"Cuando se ama por primera vez se despiertan diversos sentimientos que nunca antes se había sentido por nadie"

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Primer amor

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Es el que enseña a querer, llena de ilusiones y parece un guion de película.

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Porque ahí estaba Marinette viendo las gotas caer, ya creyendo que iba a llegar a su casa empapada cuando Adrien Agreste -chico que se había ganado su odio- la saluda, obviamente ella lo ignora, aun ofendida porque hace solo unas pocas horas antes -al parecer- había puesto chicle en su asiento.

Pero, él no se va como supone, se disculpa y explica su situación, que intentaba quitarlo y que nunca había ido al colegio. Esas palabras la dejaron anonadada, en cierto modo cautivada y en al final de eso, llega la escena de película.

Como si todo fuera más lento y una canción sonara de fondo, el chico le entrega su paraguas. Los ojos azules y verdes se conectan y Marinette dubitativa termina por aceptar el objeto.

En medio de esa acción que provoca que su ritmo cardiaco aumenta. Un trueno había coronado la escena y todo sea hace mágico. Hasta que el paraguas se le cierra sobre ella y la magia se rompe, no. No del todo.

Escucha la risa, su hermosa risa.

Y como si cupido estuviera detrás suyo y le había plantado una flecha directo a su corazón, siente esas famosas mariposas -no akumatizadas- en el estómago, el latido de su corazón más acelerado y un calor invadir sus mejillas.

Del odio -en tan solo un instante- había pasado al amor, con solo haber visto sus ojos verdes, oír sus disculpas y escuchar la risa que sale de sus labios cuando el paraguas se cierra sobre ella.

Era amor.

Un sentimiento que jamás había sentido en carne propia. Pero ya tenía sus primero síntomas: "No podía hablar correctamente" Tartamudeaba, balbuceaba en respuesta al despido de Adrien que hizo él a ella y "Tampoco podía mantenerse de pie" quedándose ahí, arrodillada en el suelo, al tener sus piernas como gelatina al momento que se ha ido.

Se había enamorado, como Tikki suponía.

En una tarde de lluvia, Adrien se convierte en su primer amor.

El mismo que le hacía -de cierta manera- actuar como una acosadora, al saber su horario -en un método de querer saber más de él- tener sus fotos por toda su habitación, sonrojarse por cada palabra dicha o solo con observarlo, fantasear en todo momento, planear lo que sucederá años después con su futuro esposo que será el padre de sus tres hijos y dueño del hámster que van a tener... Oh... el primer amor es una burbuja de sueños e ilusión, que hace creer que el primer amor, será el último.

Hasta que la burbuja estalla.

Y ya no está más segura.