Shingeki no Kyojin no me pertenece, la obra es de Hajime Isayama.
ADVERTENCIA: Este fanfic es humor, no esperen tortura real.
Parodia, bullying infinito, algo de Ooc.
—¿Qué haces?
—Leo un libro que me encontré en el cuarto de Arlert.
—No deberías entrar así a sus lugares de descanso…
—Estaba buscando algo.
—Eso no justifica nada, ¿sabes?
—A mi si.
—Bien, devuélvelo en cuanto termines.
—Estoy pensando en quedármelo.
Erwin viró los ojos, a veces el cabo se comportaba como un pequeño, sus decisiones en batalla no eran cuestionadas pero en la vida personal era distinto.
—Suerte, entonces —Se retiró a su oficina, que hiciera lo que se le diera en gana.
Una vez que el comandante se fue, sacó sutilmente de entre su chaqueta otro libro, era cierto que estaba buscando un libro de su interés en el cuarto del pequeño rubio y se llevo ese, pero lo desecho en cuanto leyó puras cursilerías. Ahora leía otro titulado "Tortura. El sádico en tu interior II." Era un titulo bastante llamativo, ha de admitir.
Últimamente entrenaba al escuadrón de chiquillos graduados, las bajas eran tantas que le hicieron maestro para que les enseñara unas cuantas técnicas de movimientos tridimensionales y supervivencia de titanes.
Lo malo venia cuando no le hacían caso, más esa mocosa de Ackerman y la chiquilla como patatas, esas insubordinadas eran mujeres y aunque en más de una ocasión la cuchilla de su equipo les rozó la cara, ni de esa manera entendían. Así que ahora usara métodos psicológicos o tortura sutil, ese libro le seria de utilidad, pero Erwin no aprobaba ese tipo de acciones así que se lo escondió a é iba en el capitulo tres y las ideas no estaba mal, mañana seria un gran día.
—Hoy aprenderán auto control, mocosos insolentes. El que no apruebe no solo correrá hasta el anochecer, si no que limpiara el sótano y comerá sólo una vez al día por una semana y para que no haya inconvenientes en la cocina, yo mismo la vigilare. ¿Entendido? —Les dijo mientras meneaba un trozo de pan en el aire.
La primera en caer seria la chiquilla come patatas, su ingenuidad lo saca de quicio.
—¡Si
—Bien, la prueba comienza... ¡Ya!
Todos se miraron unos a otros sin comprender, la única que miraba el trozo de pan era Sasha y luego veía nerviosa al cabo para luego volver a mirar el pan. No había comida en la mañana porque los levantaron más temprano de lo usual para ese entrenamiento.
Unos empezaron a bostezar y otros tantos hablar ente si, eso a Levi no le molestaba, él se concentraba en la chica castaña de coleta…
—Señor, disculpe ¿Eso de que nos sirve? —Le dijo una chica rubia bajita.
—Tortura.
—¿Perdón?
—Tortura, mocosa. Si no vas a aportar nada bueno haz el favor de callarte.
—S… si…
—Aumentare el nivel. Eren, ¡la patata! —Gritó y el joven castaño le entregó su pedido, estaba caliente.
Sasha estaba que moría, se veía un poco de humo del calor salir y se le hacia agua la boca.
Eren estaba avergonzado, el cabo no era nada discreto con sus métodos, era obvio que todo eso lo hacia en venganza y a él lo arrastro en sus juegos infantiles.
La castaña no pudo con la presión y se desmayo. Prefería no comerlas hoy a que se las prohibieran en la semana, dudaba salir viva si osaba robarlas de la cocina.
El pelinegro sonrío satisfecho. Procedería con lo siguiente.
—Ha sido todo un éxito, los felicito por su cooperación, ahora procederemos con la segunda parte.
Los jóvenes soldados no entendieron pero bueno, ayudaron a Sasha y se la llevaron a la sombra.
—Señor ¿Esto de verdad nos ayuda en algo?
Rivaille le fulminó con la mirada, Ackerman solía cuestionarle pero no ese muchacho si mal no recordaba se llama: Jean cara de algo, caballo o algo asi, el castaño de ojos verdes suele decirle mucho así.
—¿Tienes algún otro método en mente?
—Yo no… pero.
—Da diez vueltas al castillo, interrumpes la práctica.
Jean resignado acató órdenes.
—Si, señor.
Hanji los miraba desde la ventana del segundo piso, se reía para nada sutilmente de su amigo friki de la limpieza. Pero Erwin estaba cansado de oírle berrear.
—Calla o ve a entrenar.
—No no, yo vengo de visita no a entrenar, mañana parto a la ciudad.
—Bien, guarda silencio.
—¿No te da curiosidad ver lo que sucede?
—No. Confió en las capacidades de Levi.
—Ah, supongo que tienes razón.
El rubio la miró y luego siguió en lo suyo.
—La segunda fase de tortu… del entrenamiento se llama "Auto control, fase 2. Conocimiento de evasión" —Se felicitó a si mismo, nada mal.
—Señor —Otro de los chiquillos levanto la mano, al parecer el niño rubio—. No entiendo cómo estar amarrados nos va a facilitar cuando enfrentemos titanes, señor.
—Ah, no sirve de nada.
—Entonces, ¿el entrenamiento no tiene nada qué ver con el titulo?
—Si.
—Ah, ya veo.
No, no entiende nada, el cabo se comporta extraño.
Vio con entusiasmo disimulado a los chiquillos que estaban amarrados en pareja por una cuerda de medio metro que los sostenían de la cintura, lo único interesante era la mocosa y el rubio.
—¿Por qué Eren sigue sin pareja?
—Interesante cuestionamiento Ackerman. El segundo entrenamiento consiste en no dejar caer al compañero que tengan, el que lo haga se vera aislado por una semana, lejos de sus compañeros, lejos de Eren…
La de rasgos asiáticos afiló la mirada, ese enano se traía algo entre manos.
—A mi me da igual si estoy lejos de Eren. —Susurraban entre si, nadie entendía al cabo.
—A callar. Eren, ven —El castaño se movió hacia el pelinegro.
Este se inclinó un poco para quedar a su altura y Levi lo agarró de la nuca para atraerlo hacia él, juntando sus bocas en un beso húmedo.
Mikasa veía con horror la lengua del cabo arremeter contra la cavidad de Eren y luego ensombrecida por el enojo se quiso abalanzar por el pelinegro arrastrando a Armin.
De repente se dio cuenta de lo que consistía el entrenamiento y luego cargó al rubio estilo princesa para luego arrojárselo a esos dos.
Hanji reía estrepitosamente apuntando a la dirección en donde los jóvenes entrenaban. Frustrado, el comandante se levantó para ver porque la chica no paraba de reírse y vio con sorpresa a Levi comiéndose la boca del joven titán y luego ser tirado al suelo producto del enojo de la protectora hermana de éste.
Erwin se frotó las sienes con cansancio, mientras veía por el rabillo del ojo como Ackerman intentaba matar a su instructor. Le daba igual, siempre terminaba haciendo su voluntad, y luego volvió a sus papeles.
Mientras, Levi esquivaba con bastante agilidad los golpes que intentaba darle esa chiquilla.
—Dejaste caer a tu compañero y lo sigues arrastrando —Apuntaba al niño rubio que tenia medio cuerpo en el suelo.
—Te cortare la lengua.
-Una semana recluida, Ackerman.
—Que sean dos —Y luego cortó la cuerda con la cuchilla que le acababa de sacar al equipo del cabo.
Armin cayó al suelo, quien fue auxiliado rápidamente por Connie y Christa.
Eren estaba avergonzado, con las manos sobre sus rostro mientras Reiner le daba palmaditas de apoyo moral y Bertholdt le ayudaba dándole palabras de ánimo.
Después de ese día, todos aprendieron a guardar silencio mientras Levi los entrenaba.
