Quería aportar algo Vassandra al fandom, realmente me puede la ship -inserte corazón ghai-
1. Manos.
El alquimista, paseó sus dedos por las manos de la chica, Cassandra bufó, el toque suave y cariñoso de Varian comenzaba a acicalarle los nervios, era una pequeña sensación de asfixia que se hacía más fuerte por la suavidad, primero el dorso, los dedos y al final delineaba el contorno de éstas, la dama de compañía empezaba a ponerse nerviosa debido a la fricción involuntaria que causaban los choques de calor entre ellos.
Dio un suspiro placentero cuándo Varian se detuvo en los dedos, delineando las orillas de éstos.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó en un tono tosco, Varian aún no paraba de acariciarle, al contrario, ahora sujetó las dos manos de la chica entre las suyas, una sonrisa pequeña se asomó por sus labios.
—Me gustan tus manos, Cassandra —soltó, y punta de sus labios dejaban besos de pluma sobre la superficie, la morocha enroscó los dedos con nerviosismo.
—Están duras y llenas de callos —respondió cuándo el dedo de Varian pareció pasearse por el dorso, Cassandra vio en ellas años de entrenamiento con su padre en éstas. Aún así,ella se sentía satisfecha.
—Son las manos de una heroína, la chica que salvó mi vida y mi amiga —alegó, por segundos, las mejillas de la chica se tornaron de un color diferente —de alguien fuerte y valiente.
Ella rodó los ojos, sin embargo, también concedió un poco de dulzura al regresarle el halago.
—Las manos de los alquimistas también son lindas —comentó, intentando de ocultar la sensación cosquillada que dejaban sus palabras. —de alguien gentil y de un amigo.
Varian sonrió, sintiéndose orgulloso de sus manos también.
2. Azotar.
Cassandra miró de forma desaprobatoria el ramo de flores que estaban frente a ellos, colores estridentes, variedad y esa sonrisa tímida del alquimista. La chica se cruzó de brazos, sin entender a que se debía, quería reprochar, empujó el ramo de flores lejos de ella.
—Varian —llamó con paciencia —,¿qué estás haciendo?
El alquimista no se vio afectado por el sutil rechazo de la chica, en cambio, presionó de nuevo el ramo contra ella.
—Si…bueno…¡Es una flor! —Cassandra tuvo que tragarse las ganas de responder de manera sarcástica, en cambio, recibió el ramo de flores —Las encontré…por la orilla de mi casa…Y…bueno…eso…pensé que sería bueno traértelas.
—...¿Gracias? —respondió ella, pensando en un lugar ideal para colocarlas, quizá se veían muy bien en el cuarto de Rapunzel.
—Las encontré …Se veían muy bonitas —masculló el alquimista, comenzando a frotarse el brazo con suavidad, tratando de encontrar las palabras que con tanto ahínco había practicado el día anterior —…En verdad eran muy bonitas.
—Vaya, es un lindo detalle.
Varian, al fin, inflándose de un valor sutil, por fin se atrevió a mirar a la dama de compañía.
—No debiste…
—Eran tan bonitas como tú.
Cassandra silenció, Varian también, más al darse cuenta que había caído en el instinto interno ambos quedaron sumergidos en un tácito espacio dónde los pétalos cayendo era el adorno. La guardia pegó más las flores a su pecho, y Varian, decidió huir de la escena de forma valiente, reculó unos pasos.
—Em…Si…¡Me tengo que ir! —giró en su propio espacio, mas no midió la fuerza y terminó tropezándose por él.
Un grito, el suelo y el cuerpo de Varian azotándose contra el piso fue lo que recibió la chica.
—Estoy bien… —soltó él, gimiendo un poco adolorido,sintiendo su cuerpo sacudiéndose por el dolor…—…Mi estómago amortiguo la caída.
Cassandra rió, miró las alas de los flores y después encogió los hombros, el chico podía ser gracioso.
Notas finales.
¡Gracias por leer hasta aquí!
