Transición
No mercy for the lost
No soothing for the sad
The line is never crossed
Without a living debt
Tatu-Dangerous and moving.
Pensó que era un sueño. Mentira sería decir que una parte suya no deseaba que lo fuera.
Era de noche en el corazón de Clare e Irene se preguntó si eso no tendría alguna relación con el hecho de que Teresa fuera asesinada bajo la luz del sol estival.
Tuvo miedo. Sintió sus ojos abriéndose a su espalda y la aparición cobró forma, como humo dibujándose en el cielo cubierto de estrellas.
Le dolía la cabeza. La sangre que se mezclaba con la de Clare, cobraba su efecto. Agradeció el tener dos brazos nuevamente, pero se dio cuenta de que sin su espada, era inmensamente vulnerable, a pesar de que podía defenderse aún. Con sus manos, como una bestia de las que le acompañaban en su soledad o un monstruo de los que solía destrozar sin inmutarse.
Ella no habló. Podía saber que sus labios se estiraban, reflejando cierta diversión. Teresa era así de orgullosa. Tenía la cabeza pegada al cuerpo e Irene supo apreciar eso también.
Hasta que se encontró con su mentón soberbiamente alzado, su silencio altanero y los brazos cruzados sobre los pechos, como quien no tiene por qué saludar. Una década de la última vez que se veían y nada había cambiado. Irene se sintió hervir. Pero apretó los puños y controló su voz para sonar lo más firme que le fuera posible.
-Le entregué mi brazo a Clare para que pudiera darle mejor uso del que yo…
-Me dí cuenta.-Le interrumpió, su voz como seda rasgada y sus ojos bajos, que no la enfocaban.-De que la sangre de un guerrero mediocre se mezclaba con la mía.
Le temblaron los hombros por la vieja ira, que resurgía de lo profundo de su corazón como el Ave Fénix. Quería decirle que no tenía ningún derecho a mofarse de su desempeño (como si supiera lo difícil que le resultó meramente sobrevivir después de esa horrenda tarde en la que no quiere pensar) pero se mordió la lengua hasta que el sabor a cobre le inundó la boca.
-Teresa, si vamos a pasar tiempo indefinido aquí, quizás más de un siglo, ¿no crees que deberíamos guardar respeto la una por la otra para que sea más llevadero?
Decir eso, temblando de ira, era más razonable que saltar a su cuello. Quería que el cuerpo de Clare aceptara su brazo y si Teresa no ayudaba, sería muy difícil. Incluso si para eso debía hacer algo que no hacía desde hacía más de quince años y que pensó que no tendría la oportunidad jamás.
