ambos lados de la habitación confundido, jamás en su vida había oido una voz semejante, era muy aguda pero muy bien articulada.
-¿Quién anda ahí?- Pronunció de forma brusca.
-Spansk rett? Jeg må snakke i spansk! – pronunció la vocecilla desde algún lugar de la habitación – Español, ja?
-Si.. si, claro, español – Dijo Capricornio algo confundido – Muéstrese! ¿Porque esta dentro de mi casa?
-unnskyld, déjame mostrarle…¡ a mi! – Dijo la voz, y acto seguido, una rata del porte de un balón de fútbol saltó desde debajo del sillón en el que estaba Capricornio hasta su regazo.
No había que decir que la rata estaba en un estado francamente deplorable, había grandes extensiones de su cuerpo sin pelo, la cola se veía quebrada en dos o tres partes y uno de sus ojos en vez de seguir la trayectoria del otro, miraba lechoso directamente al cielo.
El animal miró (con un solo ojo) a Capricornio directamente a la cara y dijo:
-estar triste, yo ver ¿si? Por tu padre el cecina de cerdo ¿si?
-¿como lo sabes?- respondió el otro atónito
-Primero porque he oído tu madre ¿si? Y segundo por haber comido a tu padre cuando familia dormía ¿si? Y yo leer inscripción en envase.
-¿QUE TU QUE? ¿QUE TU TE COMISTE… ¡PERO COMO!?- gritó capricornio violentamente e hizo el amago de ponerse de pie. Pero la rata, sabia como todas las ratas con tiña lo detuvo y le dijo suavemente:
-No te preocupes, padre estar muy lejos ahora ¿si? Ahora yo ayudarte a no estar triste
-No veo como demonios una rata va a ayudarme a sentirme feliz, menos si acaba de devorar lo único que quedaba de mi padre – Replicó fríamente.
-Ah, pero Velkor ser muy sabio ¿si? Han bodde mange år, el vivir muchos años y nosotros noruegos saben como animar. Me dejaras ¿si?
-Haz lo que te plazca – respondió Capricornio volteando la cabeza hacia la ventana y cruzándose de brazos.
El silencio solo duró por un momento, entonces la voz aguda de la rata comenzó a entonar una canción:
Ese hombre que tú tienes
No esta en nada,
En vez de enamorarte te desgasta!
No tiene buenos modales,
No es atento contigo,
Ese hombre no se merece que le des tanto cariño
Que le den candela
Ay que le den castigo…
Que lo metan en una olla
Y que se cocine en su vino
Que le den candela
Que le den castigo…
Que lo cuelguen de una cometa
Y que luego corten el hilo
¡Azúcar, azúcar!
Capricornio sabía que había caído en los encantos dulces del baile de la rata, recordaba perfectamente haber movido frenéticamente las caderas al ritmo contagioso de esa melodía frenética; pero también recordaba muy claramente que al día siguiente, al despertar, se había encontrado desnudo en el suelo alfombrado de su sala con un sabor bastante amargo en la boca.
Ahora comenzaba a odiar el lugar en el que se encontraba, la noche se había cerrado completamente sobre él y eso significaba que los recuerdos seguirían aflorando con más y más fuerza.
