Descargo de responsabilidad: Harry Potter y todos los personajes son propiedad intelectual de J.K. Rowling.

Traducción al castellano, autorizada por la autora, del original en inglés "Finite Incantatum".

Autora: Alysian_Fields

Finite Incantatem

Capítulo 1 – Errare humanum est

Harry caminaba por la playa. Era un día gris de cielo cubierto y el viento soplaba con violencia, pero no sentía frío. Era algo extraño pues sólo llevaba puestos una remera de algodón y vaqueros. Había un hombre de pie un poco más allá observando el movimiento del mar gris acero. Harry caminó hasta él, sus pasos no hacían ruido sobre el pedregullo. El hombre giró al notar que se acercaba, sonrió. ─Hola, Harry.

Hola, Sirius.

Estaba muy ansioso de que vinieras. He estado esperándote desde hace largo rato.

Perdón. ─dijo Harry─ Hubo cosas que me retuvieron. Cosas de los vivos. No sabía que me estuvieras esperando.

Sirius se encogió de hombros. ─No importa, ya estás acá. Oíme, Harry, las cosas están muy mal. Esta guerra… no es más como la otra vez. Voldemort tuvo mucho tiempo para pensar y planear durante todos esos años que estuvo sin cuerpo. Se ha vuelto más despiadado que nunca y…

Harry soltó un sonido de impaciencia. ─Sirius, ¡todo eso ya lo sé! No creo que valga la pena que venga si lo único que vas a hacer es…

Sirius levantó una mano para frenarlo. ─¡No se trata de que te quiera asustar! ¡Lo que trato de decirte es que son necesarias tácticas diferentes si lo que queremos es ganar!

Harry suspiró. ─¡Como si yo no lo supiera! Estamos… estamos trabajando con lo de los horcruxes, pero no sabemos prácticamente nada sobre ellos, aunque Hermione está convencida de que podemos llegar a deducir qué son si realmente nos esforzamos y nos ponemos a pensar. ─sonrió con amargura─ Me pide que le repita una y otra vez lo que Dumbledore me mostró en el pensieve como si pudiera de golpe hacerse la luz sobre todo.

La parte de los horcruxes es muy importante, pero no es lo único. ─dijo Sirius apartándose los negros cabellos de la cara─ Harry, casi toda la magia está basada en dicotomías. Y así ha sido siempre desde el principio. Una vez que lo asumas vas a empezar a entender de qué forma tenés que actuar.

Harry sacudió la cabeza tristemente, ¿por qué todo tenía que ser siempre tan enigmático, por qué la gente no hablaba más claro?, Dumbledore había sido igual. ─Sirius… ¿por qué estás acá? ¿Por qué ahora? ¿Es todo esto real?

Sirius rió. ─Yo sé tanto como vos, pibe. Pero no vayas a creer que una minucia como la muerte va a impedirme cumplir las obligaciones que como padrino tengo con vos.

¿Pero esto es real? ─repitió Harry que ya se estaba exasperando─ ¿Vos estás realmente acá? ¿O soy sólo yo que te estoy soñando?

Sirius lo miró triste. ─Si te dijera que es real, ¿marcaría eso alguna diferencia? ─ giró para mirar por sobre su hombro─ Mirá, no tenemos mucho tiempo. Te quieren de vuelta allá. Escuchame, Harry, ¡las cosas están por cambiar! Algo va a pasar que puede romper el equilibrio. Un detonante. Pero puede ser para mejor o para peor, eso dependerá de cómo lo manejes. Olvidate de Voldemort por un minuto, tenés que tratar de averiguar quién sos vos ahora. Sólo… sólo recordá lo que te dije sobre los opuestos.

Harry lo miró a los ojos, muy irritado ya. ─ ¡Y ya que estamos por qué no te ponés a hablar un poco más críptico? ¡De qué carajo estás hablando, Sirius?

Pero Sirius ya se estaba alejando… y alguien lo estaba llamando… insistentemente…

─Harry, Harry… ¡Harry!

Harry se despertó sobresaltado. ─¿Qué?

─Harry, la reunión va a empezar dentro de unos minutos. Tenés que bajar. ─Hermione lo estaba mirando preocupada─ Estabas hablando en sueños de nuevo.

─¿Ah, sí? ─preguntó Harry con el tono más despreocupado que pudo conseguir─ ¿Y qué es lo que estaba diciendo?

Hermione sacudió la cabeza. ─ Nada inteligible. Pero parecía que era algo serio. ¿Qué era lo que estabas soñando?

Harry se encogió de hombros. ─Yo sé tanto como vos. ─dijo, repitiendo las mismas palabras de Sirius.

No le había contado a nadie que había estado soñando con Sirius. Suponía que lo sensato sería contarlo, teniendo en cuenta lo significativos que habían sido sus sueños en el pasado, pero no lograba decidirse. Si uno se ponía a pensar, eran muy diferentes de las visiones que había tenido a través de su conexión con Voldemort. Se trataba de… Sirius. Había extrañado tanto a su padrino durante todo el año anterior y era tan bueno poder volver a verlo. Y estaba lo otro. Él no creía que esos sueños fueran visiones significativas, pero al mismo tiempo… no quería contarles para que sólo le dijeran que en verdad no tenían significación. Podía imaginarse la sonrisa incómoda de Ron o a Hermione mordiéndose el labio inferior diciéndole que esos sueños eran simplemente eso… sueños. Porque entonces Harry perdería toda esperanza de que realmente fuera Sirius el que venía a hablar con él, desde más allá de la tumba. Y tenía tantos deseos de creer que era cierto… por más irracional que fuera.

Y siguiendo a Hermione, Harry bajó las escaleras de Grimmauld Place 12 hacia la cocina que era donde se iba a realizar la reunión. Grimmauld Place. Se sentía raro eso de volver allí después de tanto tiempo, casi como si nada hubiese pasado. Harry recordaba cuánto odiaba Sirius esa casa.

La Orden del Fénix había ocupado buena parte del año anterior en asegurarse de que la casa siguiera siendo un lugar seguro, pues tras la muerte de Sirius existía el peligro de que la casa pasara automáticamente por herencia a Bellatrix Lestrange. Hubo que poner en juego nuevas medidas de seguridad, extremas incluso, la casa fue arrancada con cimientos y todo de su lugar y reubicada en una esquina de Hampstead Heath. Así que ahora ya ni se trataba de Grimmauld Place, pero habían mantenido el nombre para evitar confusiones. Muchos de los miembros de la Orden se habían mudado allí puesto que sus propios hogares habían dejado de ser seguros, como resultado de ello, la casa estaba ahora superpoblada.

Las actividades escolares en Hogwarts iban a empezar ese día, recordó Harry con nostalgia. Él, por supuesto, no iba a asistir. En el funeral de Dumbledore había hecho el voto solemne de que emplearía el año siguiente en la búsqueda y la destrucción de los horcruxes, y eso era lo que iba hacer.

No había nadie que se lo pudiera impedir, ya era mayor de edad y dueño de tomar sus propias decisiones. Para sus amigos, en cambio, las cosas no resultaban tan sencillas. Harry hubiera preferido que Ron y Hermione se quedaran al margen, que no se involucraran en la misión. Pero sabía que sería imposible convencerlos. Los tres juntos ya habían pasado por tantas cosas, habría sido ridículo que quisiera intentar excluirlos ahora, era una lucha tan de ellos dos como lo era de él. Pero en el caso de ellos, tenían padres que no veían con buenos ojos que sus hijos fuera a pelear con mortífagos.

Aunque tampoco Hogwarts hubiese sido un lugar seguro para ellos. Desde la muerte de Dumbledore, la escuela había quedado más o menos bajo la directa dirección del Ministerio y el Ministerio estaba más o menos bajo el control directo de Voldemort y sus seguidores. Hogwarts había dejado de ser un lugar seguro para los nacidos de muggles y para cualquiera que estuviese asociado a Harry Potter. En las últimas semanas, habían estado llegando informes a la Orden de que Scrimgeour se estaba comportando de manera extraña, algunos pensaban que podía estar bajo Imperius. Ya no era claro en quién se podía confiar y todo indicaba que la situación se iba pareciendo cada vez más a la del primer avenimiento de Voldemort.

Hermione había mandado a sus padres a ocultarse al extranjero. En cuanto a Ron, él y su familia eran conscientes de lo peligroso que sería que volviera a Hogwarts debido a que todos sabían de su estrecha amistad con Harry Potter. Había habido varias tensas discusiones sobre lo que debía hacerse puesto que los Weasleys se daban cuenta de que aunque Hogwarts no iba a ser segura para Ron, toda la familia iba a quedar bajo sospecha si no se presentaba para cursar el período. Finalmente acordaron una especie de solución. Charlie se había ofrecido para tomar el lugar de su hermano en la escuela, disfrazado con poción polijugos. A nadie había dejado contento este arreglo y a Ron menos que a nadie, no le gustaba que su hermano tuviera que ponerse en peligro por su causa. Sin embargo, todos habían reconocido que siendo mayor y con más experiencia como miembro de la Orden, Charlie iba a estar más capacitado para enfrentar las posibles situaciones conflictivas que pudieran presentarse y además podría servir de espía que controlara de cerca lo que ocurría en la institución. De esta forma, Ron podría ayudar a sus amigos en la búsqueda de los horcruxes, que para él era la prioridad más importante. Charlie había partido la noche anterior asegurándoles a todos que tendría mucho cuidado y que no les iba a fallar. Harry sospechaba que Charlie estaba más nervioso con el asunto de lo que se esforzaba en demostrar. Todos rogaban que la jugada terminara dando buenos resultados y que valiera la pena.

─Al parecer se trata de una reunión muy importante, ─le comentó Hermione a Harry mientras bajaban─ ha venido mucha gente.

─Humm…─replicó Harry dejando de lado sus pensamientos─ Bueno, esperemos que resulte útil para algo. Tenemos que hacer algo respecto a los ya sabés qué… y pronto. ─cada vez que Harry pensaba en los horcruxes tenía una sensación de temblor o de vacío en el estómago. No habían avanzado nada desde que habían descubierto el relicario falso, y el tiempo seguía pasando y nada. Ya estaban en septiembre y las cosas se iban poniendo cada vez peor en el mundo mágico.

─Ya sé, ─dijo Hermione nerviosa─ si supiéramos quién se llevó el relicario verdadero, quizá podríamos…

─¡Ah… por fin! ─dijo Ron al verlos bajar─ La reunión está a punto de empezar. ¿Por qué demoraron tanto?

Ron tenía ojeras y el rostro pálido, evidentemente se sentía culpable por Charlie, pero nada podía hacer Harry para darle ánimos a ese respecto. Ron tenía que estar con ellos… era algo que todos sabían.

─Harry se había quedado dormido, ─explicó Hermione─ no te preocupes, Lupin todavía no llegó y sin él no van a empezar. Te ves cansado.

Ron le sonrió apenas. ─Ya se me va a pasar.

─Charlie es un mago excepcional, ─ dijo Harry enfático─ no va a tener problemas, y puede cuidar a los otros para que no les pase nada malo.

─Sí, ya sé… gracias cumpa.

─Por supuesto que va a estar bien, ─agregó Hermione, adhiriendo a la regla no escrita de que sólo el optimismo los ayudaría a superar tiempos oscuros como esos─ todo va a ir bien. ─ se puso en puntas de pie y le dio un beso.

Harry enfiló hacia la puerta de entrada, quería dejarlos unos momentos a solas y además prefería no estar cerca de escenas románticas, no en esos días al menos, sólo servían para recordarle que ya no estaba en una relación y que quizá nunca volvería a estarlo. Suspiró y fue hasta la ventana. Era un día frío, el cielo estaba cubierto y tenía aspecto lechoso, como si fuera una gigantesca fuente de porcelana colgando de lo alto. Vio a lo lejos personas cruzando el parque apretándose los abrigos. Parejas por todos lados, pensó con amargura.

Ron y Hermione se habían finalmente arreglado en julio, en la boda de Fleur y Bill. Y ya había sido hora. Habían estado amagando por años, por fin se habían decidido, quizá conscientes de que las cosas se iban a poner peor de ahí en más y que no podían seguir dándole largas al asunto. Harry se sentía muy contento por ellos… bueno… quizá un ochenta por ciento contento. Era genial que estuvieran juntos… pero él ya no tenía a Ginny. La recordó en la boda… ¡qué linda que estaba! Sólo habían intercambiado algunas pocas palabras, le había resultado doloroso. Sabía que había hecho lo correcto al romper con ella, pero no por eso resultaba más fácil. Trataba de consolarse pensando que volverían a estar juntos cuando terminase la guerra, ella había prometido esperarlo. Así y todo… ¿y si él no sobrevivía? ¿y si no volvía a verla nunca más? cuando había estado con Ginny todo parecía tan… simple, pero había tenido que renunciar a ella, para que estuviera segura. Ella lo iba a esperar… tenía que hacerse la firme resolución de no sentirse celoso de Ron y Hermione, ellos no tenían la culpa de que él se sintiera tan solo.

Una mano se posó sobre su brazo y lo hizo sobresaltar.

─Perdón, ─ se disculpó Hermione─ no quise asustarte. ¿Todo bien?

─Sí, sí… ─replicó Harry con excesivo entusiasmo─ Ya quisiera que empiece la reunión, ¿cuándo va a venir Lupin?

─ Tan pronto pueda, ─dijo Ron─ está con los otros licántropos, y a veces no le resulta fácil escabullirse sin llamar la atención.

─ Sí, supongo. ─ dijo Harry, le resultaba extraño pensar que justo ahora que las cosas parecían encaminadas entre Lupin y Tonks, Remus tuviera que lanzarse a una empresa tan arriesgada. Tonks seguramente no debía de estar para nada contenta.

─Y también va a venir alguien más, ─ dijo Ron muy serio─ mi mamá me dijo que Snape mandó un mensaje, va a venir esta noche.

─¡Qué? ─exclamó Hermione.

─¡Qué? ─ gritó también Harry enojado ─ ¿Ése? ¿Qué carajo viene a hacer ése acá? ¿Se creerá que es bienvenido?

─Harry, ─dijo Hermione tratando de calmarlo─ entiendo que estés enojado. Pero acordate que Snape fue exonerado. El mismo Dumbledore…

─¡Ésa no es la cuestión! ─ le espetó Harry─ Eso no quita que lo haya hecho. Podría haberse explicado y no huir como un cobarde ¡Me juego a que quería hacerlo! Me juego…

─¡Harry, eso no lo podés probar! ─lo interrumpió Hermione─ Toda la evidencia indica que actuó cumpliendo órdenes. Ya sé que lo que tuvo que hacer es horrible y sé también que no es precisamente una persona agradable, pero vamos a tener que conformarnos. Él es el que prepara la poción polijugos para Charlie y como ahora es el director de Hogwarts, va a poder controlar cualquier intervención del Ministerio en la escuela.

Harry suspiró fastidiado y se volvió de nuevo hacia la ventana. Se estaba poniendo más oscuro. Lo que había dicho Hermione era cierto, pero igual a Snape seguía sin poder tragarlo.

La tarde del funeral de Dumbledore, Kingsley los había convocado para una reunión urgente. Dos meses antes Dumbledore le había entregado una carta cerrada que debería abrirse sólo en la eventualidad de que él muriera. En la carta Dumbledore se disculpaba por haberles fallado. Sabía que no iba a vivir mucho más, el anillo que había tocado lo había envenenado. Decía también que había estado al tanto de la terrible misión que Voldemort le había encomendado a Draco Malfoy, como una forma de castigar a su familia. Explicaba que había querido preservar a Draco de cometer semejante crimen, del cual no iba a ser nunca capaz. Le había encomendado a Snape que lo protegiera, que se ocupara de cumplir con la misión: Snape tenía que matarlo. La carta concluía ahí.

La información provocó un shock en toda la Orden. Nadie podía creerlo. Y sin embargo la carta era incontestable, la letra era la de Dumbledore y no había sido alterada. Más tarde, Snape había sido localizado y fue interrogado con Veritaserum. Su versión coincidía exactamente con la carta. Así que hubo que aceptar la verdad, Snape había matado a Dumbledore porque el director y jefe de la Orden se lo había ordenado.

Pero igual Harry no podía perdonárselo, y ningún razonamiento podía hacerlo cambiar de idea. Odiaba a Snape.

En ese momento entró Lupin, parecía más flaco y más cansado que nunca. ─Hola chicos. Siento llegar tarde.

─¿Problemas para escabullirte? ─preguntó Harry.

Lupin hizo una mueca. ─No precisamente, pero no podía venir directamente. Ya no sospechan de mí como antes pero no quiero arriesgarme demasiado. ¿Vino Tonks?

─ No, ─contestó Hermione─ está de guardia esta noche.

─ Ah… qué lástima. Necesitaba hablar con ella. ─dijo frunciendo el ceño─ ¿Qué les parece si bajamos?

─ Aparentemente Snape va a venir esta noche. ─le informó Hermione mientras marchaban hacia la cocina.

─¿Viene Snape? ─Lupin parecía muy asombrado─ Después de… lo que pasó forma parte del grupo más selecto de Voldemort. Debe de tener una muy buena razón si se arriesga a venir.

─ Justamente eso es lo que estaba pensando, ─respondió Hermione─ él siempre se comunica a través de la profesora McGonagall o del profesor Slughorn, así…

En eso se abrió la puerta de la cocina. ─Ah… hola Remus. ─saludó Bill Weasley─ ¡Qué suerte que hayas podido venir! Pasen, mi mamá nos ha preparado comida, ¿supongo que estarán todos con hambre?

El aroma que venía de la cocina era exquisito. Harry estaba con hambre y por más mal que estuvieran las cosas, comer era necesario como decía siempre la señora Weasley… y si ella cocinaba también era un gusto.

La reunión fue aburridísima, la única "novedad" era que los mortífagos estaban infiltrando el Ministerio y eso era ya sabido. Harry se encontró deseando que llegara Snape, al menos eso sería algo distinto…

Ya estaba cansado de estar encerrado esperando, quería salir y hacer algo que valiera la pena, estaba harto de quedarse sentado pensando. Y de nada valía que Hermione le recordara cada vez que para hacer algo necesitaban algún indicio cierto y que mientras no lo tuvieran les convenía quedarse ahí protegidos y no afuera dando vueltas sin sentido y expuestos a peligros. La paciencia no había sido nunca una de las virtudes de Harry. Tenían cuatro horcruxes que encontrar ─cinco si contaban a Voldemort mismo─ y no habían avanzado nada hasta ese momento.

Tampoco podían compartir el secreto, cuantas más personas supieran, más riesgoso sería. Extrañaba a Dumbledore. Extrañaba su calma sabiduría, él siempre sabía lo que había que hacer. Sin él se sentía desamparado. Hasta ese momento se las había arreglado para zafar en todas las circunstancias pero ¿quién podía garantizarle que sería igual en adelante? Él no se sentía particularmente inteligente o talentoso y ni siquiera con la ayuda de sus amigos se sentía capaz de poder enfrentar y vencer a Voldemort.

Pero igual tenía que tratar… por sus padres, por Dumbledore, por sus amigos, por los nacidos de muggles, por… Cedric.

Hermione lo pateó por debajo de la mesa para sacarlo de sus divagaciones. Se enderezó e hizo un esfuerzo para poner atención a lo que decía Lupin.

─… y algunos ya no se alinean con Greyback, no quieren atacar a los nacidos de muggles, dicen que ellos no son los que los oprimen, sino los políticos del Ministerio y los sangrepura de la línea dura. Se están dando cuenta de que los han estado manipulando y se horrorizan cuando Greyback los incita a atacar niños. Greyback trata de persuadirlos de que el animal en ellos es supremo, pero el descontento crece. El problema es que también tienen miedo, Greyback mataría a cualquiera que se insubordinase. Yo tengo que manejarme con mucho cuidado, alguno de ellos podría denunciarme como espía por miedo a Greyback. Es un trabajo lento, me los tengo que ir ganado de a poco y tratar de convencerlos de que la Orden puede protegerlos.

─ Me parece muy bien, Remus, ─dijo Bill.

─¿Y cómo va el asunto con los goblins? ─ le preguntó Ron.

Bill hizo una cara. ─Ojalá supiera. Es muy difícil saber lo que piensan, no son criaturas muy leales que digamos, con los suyos quizá, pero por lo demás… Atienden su propia conveniencia, como es natural. La mayoría cree que lo mejor es mantenerse al margen. De todas formas estoy haciendo lo que puedo…

─¡Claro que sí! ─ apuntó la señora Weasley─ Y eso que tenés una joven esposa en quien pensar.

Bill rió. ─Mamá, Fleur no es precisamente de las que necesitan protección…

En ese instante entró Snape con aire desafiante, indudablemente era muy bueno para esto de las entradas dramáticas.

─ Buenas noches, Severus. ─saludó Lupin calmo─ Es un gusto que hayas venido.

─ No te preocupes, Lupin, que no se me va a transformar en un hábito. ─ replicó Snape con frialdad.

─ Me enteré de que te han nombrado nuevo director. Felicitaciones.

Snape hizo una mueca imitando una sonrisa. ─ Bueno… era la elección natural. Puedo decir que será bueno poder introducir algunos cambios, hacen mucha falta.

Harry apretó los dientes y los puños. El descaro…del muy…

─Me preguntaba, Severus, ─dijo la señora Weasley dubitativa─ si habías visto a Charlie y si…

─Por lo que sé, ─ interrumpió Snape─ tu hijo no despertó ningún tipo de sospechas. Naturalmente le he de proveer la poción a intervalos regulares, pero por lo demás… no me caben dudas de que puede cuidarse muy bien sin supervisión. Eso sí, dentro de dos meses el Ronald Weasley real necesitará otro… corte de pelo.

Ron se removió intranquilo en su asiento. Sólo Snape podía hacer que un corte de pelo sonara tan… inquietante.

─ Así que Charlie está bien, entonces. ─dijo la señora Weasley con alivio─ Arthur se va a poner muy contento. Gracias por cuidar a nuestro hijo, ¿gustarías un trozo de tarta de frutillas? Está recién horneada. ─ le presentó un plato a Snape, que la miró como si le estuviese presentando unos calzoncillos con vuelos para que se los probara.

─¿Y para qué vino entonces? ─ intervino Harry sin molestarse en demostrar ni un ápice de cortesía, quería que se fuera lo más pronto posible.

Snape se volvió hacia él, Harry le sostuvo la mirada para dejarle en claro que ya no lo intimidaba.

Snape contestó con una mueca de desprecio. ─Estoy aquí, señor Potter, por un asunto de suma urgencia. El ex director me dejó una tarea para cumplir y mi venida esta noche tiene que ver con ese cometido. He venido a dejar a una persona al cuidado y protección de la Orden del Fénix.

─¿Quién? ─ preguntó Lupin.

Snape se volvió hacia la puerta. ─ Y bien, ¿qué estás esperando? ─llamó─ No te demores ahí. Entrá.

El chico entró. Estaba flaco, magullado y sucio. Tenía la vista baja y se mostraba reticente a acercarse, más parecía que tenía ganas de escapar de allí cuanto antes.

Era Draco Malfoy.

oOo

Nota del traductor:

Los títulos de los capítulos están en latín. Algunos son expresiones conocidas, otros no. Aparte de proveer la traducción aproximada que pone la autora, agregaré algún dato adicional que haya encontrado en la red.

Errare humanun est: Errar es humano. (Es propio de la naturaleza humana el equivocarse.)

Modernamente se ha hecho frecuente completarlo con: Perdonar es divino.

Sin embargo la expresión vendría de una frase de Séneca el joven: Errare humanum est, sed perseverare diabolicum; 'Errar es humano, pero lo realmente malo es perseverar en el error'

OoO

Si todo marcha sin inconvenientes las actualizaciones serán dos veces por semana. Como ya habrán notado, ésta también va a la argentina, les sugiero a todos aquellos que no toleren el voseo que elijan alguna otra historia para leer. Eso sí, ésta es muy buena, sería una lástima que se la perdieran.